jueves, 23 de abril de 2020

FanziNacion (El Pais de las Tentaciones)





Hace algunos años había muy pocas señales para encontrarlos. El mundo del fanzine era ancho y ajeno. Territorio ignoto habitado por tribus de perturbados y fanáticos (de ahí el nombre: fan de cine, fanzine), donde un pasaporte de freak parecía imprescindible. Pero con la creciente ampliación y sofisticación de la oferta, las fronteras se diluyen y se plantea un dilema irresoluble: ¿se habrán multiplicado los obsesos o estas publicaciones alternativas han empezado a coquetear cada vez más con lo establecido? Si antes las vías de acceso eran carreteras en mal estado (festivales universitarios, que te abordaran en una fiesta, un encuentro fortuito...), ahora se puede recorrer hasta por Internet.
Pero esto no significa que el universo de los fanzines se haya fusionado con el de las "publicaciones oficiales". La brecha existe. Aunque a veces sea difícil distinguir unos de otras, el fanzine no te asalta desde el quiosco; hay que salir en su busca. Y, pese a las novedades tecnológicas, la única ruta segura siguen siendo las tiendas especializadas o el socorrido y añejo apartado de correos. Ya dentro, la variedad abruma y no es difícil perderse porque el abultado mapa del fanzinerismo español cambia constantemente y sus afiliados se multiplican como setas. Algunos han sufrido ostentosas mutaciones y presentan una manufactura profesional. A otros no les interesa salir de la estética desastrada y el ánimo amateur. Hay especies inofensivas e inocuas, otras que mantienen el veneno a raya y todavía quedan raros especímenes que lo expulsan sin ningún pudor.

Lectura psicotrónica

De vuelta a casa con el trofeo en las manos, hay que armarse de gafas especiales o lupas, o ponerse a tono para disfrutar del fanzine en cuestión. Su lectura puede ser una experiencia psicotrónica (y, en otros casos, soporífera). Cualquiera que sea el resultado, las 300 pesetas de precio medio no habrán caído en saco roto. La hucha de los fanzineros habrá engordado y podrán seguir adelante en su tarea.
Por si alguien todavía no tiene idea de lo que estamos hablando, Carlos Galán, de Subterfuge, recurre a la etimología: "Es un medio en el que puedes dar lo que a ti te gusta, con una actitud de fan para fans". Pero coincide con otros colegas en que las cosas han cambiado mucho. Kini, de Tmeo, asegura que ahora todos parecen revistas. "Cuando te encuentras con el típico fanzine fotocopiado, dices: 'Hombre, así tiene que ser".

Como las apariencias engañan, la marca definitiva para distinguirlos debería ser su vocación independiente, pero ahora esta muletilla sirve para abanderar cualquier cosa. Hay publicaciones editadas por tiendas que son catálogos de ventas disfrazados de fanzines. O fanzines desubicados, en los que lees lo mismo que salió en el suplemento de turno, pero con faltas de ortografía, mal impreso y con tres meses de retraso.

Para muchos, el límite entre un fanzine y una revista profesional está en la dificultad de la distribución. Gracias al nacimiento de pequeñas empresas de reparto se ha allanado el camino para que algunos fanzines se encuentren prácticamente en todo el territorio nacional. Lo cual plantea nuevos problemas, ya que obliga a expandirse a un mercado hasta el momento local y de poca competencia. Muchos ya se han adecuado a los nuevos tiempos. "No me gustan esos fanzines que si los lees a 200 kilómetros del lugar en que fueron hechos no te enteras de nada", dice Rubén Scaramuzzino. Su Zona de Obras vuela de Zaragoza a Argentina y se vende en toda España a través de Boa.

Diversión y desparpajo

'Suburbio' ataca a "la mafia del mundo del cortometraje" (Felipe de Paz 9, 4°; 08028 Barcelona).
Otra norma nunca escrita es que la diversión debe impulsar todos los esfuerzos. Fanzine es igual a desparpajo, buen humor y sarcasmo, o por lo menos eso dicen los implicados y esperan sus incon¬dicionales. Todos trabajan con la firme convicción de que los temas que abordan no están reflejados en ninguna de las "publicaciones oficiales". Aunque algunas parcelas alternativas ya han sido engullidas por los grandes medios, los fanzines siguen supliendo las lagunas del mercado convencional en materia de información extraordinaria.

Abigarramiento. Otro sello inequívoco de estas publicaciones alternativas. Tienen demasiadas cosas que decir y no padecen ninguna ley de edición o diseño que masacre los textos. Sacan las páginas que necesiten y todavía quieren más, por eso varía tanto el grosor de número en número. Según vayan las finanzas, al tiempo que evolucionan al estilo, el formato se hincha o se alarga.

En los fanzines se escribe en primera persona y abundan las reflexiones personales, a veces salpicadas con aburridos catecismos del perfecto alternativo: el mundo dividido entre lo que nos mola y lo que no. Se crean estilos propios e incluso códigos tribales sólo para iniciados, como en Tzabootage (que tiene su diccionario privado de Tzaboo-cablos). En 2000 Maniacos usan cinéfago porque para ellos la palabra cinefilo es pecado. Para Grace Morales, de Mondo Brutto, sufanzine se mueve en "un universo personal, una actitud y una manera de ver la vida" que, inevitablemente, da como resultado prosa y temas particulares. Nunca se encontrará en las publicaciones establecidas una lista de Los 33 peores moñas, ni Consejos para ser el punki más guarrindongo, ni un histórico mano a mano entre Patricia Godes y Kike Turmix. Tampoco habrá secciones como Graznidos tóxicos, ni un salvaje Testimoño biográfico de Wojtyla, el zumo pontífice, y mucho menos esquelas de Héroes del Silencio o Fernandisco.

A toda máquina

En los ochenta reinaba el corte y confección artesanal y la reproducción en la fotocopiadora de la esquina. En los noventa, se ha asimilado la omnipresente invasión Mac-PC-Windows-Quark y se ha hecho la luz. Color, maquetación, impresión profesional... Los fanzineros que pudieron adquirir un ordenador en condiciones tiraron al cesto la cola y las tijeras y se integraron en la autoedición informática. "Me parece mal que muchos fanzines se sigan haciendo a la vieja usanza: recortando, pegando y con letra guarrindonga. Nos gustan las cosas más elaboradas", afirma Rubén Manrique, del sofisticado Neomanía, realizado por un grupo de diseñadores gráficos.
 
Sin embargo, algunos como Mono Gráfico, aunque se siguen haciendo a mano, no tienen nada que envidiar en cuanto a osadía gráfica. Otros viven la transición entre la mesa y el ciberespacio, y la mayoría ya camina a ritmo de muchos bytes. Los nuevos soportes también han hecho su aparición. Música en blanco y negro, de Granada, o República Tensión, de Zaragoza, se venden en vídeo. Webzine y La factoría del ritmo circulan por Internet. El avance es tan acelerado que, incluso, ha surgido una corriente nostálgica de recuperación de la estética cutre. "Somos los reyes de la Fotocopia Horror", afirman con orgullo desde Espanis Sico. Naxo asegura que en Suburbio intenta recuperar la verdadera esencia de los primeros fanzines: la fotocopia y la mala uva. "Yo no soy como Jaume Balaguero [editor de Zine Shock], el dinero no me chorrea por las orejas para hacer un fanzine tan pijo y monín".

Sacrificar el bolsillo

Ni colaboradores ni ilustradores cobran en los fanzines. Y muy pocos editores vivende ello. Con el dinero de las ventas de un número se edita el siguiente. Un poco de suerte y la publicidad termina de cuadrar las cuentas. El bar de los amiguetes, el sello del primo, la tienda familiar... Se recurre a lo que se tenga a mano. Sólo contados fanzines carecen por completo de anuncios. Borja Crespo asegura acerca de Burp!, el comixzine impresentable: "No tiene publicidad porque es demasiado políticamente incorrecto". Mondo Brutto, Mondo Lirondo y Snack, entre otros, tampoco anuncian, más por falta de gente que se ocupe del asunto que por purismo. Una nueva fórmula, muy despreciada por los más ortodoxos, es conseguir una pequeña subvención del Ayuntamiento de turno, como Garabato, apoyado por la Junta de Castilla y León. Para Luán Mart, de Mono Gráfico, no es aconsejable porque pierdes la independencia.

Otros se financian gracias a una estructura de venta de artículos por correo (libros, vídeos, muñecos...), como Manuel Valencia, de 2000 Maníacos, publicación que no esconde su ánimo de lucro: "Somos una familia muy grande comiendo de las mismas lentejas".

A veces, una empresa lleva a otra y se arma la factoría completa. Carlos Galán comenzó haciendo Compresa raída, publicación de corte anarco-punki que vendía 50 ejemplares. Más tarde, trabajando como extra en películas "en plan super cutre", financió las primeras ediciones de Subterfuge, que ahora alcanza una tirada de 2000 ejemplares. Del fanzine surgió el sello discográfico, y ahora éste paga el capricho de la revista. La fórmula de sello con fanzine se repite en Wacozine y Rock Indiana, entre otros. La combinación impulsó la tan extendida modalidad de vender el fanzine con un disco incorporado.

Cine, 'comic' y 'rock and roll'

Esta es la santísima trinidad alrededor de la que se mueven la mayoría de los fanzines en España. No es raro si se tiene en cuenta que estas tres variantes (ampliando cine a televisión y vídeo) son estadísticamente los asuntos que más interesan a los jóvenes.

La lista de los fanzines de comics es interminable, y en muchos se mueven los mismos ilustradores: Borja Crespo, el Ladrón, Mauro Entrialgo, Miguel Ángel Martín, Calpurnio, Álvarez Rabo, entre otros reincidentes, pasan del Tmeo a Burp! y de allí a El Vibrador sin cambio de marcha. "No recuerdo un momento en que hubiera tantos fanzines de comic como ahora", asegura Natxo Allende, de La Comictiva, "hay un boom y el que lo niegue es que no sabe nada". Este año los bilbaínos aspiran a conseguir el premio del Salón del Comic de Barcelona. La distinción de 1995 se la llevó Paté de marrano, expedido con disparatados accesorios que ayudan a que se agoten las ediciones.

Entre los fanzines de comic se distinguen dos tendencias: los gore y los más naif. Con la música el panorama es igualmente abrumador en variedad, pero la batalla se plantea entre los indies y los dance, pese a los esfuerzos de mediadores como Disco 2000, que invita a la unión de las razas y a la tolerancia. En el espectro de cine sólo hay un rey: el gore y de terror, representado en las altas esferas por Zine Shock, El grito o 2000 Maníacos.

Otras tribus
Si el fanzine sofisticado ronda siempre los mismos temas, los tópicos más extravagantes se encuentran en especies modestas. Publicaciones de trekkies, de juegos de rol, de psicópatas o de pedofilia siguen siendo fotocopias engrapadas de distribución casera. Otro segmento más escaso, el que apela a la conciencia social, a una actividad editorial con eventos solidarios. El Komando Kutxarilla, de A Coruña, es un fanzine para ayudar a presos/as de Galicia. Los encargados de Anti-ultra, en Bilbao, tienen claro que su misión es alejar la intolerancia del fútbol, para lo que organizan actos diversos como llevar a cien inmigrantes africanos a un estadio a animar al Athletic.

Dimitri e Isabel García tienen 19 años y forman una tierna pareja fanzinera. Son adictos al medio: compran todos los fanzines que pueden, acuden a cuanto evento huela afanzineroso y respetan al pie de la letra la fórmula original de fotocopiado. La afición de Dimitri por las niñas actrices le llevó a crear Dejad que las niñas se acerquen a mí, y ahora vive con el terror de que le denuncien por fusilar fotos o por hacer un fanzine pedófilo, que en realidad no lo es, porque no va de guarradas pomos con niños". Una avalancha de cartas obscenas y paquetes de dudoso contenido tiene a sus padres "de los nervios". Isabel se entusiasmó y sacó Sendero maldito, dedicado al cine de terror.

Pocas chicas
Son pocas las chicas que pertenecen a este mundillo. Algunas se camuflan entre un grupo de chicos, todas escriben y casi ninguna dibuja. Figuras emblemáticas, sin embargo, son Grace Morales, de Mondo Brutto, Isabel Andrade en 2000 Maníacos o Ajo, de Noise Club. "Las chicas, por costumbre o falta de información, no leen revistas especializadas en música o cine, ni tebeos. Eso es como un mundo de chicos", asegura Grace Morales. "Me encantan 2000 Maníacos y El grito, pero ambos están hechos por profesionales del fanzine, si es que se puede usar este concepto" comenta Isabel García. Aunque soplan aires profesionales, mantenerse en lo alternativo y con cierto margen de ilegalidad (¡sorpresa!, algunos fanzines ya tienen depósito legal) todavía tiene sus ventajas porque "así no tenemos que pagar a nadie", asegura Natxo Allende. "No pagamos derechos de fotos ni ilustraciones. Si nos denunciasen, nos declararíamos insolventes", arremete Gerardo Cartón, de Pop Machine.

Pero es innegable que, en la mayoría de los fanzines, la rebeldía es apenas una sombra que ha sido reducida a algún seudónimo divertido o a reguladas dosis de tacos. Más oficio equivale a más rigor, a pensar más en el público y son pocos los que aún mantienen un marcado afán transgresor. "Como todos, he sido un adolescente radical que compraba fanzines anarcos, pero ya estoy cansado de los fanzines que quieren cambiar el mundo", dice Dimitri. "Nos hacemos viejos", suspira Kini. Y con los fanzineros, el género también se ha hecho mayor. O tal vez esté cruzando la adolescencia. Y ya se sabe que la pubertad es la etapa más difícil porque es justo la hora de definirse. 

Fanzinerama se celebra del 11 al 14 de abril en Valencia (El Purgatori 2, calle El Salvador 9).



BREVE MANUAL PARA NO INICIADOS
dinero: fanzine
Características: bajo presupuesto, factura artesanal, espasmódica periodicidad, tirada variable (desde 50 ejemplares hasta, por ejemplo, 10.000, como alcanzó en su buena época el Tmeo), aunque la media es de 1000. 
Probabilidad de vida: breve, la mayoría de las veces no pasan del tercer número. Muchos fallecen prematuramente y unos pocos sobreviven a la adolescencia. Algunos récords de longevidad los tienen el Tmeo, Mono Gráfico j 2000 Maníacos (7 años), Subterfuge (6 años) y Zoom (5 años).
Fisonomía: variable. Se han descubierto de todos los tamaños y texturas, impresos a color y fotocopiados, en cartulinas y en papel reciclado, en vídeo y circulando por Internet, engrapados y cosidos, de un folio y de hasta noventa. La mayoría viene con accesorios: pegatinas, postales, discos... 
Otras especies catalogadas: De comic: El Vibrador, Alicante; Garabato, Palencia; Kovalsky Fly, Valencia; Fierabrás, Toledo; María Sarmiento, Alicante; Kok Art, Gipuzcoa; Zoom, Alicante; A la calle, Vallekas; Dangerous fanzine, Alicante. De música: Snap!, Madrid; Vibraciones, Vilagarcía de Arousa; Mamorro, Bilbao; Self Barcelona; República Tensión, Zaragoza; My life with Duckula, Sevilla; La bomba, Granada; Dance Club, San Sebastián; Back Culture, Santander; Voz en off, Sevilla.  De alguna de las combinaciones anteriores: Botes de Humo, Castellón; La Parturienta, Palma de Mallorca; Cólico miserere, Madrid. De indies: Rock Indiana, Madrid; WACOzine, Oviedo. De mangas: Ediciones Camaleón, Barcelona. De actitud bestia: Mierda pa' tu serebro, Madrid. De actualidad sofisticada: Neomanía, Madrid. De trekkies: Hiperespacio, Valencia; Zona neutral, Madrid. De cine fantástico y de terror: El grito, Madrid; Quatermass, Bilbao; Sendero Maldito, Granada; Las lágrimas de la criatura. De cine oscuro y brutal: Zine Shock, Madrid. De arte y diseño: Snack, Barcelona; La +Bella, Madrid; Fe, Valencia; Círculo primigenio, Barcelona. De juegos: Inquisitor, Fanhunter
Apareamiento con bandas: Mondo Brutto con Intronautas, Noise Club con Mil Dolores Pequeños, La Comictiva con Miles de Albañiles, El Vibrador con Las Serpientes de Marte, Pop Machine con Radio 77, Rau con Mother Monkies, entre otras muchas parejas de fanzines y músicos. 
Los 'facedores': Gentes entre 15 y 40 años. Se distinguen varios estereotipos: el fanzinero clásico (estudiantes o parados que sobreviven de la caridad), el fanzinero ejecutivo (líder empresarial que lleva desde bares hasta sellos discográficos), el fanzinero punki-kañero (para ellos no pasa el tiempo), elfanzinero concienciado (los guía la función social), el fanzinero autónomo (lo hace todo sólito: escribe, dibuja y reparte). 





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