martes, 24 de diciembre de 2024

El fin de las imposturas JORDI SÁNCHEZ



El Sueño del Tiburón

T.2 Lagos Connection

Mathias Scultheiss

Ediciones Glénat

Colección Biblioteca Gráfica



No es frecuente ver, en el tebeo actual, expresiones de violencia y dolor lacerantes y, al mismo tiempo tan bellas como EL SUEÑO DEL TIBURÓN, obra que, precisamente, encuentra su mayor virtud en apelar a la poética que puede encerrar el horror. Una poética del horror tan ajena al abyecto reality show como a la glorificación de lo paramilitar y la parafernalia fascistoide que sigue deglutiendo una notable mayoría de los aficionados a la historieta.

El comienzo de Lagos Connection deja pocas dudas sobre lo que va a ofrecer a lo largo de sus cuarenta y seis páginas: la primera viñeta -el gran tiburón del primer libro, con Shagari entre los dientes, seguido por el ominoso rastro de la sangre del pirata negro- anuncia que lo que sigue es la continuación directa, diacrónica, de la peripecia de Patrick Lambert, "un cerdo blanco en plena decadencia" -como lo describía un policía en El Hormiguero de Lagos, el libro anterior-, "un tipo que siembra el desorden por todas partes, un sucio blanco" -dice de él una mujer en Lagos Connection-. Haciendo caso omiso a las tan poco amistosas palabras que le dedican nativos airados, el zafio Lambert continúa su cruzada por el inabarcable vertedero nigeriano; con una diferencia esencial: si El Hormiguero de Lagos narraba la ascensión de Lambert, que devenía incuestionable dueño y señor de una tripulación de desalmados, y de un importante segmento de la piratería africana, este Lagos Connection cuenta la caída del pirata, víctima de un oneroso complot que desde el comienzo de la saga sobrevuela su cabeza. Un infame sindicato con conexiones internacionales del más alto nivel -descubrimiento que deberían agradecer los que ignoraban la existencia de poderosas mafias en la costa atlántica de Africa- se dispone a acabar con el liderazgo, y con la existencia misma, del molesto criminal blanco. Y el negro manto de la traición se abate sobre Lambert mientras un cambio notable opera en su alma: al comienzo de la historia, es el mismo canalla detestable que conocíamos; a medida que avanza la trama, que desde su inicio se revela destinada a acabar en la trampa irremediable, y mientras el cerco mafioso se hace evidente a los ojos del lector, el pirata desarraigado va desenmascarándose, mostrando su lado humano. Mucho ayuda a esa caída de máscaras la aparición de Sarah, presunta periodista, mujer con sorpresa, que no se reserva una nueva definición del pirata: "Lambert es un cínico, adicto a la violencia como otros al alcohol".

Lambert, al encuentro con su destino, se quita la careta. En paralelo, Schultheiss también abandona imposturas: los colores oscuros, los rasgos duros de los personajes de El Hormiguero de Lagos, dejan paso, en la mayoría de las páginas de Lagos Connection, a tonos pálidos y rasgos indefinidos. Las viñetas del libro, a la par que el lector, ven la luz.


Revista Viñetas nº3 marzo 1994 Ediciones Glenat

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