domingo, 22 de septiembre de 2024

El poder de la fuerza frente a la industria del cine

Las guerras de Lucas recoge la historia de la creación de Star Wars como una lucha contra el negocio de Hollywood

Por Guillermo Altares





La primera entrega de La guerra de las galaxias representó una lucha de George Lucas contra los elementos -en el desierto no funcionaba ni siquiera R2-D2, una tormenta destrozó los decorados y el Ejército argelino apareció preguntando por esas armas tan raras cerca de la frontera-, contra sí mismo -hizo infinidad de tratamientos de guión-, contra los actores -consideraban ridículo esa cosa de la Fuerza-; pero sobre todo fue un combate contra las grandes corporaciones de Hollywood.

El guionista Lauent Hopman y el dibujante Renaud Roche lograron un merecido éxito con el cómic Las guerras de Lucas, en el que investigan una de las sagas más rentables del cine, una aventura personal en la que nunca creyó el estudio para el que trabajaba y que salió adelante gracias al apoyo de su productor, Alan Ladd Jr., contra la opinión de la directiva de Twentieth Century Fox. El estudio hizo todo lo posible para hundir el filme: pensaban que ya habían perdido bastante dinero con esa chorrada y su intención era cerrar el grifo y acabar con el proyecto.



El tebeo, una investigación realizada de forma independiente de Lucas y de Disney, propietario de la franquicia, tal vez no ofrezca grandes novedades para quienes saben la fecha de nacimiento de las criaturas que aparecen en la cantina de Mos Eisley; pero resulta apasionante para los aficionados a la saga o para cualquiera que esté interesado en uno de los grandes combates culturales de todos los tiempos: el que enfrenta a un creador visionario y quijotesco con la industria que pretende anularlo.

Al final de la lectura, resulta inevitable visualizar la enorme paradoja que plantea el libro (sin expresarlo en ningún momento): una creación individual, realizada contra las grandes productoras, contra las modas, en la que nadie confiaba, excepto su creador, su esposa, la montadora, y su amigo Spielberg -es memorable el momento en que enseña la película a sus colegas por primera vez y casi todos, entre ellos Brian de Palma, consideran que el filme es un desastre- se convierte en el mayor éxito de la historia del cine para, décadas después, ser devorada por una multinacional, que transforma el filme en parques de atracciones y películas que se copian unas a otras.

La guerra de las galaxias ha caído en su reverso tenebroso y se ha convertido en todo lo contrario del espíritu con el que fue creada. Su destino resulta un retrato del Hollywood actual, una máquina de remakes, festivales de efectos especiales, que parecen todos la misma película interminable. Cuando el éxito del filme estalló, pese a que solo fue distribuido en unas pocas salas y Lucas pensó que lo habían tirado a la basura, los ejecutivos de la Fox llamaron a capítulo a Ladd Jr. porque había cedido los derechos de las secuelas y el merchandising. "Dado que se están forrando a costa de su visión y de su talento, creo que no han salido mal parados", les respondió.

Pero, más allá de las conclusiones a las que llegue el lector, el tebeo es ante todo una celebración de la libertad creativa, de la imaginación, de la perseverancia, de la lucha contra los elementos. un sueño que logró que millones de espectadores compartiesen en todo el mundo y que ahora se ha convertido en una industria.




Las guerras de Lucas

Laurent Hopman y Renaud Roche

Traducción de Eva Reyes de Uña

Norma, 2024

200 páginas. 29,50 euros


El Pais. Babelia. Núm. 1.713. Sábado 21 de septiembre de 2024

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