El festival de animación refleja el imparable auge de las producciones japonesas tras el salto que supuso el éxito global de "Guardianes de la noche: Tren infinito"
Rocío Ayuso
Annecy
Un momento de 'Arcane' (2021).
IMDB
El año de la pandemia trajo otras primeras experiencias. Por primera vez en la historia del cine, la película más taquillera del año no salía de Hollywood. Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba - The Movie: Mugen Train ( En España, Guardianes de la noche: Tren infinito) es una película japonesa basada en el manga de la autora Koyoharu Gotōge que superó los 500 millones de dólares en la taquilla mundial (443 millones de euros) pese a las trabas que la pandemia supuso para la distribución y exhibición de películas.
Ese dominio dejó clara también la fuerza de un estilo de animación hasta entonces minoritario en Occidente, conocido como anime. "Es un modo de contar historias profundamente enraizado en la cultura japonesa", explica Mitchel Berger, vicepresidente ejecutivo y al frente del comercio global de Cunchyroll, plataforma y principal sello de distribución de anime fuera de Japón. "Una expresión artística fundamentalmente realizada a mano, llena de acción y de emociones, con historias complejas y un ritmo muy peculiar, sin cinismo, que se ha convertido en un fenómeno global, con una presencia cada vez mayor en la cultura popular", que se expande a su paso por el festival de Annecy, la principal muestra de animación mundial, que se celebra hasta hoy.
Durante una semana, esta pequeña localidad francesa, casi en la frontera con Suiza, se convierte en la capital mundial de todo lo animado. Cortos, largos, documentales, videojuegos, producciones dibujadas a mano, por ordenador, stop motion, experimentales, de industria o hechas con granos de café y dos euros, dirigidas a un público familiar o a una audiencia que aprecia los contenidos más adultos. Todo aquello hace de la animación una técnica cinematográfica y no un género, como muchos quieren encasillarla, se da cita en Annecy. Un foro al que este año se ha sumado el anime con todas su fuerza, buscando el mejor de los escaparates tras el salto que supuso el éxito de Guardianes de la noche: Tren infinito.
Potencial de expansión
Las cosas han cambiado mucho desde los tiempos de Sailor Moon o Dragon Ball. Quienes crecieron merendando con aquellas series japonesas en los años noventa, durante la pandemia prefirieron refugiarse en el anime de su infancia en lugar de amasar pan. "Es increíble lo mucho que esta forma artística se ha quedado con ellos. Especialmente, aunque no solo, con aquellos de la generación Z", dice Berger, en el corazón de esta explosión dada la importancia de Crunchyroll a la hora de proporcionar unos contenidos que antes solo encontraban pirateados. En la actualidad la plataforma cuenta con 17 millones de suscriptores en unos 200 países a los que ofrece un fondo de más de 2.000 títulos con unas 200 series de anime y más de 25.000 horas de contenido, que incluyen éxitos internacionales como Solo Leveling.
En España, el interés también se ha disparado, y Crunchyroll ha duplicado en los dos últimos años su número de suscriptores. Pero Berger quiere más de un pastel que atrae a 1.000 millones de aficionados en el mundo. Un estilo con el que conecta religiosamente un 42% de la generación Z y la alpha en EE UU, que ve anime semanalmente en un porcentaje superior al que sigue retransmisiones deportivas como las de fútbol americano.
La popularidad del anime está a la par con la de figuras de la cultura popular como Beyoncé, LeBron James o Taylor Swift, según un sondeo difundido por la compañía, y Berger ve un gran potencial de expansión en mercados como Oriente Próximo, Iberoamérica y Europa. "Para ello estamos adquiriendo e invirtiendo en unas 40 o 50 series y preparando de seis a diez películas anuales", confirma. Entre sus apuestas está la nueva entrega de Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba- Castillo infinito, "un épico" con el que en septiembre de este año espera repetir y superar el triunfo de Guardianes de la noche: Tren infinito.
Disfrute comunal
Habla además de estrenos globales. Berger no se conforma con la labor de Crunchyroll como plataforma. En un momento en el que la distribución en salas se considera moribunda, tan solo en manos de unas pocas estrellas como Tom Cruise o franquicias tipo Marvel, Berger habla de ofrecer a los aficionados "experiencias", devolviéndolos a los cines para que disfruten de manera comunal con este estilo de animación, cuyos tentáculos también se dejan notar en la música, en conciertos, convenciones o merchandising.
Para poner en marcha este plan de dominación mundial, Crunchyroll está yendo "donde los fans están". Y qué mejor sitio que Annecy, ciudad que ha congregado a más de 17.000 profesionales y aficionados procedentes de 200 países. El anime cuenta, además, con la ventaja que le ofrece un cambio en las tendencias animadas. "Se está dando un claro giro en los gustos, en los contenidos, hacia una temática más adulta", confirmó a su llegada a Annecy el animador turco Aziz Kocanaogullari, de los estudios ILM, conocidos como los pioneros en el campo de los efectos especiales, pero que ahora buscan mejorar su posición en el mundo de las series animadas para adultos.
La animación con un contenido adulto es un campo al alza como demuestran series como Love, Death & Robots o Scavengers Reigns (Planeta de recolectores). Ambas son parte de la filmografía como director del español Diego Porral, candidato por esta última al Annie, el Oscar de la animación, y también en Annecy estos días. "Tengo la fortuna de trabajar en proyectos que me gustaría ver como espectador", admite.
Los ejemplos que se acercan al anime desde fuera de Japón son cada vez más frecuentes. "La división de anime de Netflix en Tokio nos felicitó por el trabajo que habíamos hecho porque no se creían que era español", recuerda la realizadora Maite Ruiz de Austri sobre la serie Memorias de Idhún.
El Pais. Cultura. Sábado 14 de junio de 2025
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