jueves, 4 de junio de 2020

VIDA MOSTRENCA: Primer aniversario


EL PAÍS DE LAS TENTACIONES
VIERNES 8 DE DICIEMBRE DE 2000

Al cumplir su primer año de existencia, esta sección propone, a vez, una somera recapitulación y un sucinto plan de futuro. Un manual de autoayuda (o de supervivencia en tiempos de apocalipsis) a partir de cinco puntos imprescindibles para afrontar el inmediato porvenir con ojos de tamagotchi y corazón de pitbull.

Texto: Jordi Costa Ilustración: Darío Adanti

"La historia del cine la escriben los exhibidores, que es como si la Historia Natural la escribiesen los carniceros" (25 de febrero de 2000)

Diversión

Querer salirse de la funda, sacar el esqueleto por la boca. Eso es la diversión: la forma más amable de la inevitable tendencia autodestructiva del ser humano. El sustituto pop del suicidio. No es extraño, pues, que algunas modernas maneras de divertirse -como el puenting- adopten en sus formas externas cierta retórica de la autoinmolación. En el fin de la historia, las cosas acaban pareciéndose a lo que, en el fondo, son. Por eso, las más populares atracciones de los parques temáticos ofrecen lujosos simulacros de aniquilación integral. Dragón Khan, Space Mountain: el secreto de su éxito está en proporcionar al usuario la sensación más cercana que un cuerpo humano pueda resistir al momento en que éste será uno con el cosmos. En su libro Mouse tales, David Koenig indaga en la crónica negra de Disneylandia y su espeluznante repertorio de atrocidades: azafatas aplastadas por muros móviles, cuerpos fracturados al caer de la Space Mountain, cráneos partidos en dos en el People Mover... La opción realmente mostrenca consiste en jugarse el tipo en atracciones ruinosas -como las de Coney Island- o en ferias itinerantes capaces de desaparecer del mapa antes de que se enfríe el primer cadáver.

"Las cuerdas vocales de Mónica Naranjo deben de ser como los brazos de Conan"
(14 de abril de 2000)

Amor

En The wonder book of sex, de Glen Baxter, una ilustración muestra a una pareja arrullándose en su alcoba mientras acaricia un trocito de linóleo. "Un compartido interés por el linóleo puede resultar un significativo estimulante sexual", comenta el pie. He ahí una idea esencialmente mostrenca: el fetichismo de lo anodino. Como demuestra Katharine Gates en Deviant desires, cualquier objeto puede ser erotizado. Pero la fauna humana que la sexóloga censa tiende a la exasperación, al placer culpable de puro grotesco: están, por ejemplo, los crush-freaks, que alcanzan el orgasmo al contemplar, con los ojos a la altura del suelo, cómo una dama aplasta cucarachas, gusanos o cangrejos de río con zapatos de tacón o con el pie descalzo. O los plushophiles, que fornican con peluches convenientemente agujereados. O los fetichistas del inflamiento corporal, para quienes son porno duro El profesor chiflado en versión de Eddie Murphy o esa escena de Un mundo de fantasía en la que una chica desmanda su contomo al consumir chicle en mal estado. El gran desafío mostrenco en materia amorosa consiste en forjarse un sutil fetichismo de la nada. Les doy ideas: piensen en besar a alguien con la boca llena de petazetas o en las infinitas posibilidades del gotelé.

"El 'indie-pop' nació el día en que Sergio y Estíbaliz actuaron en Eurovisión"
(13 de octubre de 2000)

Alimentación

Un rumor pavoroso recorrió hace tiempo la Red: Kentucky Fried Chicken había financiado un experimento científico orientado a obtener pollos mutantes, cuya carencia de pico, patas y plumas facilitaba su posterior transformación en material deglutible. La leyenda urbana, originada en la universidad de New Hampshire, era rica en elementos conspiranóicos: los nuevos bocadillos de la cadena pollera -el tower sandwich, el zinger- evitaban en sus nombres toda referencia a la palabra chicken por secreta orden gubernamental. La comunidad científica no dio crédito a la noticia: que una empresa tan fenicia invirtiera en investigación -aun con fines aviesos- era implausible. No procede, por tanto, apoyar en esos cimientos un sibaritismo camicace-mostrenco: degustar cada nueva especialidad de comida rápida como quien cata lo último en alta vanguardia biogenética. Hay otras maneras de aunar paladar y peligro: la hostelería mostrenca del futuro, restaurantes temáticos cuyo sentido del espectáculo se basará en sus barrocas maneras de ser groseros con el cliente. Pioneros en la materia son el local valenciano Los Bestias y el neoyorquino La Nouvelle Justine, limbo sadomaso frecuentado por Bret Easton Ellis y del que un periodista afirmó que "no sólo legitima el abuso recibido en otros restaurantes, sino que, además, te cobra por ello".



"Según lo que, en un primer nivel de lectura, propone la última campaña de Benetton, un condenado a muerte puede servir para lo mismo que una top-model y, probablemente, sale mucho más barato"  (3 de marzo de 2001)

Cultura

Alguna vez tendremos que hablar de cómo empezó todo. Del protomostrenco: Diógenes de Sinope. A falta de un gurú contemporáneo de su calibre, al mostrenco con sed de conocimiento le queda la posibilidad de embarcarse a la búsqueda de esos productos culturales que, por su carácter extremo, sólo cabe interpretar como señales inequívocas del apocalipsis. Existen funcionales cartas de navegación: los enciclopédicos libros de Russ Kick -Outposts o Psychotropedia- O las diversas entregas de la publicación AMOK, de Stuart Swezey, donde se glosa un buen número de textos que pulsan los límites de la libertad de expresión y atentan frontalmente contra el gusto mayoritario. Gracias a ellos, se puede saber de la existencia de un libro como Michael Jackson was my lover, de Victor Gutiérrez, que incluye dibujos de los testículos del Rey del Pop elaborados por el presuntamente abusado niño Jordie Chandler. También se puede visitar, en la Red, la página web de Rogers Cadenhead (www.cruel.com), que selecciona a diario una joyita abisal del vasto catálogo de Amazon: cuentos infantiles para niños con déficit de atención, las memorias de un zoófilo, tratados sobre las bondades del fist-fucking vaginal o estudios históricos sobre la importancia de la sodomía en la vida de los piratas han sido algunas de sus sugerencias.




"Algún día el cuerpo de los atletas nos parecerá tan remoto como la estructura ósea del australopiteco: el músculo tiene el futuro fósil" (12 de mayo de 2000)

Acción

Recordemos uno de los actos reivindicativos más importantes de los últimos años: el lanzamiento de una tarta de nata sobre la cara de Bill Gates. La acción mostrenca se siente cercana a las últimas formas evolutivas que ha alcanzado el situacionismo: los lanzadores de tartas belgas, la Sociedad de la Cacofonía, Luther Blissett, herederos de ese movimiento que desestabilizó el paisaje sociopolítico de la Francia de los sesenta con tácticas dadaístas de subversión. La acción sobre la realidad tiene que ser espectáculo, representación. O, dicho con otras palabras, broma. Contaba Jello Biaffra que, una vez, alquiló una caja de seguridad en una entidad bancaria, colocó en su interior un pescado congelado y no volvió más por allí. A los pocos días, el olor a pescado podrido se adueñó del lugar: legalmente, el banco no podía abrir ninguna de las cajas de seguridad para averiguar el origen del mefítico hedor. La gamberrada sofisticada es la expresión última del activismo mostrenco. La publicación ideal para formarse una conciencia política libre de tópicos es el boletín internáutico Depr4v4dös E-Diktó (depravadosaeresmas.net) que, en una de sus últimas entregas, reflexionaba sobre una de las más vigentes reivindicaciones del pensamiento situacionista: la abolición del trabajo.


"Po Zí es a la España de 'Gran Hermano', lo que el enano de Twin Peaks' era al agente Cooper"
(23 de mayo de 2000)


"La forma futura y civilizada de la acción directa debería ser la de un activismo cuyo norte no estuviera en provocar el terror, sino la confusión. O sea, el caos. O sea, la risa" (9 de junio de 2000)







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