miércoles, 18 de diciembre de 2019

La aventura de reinterpretar a un mito

Jordi Riera Pujal

Se puede ser fiel y a la vez libre y juguetón a la hora de reinterpretar uno de los grandes héroes clásicos del cómic europeo. Los dos autores de La mujer leopardo, en perfecta sintonía, consiguen plasmar el respeto debido a una gran serie intemporal como es Spirou y la adaptación a los gustos de los lectores del siglo XXI. Yann le Pennetier en las riendas del guion, transforma, puntualiza y recrea con tiento lo que conocemos de los protagonistas de la serie. El guionista muestra que se ha documentado y que conoce la cultura y el contexto histórico de la sociedad franco-belga de 1946. En los lápices, Olivier Schwartz demuestra por qué es uno de los valores consolidados de la línea clara belga. En su estilo preciso y claro, que algunos llaman retrofuturista, lleva incorporada la herencia de las historietas creadas por Yves Chaland en los años ochenta. En el color Laurence Croix logra trabajar una gama y unas tonalidades que nos saben llevar al ambiente todavía sombrío de la Europa de posguerra.

Ya desde la primera página nos podemos sumergir en una aventura llena de escenas de acción, persecuciones y cambio de escenarios. La principal coprotagonista es un personaje interesante y potente. Hablamos de la reencarnación en femenino del hombre leopardo que Hergé hizo famoso en Tintín en el Congo. En la coctelera del resto del protagonismo coral caben algunos personajes fantásticos, unos malos a la antigua y unos héroes con problemas existenciales. Spirou tiene serios problemas con la bebida desde que perdió a su novia en los avatares de la guerra y en el trabajo ha dejado de ser una persona apreciada. Un Fantasio con aires de dandi, mantiene relaciones sexuales con su prometida, crea «sofisticados» inventos y no va sobrado económicamente. Como duda recurrente expresada por varios secundarios en el álbum, aparece la creencia de que Spirou y Fantasio mantienen relaciones homosexuales. Estos giros de guion más adultos, no obstan para que Dupuis, la editorial belga original, anuncie el álbum como adecuado para lectores a partir de 9 años. Las mentalidades de los gestores de la en otra hora muy conserva- dora casa editora han cambiado radicalmente.

Los seguidores de la serie tenemos que agradecer el esfuerzo que hace la editorial Dibbuks de reunir en un solo álbum las dos historias completas de La mujer leopardo. La femme léopard y Le maître des hosties noires aparecieron en Belgica en 2014 y 2017. En Dibbuks es la novena entrega de la colección Una aventura de Spirou por... Los mismos autores ya habían hecho un episodio anterior con El botones de verde caqui, que sucedía en 1942. Una historia que precede en cuatro años al contexto histórico que retrata La mujer leopardo. Aunque sea preferible leer por orden las tres entregas, no resulta imprescindible para poder entender y disfrutar de este cómic.



En los tebeos de la época dorada de Bruguera se obviaba que casi todas las historietas urbanas tenían como marco la ciudad de Barcelona. En el cómic belga, en los mismos años, no aparecían detalles históricos ni ambientaciones que pudieran resultar extraños o lejanos a los lectores franceses. Los tiempos han cambiado y ahora la narración puede discurrir en un ambiente fundamentalmente belga sin problemas. Sin embargo, uno de los problemas del por otra parte hábil guion, es el uso excesivo de argot, de dichos y juegos de palabras que necesitan explicación para los lectores no belgas. En un cómic, los guiños gráficos acostumbran a ser preferibles a los verbales. Tratándose de una historieta que puede leer toda la familia, las excesivas aclaraciones y notas a pie de página lastran en demasía el ritmo de la lectura. A pesar de ello el guionista consigue un logrado doble nivel de lectura. Se puede seguir correctamente la narración sin que sea indispensable conocer el pensamiento existencialista francés que aparece parodiado, o saber quiénes eran los escritores Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir.



La mujer leopardo
Olivier Schwartz (dibujo), Yann le Pennetier (guion) y Laurence Croix (color)
Dibbuks
Bélgica Cartoné 128 págs. Color



Obra relacionada


El botones de verde caqui
Olivier Schwartz y Yann le Pennetier
(Dibbuks)

Gringos locos
Olivier Schwartz y Yann le Pennetier
(Dibbuks)

Diario de un ingenuo
Émile Bravo (Dibbuks)





La historieta que transcurre en Bruselas, París y África toca muchos registros y en ella resulta interesante descubrir personajes y temas sustraídos de diversos referentes, entre ellos el universo clásico de Hergé. En el álbum, en que poco se habla del genocidio perpetrado por los mismos belgas en el Congo durante décadas, la acción y las notas de humor prevalecen. El hilo argumental rico en subtramas está animado por unos secundarios bien caracterizados que enriquecen la trama principal.

La mujer leopardo es una historia cien por cien recomendable para los amantes de las aventuras bien narradas y mejor dibujadas. Un álbum que se sumerge en la mejor tradición franco-belga de editar obras de gran calidad que satisfagan a un público mayoritario.





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