martes, 31 de mayo de 2016

Bromas, las precisas

Las jornadas sobre humor en el periodismo de San Millán de la Cogolla abordan los límites y peculiaridades de este género

CARMEN MORÁN
San Millán de la Cogolla 28 MAY 2016

 El periodista, caricaturista político de 'La Voz de Galicia', Siro López, izquierda, durante uno de los encuentros. RAQUEL MANZANARES EFE

El humor es una herramienta poderosa con la que se puede matar, figuradamente, y por la que se puede morir, literalmente. Ninguna de las dos cosas debería suceder nunca. Ocurre lo mismo con el ejercicio de la profesión periodística. Por eso, cuando ambos quehaceres corren juntos el campo está minado y sortearlo no solo hablará de ética sino del mejor oficio. Humoristas, periodistas y académicos han reflexionado esta semana, sin más risas que las precisas, sobre el humor y sus límites, sus peculiaridades y servidumbres, los orígenes y las épocas, el poder y la responsabilidad. Convocados por la Fundación San Millán de la Cogolla, donde se celebró el encuentro —titulado El lenguaje del humor en el periodismo en español—, y la Fundéu BBVA, han tratado de diseccionar un lenguaje característico que ha encontrado acomodo en todas las épocas humanas.

Obligados a ser ingeniosos. Las nuevas tecnologías y las redes sociales parecen haber descubierto un chistoso en cada familia. ¿Acaso llevamos todos un cómico dentro? “Hay mecanismos mentales que ponemos en juego al detectar ironía, comicidad, y también al ejercerla. Solemos hacer un choque de escenarios, nos saltamos la lógica. Igual que un poeta lleva el lenguaje a su extremo más creativo, así hace el profesional del humor con su código propio”, explica Inés Olza, investigadora del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra. Pero, claro, no todos somos capaces. “Lo que pasa es que las redes ahora están proporcionando el mejor medio para ello. La viñeta es el arte de la condensación; los 140 caracteres también obligan a la síntesis, a la sentencia corta, que es la base del chiste. No creo que la comunicación digital empobrezca el lenguaje, más bien parece que nos ha obligado a ser ingeniosos”.

Como don Quijote. Cervantes ha salido a relucir en estas jornadas. Lo mencionó Siro López, caricaturista político de La voz de Galicia, con mucho tino, para diferenciar la risa de la sonrisa y diseccionar los géneros. “La comicidad no pretende más que divertir, mientras la sátira saca la carcajada a cuenta de una víctima (se lo merezca o no). Pero el humorismo nace con Cervantes, con un protagonista ridículo, sensato y lúcido. Es el primer personaje humorístico de la literatura. Es la sonrisa y lo tierno”. Andando el debate, nuestros humoristas concluyeron que el Quijote era gallego. O casi.

Cicerón y los zafios. El prócer romano ya distinguía entre el humor y lo cómico, explicó el catedrático de Lingüística de la Universidad de Valencia Ángel López. Y jura que en el siglo V antes de Cristo circulaba un chiste: ese del estudiante que vende sus libros para sacarse unos dracmas ante el estupor y enfado de su padre.  "Felicíteme, ya gano dinero con los estudios", le responde el hijo. Para López no hay una lengua por la que circule el humor mejor que en otra. Todo lo más habrá una sociedad más divertida o más amargada. Su preferencia el humor inglés: “El parlamentarismo inglés era una fuente permanente de humor”. Los romanos, sin embargo, eran de risa más zafia que los griegos, dice; lo que hoy vendría a ser caca, culo, pedo, pis. “Nosotros venimos de los zafios”.

¿De derechas o izquierdas? En los debates, en los que también participaron el caricaturista costarricense Arcadio Esquivel, el maestro y humorista Miguel López, El Hematocrítico, el periodista de Verne Jaime Rubio, la catedrática de Lengua en la Universidad de Alicante Leonor Ruiz Gurillo o el verso suelto que siempre es Julián Hernández, del grupo Siniestro Total, se coló por un momento el asunto político. Jorge Bustos, redactor de El Mundo, planteó esta duda: ¿es de izquierdas o de derechas el humor? Difícil. Cree que en España, en todo caso, han triunfado los que han intentado sofocar el humor y la ironía. Desde aquellos “hidalgos campanudos” que enarbolaban el “de mí no se ríe nadie”. Opina que la derecha en España no ha sabido hacer humor, que siempre es “subversivo y antiautoritario”. A eso le contestó el caricaturista colombiano Vladdo: “Los de los extremos no se ríen, ni a izquierdas ni a derechas”. “Y yo lo sé bien, porque en Colombia tenemos toda la gama de partidos: de izquierdas, de derechas, armados, desarmados, en proceso de desarme, con guerrilla y sin ella...”, bromeó.  “España se está llenando de indignados profesionales que solo entienden el humor como provocación”, zanjó Jorge.

De hombres o de mujeres. Natalia Meléndez, profesora de Periodismo de la Universidad de Málaga, cree que las mujeres “se ríen de otras cosas”. “Nos han educado durante siglos para no ser el payaso de la clase, para guardar la compostura, por tanto sería interesante saber en qué situaciones hace humor la mujer, y de qué cosas nos reímos”. Magí Camps, redactor jefe de Edición en La Vanguardia, no dejó pasar el asunto. “En el programa de la TV3 Polònia, tenían tres guionistas, hombres, y siempre imitaban a sus congéneres. Incorporaron imitadoras y ahora salen personajes como Esperanza Aguirre o la presidenta del Parlament, Carme Forcadell”, señaló. “No tener mujeres es una anomalía absoluta y una discriminación pura y dura”, dijo el guionista José A. Pérez Ledo, que elabora titulares de humor para Pepa Bueno en la cadena SER. “He participado en equipos numerosos de guionistas donde no había una sola mujer”. Terció entonces el productor ejecutivo de El Intermedio, en La Sexta, Miguel Sánchez Romero: “Y a veces hacen un humor salvaje y machista, porque tienen la licencia de autoflagelación. La masculinización de la profesión castra a las mujeres, que acaban haciendo un humor que quizá no sea el suyo”, dijo.



Viñeta premiada como la mejor de europa 2015

Ya está bien de gracia. El humorista gráfico de La Vanguardia Kap, recientemente premiado por la mejor viñeta europea de 2015, abundó sobre uno de los asuntos más delicados y complejos entre los que se reflexionó en el soberbio monasterio de San Millán, cuna de los primeros escritos en castellano: “Que puedas sostener en broma cualquier cosa que puedas sostener en serio”. O sea, no es tanto poner puertas al humor como a la opinión. No hace gracia un chiste machista o racista o antisemita si el que lo cuenta lo es, dijeron. “En todo caso, el humor en exceso es como el perfume, hiede”, apuntó otro límite el humorista Vladdo, que abrió estas jornada con un diálogo a ratos tróspido -no lo busquen en la RAE todavía- a ratos tronchante, con Forges.

Viralidad viene de virus. Moderadas estas jornadas por el periodista Toño Fraguas y la catedrática Elena Gómez, se abordó en ellas responsabilidad de los hablantes públicos. No todo el que trabaja para un medio de comunicación puede decirse periodista, pero sí comunicadores públicos; también aquellos que tienen un exitoso blog, por ejemplo. “Esos hablantes públicos tiene una responsabilidad por lo que dicen y por la dimensión viral que puede alcanzar”, señaló la investigadora Inés Olza. La ley ya pone algunas puertas a ese campo. Aunque quizá convendría saber cuándo caducan determinadas responsabilidades. “Nadie se ofendió con los tuits [sobre judíos y víctimas de ETA] del concejal madrileño Guillermo Zapata cuando los hizo”, apuntó el columnista Juan soto Ivars. ¿Cuándo prescriben nuestros delitos digitales?

Matar de risa. El humor, “un ajuste de cuentas civilizado con el poder, tiene el efecto de un bisturí: puede curar o matar”, señaló Miguel Sánchez Romero. Mejor matar de risa, pues. O como dijo la veterana periodista Nieves Concostrina: “Yo no hago humor, aunque a veces eche mano de él; solo soy una redactora; mi madre siempre me decía: hija, mejor caer en gracia que ser graciosa”. Y para el que algo más se considere, dejó este epitafio de Jardiel Poncela: “Si buscáis mayores elogios, moríos”.

El Pais

sábado, 28 de mayo de 2016

Tintín anarquista


Las obras de Hergé baten récords en las subastas. Su personaje se ha convertido en un símbolo del descubrimiento del mundo

JAVIER PÉREZ ANDÚJAR
Barcelona 27 MAY 2016

Tintín y Milú. HERGÉ-MOULINSART (2014)

No sabemos quién habrá soltado ese pastizal, pero ha sido Renaud, el cantante anarco de aquella Francia que llevó a Mitterrand a la presidencia de la República, quien vendió el pasado abril el original de Tintín por un millón de euros. Eran las dos páginas finales de El cetro de Ottokar, el álbum donde Tintín es definido, primero por la aristocracia de Syldavia y luego por la policía de ese reino, como “un joven anarquista”. Renaud se ha pulido esos dibujos y un montón más de la colección de originales de cómic que empezó a atesorar en los años ochenta. Le va bastante mal en muchos aspectos y, con la pequeña ayuda de sus amigos, lucha como puede por salir adelante. El exjoven anarquista de la canción francesa, que el año pasado, al volver de la mani contra la matanza de Charlie Hebdo, se rasgó las vestiduras escribiendo la melancólica y apasionada balada (muy a lo Aznavour), J’ai embrassé un flic (yo besé a un poli). El cantautor que a continuación había dejado caer que estaría dispuesto a votar al conservador François Fillon. El rebelde sin brújula, cuya primera canción (la compuso con 16 años), Crève, salope (revienta, guarra; se refería a la autoridad), era entonada a coro en la Sorbona ocupada del 68. Un millón de euros es lo que un desconocido ha apoquinado en la subasta de los dibujos de Tintín.

Tintín es belga, como Jacques Brel, como Audrey Hepburn, gente de esqueleto delicado y drama profundo. Está más cerca Tintín del Manneken Pis que de la torre Eiffel. Es un chavalín que va por el mundo con gabardina de periodista. Entonces era el tiempo en que las gabardinas se llamaban trincheras porque aún llevaban pegado el fango de la guerra mundial (la primera, pero los primeros nunca saben que están siendo sólo el principio). La diferencia entre ser belga y francés. Ahí surge un precipicio donde cabe algo más grande que el mundo, que es una concepción del mundo. Tintín, el gran personaje del cómic belga, es urbano, capitalino, con una profesión moderna y militantemente cosmopolita. Los grandes personajes del cómic francés son dos aldeanos de la Bretaña, Astérix y Obélix, acaso un par de chuanes. Dos paletos que han dado la vuelta al mundo del Imperio Romano para volver convencidos de que todo lo que va a importar en el universo llevará la huella gala. Es la diferencia entre la urbe y el orbe.

¿A dónde va Tintín con tanto viaje? La URSS, el Congo, Estados Unidos de los gánsteres, el Egipto de los faraones, la China de los fumaderos, la Escocia del whisky, Syldavia, las arenas del desierto, el Ártico, el Perú de los incas, el golfo Pérsico, el ascenso a la Luna en persona y las inmersiones submarinas, solitarias carreteras en las montañas suizas, vuelta a Borduria, Petra, La Meca, el Tíbet y su yeti, volcanes en las islas del Índico, la Centroamérica guerrillera… Pero es que Tintín no va, huye. Tintín es el fugitivo permanente, por eso siempre le dibujan corriendo. Lleva la evasión en su sangre, en la tinta. Hergé, su creador, empieza a publicar series en el mismo año en que muere el rey del escapismo, el gran Houdini. Desde el primer momento, Hergé y Tintín tienen que huir porque están abocados al linchamiento. A Hergé le persigue la fama de reaccionario y colonial. Ha ridiculizado a los sóviets de Moscú, ha ridiculizado a los negros del Congo, tras la invasión nazi de Bélgica le acusarán, cuando menos, de haberse mostrado tibio si no de colaboracionista.

Los niños lo leen con pasión, los padres lo miran de reojo, los intelectuales lo desprecian. Hergé y Tintín van aprendiendo juntos a fuerza de frustraciones, de depresiones, de amores mal llevados. Porque Tintín no es un solo álbum de Tintín, así no hay manera de leerlo. Tintín constituye una obra integral donde cada álbum corresponde a un capítulo. Todo Tintín completo e inconcluso (pues al igual que El hombre sin atributos es una obra que quedó sin acabar) configura una sola historia de formación. Y porque los niños lo saben, son los primeros que quieren leer todos los álbumes juntos, seguidos. A la biblioteca, los niños no íbamos los sábados a leer Tintín, sino a leer tintines.

No le da tiempo a Hergé de escapar del linchamiento, de salvarse, porque tampoco le va a dar tiempo de terminar su obra. Muere en 1983, y en la Barcelona de 1984 la Fundación Joan Miró le monta una exposición por todo lo alto. Hergé había homenajeado antes al pintor catalán en un álbum de título complicado y enigmático: Stock de coque. El villano Rastapopoulos tiene colgado un miró en la cabina de su yate Scheherazade.

Pero entonces, en el orwelliano año de 1984, lo más emblemático de nuestra progresía creativa e intelectual le saldrá al encuentro al nombre de Hergé (pues el hombre de Hergé ya no está) y contestará con el Manifiesto contra la exposición Tintín y Hergé. Les ofende a los firmantes que se le haga caso a un tipo tan políticamente sospechoso, pero no quieren decirlo así. Esto otro es lo que argumentan: “En nuestras latitudes, donde los cómics aún no han conseguido el merecido prestigio oficial y popular que han alcanzado en otros países cultos, resulta sumamente peligroso para el reconocimiento adulto del noveno arte que la Fundación Miró elija, para su primera exposición monográfica de cómics, una obra con destinatarios infantiles y sin el rango estético suficiente para ser huésped de una entidad con un nombre tan ilustre”. Siempre traicionando a los niños. La cita, la noticia entera están disponibles en la hemeroteca online de EL PAÍS con fecha del 14 de septiembre de 1984.

Los alucinantes viajes de Tintín no son los viajes extraordinarios de Julio Verne, otro francés, otro satisfecho de sí mismo. Verne quiere explicar el mundo y Hergé quiere descubrirlo. Tintín es el descubrimiento del mundo, y por eso, en la que va a ser su última aventura terminada, Tintín y los pícaros, ocurre el hecho más trascendental en la biografía del muchacho. Ha dejado de llevar sus eternos bombachos, ya le da vergüenza llevar pantalones cortos, y aparece con vaqueros. El cuerpo cubierto y el mundo descubierto. Esto es lo que nos ha contado Hergé con su joven anarquista.

Javier Pérez Andújar es escritor, autor entre otras obras de Todo lo que se llevó el diablo y Paseos con mi madre.


El Pais


viernes, 27 de mayo de 2016

Revista El Jueves, 39 aniversario.


El Jueves, la revista que salía los viernes, ahora lo hace los miércoles, explico esto por el aniversario.  Porque tal día como hoy hace la friolera de treinta y nueve años aparecía la revista semanal de humor (gráfico) El Jueves, 39 años. Supongo que el próximo año, coincidiendo con el 40 aniversario lo celebraran por todo lo alto. 

El Jueves, una rareza, un rara avis, no ya en el aspecto de la historieta en España, sino en el devenir cultural en este pais. Y aunque atrás quedan, allá por los años 90, récords de venta con más de 200.000 ejemplares, aun hoy esta entre los 90.000. Como leo en wikipedia una cita de Jesus Cuadrado: "un ejemplo de publicación tan personal como aislada, tan libre como repetitiva". Y es que por El Jueves han pasado generaciones de dibujantes y guionistas, muchos de talla mundial. Una revista que ha seguido manteniendo un espíritu rebelde, y sus trabajadores.

Da gusto ver como de forma paralela a el periódico el Pais que cumple 40 años de forma seria, sesuda, formal, como el reverso de una moneda, el Jueves nos contaba las noticias de otra forma: más cruda, más satírica, con mala leche y mucho humor.

Entre el desorden, el caos y la vorágine que es mi cuarto localice los extras del Jueves del 15 y el 25 aniversario. Hay mas y tengo que tener mas por alguna parte, pero en estos extras hay un par de curiosidades que pongo por aquí. 

Recomiendo una visita al enlace de la Wikipedia sobre el Jueves: aquí, muy interesante.


























LA PRIMERA VEZ...
Pues eso, que El Jueves tiene muchos colaboradores y que para todos hubo una primera vez. Y la primera vez ya se sabe, nervios, ganas de quedar bien y todo eso. De paso, les hemos pedido que nos dibujen su bufón de El Jueves , más que nada porque como saben dibujar mejor que escribir...

 AGREDA
Como suelen decir, la primera vez nunca es como uno se la imagina. Muchos nervios, manos sudorosas, uno no sabe ni por dónde empezar, dónde meter cada cosa. No recuerdo cuánto tardé en hacer aquellas dos páginas. Me leí cada chiste cien veces, escribía y reescribía. Por fin, después de darle muchas vueltas y de redibujarlo todo, acabé mandándolo. ¡Y, cuando salió publicado, me di cuenta de que NO LO HABÍA FIRMADO! ¡La primera vez que publicaba en El Jueves y nadie sabía que esas páginas eran mías! Menudo disgusto le di a mi madre.

AURELIO
Me pide Mayte unas líneas ("breves, ¿eh?") para explicar cómo llegué a esta revista, y casi tengo que echar mano de la máquina del tiempo para situarme nada más y nada menos que veintidós años atrás. "La Codorniz", donde debuté con mis escritos, no hacía mucho que había cerrado definitivamente, y andaba yo (solo o en compañía de otros) intentando colocar mis folios donde me dejaran. Y fue en la primavera de 1980 cuando me acogió "El Jueves", en compañía del dibujante José Luis Cabañas. Por aquel entonces uno escribía a máquina, borrando con "tipp-ex" cada error (esto a muchos lectores les parecerá arqueología pura y dura), o rompiendo directamente el folio para empezar de nuevo cuando no le gustaba lo ya escrito.

AZAGRA
Yo entré en El Jueves en el 84, casi por casualidad. Estaban haciendo un extra de música y me llamaron para preguntarme por maneras de colarse en un concierto. Al poco entré, yo quería meter el personaje del borracho, pero Gin quería punkis, o sea que pedí permiso a Pedro Pico y Pico Vena, que ensayaban cerca de casa... y desde entonces.

BERNET
Cuando Bernet, Trillo & Maicas llegaron a El Jueves diciendo que traían un personaje de "puta madre", nadie les creyó. "¡Anda ya!", les dijeron. Allí había mucha calidad, el listón estaba muy alto y era difícil entrar en la mejor revista del mundo. Ellos lejos de acojonarse sacaron de la carpeta su arma secreta: Clara de Noche, que era muy puta y muy madre.

DARÍO ADANTI
Todo empezó cuando Albert Monteys me pidió una media página de prueba para el "Manda Huevos",
suplemento mítico que ya forma parte del legado arqueológico de este país. Pero las fuerzas
universales de la desintegración estaban por hacer su aparición: con la fecha de entrega encima, se
me rompió el scanner. Así que tuve que aprender a dibujar con el ratón, consiguiendo con el tiempo una gran agilidad de muñeca, lo que me permitió desarrollar el estilo actual de mis páginas, al mismo tiempo que descubría un sinfín de nuevas sensaciones en el campo de la auto-erótica.

FER
La imagen del primer día es imborrable. Aquella primera redacción estaba un poco desordenada. En un rincón de la cueva, al fondo, el entrañable Raf pintaba unos bisontes sobre la pared, su ayudante Kim mezclaba arcillas y hierbas para hacer colores. Metros más allá estaba Gin, el gran chamán, intentando encender fuego frotando enérgicamente unos palos. Óscar había salido a cazar unos jabalís. Yo dejé la lanza en un rincón y me senté.

FORGES
1977. Llovía ; los puestos de la Rambla de las Flores, por donde paseábamos inquietos, a la espera de ver la revista en los quioscos, estaban cubiertos de plásticos transparentes. -"Es que el agua de lluvia pudre las flores de invernadero"- nos dijo Gin. Ya ante uno de los quioscos de prensa, preguntó al quiosquero: -"¿Tiene «El Jueves», la revista que sale los miércoles? Es nueva." El quiosquero se encogió de hombros, con ese gesto tan de los quiosqueros, y dijo: -"¿Es de fútbol?"

GALLEGO Y REY
Hace 19 años que fuimos juntos por primera vez a Barcelona. En EL JUEVES, siempre con vocación de lanzadera, atentos a cualquier nuevo talento que surgiera, no tardaron en darnos un toque. Aquella vez no pudo ser, pero ese viaje nos sirvió para ampliar nuestras fronteras, poder desayunar en uno de los últimos vagones restaurant estilo Orient Exprés y para perpetuar un rito que, hoy en día, cada vez que vamos a Barcelona realizamos: bajar Las Ramblas, empaparnos de su vitalidad y sentirnos afortunados porque ese día no tenemos la hora de cierre del periódico pegada al culo.


GRAS
Cuando empecé a publicar en El Jueves hace..... mucho tiempo (luego hubo un paréntesis de unos 12 años) firmaba mis dibujos con mi nombre de pila: Miquel. Era una caligrafía de aspecto árabe y, todo hay que decirlo, ilegible, hasta tal punto que en una ocasión mi firma desapareció del dibujo, la causa: ¡el de los fotolitos creyó ver un "pelo" impresionado al lado de la imagen !


 GUILLERMO
Ángel y yo llegamos a El Jueves en enero del 96. Era el número 972 y empezaba la campaña electoral que en mayo llevaría al PP a La Moncloa. Sea por nuestro talento, sea por el Gobierno de Aznar, lo cierto es que esta revista de humor no ha parado de ganar dinero desde entonces. La maravillosa Maite me ha dicho: escribe algo sobre la primera vez. Pero aunque para ella no significó nada, y no le dio mayor importancia, yo no lo voy a contar nunca.


IDÍGORAS & PACHI 
Llegamos con unos dibujillos nuestros para presentárselos a Gin. Le enseñamos unos dibujos de Idígoras y otros de Pachi -entonces siempre dibujábamos por separado. A Gin, loado sea, le parecieron bien, pero sólo tenía una página disponible, y éramos dos dibujantes. Entablamos entre ambos un cordial diálogo para ver quién se quedaba con la página, a resultas del cual Pachi sufrió fractura de fémur y un ojo morado e Idígoras rotura de tabique nasal y múltiples contusiones. En vista de que nadie cedía, decidimos unir nuestros dibujos, y así hasta ahora.

 JA
¿Cómo aterricé en El Jueves?... Hace 25 años... estaba yo dirigiendo "El Rey León" en Disney, cuando vi un anuncio en el "Californian Post", solicitando dibujantes con mucho talento, para El Jueves. Mandé mi curriculum... y por equivocación puse la afoto de mi miembro viril. Me fichó la directora de recursos humanos, en el acto... (después del acto, para ser precisos)... y desde entonces, todas las semanas...

JJ
La verdad es que no me acuerdo mucho, pero fue una "experiencia religiosa". Me llamó José Luis Martín, el del Dios Mío, a encargarme algo de curas y radio, a mí me parecía que me llamaban desde el Olimpo de los dioses "eh, tú, pobre mortal, pinta algo de esto". Hasta que me encargaron a la semana siguiente otro chiste, sólo esperaba que me llamasen para decirme "vaya puta mierda, ni se te ocurra volver a dibujar". La verdad, un infierno. A veces todavía tengo la paranoia de que me llamen para hablarme de la mierda y mi arte...

J.L. MARTÍN
Mi primera vez fue la primera de todas. José llario a un editor que me había solicitado para colaborar en POR FAVOR, me llamó convencido de que yo podría hacer una revista de humor. Él estaba convencido, yo en absoluto.
Por eso me alivió cuando me dijo que me acompañarían en la aventura Tom y Romeu, que ya eran humoristas experimentados, llevaban tiempo haciendo una revista llamada MATARRATOS. Por cierto, José llario nos pidió una lista de posibles nombres para la nueva revista de humor. Nosotros, plenos de autosuficiencia juvenil le presentamos una larga lista de nombres cachondos, transgresores, originales, etc.. Él se miró la lista, dio una calada al puro y nos dijo: "se llamará El Jueves, la revista que sale los viernes" - al principio la revista salía los viernes. A nosotros nos pareció un nombre estupendo, que por algo era el señor que pagaba. Y así hasta hoy.

 JULIUS
Creo recordar que en una vida anterior perpetraba textos en agencias de publicidad... Cuando llegué a El Jueves, comencé a dibujar monigotes sin palabras... y hasta hoy. Mi psiquiatra dice que no me preocupe (pero me mira raro)... en fin... no sé qué más añadir... ¿puedo irme ya?

 KIM
25 años ¡Quién lo diría!
Eso, cuando me llamó Romeu para tomar parte en una nueva revista, que se llamaría El Jueves, creí que sería de esas publicaciones que salen y desaparecen en un par de semanas. Desde luego no fue así. Ya que El Jueves sigue más vivo que nunca, y yo a su lado.



LADISLAO KUBALA
A principios de la primavera de 1999 decidí mandar algunos de mis tebeitos a El Jueves. Hacía mucho tiempo que la idea me rondaba por el cráneo pero la verdad es que no me atrevía. Mis amiguetes dibujantes del "Kovalski Fly" (fabuloso fanzine) no dejaban de animarme, pero sobre todo una conversación que tuve con Pedro Vera (que ya llevaba un tiempo por aquí) terminó por convencerme. Mande unas ocho páginas por correo a la atención de Albert Monteys, y cuando aún no había pasado una semana me llamó. Me había tocado la lotería.

 MAIKEL
Tres meses me pasé con el hombro derecho descoyuntado, a causa del fastuoso corte de mangas que le hice al jefe de personal del banco en el que trabajaba, al anunciarle que me largaba a trabajar a El Jueves, segundos después de que el inolvidable Gin me ofreciera dirigir una nueva revista de humor que se llamó Puta Mili.
Un sueño.

 MANEL FONTDEVILA
Yo subía una escalera con la carpeta y los nervios e Iva bajaba, y lo reconocí y pensé: "le diré que me gusta mucho lo que hace y que mi abuela y su madre son primas" (que era verdad), y luego no sé qué cono pasó pero di un traspiés y me caí con toda la carpeta y los papeles, e Iva pasó y sin mirarme dijo "¡Qué juventud!". Y me puse muy colorado. Muy triste. Y vale, no fue la primera vez, pero sería la segunda o la tercera. La primera fue sin anécdota. Bueno, sí: entregué en el plazo correcto, casi nada.


MARIEL&BARCELÓ
Mariel.- No me acuerdo, eso fue antes del alzeheimer. Manel.- Acompañé a Mariel a entregar las páginas de Contactos y el Gin nada más verla le soltó: "Tú, Bruja, ahórrame la faena. Tira esa mierda a la papelera". Era la redacción más acida del humor gráfico español y consecuentemente el personal podía ser muy cruel con sus bromas. Un colaborador imprudente pregonó su angustia porque, según él, se estaba quedando calvo. Al final abandonó la redacción por prescripción de su psicólogo. Y el muy jodido Ha acabado quedándose calvo. Como muchos de nosotros. Como todos, de aquí a cien años.

 MAURO
La primera vez que apareció algo mío en El Jueves fue en 1986. Sacaron la portada de un tebeo mío en el "En familia" (o como se llamase entonces) del número 462. Yo me dije: "A éstos ya les tengo en el bote; dentro de poco me llamarán para pedirme que colabore en la revista". Y así fue; sólo tuve que esperar catorce años y setecientos cincuentaitrés números.

MENDRUGOS 
A principios de 1990 empezó a publicarse en El Jueves (a media página) el personaje M.M. que yo (Juan) creara para la revista "Campus" de la Universidad de Murcia. En mayo de ese año, Gin, vio algunos trabajos nuestros (con el color a óleo de Jorge) en el Salón del Cómic; sus palabras fueron: "Nens ¿Por qué no me hacéis un par de paginitas de éstas?".. dicho y hecho, ese mismo verano juntamos a M.M. con sus otros colegas y creamos Los Mendrugos.

MONDO LIRONDO
Circa 1982. Yo estaba en clase de ciencias. Una de mis compis traía un ejemplar. A mí me dio un ataque de risa incontenible, tras ver los fotomontajes de "The Gilipolitical llustrated" y leer una desternillante historia de Martínez El Facha que se llamaba "La Gran Reunión". Acabamos castigadas por las monjitas, "por leer blasfemias antiespañolas ". Yo me llevé aquel Jueves a casa, para saber con detalle qué era la blasfemia y la antiespañolidad. Todavía sigo sin entender qué son esas dos cosas, pero... Grace Morales, Mondo Brutto.



MÓNICA Y EVA
Nos pide Mayte que expliquemos cómo fue nuestra primera vez. Pues ésta es la historia. La verdad es que teníamos ganas desde hace tiempo. Algunas amigas nuestras ya lo habían hecho y nos contaron que era increíble. Nosotras teníamos sensaciones encontradas, por un lado nos apetecía un montón y por otro nos daba como un poco de miedo... Al final nos decidimos, y la verdad, fue genial. Desde entonces le cogimos el gustillo y procuramos hacerlo cada semana. Y es que esto de publicar en El Jueves engancha, y más a nosotras, que somos un pelín viciosillas...

MONTEYS
Llevé mi carpeta a El Jueves, les pareció bien y me cogieron. Los primeros dos años viví convencido de que en cualquier momento alguien se daría cuenta del error que habían cometido publicándome y me dirían "mira, chaval, nos hemos equivocado contigo, lo siento pero no vuelvas más", de modo que cada vez que iba a entregar dejaba los originales tan rápido como podía y salía por patas. Ahora me estoy medicando y lo veo todo de otro color. Ya no me levanto en mitad de la noche gritando: "¡Puedo hacerlo mejor, denme unos años!".




 

ÓSCAR
A finales del 77 asistí a mi primer consejo de redacción con los nuevos compañeros de El Jueves. Encontré muy serio el ambiente comparándolo con el choteo que nos traíamos en los consejos de El Papus, en donde se celebraban las animaladas más grandes. Se habló de los temas a tratar y yo viendo que el asunto estrella iba a ser la visita de Santiago Carrillo a Nueva York, noticia que en El Papus hubiésemos tirado a la papelera por triste, apunté: "metemos en portada un potorro y de título: feliz mil novecientos setenta y...chochoooo!!!" ¡Qué silencio se hizo! ¡Qué miradas de reprobación! ¡Se cortaba el ambiente! Yo me dije: "chato, poco vas a durar entre tanto tío sesudo"...y no, que ya llevo 26 años y medio. Será porque todo circo necesita un buen payaso.

OZELUÍ 
Pues resulta que unos colegas y yo hacíamos en Granada un suplemento en plan tebeo (el legendario DON PABLITO) para una guía del ocio local (aunque no estaba claro quién era el suplemento de quién). De eso hace ya tres lustros, ni pensarlo quiero. El caso es que a alguien se le ocurrió enviar el suplemento de marras a EL JUEVES a ver lo que pasaba. Y lo que pasó fue que nos publicaron algunos refritillos. Eso me animó a empezar a mandar cosas, y más cosas, y más cosas... y así hasta ahora.

PALLARÉS
La primera vez que acudí a la redacción de El Jueves me pasó como la primera vez que fui de putas: creía que aquello sería la hostia (juerga, alcohol, cachondeo...! Pero cuando llegué allí ni whisky, ni juerga, ni sexo, ni nada que se le pareciera. "La gente viene aquí a trabajar", me dijeron tanto la madame como J.L. Martín. Eso sí, en un sitio fui a pagar y en el otro a cobrar... ¡que hay una diferencia!

PEDRO VERA
Jamás olvidaré aquella llamada de Albert Monteys, allá por octubre de 1998, para preguntarme si quería colaborar en El Jueves. Tampoco podré olvidar la primera vez que me encargaron la portada de la revista, ¡Qué ilusión! ¡Qué orgullo! ¡Qué satisfacción!... ¡Qué pedazo de querella por injurias al ejército español!...
(y qué gran victoria).





RAMÓN DE ESPAÑA
Cuando recibí la llamada de la gente de EL JUEVES ofreciéndome la posibilidad de escribir una columna semanal en la revista, a punto estuve de decir: "¡Ya era hora, chicos! Llevo leyéndoos desde el número 1, me he dejado una pasta en vuestras mamarrachadas y ya era hora de que parte de esa pequeña fortuna me fuera restituida". En vez de eso, dije que sería un placer. Y no me equivoqué.

RICARDO Y NACHO
Entramos en El Jueves, hace ya algunos años, porque el cabrito de el Gin quería que nos encariñáramos con él y que luego estuviéramos el resto de la vida echándole de menos-, porque J.L. Martín se enamoró secretamente, en plan vicio inconfesable, de Elma, y al Óscar, Goomer le recordaba a un hijo secreto del profesor Cojonciano.
El Fer nos apoyó porque nos lo llevamos de copas y le hicimos unas fotos comprometedoras. A su vez, él nos mandó de copas con Kim y nos las hicieron a nosotros. Como se ve, estábamos condenados a El Jueves.

THARRATS
El Jueves estaba en un edificio de oficinas serias. Afortunadamente había pinceles por todas partes (de cuando los dibujantes se manchaban pintando, no como ahora con el Photoshop). En la redacción había mucha concentración, excepto por parte del maquetista Chema, que chillaba (cantando, o así) como un descosido sin que a los demás les desconcentrara. Una estampa sublime. Luego conocí a Miguel Ángel Nieto y me llevó en su furgoneta, haciéndome entrar por la parte posterior porque la puerta lateral estaba atrancada. "Es de carga, se entra por detrás" -dijo. Por suerte, nada que ver con el resto de las grises oficinas.

TONI
Mi primera vez... ¡uf!
Creo recordar (y quiero recordar) una comida con el entrañable GIN, para pedirle consejo y trabajo. ¿Un par de años después de la aparición del primer número? Es probable. Sé, eso sí, que mis primeros chistes fueron sobre la despenalización del aborto (supongo que para cubrir cualquier posible eventualidad)

VELÁRDE
Tenía una cita con J.L. que había visto algunas páginas mías y había oído cosas buenas de mí (todavía me pregunto quién se las contaría). "Quiero hacer una serie sobre mendigos e indigentes. Se llamará Porca Miseria", le dije "¿Y podrás?", "¡Por supuesto!" le dije con ese aplomo que sólo poseen los que tuvieron una amplia colección de Madelmanes. Un año más tarde alguien pensó que la serie no funcionaba y que me hacía falta un poco de experiencia. Me botaron a la calle y anduve rebuscando en los contenedores durante un año, después de lo cual volví a la redacción y le dije a J.L. "Tengo una idea para una serie" "¿Sobre mendigos?", me preguntó, "No sobre tres chicas, "¿Y podrás?"... Han pasado tres años de aquello y por la redacción se rumorea que tal vez no me vendría mal un cambio de sexo...

VENTURA
Miguel Ángel Nieto y yo llegamos a El Jueves impelidos por dos BOOMS. El BOOM del cómic, en los 70, y el BOOM de la revista El Papus, una década después. Al llegar aquí casi todos los colaboradores eran ya viejos compinches, por lo que aquello no fue un cambio de colegio sino más bien un cambio de aula con los mismos gamberros como compañeros de fatigas.

VERGARA
En septiembre de 1999 yo ya llevaba un mesecillo haciendo los guiones de Los Chapas y andaba dando la brasa a la gente de El Jueves para ver si me dejaban dibujar algo cuando, en una de mis visitas a la redacción, un nervioso Monteys (o eso deduje yo al ver que se encendía el cigarrillo por el filtro) me pregunta si puedo hacer media página en la línea del suplemento (¡No se vayan todavía!) con mucha urgencia para el día siguiente. Yo que soy más chulo que un ocho le dije que sí y tuve que improvisar un estudio de campaña en casa de mi cuñado (donde me hospedo cuando voy de visita a Barcelona desde mi Huesca residencial) y trabajar gran parte de la noche para dibujar una marcianada didáctico-científica sobre el tupé de John Travolta.


VIZCARRA
Recién salido de Bellas Artes, corría el año 1990, me dirigí a El Jueves con mi carpeta (de original, nada de nada). Allí me topé con Gin, con el que acordamos hacer algunas pruebas para la revista, y de momento aquí estamos.
Este año también se conmemora el 25 aniversario de la muerte del "Rey" ¡¡Brutal!!





Leyendas del diablo

Grendel trasciende los géneros para conformar una saga fascinante que se expande por un universo plagado de escenarios, personajes y giros.

JAVIER FERNÁNDEZ



GRENDEL VOL. 1: HUNTER ROSE. Matt Wagner y otros. Planeta Cómic. 600 páginas. 45 euros.

A comienzos de los 80, el panorama del cómic americano independiente era un hervidero. Dave Sim había abierto fuego en 1977 con su Cerebus, y en apenas un lustro las estanterías se llenaron de propuestas audaces, alejadas de la ética de las grandes compañías: Flaming Carrot (1981), Nexus (1981), Destroyer Duck (1982), Love and Rockets (1982), etcétera. De la noche a la mañana, el mercado dejó de ser cosa de dos, merced al esfuerzo de empresas tan meritorias como Eclipse, Fantagraphics, First o Pacific. Uno de aquellos sellos editoriales era Comico, que, en 1982 lanzó la cabecera colectiva Primer, todavía a caballo entre el fanzine y la revista profesional. Entre sus colaboradores, figuraba el jovencísimo Matt Wagner (Pennsylvania, 1961), hoy convertido en uno de los nombres propios del tebeo estadounidense, al que se le ofreció la oportunidad de iniciarse en el medio con el segundo número de Primer. Allí fue donde comenzaron las aventuras de Grendel, personaje fetiche del autor y uno de los conceptos más originales de la historieta de acción de los últimos 30 años.

"Demonio, fuerza invisible, representación de la agresividad que parece poseer a diversos individuos con diferentes resultados", tal como lo definió Lorenzo Díaz en su Diccionario de superhéroes, Grendel trasciende los géneros para conformar una saga fascinante, que arranca con las aventuras del millonario y genio criminal Hunter Rose y se expande por un universo noir y futurista plagado de escenarios, personajes y giros argumentales. Es difícil definir este cómic de culto, y quizá no haya necesidad de hacerlo; se trata de una obra ambiciosa, interpretada a lo largo del tiempo por numerosos artistas (con libertad creativa, pero siempre bajo el control de Wagner y siempre con una notable calidad media).



Se da la circunstancia de que la trayectoria editorial de Grendel, que en Estados Unidos acabó encontrando acomodo en el catálogo de Dark Horse, ha sido de lo más errático en nuestro país, lo que ha dificultado su acceso a los lectores. Por fortuna, Planeta se ha decidido a rescatar la obra maestra de Wagner en cuatro volúmenes, a partir de los materiales de la reedición por parte de Dark Horse en formato Omnibus. El primero de ellos, cómo no, contiene las historietas protagonizadas por Hunter Rose, con quien se inicia el linaje del antihéroe. Van aquí compiladas algunas de las teselas más atractivas del mosaico que es Grendel, comenzando con Grendel: Diablo por sus actos, la versión definitiva del inicio de la saga, que Wagner retocó en diversas ocasiones desde aquel lejano número 2 de Primer. Van también las celebradas miniseries Grendel: negro, blanco y rojo y Grendel: rojo, blanco y negro, suma de historietas cortas firmadas por decenas de autores, así como Grendel: Contemplad al diablo, con el que Wagner celebró, en 2007, los 25 años de vida del personaje, y la breve Grendel: Simpatía por el diablo, también escrita y dibujada por Wagner. Son 600 páginas absorbentes y muy recomendables.

Malaga Hoy



Héroes y monstruos

JAVIER FERNÁNDEZ


THE LEAGUE OF EXTRAORDINARY GENTLEMEN, 1. Alan Moore, Kevin O'Neill. Planeta Cómic. 192 páginas. 20 euros.

La colección Trazado de Planeta Cómic ha completado el milagro de publicar íntegramente el Fénix de Osamu Tezuka. Han sido 12 tomos de gran formato, encuadernados en cartoné, con el orden de lectura original y un buen número de páginas a color. Todo un sueño, largamente postergado, para los amantes de la obra del Dios del Manga. El último tomo, subtitulado Egipto, Grecia, Roma, pone al alcance de los lectores cuatro sagas anteriores al propio comienzo de la serie (las tres del subtítulo junto con una versión prototípica de Los albores de la historia), una especie de ensayo general de la obra publicado entre los años 1954 y 1957. He venido recomendado puntualmente todos y cada uno de los volúmenes de Fénix, y ahora que al fin disponemos de la obra en su totalidad, vuelvo a invitarles a que se acerquen a este título singular y maravilloso, el más querido por su autor.



Y como la vida sigue, Trazado se ocupa ahora de reeditar otra serie sobresaliente del tebeo internacional: The League of Extraordinary Gentlemen, conocidísimo título de Alan Moore y Kevin O'Neill. Este primer tomo contiene materiales del volumen 1 de la Absolute Edition, que aquí se presenta en un formato muy manejable, con su tamaño original. Van los seis números de la miniserie inaugural y algún material extra, con nueva traducción y nueva rotulación (en un tamaño de letra más bien minúsculo, todo sea dicho). Esta Liga de los Caballeros Extraordinarios fue uno de los varios títulos con los que Moore asombró a propios y extraños a finales del siglo pasado, cuando se sacó de la chistera la línea America's Best Comics de una sola tacada, una línea que incluye virguerías como Promethea, Tom Strong o Top Ten. De todas aquellas series, The League es la única que sigue hoy en marcha, siempre con O'Neill en el tablero de dibujo. Héroes y monstruos de la literatura popular (Allan Quatermain, el capitán Nemo, Mr. Hyde, el Hombre Invisible, etc.) conforman esta suerte de supergrupo victoriano, pleno de aventuras y cargado de referencias culturales.

Malaga Hoy


Un maestro de maestros

JAVIER FERNÁNDEZ



CREEPY PRESENTA: ALEX TOTH. Alex Toth y otros. Planeta Cómic. 168 páginas. 25 euros.


Creepy presenta continúa ofreciendo monográficos del trabajo de los mejores autores que colaboraron con la mítica revista de terror de la editorial Warren. En este caso, es el turno del mismísimo Alex Toth, maestro de maestros, un dibujante revolucionario que amplió los límites de la historieta con su dinamismo narrativo y su atrevimiento formal. El volumen recopila 16 cómics publicados en Creepy entre los años 1965 y 1981, más cinco que aparecieron en Eerie entre 1966 y 1975, todas ellas pruebas del talento gráfico infinito de Toth, que dibuja y entinta todas las piezas, menos cuatro, realizadas en colaboración con Leo Durañona, Leo Summers, Romeo Tanghal y Carmine Infantino. En el apartado literario figuran guionistas como Archie Goodwin, Doug Moench, Steve Skeates, Bill DuBay, Roger McKenzie o el propio Toth. Sencillamente imprescindible.

Malaga Hoy

Los 80 de Snoopy

JAVIER FERNÁNDEZ 

SNOOPY Y CARLITOS, 17. Charles Schulz. Planeta Cómic. 326 páginas. 18 euros.


El décimo séptimo recopilatorio de Peanuts contiene las tiras diarias y dominicales de los años 1983 y 1984, más de 300 páginas consagradas a uno de los mejores cómics de todos los tiempos. Como afirma Leonard Maltin en su introducción: "Uno no puede ni debería juzgar una tira por una entrada individual; algunos días son más divertidas o inspiradoras que otras. Es la consistencia de Snoopy y Carlitos en estas tiras de principios de los 80 lo que lo hace genial. (…) ¿Cuántos escritores, artistas o actores pueden presumir de este nivel de talento después de tres décadas de producción continua? Esta es solo una de las razones por las que Charles M. Schulz era tan respetado en su profesión, y amado por el gran público".


Malaga Hoy

sábado, 21 de mayo de 2016

Entrevista a Miguel Gallardo en ABC

«La equivocación es la única forma de encontrar el camino, no me gusta la ilustración que no arriesga»

Miguel Gallardo es uno de los autores españoles que mejor ha sabido aguantar los vaivenes de la industria del cómic. De la «línea chunga» ha sabido pasar al cómic autobiográfico, además de ilustrar publicaciones como «The New Yorker»

 Miguel Gallardo, en plena acción

PABLO DELGADO - @pa_dg - 17/05/2016

Todos tenemos una historia que contar. Una experiencia que nos ha ocurrido a lo largo de nuestra vida y que nos ha llegado a marcar un antes y un después en nuestro camino. Esta experiencia la podemos dar a conocer a través de un medio de expresión, en el que nos sintamos cómodos para compartirla con el mundo que nos rodea. Esto lo hace a la perfección el ilustrador y dibujante Miguel Gallardo (Lleida, 1955). Con una amplísima trayectoría en la ilustración, es conocido en el mundo del cómic español por ser el creador de «Makoki» en 1977, el que sería el personaje más popular y emblemático del cómic pertenceciente al movimiento contracultural surgido en la segunda mitad del siglo pasado y que promovía manifestaciones artísticas marginales y contestatarias en los 80. Además de crear a Makoki, Gallardo fue miembro fundador en 1979 de la histórica revista «El Víbora», y autor fijo desde sus inicios. En estos primeros años fue uno de los máximos exponentes de la tendencia que se dió en llamar «línea chunga» y que ejemplificaba dicha publicación.

En los años 90 su carrera despega como ilustrador, llegando a ser muy reputado en el sector. Así, ha colaborado y colabora regularmente para varios diarios de tirada nacional como para revistas en nuestro país. Pero el punto de inflexión en su carrera fue cuando dejó sus inicios atrás y se sumergió en el desarrollo biográfico a través del cómic, y con ello llegó «Un largo silencio» y el éxito «María y Yo» (2007) (dedicadas a su padre y su hija respectivamente). En 2010 Felix Fernández de Castro dirigió un documental basado en el libro,que quedó finalista en los Premios Goya y los Gaudí de aquel año.

Además, volviendo al año de la publicación de «María y Yo», se produjo otro momento cumbre en su carrera con la llamada de la revista estadounidense «The New Yorker», con la que realiza varios trabajos. Todo ello compaginado con su faceta educativa en la que imparte talleres de ilustración además de charlas para padres y profesionales de su experiencia y compromiso con las personas con discapacidad.


Con un estilo personal en el que predomina un trazo garabateado llevado a la más alta expresividad y con una paleta escueta de colores, pero muy efectiva, nos trae este año un «Turista accidental» (Astiberri) en el que se muestra como un incansable viajero.

Lleva varias décadas dibujando historias ¿siempre tuvo claro que se quería dedicar a dibujar?

–Si, yo respondía bastante al tópico de nacer con un lápiz, siempre estaba dibujando, en casa, en el colegio. En vez de atender las clases, dibujaba. Era una especie de reino secreto en el que refugiarme.

¿Qué es para usted el dibujo?

–Ha sido un montón de cosas, al principio el dibujo es un fin en si mismo, uno quiere ser el mejor en su clase, el mejor dibujante de cómics, el mejor ilustrador del mundo. Cuando empezé a dibujar para María, mi hija de 21 años que tiene autismo, descubrí que era una via de comunicación importante y ahí descubrí que el dibujo es un lenguaje, una herramienta de comunicación, algo que vá mas allá de su aspecto artístico y estético.

¿Cuáles son sus ilustradores de referencia? ¿Qué puede llegar a inspirarle?

–He tenido muchos ilustradores en mi vida de referencia, como mi formación artística fue escasa, mirar a los maestros me sirvió de aprendizaje. Los ilustradores de mis primeros libros de aventuras, los dibujantes de Bruguera, los ilustradores del «New Yorker», pintores, animadores, Ben Shahn, George Grosz…no hago mucha distinción a la hora de inspirarme entre pintores, ilustradores o dibujantes de tebeos, no hago distinciones entre la llamada gran cultura y la cultura popular.

¿Cómo definiría la secuencia de viñetas dibujadas en un desarrollo narrativo? ¿Es más acertado hablar de cómic o novela gráfica? ¿Por qué?

–Esa es la pregunta del millón que todo el mundo se hace en estos tiempos y a mi, quizás por la edad, me parece una pregunta sin importancia, lo importante es que esa secuencia de viñetas es un arma poderosa para narrar, comunicar, educar y crear, todavía sin explotar del todo y subvalorada por mucha gente como material de usar y tirar.

En las últimas décadas ha habido un renacimiento del cómic ¿a qué se ha debido este efecto?

–Los medios de producción han cambiado, la cultura de la gente también. En una época básicamente visual se ha vuelto a redescubrir el cómic como un medio interesante. A partir de Will Eisner y de la etiqueta de Novela gráfica (signifique lo que signifique) se ha descubierto que el cómic no solo sirve a la industria del entretenimiento sino que puede generar historias universales, como «Maus», «Persépolis», «El arte de Volar» o «Poline». El cómic hace años era un artesanado en el que uno aprendía el oficio y luego se independizaba, un medio muy lastrado además por el peso del dibujo según unos cánones establecidos. Poco a poco la historieta se ha ido despegando de su carga estética y asumiendo el de arte narrativo, mezcla perfecta de texto e imagen.

¿Mediante el dibujo se puede despertar cosas invisibles como emociones, sensaciones o sentimientos? ¿Qué es lo más importante, el dibujo o la historia que se va a contar?

–Mi opinión es que una cosa no puede separarse de la otra.¿Cómo veríamos las historias de Tintin dibujadas de forma realista? ¿Cómo serían las historietas del bueno de «Cuttlas» de Calpurnio dibujadas a lo Gir? No tendrían ninguna gracia y nadie las entendería. Forma y fondo son lo mismo y la historia determina la forma de ser expresada.

¿En dónde podemos encontrar la belleza de una ilustración?

–Para mi la ilustración no es algo meramente bello, para mi la ilustración debería ser util en cada aspecto de los que toca. Una ilustración de prensa es bella cuando me obliga a leer el artículo que ilustra, cuando me sorprende, cuando resume en una imagen lo que se tarda muchas palabras en explicar.

¿Ha tenido miedo a equivocarse alguna vez cuando ha publicado un dibujo? ¿Se arrepiente de alguna ilustración que se ha publicado?

–¡Nunca! Las ilustraciones, para mi, no son obras únicas como las de un pintor o escultor, cada una forma parte de una cadena que son todas las ilustraciones que uno hace en un año, o en diez. La equivocación sirve para aprender y uno va probando en cada ilustración, forzando la máquina, la equivocación es la única manera de encontrar el camino, no me gusta la ilustración que no arriesga.

¿Qué requisitos considera necesarios para ser un buen ilustrador?

–Los mismos que cualquier otra profesión, ser una persona curiosa, aprender de todas partes, no solo de los maestros de la profesión, creo en las formaciones que engloban todo, cine, música, relacionarse con la gente… Además como condiciones extras: ser paciente, tozudo, estar preparado para grandes distancias, ser un buen agente de uno mismo, ser bueno con el márketing, nunca dejar de sorprenderse ni de aprender.

¿Qué debe tener una buena historia para que pueda ser de interés para el lector?

–Una buena historia, como cualquiera en el cine o en la literatura, te tiene que separar del mundo real y te tiene que obligar a entrar en otro diferente, a veces se consigue en las primeras páginas, a veces tienes que excavar y tener paciencia para conectarte a la historia para descubrir que ha valido la pena. Tiene que partir de las experiencias individuales o de la imaginación y tiene que tocar una materia común entre autor y lector, algo que haga que esa pequeña historia se convierta en universal.

¿El diseño de una portada de un libro o un cómic es parte esencial de la obra?

–Hasta la última letra que sale en un libro es parte esencial de la obra, la forma como se ponen los créditos que hay en la última página, con qué papel se va a imprimir. Todo deberían ser preocupaciones del autor. Una obra no se acaba en la mesa, se acaba en las manos del lector. Todo es importante.

Cuando realiza portadas o realiza ilustraciones para prensa ¿Sigue al pie de la letra el encargo que le han hecho? ¿Tiene total libertad?

–Normalmente hay un marco estrecho en la prensa que es el texto, uno a duras penas puede despegarse de eso, pero se puede jugar mucho. Ese marco aparentemente pequeño es la genialidad del ilustrador de prensa, tienes que comunicar, hacerlo de una manera directa y original sinb perder la atención del lector. En las portadas es lo mismo, tu portada va a estar colocada entre otras cien en el expositor, sobre el componente estetico tiene que primar la visibilidad y la claridad, esas son las lineas rojas.


Portada de «María cumple 20 años» (Astiberri)

¿Ilustrar un texto, es buscar otra forma de comunicar o de complementar?

–Cuando uno ilustra un texto también debería ilustrar su punto de vista sobre el texto. La ilustración y el texto en su máxima aspiración, juegan el uno con la otra, redondean una idea, se complementan o añaden sal a una idea. Tampoco hago mucha distinción entre cómic e ilustración, la narración se reduce a una sola imagen en la que tienes que encontrar soluciones sencillas y directas. La imagen es un lenguaje con sus propias figuras: metáforas, redundancias, elipsis.

Al abrir un libro o un periódico, ¿qué no soporta ver en una ilustración?

–Que sea una ilustración decorativa, el texto habla de política y utiliza una metáfora con elefantes y hay un elefante en la ilustración.

¿Ilustrar es un arte?

–Naturalmente, está en mi ideario desde siempre, no hay distinción entre ninguna disciplina. Hay obras buenas que son consecuentes con el mensaje y el medio y hay obras malas que son inútiles y no añaden nada al mundo, esa es la única distinción que hago.

Su obra se caracteriza por mezclar un dramatismo enfocado desde el sentido del humor ¿Qué es para usted el humor?

–Es una manera de digerir el mundo, de convivir cada día con él, de resolver los grandes problemas de la vida pero también los pequeños. Un punto de vista diferente sobre las cosas hace que todo tenga una dimensión más humana y manejable. Para mi es el engrasante de la vida y sin él me sería imposible sobrevivir.

Tiene un estilo definido en que predomina lo simple en la forma ¿cómo llegó a el? ¿Y el color, que papel juega en sus composiciones?

–El estilo como decía mas arriba viene de las equivocaciones y de los caminos erróneos más que de los aciertos. Cuando uno empieza como ilustrador siempre quiere demostrar todo lo que sabe y tendemos a llenar hasta el último hueco de la ilustracion y a utilizar estilos rebuscados y difíciles. Lo que uno aprende en una carrera es básicamente a limpiar. El color forma parte del contenido, desde el principio aprendí que el color es un lenguaje y que puede cambiar lo que transmites con el dibujo, también de ahí sale que mi paleta se haya reducido al mínimo.

La mayor parte de sus trabajos han pertenecido al cómic «underground». ¿Por qué en los noventa cambió y se decantó por el género biográfico?

–En realidad no se puede denominar «underground» porque publicábamos en «El Víbora», una revista que se distribuia en los kioscos. Mis primeras historias con Mediavilla sí que bebían mucho del cómic «underground» americano (en cuanto al estilo), pero yo estaba haciendo experimentos gráficos y narrativos en el marco que me permitían las aventuras de la pandilla de Makoki, ahí ya había apariciones furtivas de los autores; con «Perro Nick» me entretuve en hacer homenajes a todos mis referentes; en «Pepito Magefesa», en «Cairo» (estilo en las antípodas de la «línea chunga») construí una comedia con la parodia de los ochenta. Durante toda esa época no había dejado de hacer apariciones autobiográficas en pequeño formato en «El Víbora» y en pequeñas revistas. «Un Largo Silencio» que cuenta la historia de mi padre en la Guerra Civil era una idea que daba vueltas en mi cabeza y también un desafío para cambiar de género narrativo y de estilo otra vez. Pero a la postre, el cómic no es para mi un fin sino un medio para contar mis obsesiones y puntos de vista. El genero autobiográfico también es un marco mas para hacerlo.

En 2007 publicó «María y yo», obra autobiográfica sobre su relación con su hija que tiene trastorno del espectro autista y en 2015 volvió a mostrarnos la mirada de su hija, ya veinteañera, y su relación con el mundo. ¿Qué supuso en su carrera el éxito de «María y yo»? Y ¿qué espera de «María cumple 20 años»?

–«María y yo» fue un libro facil de hacer, pero fue dificil llegar hasta él, siempre digo que me costó 14 años hacer «María y yo». Hablar sobre la propia vida nunca es fácil, hablar de la vida contando algo que todo el mundo percibe como una gran desgracia lo es todavía menos. Yo creo que en mi carrera supuso el paso a adulto, el poder echar la vista atrás y poder hablar de cosas que hacían daño al principio y que el humor y la distancia me ayudó a encarar. «María y yo» no es una novela que hable del autismo o la discapacidad, «María y yo» habla de las realciones, de las relaciones entre padres e hijos, eso la hace universal.

Espero de «María cumple 20 años» que ponga en primera fila a los adultos con autismo o cualquier discapacidad intelectual, un sector de la poblacion invisible. Espero que la gente que lo lea entienda la larga maratón a la que nos enfrentamos los padres de personas con dificultades, pero que también entiendan lo asombrosa que es la vida de las personas y lo únicos y extraordinarios que somos todos, mas allá de las discapacidades que tengamos.

Realizó junto a Paco Roca la obra «Emotional world tour» una especie de cuaderno de viaje sobre sus obras obras y el efecto que éstas provocan en sus lectores,. ¿Cómo fue esta experiencia?

–Primero fue muy divertido y luego fue mas divertido aún. Poder trabajar con un dibujante de otra generación, llegar a un punto común para que tuviera pies y cabeza y poder seguir viajando y riéndonos del mundo fue un lujo. «Emotional World Tour» es además un buen libro que se ha quedado un poco en los márgenes. Es una historia que rara vez suele contarse, la vida detrás del teatro. El mundo del cómic en nuestro país, que es un poco de risa, visto a través de dos observadores privilegiados.

Un fragmento de «Turista accidental» (Astiberri)

Háblenos del último proyecto que ha realizado, «Turista accidental», otro cuaderno de viaje en donde muestra su experiencia y anécdotas en los viajes. ¿Cómo surgió la idea? Cuéntenos el proceso de elaboración del trabajo.

–De hecho la idea aparecio hace años, la profesión de ilustrador y de dibujante es muy sedentaria y poco dada al movimiento, en mi caso fue solo a partir del libro y el documental de «Maria y yo» que pasé a ser El Dibujante Que Habla (cosa no habitual al parecer) y que viaja. Yo que no me había movido apenas de Barcelona empecé a viajar a todos lados. «Tres Viajes», un libro sobre mis primeras salidas me proporcionó el estilo que sería el habitual de mis cuadernos. A partir de ese libro siempre viajo con una libreta nueva para dibujar. Casi nunca dibujo en directo, siempre lo hago de memoria, lo que me permite montar los recuerdos en una secuencia interesante para el relato. Cada libreta empieza y acaba con el viaje, tengo una colección de libretas con las primeras veinte páginas y el resto en blanco. Las libretas nuevas han pasado a ser mi fetiche para los viajes.

¿Qué supone para usted viajar tanto, ha influido en su trabajo? ¿Es parte esencial de este?

–Ahora ya es parte de mi trabajo. Durante estos últimos 7 años ha sido un ritmo vertiginoso en el que he empalmado un país con el siguiente a veces. Este libro es un poco el resumen de esta etapa de mi vida que es diferente a las otras. Como también ha pasado a ser parte de mi vida dar charlas para otros padres desde mi experiencia de padre de Maria.

¿Es cierto aquello que comenta en el prólogo Enric González de su despiste crónico y que se crece ante los misterios y las adversidades?

–¡Totalmente! De hecho una de las historias del libro habla de ello (bueno, en realidad TODO el libro habla de eso). Una historia que pasa en Málaga y habla de la creación del club de los TDA (Trastorno del Despiste Absoluto) y de cómo nos movemos por el mundo evitando por poco las catástrofes gracias al humor y a una suerte irrompible.

¿Qué le diría al lector para que abra «Turista accidental» por la primera página y lo lea? ¿Qué busca transmitirle?

–Lo primero: que se va a reir y que se va a sentir identificado en muchas de las situaciones que explico, porque cuando viajamos todos dejamos en manos de la suerte parte de nuestro destino. Con un poco de suerte mi libro también puede servir como guia «off» del viajero con sus consejos sobre enchufes diferentes y comidas exóticas. Lo que quiero transmitir es que cuando uno viaja (y me refiero a viajar en un amplio sentido: ir a comprar a la tienda de la esquina, ir a buscar un vaso de agua a la cocina) tiene que tener los sentidos abiertos y dejarse contaminar por todo, que cada vez que nos perdemos en un sitio o en una situación, aprendemos. Que los mejores monumentos que nos vamos a encontrar en nuestros viajes son las personas.

¿Habrá más turista accidental?

–Claro, habrá uno nuevo cada vez que salga de viaje. Esta vez he dejado ver a la gente lo que hago cuando viajo, les he dejado ver mi diario personal, pero puede ser que la próxima vez me los guarde para mi. Nunca tengo un proyecto siguiente, la verdad es que me los voy encontrando por el camino y me guio mucho por la curiosidad y la pasión. La máxima que rige mi vida en el trabajo es intentar no aburrirme nunca con lo que hago y aprender algo nuevo en cada proyecto.

Realiza trabajos para medios impresos como la revista «The New Yorker» ¿cómo es este proceso y experiencia cuando ilustra estos textos? ¿Cuándo y cómo le apareció esta oportunidad?

El cómic no es para mí un fin, sino un medio para contar mis obsesiones y puntos de vista
–Normalmente se trabaja con un agente en el sitio, en mi caso es Kate Larkworthy desde Nueva York. Las revistas o los periódicos se ponen en contacto con ella y me contacta a mi, yo hablo con el editor de arte que me manda el texto (todo esto teniendo en cuenta la diferencia horaria de 4 horas que lo vuelve todo un poco loco a veces), hago tres o cuatro bocetos los envío, discuten, me piden más o realizar cambios de paleta de color, y al final envío la ilustración original en alta definición. A veces son textos complicados con referencias locales que tengo que leer con mucha atención, pero de momento mi sentido del humor ha funcionado en Estados Unidos.

La oportunidad surgió en 2007 cuando me llamaron del «New Yorker» para hacer una pequeña ilustración y allí contacté con Sally Hefflin, mi primer agente. Ese fue uno de los momentos cumbres de mi carrera: «The New Yorker» envía dos ejemplares a cada colaborador (cosa inusual en estas latitudes), el día que me llegaron en un sobre con el logo del «New Yorker», esa revista con la que había soñado siempre, decidí que enmarcaría el sobre y me sentaría en un sillón para mirarlo. Pero al final me levanté del sillón porque me aburría.

¿En España se valora la ilustración y a los ilustradores lo suficiente? ¿Qué papel juega la ilustración en la cultura visual actual?

–Pues no, no se valora la ilustración en su valor justo que es el económico, como siempre. Cómo no, la ilustración se ha puesto de moda estos tiempos, pero la valoración del ilustrador como profesional es muy baja. En una sociedad que se ha vuelto eminentemente visual, el papel de los creadores de imágenes tendría que ser mucho más relevante. Todo o casi todo en nuestra sociedad necesita de la imagen para visualizarse y posicionarse. Aqui tenemos un número y una calidad de ilustradores que otros paises se disputan, la cantidad de españoles en agencias americanas es enorme.

¿Qué opina del diseño editorial en España? ¿Ve que las editoriales cuidan el diseño a la hora de elaborar sus catálogos?

–Hay una gran tradición de diseño editorial en España, sobre todo en Cataluña donde ha estado la industria editorial siempre. Con el mercado voraz que tenemos eso ha cambiado y los diseñadores editoriales suelen ser los comerciales de las editoriales con la consiguiente bajada de calidad. Por otro lado, han nacido pequeñas editoriales con proyectos de calidad que miman sus productos e incluso, a veces, a los ilustradores. Nada que decir de las grandes editoriales con productos de consumo que han hecho descender el diseño editorial español a marcas por debajo del suelo.

Para terminar, ¿qué es para usted el libro? ¿Cree que el libro tal cómo lo conocemos actualmente desaparecerá?

–No creo, un libro es cualquier cosa que se lee, yo estoy dispuesto a leer en cualquier soporte sea físico o digital o neuronal. Un libro no es pasta de papel cosida y una portada, un libro es lo que hay dentro. Creo. Leería un libro escrito en un palillo si creyera que es interesante y que solo puedo leerlo ahí. Las historias que leemos y que nos contamos siempre han encontrado el camino para llegar a nosotros.


ABC

viernes, 20 de mayo de 2016

IDA Y VUELTA Estética de lo inacabado por Antonio Muñoz Molina


La exposición Unfinished trata de lo accidental en las obras de arte, lo que se queda abierto, lo que no llega a terminar

ANTONIO MUÑOZ MOLINA

El desollamiento de Marsias, obra realizada por Tiziano entorno a 1570. © Archdiocesan Museum Kromèríž

Pietro Aretino se pasó años reclamando a su amigo Tiziano que terminara el retrato que le había hecho y que Aretino le había pagado. Ahora nosotros vemos ese cuadro y nos sobrecoge por su maestría, por la sensualidad de los rasgos físicos y los lujosos tejidos venecianos, por la presencia imponente que establece delante de nosotros ese hombre grande y sanguíneo, barbudo, de grandes manos, de fulminante mirada italiana. Si un retrato es la invocación de una presencia, el Aretino de Tiziano es uno de los retratos pintados o esculpidos mejores que existen. Estremece la cercanía física, el volumen rotundo, la carnalidad de ese hombre, la expresión de sus deseos en la mirada y en el gesto de la boca, en la satisfacción del lujo, en el vigor de las manos, un hombre de gran inteligencia y de enormes apetitos, un grandullón sanguíneo dotado de una tranquila arrogancia que no se inclina ante nadie.

A una cierta distancia el manto de terciopelo parece que puede tocarse; y casi sentimos en las manos el peso del medallón de oro que adorna a este hombre como un símbolo definitivo de jerarquía y riqueza. Pero nos vamos acercando y nos cuesta menos ponernos en el lugar del propio Aretino, anteponer a nuestra mirada ejercida en la modernidad la de alguien que viviera entonces, que viera por primera vez ese cuadro. De cerca, la veracidad táctil del manto se disuelve en manchas caprichosas de color y de blanco. A Pietro Aretino y a sus contemporáneos les resultaba chocante y hasta desagradable lo que para nosotros es gozosamente visible, el ajuste intelectual y sensorial de las percepciones sueltas que dan lugar a una imagen completa que solo existe en el cerebro.


Durante años me he familiarizado con ese retrato en una sala no muy grande de la Frick Collection, en la que todavía impone más, porque al verlo de pronto no parece un cuadro en un museo, sino un potentado de carne y hueso en su palacio, en el esplendor de su poder. Ahora lo miro de otra manera porque lo veo en un sitio distinto, en la antigua sede del Museo Whitney, adquirida y ocupada por el Metropolitan, que está a unas calles de distancia. El Whitney se trasladó a una zona de mucha moda, el Meatpacking District, y a un edificio de moda. Dejó atrás, en la esquina de Madison y la calle 75, una severa maravilla de la arquitectura moderna, la sede que diseñó Marcel Breuer, rotunda como un bloque de basalto, austera de hormigón y de losas oscuras. El antiguo Whitney era un barullo de tiendas, restaurantes, obras más o menos amontonadas, con exposiciones temporales en las que solía predominar la abundancia sobre el criterio. Ahora, cuando el espacio se ha despejado, el efecto sobre el visitante es el de estar viendo de verdad con los ojos abiertos algo en lo que uno solo se ha podido fijar distraídamente. El edificio de Breuer es más diáfano que nunca, con sus techos altos y su pavimento de losas oscuras, con sus ventanas de perspectiva expresionista. Pero esa belleza no interfiere en la contemplación de las obras de arte, sino que la facilita añadiéndole una extraordinaria nitidez espacial.

Es una sede especialmente adecuada para la primera exposición que el Metropolitan ha organizado en ella. El edificio de Breuer parece transformado y rejuvenecido al cabo de los años, una obra en marcha con su identidad definitiva que no deja de modificarse en el tiempo, como en los cambios que traen consigo las estaciones, la luz del sol en los días transparentes y la grisura en los nublados. Y la exposición, Unfinished, trata precisamente de lo accidental en las obras de arte, lo que se queda abierto, lo que no llega a terminar, bien por decisión o abandono del artista o rechazo del patrono o porque el uno o el otro han muerto antes de que el encargo se llegara a cumplir. Solo el Metropolitan tiene la capacidad para organizar una exposición así: un paseo por lo inacabado que empieza en Donatello y Leonardo y Van Eyck y termina más o menos en Louise Bourgeois y en Jean-Michel Basquiat. Uno piensa, con su vanidad de contemporáneo, que ha sido en el último siglo y medio, desde el advenimiento del impresionismo, cuando el arte se desprendió de la pulcritud académica y artesanal de lo acabado, lo perfeccionado y pulido. Vemos en la exposición un cuadro de Pollock y es como si la energía con la que fue pintado actuara todavía sobre el lienzo y las trazas de color, como una música que está sonando ahora mismo.



Pero en uno de los ensayos del catálogo nos enteramos de que Plinio el Joven, en el siglo I de nuestra era, ya celebró el talento de Apeles para dar una apariencia inacabada y como espontánea a algunas de sus obras, de modo que el espectador percibiera el proceso mismo de su creación. Los pintores y los escultores romanos firmaban muchas veces sus obras poniendo detrás del nombre la palabra latina Faciebat, no Fecit: pretérito perfecto, no indefinido. El cuadro o la escultura no se hicieron, se hacían, en una duración imprecisa, nunca cerrada. El descaro magnífico de Basquiat, su aprovechamiento de los materiales de derribo, los graffiti, la urgencia de su entrega a la pintura, a las aventuras eróticas y a las drogas, nos parece un atributo de su vida quebrada en la juventud. Pero el viejo Tiziano o el viejo Rembrandt no son menos irreverentes o audaces. Un san Bartolomé sin terminar de Rembrandt, con la cara pensativa y la navaja de su desuello en la mano, tiene la cruda veracidad masculina de un retrato de Lucien Freud. Y quizás el cuadro más agresivo y desazonante de toda la exposición no es de Freud ni de su amigo Francis Bacon, sino de Tiziano en su extrema vejez, El desollamiento de Marsias.

Dice George Steiner que en los mitos sobre el origen de la música siempre hay crueldad. El fauno Marsias, tocador de flauta de cañas, desafía al dios Apolo, señor de la música elevada. El castigo que le impone Apolo por su irreverencia es ser despellejado vivo. La Grecia clásica puede ser tan sanguinaria como el martirologio cristiano. A Marsias, colgado de los pies, le arrancan la piel dos personajes con gran aire de profesionalidad, como empleados en un matadero. Un perro diminuto lame la sangre. Apolo contempla la escena tocando su lira. Un viejo Sileno observa también, entre meditativo y complacido, un poco ausente, como lo están con frecuencia los testigos de hechos terribles en la pintura antigua.

Justo al salir del ascensor, en un vestíbulo del edificio Breuer, el cuadro de Tiziano lo asalta a uno con su furia sombría, con sus grumos abstractos como de brochazos o arañazos, como una escena nocturna en un sueño. Se imagina uno al viejo Tiziano, con la vista escasa, con pocas fuerzas, con la mano insegura, atreviéndose a todo, como Jack­son Pollock volcado sobre un lienzo en el suelo. No es seguro que Tiziano diera por terminada esa pintura. Quién puede saber si está terminado algo en lo que ha puesto su vida.

Unfinished. Thoughts left visible. The Met Breuer. Nueva York. Hasta el 4 de septiembre.


El Pais, Babelia nº 1.276. 7 de Mayo de 2016


miércoles, 18 de mayo de 2016

Fantasías sofisticadas

ECC publica, en su serie Vertigo, la miniserie 'Los hijos del crepúsculo', encuentro creativo entre Gilbert (Beto) Hernandez y Darwyn Cooke.

JAVIER FERNÁNDEZ




LOS HIJOS DEL CREPÚSCULO. Gilbert Hernandez, Darwyn Cooke. ECC. 128 páginas. 14,95 euros.

La nutrida línea de ECC dedicada al catálogo de Vertigo se ha enriquecido recientemente con la colección Grandes Autores de Vertigo, que cuenta ya entre sus títulos con monográficos dedicados a Dave McKean, Richard Corben, Brian Azzarello y Frank Quitely. El tomo de este último acerca a los lectores al universo gráfico de uno de los dibujantes más atractivos del panorama actual, un artista que ha logrado hacer propias las influencias de luminarias como Moebius, Katsuhiro Otomo o Geoff Darrow. Grandes autores de Vertigo: Frank Quitely recoge un puñado de historietas cortas del escocés, escritas por guionistas de la talla de Doug Moench, John Wagner, Grant Morrison, Bruce Jones y Neil Gaiman, entre otros. Son páginas en blanco y negro o color extraídas de las antologías de Paradox Press The Big Book of Weirdos, The Big Book of Death, The Big Book of Conspiracies, The Big Book of Freaks, The Big Book of Little Criminals, The Big Book of Hoaxes, The Big Book of Losers, The Big Book of Martyrs y de las cabeceras de Vertigo Weird War Tales, Gangland, Heartthrobs, Strange Adventures y Flinch, a los que se suma la deliciosa historia sobre Destino incluida en The Sandman: Endless Night. Un conjunto tan variado como espectacular.

También de Vertigo nos llega, en un solo volumen, la miniserie de cuatro números Los hijos del crepúsculo (2015), encuentro creativo entre Gilbert (Beto) Hernandez y Darwyn Cooke. Hernandez ha inscrito su nombre en la historia del cómic merced a su labor en la revista Love and Rockets, especialmente con el largo serial Palomar, y tiene además un extenso bagaje con proyectos de toda índole (véase Pereza, Grip o Yeah!) en editoriales como Dark Horse, Drawn and Quarterly, DC o Vertigo. Y la bibliografía de Cooke incluye trabajos tan valorados como Catwoman: El gran golpe de Selina, DC: The New Frontier, el crossover Batman/The Spirit o la serie de novelas gráficas protagonizadas por Parker, el personaje de género negro creado por Richard Stark. El primero escribe y el segundo dibuja, coloreado por Dave Stewart, una sugestiva historia con toques de ciencia ficción y realismo mágico ambientada en un pueblecito costero latinoamericano, cuya tranquila existencia se ve alterada por culpa de una misteriosa esfera de luz blanca que provoca una serie de fenómenos paranormales.

Finalmente, en este improvisado repaso de novedades del sello Vertigo, ECC ha rescatado la maxiserie de doce números Frecuencia global (2002-2004), obra del guionista británico Warren Ellis, más conocido por obras maestras como The Authority, Planetary o Transmetropolitan. La ciencia ficción se da cita con el suspense y la acción en este conjunto de historias sobre una organización mundial de inteligencia consagrada a defender al mundo de los proyectos secretos orquestados por los propios gobiernos. Cada episodio se debe a un dibujante distinto, y la nómina es realmente fantástica: Glenn Fabry, Jon J. Muth, David Lloyd, Simon Bisley, Chris Sprouse, Steve Dillon, etcétera, etcétera.



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