martes, 14 de octubre de 2014

LEAVE IT TO CHANCE-1: La Lluvia del Chamán guión: James ROBINSON dibujos: Paul SMITH Color: Jeremy COX

INTRODUCCIÓN
¿Cuándo nació la idea de este cómic? Pues la verdad es que no estoy seguro; había estado flotando en mi cabeza durante un tiempo. Curiosamente, buena parte de ella la pudo inspirar Frank Miller, lo que no deja de ser irónico, porque ha sido una inspiración para mí en muchos otros aspectos, y resulta extraño que su sombra también influyera en este cómic.

Siempre me gustan las historias de Nancy Drew que me encontraba aquí y allá. Aun de joven, sabía que las aventuras más antiguas, las que habían sido escritas antes de que se actualizaran la jerga, los coches y las referencias tópicas, eran un poquito más divertidas. Para mi gusto parecían más reales, más auténticas.

 Y entonces, en las páginas centrales de Ms. Tree, un cómic de Eclipse de Max Allan Collins, Frank Miller decidió hacer pin ups de los más grandes detectives. Recuerdo que eran el Continental Op, Phillip Marlowe, Mike Hammer y, sorpresa, sorpresa... Nancy Drew. Y recuerdo que, al ver la oscura interpretación que hizo Miller de Nancy, sentí que allí había algo. Entonces pasó el tiempo. (Aprovecho para aclarar que cuando me preguntan siempre reconozco la gran deuda que tengo con Frank Miller. Creo que es un auténtico genio de los cómics. Las habilidades narrativas que yo sudo y trabajo y lloro por perfeccionar parecen ser algo innato en este hombre. De no ser por él, es más que probable que jamás me hubiera dedicado al cómic. Me incomoda un poco reconocer que Frank también tuvo algo que ver con la génesis de Chance. Si no tengo cuidado, el tío pronto comenzará a cobrarme un porcentaje.) A lo que íbamos, pasó el tiempo. Creé un personaje al que llamé Firearm. Alec Swan, investigador privado inglés, que vivía en Pasadena. Su mejor amigo, un detective negro de la Policía de Pasadera, tenía una hija. Sugerí a mí editor en Malibu que tal vez pudiera hacer un spin off con la hija, siguiendo el estilo de las historias de Nancy Drew. Por suerte para mi, nadie aceptó el reto. Entonces pasó el tiempo.

La idea de Chance se me ocurrió en uno de esos momentos de luz blanca casi divina. Combinando Nancy Drew con Kolchak el Precursor Nocturno, conseguí algo que interesara tanto a chicos como a chicas. También ideé un reparto lo bastante interesante. Tenia un personaje que gustaría a gente de todas fas edades, jóvenes y adultos, con el que se sentirían identificadas las chicas que ya hubieran dejado de leer a Archie pero aún no hubieran empezado a leer Vértigo, en lugar de abandonar la afición y dejar los cómics en manos de sus hermanos.

Ya había trabajado con Paul Smith. Nunca es fácil, pero siempre es edificante, y además mis nudillos ya se habían curado desde nuestra última colaboración, así que le pregunté si quería formar parte del tebeo. Paul es un caballero, y dijo que no. Dijo que la idea era tan magnífica que me merecía explotarla yo solo. Pero yo insistí. Sabía que necesitaba un compañero que me ayudara a dar vida de verdad al personaje. Un lápiz de alquiler sólo me daría algunos consejos generales, y Chance se merecía algo mejor. Paul aportó el dragón que hay en su interior, y así se formó un gran tándem de cómic. Entonces pasó el tiempo. Paul tenía que cumplir sus encargos para Marvel. Estaba diseñando un juego de ajedrez para ellos. Si hubiera jugado una partida moviendo una pieza cada semana, habría tardado menos tiempo en perder o ganar. Luego Paul tuvo que dibujar un número de los X-men. Luego algo más. Luego. Luego. Luego. Entonces pasó el tiempo y luego.

Las aventuras de Chance comenzaron a cobrar forma. Paul y yo tuvimos una discusión tan fuerte que casi fundió nuestros teléfonos. Estaba tan enfadado que dejé a mi mujer. Luego llegó la calma tras la tormenta. Volví a casa. Paul y yo hicimos las paces y desde entonces todo ha ido como la seda. Este cómic es probablemente la obra de la que estoy más orgulloso. Starman va segundo muy, muy de cerca, pero crear algo y haceros partícipes y saber que a la gente le gusta... Es una sensación insuperable.

Así que aquí estamos, con un libro en vuestras manos que aguarda a ser leído. Pues leed, ¿a qué esperáis? Pero, mientras disfrutáis de la primera aventura de Chance, tal vez podríais tomaros un momento para dar gracias a la musa cósmica que da ideas a los creadores, y porque, cuando Frank Miller estaba recopilando su lista de detectives a dibujar... su cuarta elección no fuera Ellery Queen.

James Robinson Burbank, 25/3/97

EPÍLOGO
Yo creo. No sólo que los ratones vuelan, sino que también cantan ópera. Mi padre me ha contado que desde que yo tenía cinco años, supo que acabaría convirtiéndome en dibujante. Ya entonces había decidido que preferiría vivir "allí" y no "aquí". Los colores, la acción, los héroes... ¡qué divertido! ¿Por qué debía tener una vida con menos canciones y onomatopeyas? ¿Sólo porque el resto de la gente la tenia? Por entonces me parecía una respuesta estúpida. Y ahora me lo sigue pareciendo. Hace algunos años dejé los cómics. Y hasta que no descubrí por qué, no pude regresar. Había dejado de creer. No en los cómics per se, sino en lo que se habían convertido. Oscuros, misóginos, farragosos... miserables. Ya no había héroes. Ya no había diversión. Por primera vez en mi vida, el "aquí" era mejor que el "allí". ¡Yucs!

Así que pensé, "Si quieres que alguien haga algo...", y me dispuse a modificar la historia de un pequeño dragón y su joven amiga que había concebido antes de dedicarme a los cómics. De allí nació Lockheed, para quienes le recuerden. Por suerte, mis mejores planes salieron volando por la ventana con una llamada de teléfono de James. Tenía una idea. Yo tenía un problema. Me daba escalofríos. Fogonazos. Lo digo en serio: tenía visiones de personajes, callejones oscuros, siniestras mansiones antiguas, cementerios neblinosos, héroes y villanos, monstruos grandes y feos, sapos del tamaño de la Isla de Manhattan... ¡Eso si que era divertido! Aquello acabaría formando el núcleo de Chance. Y James, qué gran amigo, me dejó incluir mi idea del dragón.

El público ideal para Chance es cualquiera que sepa leer. Aunque no es un cómic de humor, tratamos de ceñirnos a lo que llamamos el efecto Bullwinkle (divertido en la página cinco, más divertido en la quince, hilarante en la veinticinco...). Esperábamos que, dando énfasis a las características básicas del personaje y la narración, y acompañándolo de un estilo ingenioso, conseguiríamos crear una obra más persistente y atractiva. Y por encima de todo, intentamos crear un mundo que hiciera del "allí" un lugar muy divertido. Un lugar que quisierais visitar, y del que no quisierais marcharos. Pues pese a toda su aparente sencillez, creo que Chance es mi trabajo más sofisticado y adulto.

Me gustaría dar las gracias a Jim Lee y todos los chicos de Homage por conseguir publicar este libro. Gracias también a todos los lectores por recibir a Chance como lo han hecho. Y, por encima de todo, gracias a James. Por primera vez en muchos años... creo.
Feliz viaje,
Paul Smith








Leave it to Chance-1: La Lluvia del Chamán, publicado por editorial Planeta DeAgostini, S.A. , noviembre de 2003


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