viernes, 26 de diciembre de 2014

Amura de Sergio García. Apoteosis del cómic colmenero





 AMURA
Sergio García
Ediciones Glénat Serie limitada de 6 números 24 páginas. Blanco y negro Formato cómic-book
PVP: 195Ptas.


Amura es una refinada muestra de cómic colmenero, es decir, de un tipo de historieta de protagonismo coral, en las que es tan importante qué sucede como dónde sucede, que crea un universo peculiar y particular, encarnado aquí por la isla de la Desolación y el mestizaje de personajes.

Sergio García hurga en la guerra, burlándose de ella, pues supone una gran chanza el proponer su profesionalización, despojándola de bajas civiles, constriñéndola a un escenario y unas regias precisas y severas y una vigilancia estricta. Una chanza porque olvida que la regulación del acto bélico es antinatural y, si se consigue, se le arrebata su esencia. De cualquier manera, la guerra es díscola y siempre acaba haciendo el máximo de estragos sin pedir permiso.

El conflicto bélico en nuestro mundo actual está en un segundo plano, hasta confundirse con un rumor eterno y lejano que va a desembocar en nuestras playas. Un rumor que no cesa y que habita de alquilado en nuestros oídos occidentales. Hemos llegado al punto de digerir, tranquila y placenteramente, horas y horas de imágenes impregnadas de escenarios bélicos y brutales, que de padecerlos en vivo darían un giro radical a nuestra vida y a la propia actictud frente a ella. Esto, lamentablemente, es señal de que algo grave (nos) sucede.

En el cómic, el conflicto se presenta como un orden perfecto —casi todos los personajes ostentan un rango jerárquico militar—, en el que se abren brechas de desorden: el fauno Flavio Patacabra y la búsqueda del inquieto Svensson, rodeados de hallazgos tan increíbles como el gongorino, inquisidor, superlativo, sayón y escriba Horacio Mapamundi y la bella nínfula Amura, ducha en el manejo de la katana.

Amura descubre despacio sus cartas para mantener el interés más allá de que al final de la mano haya' una escalera de color o un farol. Requiere atentas lecturas que desoculten las conexiones existentes entre los personajes. La primera entrega sirve de introducción, haciéndose especial incidencia en el carácter normativo que lo contamina todo. En la segunda se plantea una reflexión sobre cuál es la verdad, vista desde tres perpectivas distintas.

El estilo del dibujo emparenta con la mejor ilustración infantil, y la cuidadosa composición de la página incluye, en casi todas ellas, una viñeta que abarca, como si de un fondo se tratase, el resto.
Por el momento —a la espera de los últimos cuatro números— es una brillante obra que debería tener un hueco entre las nominaciones del próximo certamen barcelonés. JOAQUÍN J. PÉREZ


Revista Viñetas nº14, Ediciones Glenat, abril 1995

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