sábado, 15 de febrero de 2025

La coraza viene sin mangas: "Gladiator II" en clave de moda

 Vestidos para la aventura / Jacinto Antón

En Gladiator II, Paul Mescal lleva a coraza de gladiador sin mangas, al estilo imperio.

Alamy  La secuela de Gladiator presenta interesantes aspectos en términos de vestuario, y ha servido para desvelar un enigma: el de qué había pasado con la coraza de Russell Crowe de la primera entrega. El espectacular complemento del gladiador justiciero salió a subasta en Londres en 2021 en el lote 142 de efectos de la película. Otros lotes incluían la tiara de Lucila, el famoso casco de Máximo Decimo Meridio, sus grebas y una espada romana SFX (efectos especiales) de la que brota sangre cuando la clavas. Dado que ni yo, ni Willy Altares (¡fuerza y honor!), ni Santiago Posteguillo habíamos comprado la coraza y el propio Crowe estaba descartado porque hace años que ya no cabe en ella, el paradero de la armadura era un misterio. Pues bien, en Gladiator II la coraza aparece colgada en una capillita en los bajos del Coliseo dedicada a nuestro gladiador favorito. El protagonista, Paul Mescal se la pone para las escenas finales del filme.

Me parece destacable en términos de moda que si bien Crowe luce la coraza con mangas (o protecciones laterales) en las escenas más icónicas, Mescal opta por llevarla sin, estilo camiseta imperio (romano). Ciertamente, en Gladiator II estamos 16 años después de Gladiator, hemos pasado de los antoninos a los severos, y la moda cambia. El casco, por lo visto, no es tendencia. Ya nadie pelea tampoco, por lo visto, no es tendencia. Ya nadie pelea tampoco en subligaculum, como lo hacían Kirk Douglas y el reciario Draba en Capua en Espartaco. El grado cero de indumentaria lo luce el mono de Ostia, y valga la frase. Por cierto, ninguna broma con ese correoso babuino gladiador depilado que combate a mordiscos contra Mescal: a mí una vez me quitó un bocadillo un bicho de esos en un picnic en el lago Manyara y no me hubiera atrevido a tratar de recuperarlo ni con un rifle. El otro mono del filme, Dundus, la mascota del inestable y sifilítico Caracalla, a la que interpreta la tití Sherry en su debut actoral, luce una toga en miniatura cuando su dueño la nombra cónsul, de la misma manera que otro césar lunático, Calígula, dio la misma dignidad (y ropa) a su caballo.

Los depravados hermanos emperadores Caracalla y Geta,  Locomía style, son, junto al Macrino de Denzel Washington, ataviado como la versión senatorial de un jefe de pandilla de Harlem, de lo mejor de la función en términos de vestuario, con esos magníficos ropajes y esas corazas doradas de los dos chicos, herederas de la del Mordred de Excalibur, de John Bormann.

Hay que recordar que aunque sea más el (más) malo y loco de la función, Caracalla está documentado históricamente como un tipo elegante que incluso vistió a un contingente de legionarios como una falange macedonia de Alejandro Magno, al que admiraba. Recibió su nombre como prescriptor e influencer. Efectivamente, igual que Calígula se granjeó su apodo por las botas militares que usaba, la caligae, el de Caracalla era por el sobretodo galo que le gustaba llevar, la caracalla, una prenda multiuso de fondo de armario que a veces se portaba con capucha. Y no, Cómodo no se llamaba así porque vistiera casual. A señalar por último como homenaje a la moda y los modistos el que el sufrido general Acacius -ojo al spoiler- se convierta en su escena postrera en alfiletero. ¡Ave César, qui vestiuntur te salutant!, los que se van a vestir te saludan.


ICON Nº126 Febrero 2025

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