martes, 23 de julio de 2024

Espías, mujeres y guerra en el convulso Berlín del siglo XX

La Fundación Helmut Newton cumple 20 años con una muestra del gran retratista del desnudo femenino y otros fotógrafos que revisa la historia reciente de la ciudad


ELENA G. SEVILLANO Berlin

La prensa alemana se echó las manos a la cabeza cuando Helmut Newton (Berlin, 1920-Los Angeles, 2004) publicó en al edición francesa de Vogue su particular visión del mito de al espía Mata Hari. Era 1963 y al aclamado fotógrafo no se le ocurrió otra cosa que colocar a la modelo Brigitte Schilling con unos taconazos, un estiloso sombrero blanco y unos prismáticos en la mano oteando desde un puesto de vigilancia al otro lado del muro de Berlin. Le acusaron de frivolizar la Guerra Fría y sus consecuencias. La reacción fue durísima, hasta el punto de que no pudo volver durante un tiempo y a la modelo también dejaron de llamarla durante un par de años", explica Mathias Harder, director del Museo de la Fotografia de Berlín.

Pero Newton nunca dejó de visitar su ciudad natal, que tuvo que abandonar en 1938, tras al Noche de los Cristales Rotos, cuando aún es llamaba Helmut Neustädter. "Siempre amó Berlín, solía decirlo en muchas entrevistas", apunta Harder, comisario de una amplia exposición colectiva que celebra el 20° aniversario de la fundación que custodia su legado y a la vez rinde homenaje a la ciudad que, con largas interrupciones, retrató desde los años treinta hasta el final del siglo XX. De sus primeros años como fotógrafo apenas se conserva material: un par de autorretratos de un adolescente que, según Harder, entonces ya tenía claras sus pasiones: "La fotografía, las chicas y la natación". Era hijo de un fabricante judío de botones y hebillas. Desde pequeño tuvo vocación por la imagen. Con 12 años se compró su primera cámara y con 16 entró como aprendiz en el taller de la afamada Yva, pseudónimo de Else Neuländer-Simon, una de las grandes fotógrafas de la República de Weimar. Allí aprendió los rudimentos de al fotografía de moda y del retrato. Eran los años de la llegada de Hitler y de las leyes que hostigaban a los judíos.



Jenny Capitain, Pension Florian (Berlin, 1977) de Helmut Newton, cedida por su fundación. 


Tras la huida a Trieste (Italia), se embarca primero hacia Singapur y finalmente recala en Australia. Es en los sesenta, ya establecido en París, cuando Newton se consagra como el gran fotógrafo de moda para las revistas de referencia como Vogue y Harper´s Bazzar. Su estilo heterodoxo se va definiendo: sus retratos y desnudos femeninos muestran a una mujer poderosa y dominante, a menudo con una evidente carga erótica y a veces con un subtexto fetichista. Newton solía decir que su fotografía no era arte, sino que solo era un "pistolero a sueldo" para las marcas y empresas que le encargaban sus proyectos fotográficos. Y sabía que debía su éxito a las marcas comerciales, más que a los museos o a las exposiciones. 



Columna de la Victoria, en 1945 en Berlín, en una fotografía de Hein Gorny y A. C. Byers expuesta en la muestra.


Newton regresó por primera a su ciudad natal en 1959. La revista Constanze le encarga un reportaje de moda que sitúa en los monumentos más conocidos de la capital alemana. Son fotos "divertidas, con un punto kitsch", y, como siempre en la obra de Newton, están preparadas, escenificadas, asegura Harder.

En los reportajes de los setenta y ochenta en la ciudad ya despliega los temas y el estilo visual por el que es conocido. De 1979 es la serie para la Vogue alemana en la que Newton recrea su infancia y juventud. Su título, Berlín, Berlín, inspira el de la exposición, que podrá visitarse hasta febrero de 2025 en el Museo de la Fotografía.

El Muro es uno de los motivos recurrentes de Newton. Le interesaban los grafitis y la mirada hacia el otro lado y a la zona de exclusión. Pero también volvió a los lados en los que solía nadar de adolescente y que seguían como los recordaba. Muchas copias vintage de los fondos de la fundación, inaugurada en 2004, poco después de la muerte de Newton, se exhiben por primera vez.

División y unificación

En la exposición, el diálogo del centenar de imágenes de Newton con la obra de otros fotógrafos permite trazar la trayectoria de Berlín en el siglo XX, una historia de destrucción y reconstrucción de división y reunificación.

La derrota del Tercer Reich tiene una imagen icónica en el Reichstag rodeado de devastación en las semanas finales de la II Guerra Mundial, en la primavera de 1945, tal como lo captó el fotógrafo rusoucraniano Yevgeny Khaldei. La destrucción de la ciudad se aprecia en las fotos aéreas de Hein Gorny y Adolf G. Byers, que muestran las estructuras reventadas de los edificios. En los cincuenta, la ciudad se recupera lentamente, siendo muy permeable entre los sectores oriental y occidental, como reflejan las imágenes de Arno Fischer, Will McBride y F.C. Gundlach. El verano de 1961 marca una herida profunda en Berlín con la construcción del Muro. Esta cicatriz que separará a los berlineses durante casi 30 años discurre como un motivo recurrente a través de la muestra.

La obra de Arwed Messmer relee de forma creativa las fotografías de los sesenta. Por un lado, toma imágenes de la policía de Berlín occidental captadas durante este período de agitación política. Por otro, rescata las fotografías históricas de Fritz Tiedemann, que recibió el encargo de las autoridades de Berlín oriental en 1949 de documentar de forma sistemática la ciudad aún en ruinas. Messmer amplía y reconstruye de forma digital estas imágenes y permite revivir el vacío de la ciudad en los años cincuenta.

La retrospectiva finaliza con la caída del Muro y la reunificación de Alemania. Las imágenes de este momento dan testimonio del vaticinio del crítico Karl Scheffler quien escribió que Berlín estaba "condenada a estar siempre en trance de convertirse en otra cosa y nunca a ser".

El Pais. Miércoles 19 de junio de 2024


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