domingo, 22 de abril de 2018

La más combativa (y brillante) de las parejas de Marvel

Kelly Sue DeConnick y Matt Fraction son autores de una personalísima obra y propietarios de una visión muy particular del género

LAURA FERNÁNDEZ
Barcelona 16 ABR 2018

Matt Fraction y Kelly Sue DeConnick en Barcelona. M. MINOCRI

Kelly Sue DeConnick y Matt Fraction son autores de una personalísima obra que contribuye al fin del maniqueísmo superheroico, y no sólo eso: él se ha llevado un Eisner por su última creación (Sex Criminals) y ella es la creadora la mitológico bizarra Bella Muerte (Pretty Deadly) y la galáctico carcelaria feminista Bitch Planet. Estos días andan de paso por el 36 Salón Internacional del Cómic de Barcelona.

Desde hace poco comparten habitación, y él se pone cascos para no tener que escuchar la música clásica que ella necesita para trabajar, y ella cree que la de los cascos debería ser ella desde que él se ha comprado un teclado que imita el sonido – y hasta el aspecto – de una vieja Underwood. “Antes escribíamos por separado, pero nos mudamos y empezamos a compartir despacho. Nos sentamos incluso a la misma mesa”, dice ella. Ella es Kelly Sue DeConnick (Ohio, 1970), la responsable de la demoledora Bitch Planet, suerte de soap space opera, una distopía futurista en la que la Tierra está gobernada por el Protectorado, un patriarcado cristiano capitalista (radical) en el que la vida de las mujeres deben aceptar el lugar que les ha tocado en la sociedad, el de florero (así lo designa el Consejo de Padres), y si no lo hacen, serán consideradas NC (No Conformes) y enviadas al Puesto de Obediencia Auxiliar, al Planeta de las ZorrasBitch Planet–, esto es, un planeta cárcel. Pero no sólo eso. DeConnick también firmó la primera Capitana Marvel decididamente feminista, y si Juan Antonio Bayona pudo dirigir parte de una serie llamada Bella Muerte fue porque ella tuvo un día la idea de que eso fueran un puñado de cómics.

“No sé, tengo la sensación de que siempre hablamos de lo mismo. Todos tenemos tres o cuatro temas a los que les damos vueltas una y otra vez. No importa la forma que tomen esos temas, son siempre los mismos. Nuestras obsesiones”, dice. A su lado, Matt Fraction, nombre propio en el universo Marvel – le dio la vuelta a Ojo de Halcón, haciéndolo, también, mujer; se hizo grande con Uncanny X-Men (Patrulla X, en España), y los radiantes FF–, y fuera de él –sus Sex Criminals, serie de viajes en el tiempo, en realidad, de atrapados en el tiempo – hay parejas que, cuando lo hacen, detienen, literalmente, el mundo, y, claro, pueden robar bancos y ese tipo de cosas mientras el tiempo no pasa –ha sido merecedora de un Eisner, asiente. “Tú, por ejemplo”, le dice Kelly Sue, “sobre todo hablas de amor”. “Y tú del papel secundario que se le otorga a la mujer y de cómo se rebela contra eso y se vuelve protagonista. Hablas del abuso, pero también de su condición de musa, de la cosificación de la mujer”, dice Matt.


Viñeta de 'Sex Criminals', guionizado por Matt Fraction y dibujado por Chip Zdarsky.

Se conocen bien. Podría decirse que son la pareja de moda de Marvel si no hubiera un puñado de otras parejas de moda en Marvel, y si lo suyo fuese cosa de hace no demasiado. Pero en realidad llevan juntos mucho tiempo. Tienen dos hijos (uno de diez años, “súper sensible”, la otra, de siete, “una tipa dura”, dicen). También tiene un perro, un gato y un camaleón. A su paso por Barcelona – son uno de los principales atractivos del 36 Salón Internacional del Cómic que se celebra hasta el domingo en la capital catalana – hablan de cómo empezó todo, del poder de la viñeta hoy en día – “el cómic es política”, asevera DeConnick –, de la diferencia entre trabajar para una major o para una minor, y hasta de cómo, todo lo que hacen, no está nunca exento de lo que viven – “mi hijo Henry me dio el inicio de Bella muerte contándome una pesadilla que tuvo”, confiesa Kelly –. ¿Lo último que puede leerse en español de cada uno? En el caso de Matt, Sex Criminals, y en el de DeConnick, Bitch Planet (ambas en Astiberri).

PREGUNTA.- Uno no llega a guionista de cómics de casualidad. ¿Cuándo empezó el amor de cada uno por la viñeta?

MATT FRACTION.- En mi caso, la verdad es que, desde que tengo uso de razón, me recuerdo dibujando cómics. Desde los seis o siete años. ¿Recordáis las impresoras de papel continuo? Teníamos una en casa, y yo utilizaba el papel, con aquellos agujeritos que tenía por los costados, para hacer mis cómics. Los dibujaba y luego con un hilo, los cosía, para que tuviesen forma de libreto. Luego se los prestaba a la gente. Supera eso, Kelly.

KELLY SUE DECONNICK.- Uhm. Mi historia es mejor. Crecí en Bases de las Fuerzas Aéreas, así que es como si hubiera vivido hace 900 años, en una época en la que no había televisión, en realidad, sí, pero sólo teníamos un canal que pudiéramos ver y digamos que no era muy fan de la programación infantil, así que básicamente mi entretenimiento eran los cómics. ¿Por qué? Porque los soldados eran muy jóvenes y todos eran fans de los superhéroes y los sábados se organizaba un mercadillo improvisado en el que vendían los que ya habían leído o los intercambiaban por otros. Yo ahorraba toda mi paga para comprarme cómics, y no hacía otra cosa que leerlos. No me preguntaba entonces qué ocurría con la perspectiva de género en ese tipo de cómics, sólo era una lectora voraz.

P.- Hablando de la perspectiva de género, tanto el uno como el otro habéis intentado acabar con los convencionalismos en el cómic, algo de vital importancia en el momento que estamos viviendo y teniendo en cuenta lo influyentes que son los cómics en tanto que literatura popular, ¿creéis que los niños y las niñas del futuro serán un poco más libres de lo que fuimos nosotros gracias a eso?

M. F.- Yo espero que jamás lleguen a plantearse si el mundo fue alguna vez de otra manera. Es decir, que vean normal que hombres y mujeres sean iguales, en todos los sentidos. Mis hijos y sus amigos son los suficientemente jóvenes como para no darse cuenta de lo extraordinario de Black Panther, y espero que no se den cuenta nunca.

K. S. D.- Yo entiendo a los humanos como células de un gran organismo, la humanidad, que se está enfrentando hoy en día a problemas muy serios que ponen en peligro a la especie entera, y no podemos permitirnos dejar que alguien que puede aportar algún tipo de solución, una solución brillante, por más extraña o contra todo que ésta nos parezca, quede al margen del sistema, porque le necesitamos. Necesitamos esas otras visiones de nuestro mundo, porque sólo nosotros podemos cambiarlo.

P.- En su caso, Bitch Planet es un gigantesco paso adelante en ese sentido.

K.S.D.- Bueno, Bitch Planet nació por mi deseo de trabajar con el dibujante Valentine De Landro. Estábamos esperando la oportunidad de poder trabajar juntos en un superhéroe, pero un día Valentine me llamó y me dijo: '¿Por qué no creamos algo nuevo? ¿Por qué tenemos que esperar a que aparezca otra Capitana Marvel? Y me dije que tenía razón. Eché un vistazo a mi libreta de ideas y le solté unas cuantas. Soy muy fan del cine exploitation, y a la vez del género cárceles de mujeres, y de todo lo que tiene que ver con la venganza, y sé que todo eso junto es, por decirlo suavemente, peligroso para una feminista como yo, pero no puedo evitar sentirme atraída por esos temas. Y queriendo luchar contra ellos se me ocurrió ese planeta cárcel. Creo que las ideas que te plantean problemas, que te generan dudas, son el terreno más fértil para la ficción.

P.- ¿Y es muy distinto trabajar para Marvel o para una indie, hasta qué punto puede uno ser él o ella misma en una gran editorial?

M. F.-  Cuando trabajas para Marvel tienes que ser consciente de que estás trabajando con símbolos, con personajes icónicos, con los que ciertos temas funcionan y otros no. Por ejemplo, el tema que quería tratar en Sex Criminals no hubiera funcionado en el universo Marvel en absoluto.

K.S.D..- Por otro lado, si niegas el potencial de la cultura popular estás negando el potencial del pueblo. Que quede claro: no todo lo que se publica en una gran editorial es basura ni todo lo que se publica en una pequeña, una obra maestra. Hay basura y obras maestras en unas y otras. En cualquier caso, yo no sé dejarme a un lado cuando escribo. Es decir, todo lo que hago tiene algo de mí, y no pienso renunciar a eso. Haga superhéroes o no los haga. Y creo que a todo el mundo le ha quedado claro, porque me llaman para proyectos en los que mi voz encaja a la perfección.

P.- ¿Qué otras cosas os fascinan más allá de los cómics? ¿De dónde vienen todas vuestras ideas?


M. F.- En mi caso, me fascinan los cómicos. Me encanta cuando un stand-up comedian te cuenta cómo construye sus monólogos. He leído un montón de libros al respecto. Y diría que mi libro favorito es Look, I Made a Hat, de Stephen Sondheim. Tengo la sensación de que la idea del ritmo de un cómico de escena es idéntica a la de un guionista de cómic. Sabes que las cosas deben ser así porque deben ser así. El ritmo interno es muy importante.

K.S.D. En mi caso, lo que pasa es que no pienso de forma visual, y no tengo por qué hacerlo, en realidad, así los dibujantes son mucho más libres. Yo escribo a la manera en que un actor analiza un guión. Porque me formé en el mundo del teatro, fui actriz, y escribo como lo haría un dramaturgo.

M. F.- En tu caso además es un muy evidente que todo lo que te fascina más allá de los cómics, acaba colándose en lo que sea que estés haciendo. Desde un dato estadístico hasta una historia que te hayan contado los niños.

K.S.D.- Sí. De hecho, una de las historias que da pie a Bella muerte partió de una pesadilla de nuestro hijo mayor (Henry). Creyó que había matado a un colibrí con una pistola de agua y se despertó llorando, y yo le hice entender el poder de las historias, de cómo podían llegar a hacernos sentir sin ser ciertas. Luego estuve investigando sobre el colibrí. Pesa poquísimo. Pesa tan poco que cuando llueve, físicamente, no tendría por qué poder volar. Pero redoblan sus fuerzas para volar. Me pareció tremendo. Cómo en los peores momentos, todos redoblamos nuestras fuerzas para salir adelante. Tomé eso como punto de partida para una de las historias de Bella muerte. Si lo pienso bien, en realidad, todo Bella muerte tiene mucho de nuestro hijo, mientras que Bitch Planet está completamente basada en el carácter de nuestra hija.


El Pais






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