sábado, 4 de julio de 2020

VIDA MOSTRENCA: McNamara y McNamara

EL PAÍS DE LAS TENTACIONES
VIERNES 9 DE FEBRERO DE 2001



Texto: Jordi Costa Ilustración: Darío Adanti




A Teoría del superhéroe y el supervillano. Les propongo un juego. Piensen en las diferencias y en las similitudes existentes entre una película de Garci y una de Almodóvar. ¿Les ayudo? Las de Almodóvar suelen contener colores vivos, algún transexual en su repertorio de personajes, un tema musical -por lo menos- de alguna diva del drama cantado -sea Chávela Vargas, Mina o La Lupe- y una risa (o varias) antes de que aparezcan los créditos finales. Las de Garci suelen contener las mismas gamas cromáticas que un pub de provincias frecuentado por separados de mediana edad -cuando no son, directamente, en rudo blanco y negro-, algún paisaje bonito -frecuentemente asturiano-, unos diálogos que parecen esculpidos en mármol y, como mínimo, una referencia cinéfila explícita antes de que aparezcan los créditos finales. Vayamos con los parecidos: tanto las películas de Garci como las de Almodóvar hablan de amor, hacen llorar, huelen a Oscar y acostumbran a contener alguna monja (o casi) en su repertorio de personajes. Conclusión: el cine de Almodóvar quizá se está empezando a parecer demasiado al cine de Garci. O, para enunciarlo en positivo, está cogiendo solera, cuerpo... Quizá madera de clásico. El juego podría prolongarse estableciendo parentescos espirituales en una colección de programas dobles mixtos, proyectados en nuestro cineclub mental: Entre tinieblas más Canción de cuna, La flor de mi secreto más Solos en la madrugada, Todo sobre mi madre más You're the one...

La situación afecta a quienes, como su mostrenco servidor, han crecido apoyándose en una concepción maniquea de la vida basada en la dialéctica de contrarios. Según esta visión del mundo, Almodóvar y Garci habían encarnado, respectivamente, a la modernidad y a la tradición. O, lo que es lo mismo, al superhéroe y al supervillano. Al hombre indestructible y al señor cristal. Finalmente, no hay más remedio que darles la razón a Frank Miller, Alan Moore y Grant Morrison: superhéroe y supervillano son las dos caras de una misma moneda. El supervillano es el reverso oscuro del superhéroe. Y viceversa. O, como dice M. Night Shyamalan, el superhéroe es el sueño del supervillano: su creación, la obra de su vida.



B Teoría del homónimo maléfico. Hay un mismo nombre que, en estas últimas semanas, ha cobrado dos acepciones antitéticas a los ojos de este mostrenco articulista: McNamara. Vayamos por partes: Rockstation, de McNamara -el Robín de ese Batman de la movida mentado en el apartado anterior- es el disco electrizante y juvenil que nadie esperaba a estas alturas de la película. No sé qué habrá estado haciendo McNamara durante los años que median entre el soberbio ¡Cómo está el servicio... de señoras! y esta flamante joya del cyberchascarrillo petardo cargada de himnos instantáneos para una vida mutante. Años de silencio. De criogenia doméstica. Años que nos lo han devuelto, en suma, tan joven (de espíritu) como cuando le perdimos de vista. Retengamos un fragmento de esta obra capital: "Eres un black zafiro / Eres un puerco espín / Eres un Ziggy Stardust / Eres un telefilm". La fórmula secreta de la alegría metafísica debe estar contenida en versos como estos. Pasemos a la segunda acepción de McNamara, el nombre: David McNamara, también conocido como The Anti-Porn Guy, responsable de una inquietante página web (http://www.internettrash.com/users/dcmcnamara), a través de la cual este muchacho americano con evidentes problemas de sobrepeso, acné y autoestima pretende articular un movimiento político orientado a abogar por la penalización de la práctica y el consumo de la pornografía. Más estremecedor que las páginas con fotos del joven McNamara resulta su listado de links, que permite acceder a webs de agrupaciones católicas antigay que contienen perlas como la siguiente: "Según un estudio, el marica medio ha practicado felaciones  a entre 20 y 206 hombres, he tragado 50 cargas seminales, ha tenido  72 penetraciones anales y ha ingerido heces de 23 hombres diferentes CADA AÑO". La fórmula secreta del mal rollo metafísico debe estar contenido en estadísticas como esta. El joven David McNamara es tan inquietantemente viejo como estimulantemente joven es el veterano Fabio McNamara. Conclusión: busquemos todos a nuestro homónimo maléfico. Será nuestro retrato de Dorian Grey.








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