miércoles, 2 de agosto de 2017

EL INFIERNO SON LOS DEMÁS

Por Nino Ortea

Desde hace cuarenta años, la aparición de la especie mutante ha provocado una serie de alteraciones en el noveno astro del Sistema Solar Artístico.

Sí, hablamos de El Planeta Historieta. Al que algunos creen extinguido, reducido y guardado para su salvación en botellas de cristal que pueblan bibliotecas de soledad; y al que muchos de los que saben de su existencia lo consideran un páramo cultural, tierra de Nunca Jamás infantil a la que no hay que regresar una vez superados los albores de la adolescencia.

Somos pocos los Vigilantes que, desde la zona azul de La Luna, prestamos atención a Mundocomic; y, además, nuestra hermandad se encuentra fratricidamente dividida entre seguidores y detractores del Mainstream, la ideología más extendida en El Noveno Mundo.

Alistado forzosamente en la facción pro hombres voladores en leotardos, los recientes cambios que ha experimentado la especie X, han atraído mi atención.

El informe subjetivo que sigue a estas palabras es fruto de mi investigación distendida.

Como solucionar los problemas del corazón en situaciones adversas

 Los primeros actos públicos mutantes se producen en diciembre de 1963, orquestados por los líderes y creadores del partido Universo Marvel, Jack Kirby y Stan Lee. Prescindiendo de la paternidad genética de esta especie -lo que se vendía como un dos por el precio de uno, se acabó convirtiendo en un Jackfonso no des más guerra y vete con tu hermano- lo cierto es que los Hombres-X, llamados así por presentar un gen identificado con dicha letra, se agruparon formando patrullas que intentaban reproducir el modus vivendi de la casta dominante: los superhéroes.

Con todo, no evitaron ser calificados como raros -uncanny- y experimentaron una involución que acabó poniendo en peligro la pervivencia de su estirpe, pese a que entre los líderes que guiaron su desarrollo se encuentran reputados doctrinarios como James Steranko, Neal Adams o Roy Thomas.
Tras años de vagar por desiertos creativos cuyo único oasis artístico era la reedición, todo cambiaría en mayo del 75. Comandados por el excepcional Chris Claremont, los hijos del átomo experimentaron una segunda génesis y una posterior evolución que no sólo aseguraron la supervivencia del linaje sino que lo llevaron a convertirse en la raza dominante. John Byrne, Alan Davis o Paul Smith no son ajenos a esta transformación exitosa, que llevó a príncipes submarinos a renegar de su abolengo regio y a airear su condición de mutantes primigenios.

Octubre de 1991 marca un punto de inflexión en este progreso imparable. Al igual que en la remota época clásica El Imperio Romano dividió en dos su extenso dominio, surge una segunda hermandad mutante, los X-Men, creada para reorganizar el camarote de los Mar-X en que se había convertido el vestuario mutante.

Esta segunda fraternidad ostenta el mayor registro de seguidores  congregados  en  un  acto comiquero: los más de ocho millones de acólitos que participaron de su acta fundacional, redactada por Claremont e ilustrada por Jim Lee. Poco después, una tormenta vararía el velero de libertad en el que Lee había partido de La Casa de las ideas, y, una vez encallado en los arrecifes de la realidad editorial, optó por coaligar su incipiente formación al partido Distinguida Competencia, alternativa a Marvel en el sistema bipartidista que marca los destinos de Mundocómic.

También esta fecha supone el comienzo de una progresiva caída de los mutantes. Tras dieciséis años marcando el destino X, Chris Claremont abandona su cargo, y salvo contados logros genéticos, son exiguos los avances en el desarrollo del ADN de los hijos del átomo. La saturación de clanes, agrupaciones y mercadotecnia mutante anquilosa el desarrollo del Universo Marvel que ve inoperante como cada vez son más los seguidores que se alejan de su atmósfera y emprenden un viaje sin retorno hacia otros mundos creativos.

La endogamia se convierte en práctica habitual, y sus frutos son engendros que desmerecen de la gloria de sus ancestros. Aunque las brigadas mutantes mantienen su condición de ser las más asentadas, el número de pobladores del Noveno Mundo desciende alarmantemente, y la debilidad de Marvel es aprovechada por DC para afianzarse a velocidad de Vértigo en la facción adulta.

La deserción de una serie de creadores, previamente vinculados a la genética mutante, que deciden cambiar de Image y pasar a hablar de conceptos genoactivos, no hace más que empeorar las cosas.

Una temporada en el infierno

La progresiva falta de ideales en el movimiento mutante se hizo dolorosamente palpable al final del milenio pasado. La reincorporación a su alto mando de algunos de los estrategas que  más hábilmente habían guiado al homo-superior en sus lizas creativas, Claremont o Davis, no hizo más que remarcar la necesidad de una remodelación de las filas X.

La desorientación en que vivían los hijos del átomo, coincidía con un momento en el que La casa de las ideas se encontraba en proceso de remodelación. Tras más de veinte años -la conocida como Era Marvel- ocupando de forma casi continuada los lugares más destacados en el sistema electoral de las ventas directas, que había sustituido al plebiscito popular realizado en las cajas de los quioscos, este partido comiquero había decidido superar su anquilosamiento renovando su comité central.

La primera reforma se realizó aprovechando los reajustes provocados por el enfrentamiento de todos los pobladores de El Noveno Mundo, tanto superheroicos como mutativos, con un enemigo común: Onslaught, hijo bastardo de La Globalización y El Pensamiento Único. Aunque su vastago comiquero fue derrotado, los padres continúan campando a sus anchas en ese planeta llamado Tierra, donde aquellos que piensan que


 OTRO MUNDO ES POSIBLE son perseguidos y demonizados, como los mutantes en el suyo. ¡Tantos astros, tantas realidades y al final todas las sociedades que pueblan nuestro Sistema se caracterizan por perseguir al diferente!.

Las estructuras jerárquicas del homo superior no fueron ajenas a este proceso de rebobinado creativo de personajes de ida y vuelta, conocido como Proyecto Reborn-Return; aunque esta marvelution afectó primordialmente a las formaciones superheroicas.

De entre las consecuencias más agradables de este reajuste destaca el aumento de seguidores de la antigua religión Asgardiana; éstos se agrupan para beber hidromiel, y tras afeitar sus barbas hirsutas, se lanzan entonando el clásico Si yo tuviera un martillo a batalla carnal con las encantadoras valkirias que pueblan El Puente de Bifrost. Otra consecuencia interesante fue el afianzamiento de la asociación Cuernecitos entre letrados y magistrados, aportando al monótono y cegado sistema judicial, la alegría del rojo chillón y los saltos ciegos al vacío de las libertades.

Las diferentes cofradías mutantes fueron el siguiente objetivo de Joe Quesada y Bill Jemas, recién encumbrados al poder marveliano. Con todo, éstos debieron ser muy cuidadosos con sus recortes de subvenciones a las diferentes hermandades mutantes, pues sus decisiones podían ser interpretadas como un descabece de libertades, y corrían el riesgo de acarréales la inquina de los marvelzombies, sector radical cuya notoriedad se debe a su gusto por la ingesta de carne de editor a las finas hierbas. Generation X, X-Man, Mutant X, Patrulla-X: Años perdidos, Gambito y Bishop: The Last X-Man fueron las primeras organizaciones en sufrir las consecuencias de la nueva Ley de partidos creativos. La aparición de nuevas filiaciones mutantes -X-Treme X-Men, La Hermandad- y la remodelación de la mayoría de las restantes -Patrulla-X, X-Men, Cable, X-Force- supusieron el inicio de los actuales días del presente futuro para los mutantes.

 De entre las numerosas innovaciones, incorporaciones y decisiones arriesgadas me centraré en la que me ha parecido más representativa: New X-Men. Ejemplo de necesidad de evolución de una serie, a pesar de disfrutar de un lugar destacado en la pirámide editorial.

Todo lo que amo debe morir

Renovarse o morir. Pese a ser ratificada mes a mes en las voto-compras como una de las comiqueras con mayor número de fieles, los generalifes marvelianos decidieron someter a X-Men a un cambio, patrón de su intención de remozar las estructuras de un imperio editorial cuya insolvencia económica y descrédito creativo lo situaban al borde de la involución.

Toda crisis, aunque ocurra en tierras infinitas, es prolegómeno de un cambio; y todo cambio acarrea víctimas. En este caso los creadores que ostentaban el control de los proyectos remodelados.

En la noche de los cuchillos largos del 1 de mayo de 2001, el ruido de las imprentas ahogó los quejidos de los despojados de sus cargos, el Proyecto Exterminio había comenzado.

Con todo, no pasaría mucho tiempo antes de que las víctimas de esta canción del verdugo resurgieran de sus cenizas y establecieran nuevas atracciones fatales sobre sus seguidores. Destacando el caso de Chris Claremont, quien tras perder el control creativo de los X-Men que había cocreado, vio como le encomendaban el gobierno los X-Treme/X-Men.



Los escoceses Grant Morrison y Frank Qultely -quienes habían realizado la primera novela gráfica de la Liga de la justicia, JLA: Earth 2, fueron concebidos como analgésicos que aliviaran el tremendo dolor de cabeza en que se había convertido la continuidad mutante. No en vano Morrison, en 41 entregas, había remineralizado y ultravitaminado a la alicaída JLA; además, en la página 10 del JLA n° 1; aparecían unos villanos -dos de los cuales mostraban gran parecido con Lobezno y el Dr. Muerte- que estaban siendo torturados por unos personajes que lanzaban ciclópeos rayos de sus ojos. ¿Estábamos ante una prolepsis narrativa o una muestra de regodeo?, el tiempo se encargó de aclararlo. Quitely había demostrado que al igual que Jerry Bruckheimer había convertido al alopécico Nicolás Cage en héroe de acción, él podía hacer de la heterogénea Authority un modelo homogéneo de narración gráfica colosal.

Grant Morrison se concentró en el desarrollo de los personajes en la línea de puesta al día que caracterizó al primer Claremont; no en vano X-Men era la única historieta que leía en los años en que hizo suyo el lema Más vale ser punkie que maricón de playa. Al Igual que el señor Carlos Mar-X había realizado previamente con sus teorías sociales mutativas, el guionista reunió sus propuestas en un Manifiesto de fecha 20-X-2000. Progresivamente ha ido cumpliendo sus proyectos uno a uno, orientando su discurso hacia todos los habitantes de El Sistema Cultural, y no limitándose al puñado de pobladores de El Noveno Mundo.

Cada arco argumental funciona como una nueva entrega de una saga, con la presentación, desenlace y conclusión de una trama independiente; sin que esto impida el engarce del relato en una narración más amplia, aunque ésta, al igual que los replicantes de Philip K. Dick, cuenta con una expectativa de vida reducida: un año. Atrás quedaban esas épocas en las que el desarrollo de una intriga abarcaba desde el periodo de lactancia de tu hijo a su abducción por alguna arpía.

Las historias vampirizan y remodelan temas y situaciones clásicas -ta inestabilidad del imperio Shi'ar, la imposibilidad del amor en épocas de inquina- alternándolas con una subtrama que refleja la evolución interior de los personajes -La Bestia llega a dudar de su hombría, o unos trágicos Jean y Scott, cual Polifemo y Galatea, ven como su amor se destroza en los riscos de la incomprensión- temática que actúa como recompensa para el lector fiel, gustoso de saber como respiran unos personajes a los que el paso del tiempo hace sentir como amigos. Incluso desde un punto de vista estético se recuperan los viejos tiempos, al adoptar los personajes la consonancia de un uniforme.


Nada de pijamas chillones ni mallas ajustadas. Vestimenta tipo motorista o bailarina de gogotera es lo que cubre sus cuerpos, de modo que basta un simple vistazo para comprender que no es lo mismo optar por unirse a La Patrulla que a Los Vengadores. La primera conlleva una vida de secretos, persecución e injusticia -de ahí que el negro sea el color que los iguale- mientras que la segunda conlleva una existencia de popularidad, adulación y codearse con dioses y famosos. Aunque, lejos están los tiempos en los que los mutantes tenían que recurrir al trasporte público para acudir a sus misiones, utilizando ahora ultra tecnología propia, y cuidadosamente patentada; que el ser mutante no conlleva ser descerebrado.

Las andanzas de los Nuevos X-Men rebosan cruda imaginación, espectáculo desbordante, personajes verosímiles y un drama emocional que humaniza a estos héroes del átomo, a los que su condición de genopositivos convierte en víctimas del Síndrome de Ingratitud Adquirida que sufre el homo-sapiens. El resultado son relatos que los niños leen por su desbordante imaginación, los jóvenes por la sensación de persecución y rebeldía, y los adultos por el placer de encontrarse ante una historia bien contada.

Más que una bendición

El Boletín Oficial del Estado Mutante (BOEM) 114 de los New X-Men saluda la llegada del nuevo equipo creativo, a la vez que la formación mutante es embarcada en una aventura, E Is for Extiction, que afectará al futuro de su especie. Viendo cómo todo proceso evolutivo se basa en el exterminio de la raza menos evolucionada por parte de la avanzada, una teórica homo-sapiens -revelada como ¿hermana? de Xavier- aniquila a dieciséis millones de homo-superiores residentes en Genosha, para evitar que ellos golpeen primero.

La cascada de acontecimientos que esta escabechina desata, llevarán a Xavier a airear su condición de Profesor-X, provocando serios problemas a los residentes en su escuela. No conviene olvidar que Xavier es un incordio habitual para sus pupilos: de sus primeras bromas, basadas en fingir una pérdida de sus poderes o su muerte, pasó a las astracanadas en forma de prolongadas ausencias espaciales y transformaciones en peligrosas amenazas, Onslaught incluido.

La posibilidad de que algunos seres presenten una segunda mutación, encarnada en una incitante Emma Frost, otrora enemiga acérrima de los Hombres-X, supone un breve rayo de esperanza en mitad de la obscuridad genocida.

El BOEM 116 marca el final de este acaecido, cabiendo destacar que la entrega 115 había contado con una cubierta alternativa a la realizada por Quitely, firmada por B.W. Smith.

En el Anual X-Men se nos introduce a Xorn, mutante llamado a desempeñar papel fundamental en la salvaguardia de su casta. A su vez se nos hace participes de nuevos conceptos como la existencia de una tercera especie, el Homo Plus -conformada por humanos deseosos de convertirse en mutantes mediante el trasplante de órganos-, o de la consolidación mundial de la Corporación-X, creada por Xavier para defender los haberes mutantes en un mundo marcado por la mercadotecnia. Entre tantos intereses económico-genético-homicidas, el célibe Cíclope desoye los cantos de sirena de Emma, quien ríe sabiendo que ese ulises atracará en su puerto. Leinil Francis Yu, otrora realizador habitual de la serie, filma este relato en Marvelscope, formato apaisado saludado desigualmente por los prosélitos X.


Del Anual al 117, y muto porque me toca. En este caso  la mudanza también afecta al ilustrador, ahora Ethan Van Sciver quien funciona como encargado de la continuidad gráfica mutativa, alternando la elaboración de BOEMS -117, 118, 122, 124- o portadas -129, 130- En este intermezzo narrativo, seremos testigos de la imposibilidad de ser respeto, si uno no se respeta a si mismo. Los humanos desprecian a los mutantes, y éstos se burlan de sus compañeros menos agraciados. Reciclando las acertadas ideas de Malcom-X, quien al convertir la X en su apellido intentó denunciar la discriminación de su estirpe, podríamos decir que es imposible plantearse una unión de razas, sin que exista primero una relación igualitaria entre los miembros de cada estirpe.

De hecho, ciertas muestras de amor entre seres pertenecientes a distintas especies son consideradas antinaturales; y el pobre Hank McCoy ve calificada su dulzura de bestialismo. Por si La Bestia no tuviera suficiente con el palo anímico, su cuerpo y sus huesos son apaleados por una Cassandra Nova -transmutada a Xavier- que se beneficia de la ceguera antimutante para el exterminio de la progenie X, sabedora de que a los humanos les quedan tres telediarios antes de su autodestrucción. La marcha de Charles al espacio exterior es aceptada por sus alumnos, acostumbrados a que su mentor los abandone en el momento más inoportuno, lo que será aprovechado por Cassandra para intentar aniquilar a los mutantes usando la fuerza Shi'ar.

Ésta es una pequeña muestra de lo que podemos encontrar en el nuevo programa electoral de los X-Men tras su congreso refundacional. Dado que el ideario de la formación se publica con retraso en su edición traducida, considero aconsejable suspender en este punto el resumen de su temática, aunque debo afirmar que aquél que crea que ya ha disfrutado hace tiempo de lo mejor que le podían ofrecer los hijos del átomo está equivocado. En este campo, como en cualquier otro en la vida, lo mejor está por llegar.

Del BOEM 118 al 120 se desarrolla Germ-free Generation, el 119 cuenta con los lápices de Igor Kordey, desarrollando Quitely el grafismo en la última entrega. El 121,   también   por  Quitely,   se
enmarcó en el proyecto marveliano Nuff Said, basado en el silencio, durante diciembre de 2001, de los principales representantes de La casa de las ideas, quienes dejaron que la fuerza de sus imágenes hablara por sí sola.

La saga Imperial, donde se pone punto final a las andanzas de Cassandra Nova, se desarrolla a lo largo de los cinco meses siguientes, pese a estar planificada para cuatro. Van Sciver plasma las tres primeras entregas, Kordey el 125 y Quitely el 126, que necesitó de siete páginas extras para recoger la conclusión del arco, cerrando Morrison su primer año mutativo con un émulo de Lázaro, que se levantó y anduvo. Al ser 2002 El año de la araña en Marvel, esta entrega presentó la tercera parte de un divertimento centrado en Spiderman.






Soy tu destino
Mutante: 1. Que muta. // 2. na. Gen. Cromosoma u  organismo que resulta de una mutación. // 3. Descendencia de un organismo mutante (Diccionario de la lengua española. Real Academia Española, 2001).
El que tras casi treinta años haya roto mi voto de no acercarme a un libro de consulta, al igual que la mayoría de mis educadores, salvo para usarlo como arma arrojadiza, es señal del interés y curiosidad que ha despertado en mí esta etapa. Además, descubrí que entre aquellos que apoyaron más entusiásticamente la teoría de la evolución de Darwin, estaba un grupo de científicos británicos que respondía al nombre de The X Club.
Por cierto, eso de consultar un diccionario está muy bien; aprovechando que lo había desempolvado, lo utilicé como tarima para subirme a él, y llamar la atención de aquella que confío en que me ayude a mutar, y a que mi cuerpo no vuelva a ser el mismo, trocado por su contacto.

Salud, y abrigaros, que no todos tenemos un factor curativo.


Dentro de la Viñeta Nº24 año 2003


No hay comentarios: