miércoles, 19 de marzo de 2014

Aquellos veloces años de libertinaje y paranoia


La vigencia estética de la escuela de cómic underground de la revista El Víbora de principios de los años ochenta demuestra su vigencia en dos recopilaciones recientes

Por Valentín Vanó

CON LA RECIENTE EDICIÓN del volumen Alta tensión, de Alfredo Pons, nos encontramos con nuevos argumentos para evocar la fundación mítica del cómic de autor que trajeron consigo las revistas de historietas de espíritu subversivo de los años setenta y ochenta. Con un primer número simbólicamente publicado en diciembre de 1979, El Víbora confirmó la apetencia de una nueva generación de autores por reproducir en sus viñetas el latido de la calle. Las agresivas, sexuales y urbanas historietas de Alfredo Pons se entienden mejor al recordar el espíritu que envolvió la creación de El Víbora: "No tenemos ideología, no tenemos moral", afirmaba el texto del primer editorial de la revista. La mirada visceral de Alfredo Pons sobre unos barrios bajos poblados de prostitutas, drogadictos, quinquis y toda clase de ángeles caídos nos recuerda que el hedonismo de la nueva década contenía tanto el vértigo de una libertad desconocida como el desencanto ante lo limitado del cambio político.





Alta tensión recoge una selección de relatos gráficos autoconclusivos de Alfredo Pons, de diversas épocas y estéticas, aunque lo bastante variados y significativos como para dar una visión panorámica de su labor. En concreto, hay dos aproximaciones narrativas fundamentales. Si en historias como 'Porno criminal' o las protagonizadas por la prostituta Maria Lanuit, el dibujante retrata a pie de calle una Barcelona de neón, habitada por la fauna canalla de las Ramblas, en otras como 'El bar de Charlie' se exilia en ensoñaciones esteticistas de género negro norteamericano. Sin duda Pons maneja mejor el primer registro, aunque el estilo gráfico sea menos sofisticado, casi juvenil, a pesar de la violencia ambiental y la reincidencia en el desnudo gratuito. Combinación de ambas tendencias es 'Todos los bares', una historieta de encuentro nocturno con lenguaje de alto voltaje literario y claroscuros quebradizos, casi hirientes.

Es importante y relevante que sea Ediciones La Cúpula quien haya decidido recuperar estas historias. No en vano, fue La Cúpula —hoy una editorial especializada en novela gráfica— quien produjo y publicó El Víbora durante sus 25 años de existencia, hasta 2005. Alta tensión quedaría perfectamente complementada por nuevas ediciones de otros materiales de Alfredo Pons, como Escalera de vecinos. Pero en sí misma resulta una antología idónea para comprobar la evolución hacia una belleza oscura de un dibujante que, no por casualidad, adaptó al cómic —y están incluidos en Alta tensión— relatos de Charles Bukowski y Robert Bloch.

El crimen es, también, un elemento recurrente en Atajos, de Martí, otra recopilación reciente de material clásico de El Víbora. La narrativa de Martí Riera, en todo caso, es muy diferente de la de Alfredo Pons; en sus historietas, que soportan mejor el paso del tiempo, la abundancia de referentes cristalizan en una visión intelectualizada e irónica de la paranoia urbanita.

En los hipnóticos e hilarantes relatos de Atajos, Martí adapta el tremendismo español a la posmodernidad con un sinuoso estilo de dibujo inspirado en los clásicos de cómic de crimen norteamericano de los años cuarenta y cincuenta. Gracias a esa elegancia gráfica retro, el autor desvela, en una suerte de estilizada crónica negra, la permanencia de la España rancia en la sociedad urbana contemporánea. Personajes como los protagonistas de 'Repulsión' o '¿Culpable?' son esa clase de ciudadanos corrientes, reconocibles, alienados y destruidos por los pensamientos irracionales propios o de otros miembros de la comunidad. El afán de análisis social de Martí se evidencia en historietas como 'Sospecha letal', que adapta un caso del psiquiatra Castilla del Pino: el de un individuo convencido del adulterio nocturno de su esposa con un extraterrestre verde. •

Alta tensión. Alfredo Pons. La Cúpula. Barcelona, 2014. 148 páginas. 24 euros.
Atajos. Martí Riera. La Cúpula. Barcelona, 2013. 112 páginas. 16 euros.

El Pais Babelia 01.03.14


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