jueves, 18 de julio de 2024

Las salamandras en el solsticio de fuego

 El faro del fin del mundo / Jacinto Antón

Como tenía que soltar a las salamandras, pensé que qué mejor ocasión que por San Juan, en el solsticio de verano, dada la legendaria relación de esos anfibios con el fuego, Afirmaba Plinio que la salamandra es tan intensamente fría que apaga las llamas como lo hace el hielo, así que es probable que el sabio no hubiera tocado una salamandra en toda su romana vida. En fin, decía que tenía que soltar a mis salamandras, lo que merece una explicación. Las había recogido de una charca en Viladrau en su estado larvario, que es acuático, y han residido en casa hasta hacer la metamorfosis y convertirse en copias en miniatura de la salamandra adulta que todo el mundo conoce, negra y amarilla. El pacto -conmigo mismo- es que las saco de la charca, que acostumbra a secarse, lo que condena a las larvas, y las devuelvo al mismo sitio tras ofrecerles un hogar temporal de acogida.

Salamandras de vuelta a la charca de Viladrau


Tengo una tasa de supervivencia altísimas que ha llegado en este último episodio de cría al 100%. Efectivamente, las siete larvas que extraje de la charca, con medios tan rústicos como un bote de galletas Krit de Cuétara y un colador, han sobrevivido todas para su reintroducción. Su cuidado ha requerido inutilizar prácticamente uno de los lavabos de casa, convertido en nurserie de salamandras.

Mis salamandras pertenecen a la subespecie francocatalana Salamandra salamandra terrestris, que es la que hay en el Montseny, aunque la denominación que me encanta es la que recibe la genérica salamandra común en inglés: fire salamander, salamandra de fuego, que parece de la vieja salamandrología e incluso de la alquimia. Lo que nos devuelve a San Juan.

La fiesta del solsticio estival siempre ha sido mi favorita desde adolescente, por el romanticismo de las verbenas, y me estimuló a leer precozmente La rama dorada, de James George Frazer, uno de mis libros de cabecera. En San Juan, 24 de junio y su víspera, se celebra oficialmente el nacimiento de san Juan el Bautista, pero en realidad, cuenta Frazer, la festividad lo que hizo fue superponer un barniz cristiano a toda la serie de celebraciones solsticiales paganas en Europa, que se celebraban con hogueras. La idea del fuego y los festivales ígneos, claro, es devolverle la fuerza al sol en un momento crítico. algunas hogueras se encendían para ahuyentar dragones, criaturas relacionadas con el fuego como las salamandras, y que se creía que por San Juan estaban más activos.

Así que el pasado San Juan salimos de excursión por la tarde mi hija Rita, su pareja Ramón, el bebé de ambos, Mateo, de un mes, las salamandras y un servidor rumbo a la charca de Can Batilic, donde Rita, entonces embarazada, y yo las habíamos recogido el 30 de marzo. Mateo, en una mochila, no parecía enterarse de mucho, pero seguramente más que en su anterior visita a la charca. Me gustaba la idea de que viniese porque era como cerrar el círculo: las larvas se habían metamorfoseado y él había nacido. Llegados a la charca, extraje las salamandras de su miniterrario de viaje, procediendo a dejarlas entre la vegetación alrededor del agua. No podría decir si reconocieron su lugar de nacimiento, pero enseguida desaparecieron en el terreno, disolviendo su pequeño esplendor en la hierba.

Me embargó una gran tristeza, al cabo llevábamos tres meses de convivencia, algunos amores de verbena me duraron menos. ¿Qué sería de ellas? De las salamandras digo. Más allá de esa melancolía, el acto no tenía ningún componente dramático, por mucho Frazer que le echara. Entonces vi que mi hija había reservado la última salamandra para soltarla ella y la colocaba en la palma de mano ante los ojos de su hijo. Anfibio y bebé parecieron mirarse como si compartieran algo que a los demás se nos escapaba. El sol, ya muy bajo, salió entonces de entre las nubes y un resplandor rojizo pareció incendiar a las dos criaturas. Fue un momento mágico. No sé qué va a significar en la vida de Mateo, pero no todos los niños tienen de madrina a una salamandra, ni el destino del regala por San Juan un bautismo de fuego.


El Pais. Cultura. Sábado 29 de junio de 2024

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