jueves, 19 de marzo de 2015

La inocencia y la ansiedad

 El acierto de Schulz en esta serie fue que supo tomar el drama humano y construir una comedia tan delicada que se ha convertido en icónica.

JAVIER FERNÁNDEZ



Snoopy y Carlitos, 14. Charles Schulz. ECC. 352 páginas. 18,95 euros.

Las cifras de Peanuts (o Snoopy y Carlitos, que es como traduce Planeta la obra maestra de Charles Schulz) son impactantes: casi 50 años de producción diaria, cerca de 18.000 tiras publicadas hasta en 2.600 periódicos, una audiencia de 355 millones de lectores de 75 países y 21 idiomas distintos, más de 1.000 millones de dólares de beneficio para su autor (sumando el ingente merchandising de Snoopy y compañía), numerosísimas adaptaciones a otros medios. 

Lo dicho, las cifras son impactantes, aunque son solo eso, cifras. Miden el éxito comercial, pero el auténtico éxito de Peanuts, aquello por lo que todos los que disfrutamos del trabajo de Schulz lo llevamos grabado a fuego en el corazón, es artístico. Emocional, si quieren. En el fondo, los números que abren esta reseña vienen a significar dos verdades incontestables: una, que Schulz fue un currante nato, un devoto de su profesión; y dos, que su talento logró el milagro de conectar con el alma del lector. El resto es mera consecuencia. 

Dice Alec Baldwin en la introducción del decimocuarto tomo de la recopilación cronológica de la proverbial tira: "Para mí, Snoopy y Carlitos siempre ha representado dos debilidades humanas opuestas. Flotando como un globo de cómic sobre mi infancia y más allá, los personajes de Charles Schulz han simbolizado la inocencia y la ansiedad de la juventud y cómo se influyen mutuamente. Carlitos fue la primera 'persona' que conocí que quería las mismas cosas que yo quería, que yo suponía que todos queríamos; pero, al mismo tiempo, me preguntaba por qué Carlitos las quería. Él me enseñó una visión existencial del mundo, por sencilla que fuera, mucho antes de que leyera a Nietzsche o a Sartre". Y es que Peanuts encierra una mayor complejidad de lo que parece a primera vista. "Carlitos", añade Baldwin, está rodeado "de todos los sueños, pérdidas, esperanzas, tentaciones, provocaciones y frustraciones que la vida puede ofrecer". El mágico acierto de Schulz, su secreto, ya apuntado, es que supo tomar el drama humano y construir una comedia delicada y sencilla, tan sencilla que alcanzó el rango de icónica. 




El presente tomo compila las tiras diarias y las medias páginas dominicales serializadas originalmente entre el 1 de enero de 1977 y el 31 de diciembre de 1978. Por aquel entonces, Schulz sobrepasaba los 55 años, y la cabecera llevaba casi tres décadas en cartel. Son estas páginas, por tanto, testimonio de la madurez del autor y su obra, y una muestra evidente del dominio literario y la maestría visual adquiridos a lo largo de los años. Lejos de mostrar signos de cansancio, Peanuts hace aquí gala de una fórmula virtualmente inagotable. En palabras también de Baldwin: "Charles Schulz es como Twain para mí. Personajes sencillos, escenarios sencillos, historias sencillas. Pero su impacto es enorme, es emotivo, y es para siempre. Creo que si Mark Twain hubiera vivido en nuestro tiempo y hubiera decidido dibujar sus propios personajes, habría creado algo como Snoopy y Carlitos; gracias a Dios que Schulz lo hizo". Amén. 


Malaga Hoy

No hay comentarios: