lunes, 8 de abril de 2013

ROBERT MAPPLETHORPE

Un clásico en tiempos del pop

Provocativa, contemporánea, genial. La obra de Robert Mapplethorpe se eleva sobre el tiempo y los prejuicios. Sus imágenes, su vida y su muerte están marcadas por la búsqueda de la belleza, la perfección y el placer.

AUTORRETRATOS Por sí solos podrían resumir su obra. De la cara de ángel del comienzo al del bastón con pomo de calavera, de Eros a Tánatos, proclaman la voluntad de asumir lo que es, lo que era. Esa manera de mirar de frente al objetivo es más un exponerse al peligro que una práctica de narcisismo. Un desnudar el alma más que un acto de autosatisfacción.

 Los 10 años transcurridos desde la muerte del fotógrafo Robert Mapplethorpe han contribuido a engrandecer su obra y su figura, lejanas ya las polémicas que trataban de ocultar el valor de su aportación al arte fotográfico con acusaciones groseras y anacrónicas.
Como señala su amigo Christian Caujolle (*) en el magnífico texto incluido en el catálogo de la exposición, de la que es comisario y del que se han extraído los fragmentos que acompañan a estas imágenes, lo fundamental de la obra de Mapplethorpe no es la provocación, que en todo caso deriva del espanto que a los virtuosos les produce el derecho al placer y a la diferencia, sino la mirada particular, la composición y la búsqueda de los cánones de una Belleza eterna que este conocedor de la fotografía clásica aplicó a temáticas presentes ya en sus primeras obras.
Nacido en Nueva York en 1946, Mapplethorpe estudió allí pintura y escultura entre 1963 y 1970, realizó cortos underground y, ya en 1971, comenzó sus series de retratos, naturalezas muertas y fotografías de sexo utilizando sobre todo polaroid. En 1968 había conocido a Patti Smith, con quien vivió en el célebre Chelsea Hotel hasta 1972, y a quien retrataría casi hasta el final de

ESPACIOS
La imagen vertical perdida entre nieblas del barco 'The Coral Sea' no cambió de sitio en el estudio desde que la realizara en 1983. Esa vibración de los tonos grises no se parecía a ninguna de sus imágenes, porque aquel encuadre dejaba espacio a una inmensidad de cielo en la que nos perdíamos.





vida. En esa época Mapplethorpe elaboró algunos de los objetos que se muestran en la exposición, como collares de estilo hippy. En 1973 instaló su estudio en Bond Street, y en 1976 presentó Polaroid, su primera exposición individual a la que convocó con lo que parece ser un autorretrato desnudo, con el sexo oculto con un adhesivo con la señal "Don't touch". A partir de entonces su obra fue adquiriendo celebridad y, poco a poco, las mejores revistas, instituciones internacionales, museos y coleccionistas reclamaron un trabajo que quedó truncado con su muerte por sida el 9 de marzo de 1989.

FLORES, PENES, ESTATUAS
Por encima de censuras y mistificaciones, de buenas causas y malos usos, la obra de Mapplethorpe está definida por el desarrollo de inacabables variaciones sobre sus motivos recurrentes: desnudos, autorretratos, retratos, escenas de sexo, fotografías de flores y naturalezas muertas son, sin embargo, sólo un pretexto para concebir y conseguir imágenes de la Belleza y todas son, por tanto, equivalentes en sentido fotográfico. Por eso Mapplethorpe utiliza los mismos cánones en sus composiciones sea cual sea el motivo: formato cuadrado, uso de la diagonal, incorporación de formas primarias en las que se enmarcan los objetos, todo para lograr un equilibrio perfecto. Y también por eso las acusaciones de pornografía o exhibicionismo reproducidas estos días con motivo de la exposición en Valencia se quedan, estúpidamente, en la epidermis de una obra que, como concluye Caujolle en su texto "pone en tela de juicio la lectura inmediata de la imagen, obligándonos a traspasar el único estadio de la iconografía para remitirnos al objeto fotográfico". Ya sean penes, flores o estatuas.


'Robert Mapplethorpe', exposición retrospectiva del fotógrafo norteamericano, exhibe 137 fotografías originales junto a diferentes objetos diseñados por el propio artista, del 16 de septiembre al 28 de noviembre, en el Centre Cultural La Beneficencia. Corona, 36. Valencia.
De todas las fotografías,
© Estate of Robert Mapplethorpe.




FINAL El último autorretrato, un raro formato panorámico que encuadra muy de cerca sus ojos, con la parte derecha más iluminada que el resto, nos deja simplemente sin ninguna escapatoria, con la necesidad de hacer frente a una mirada, de sostener una mirada, de mirar justo antes de la desaparición, a los ojos.


 ESTATUAS
Mapplethorpe adopta un punto de vista totalmente clásico en la composición, utilizando formas primarias (rombos o círculos en el fondo de los cuales enmarca flores, retratos, miembros), para llegar a un equilibrio perfecto. (...) La mayor parte de sus desnudos, masculinos o femeninos, dialogan con la estatuaria clásica: su Arnold Schwarzenegger posando junto a una colgadura que evoca los talleres del siglo pasado hincha los músculos al modo de un desnudo de atleta de Rodin.




 FLORES
Que las fotografías de una orquídea o una cala presenten connotaciones eróticas evidentes y que evoquen a la vez los sexos masculino y femenino es algo que tiene que ver con el discurso general sobre el cuerpo, la sexualidad y el placer que fundamenta el conjunto de la obra de Robert Mapplethorpe.



 SERIES
El largo trabajo con Lisa Lyon refleja una de las características del trabajo de Mapplethorpe: la práctica de series sobre un mismo motivo, sobre un mismo personaje. Series de las que se conservan todas las etapas, todas las variaciones. En este conjunto se encuentran también los retratos de Patti Smith, a quien Mapplethorpe fotografiará hasta el final, y el rostro de Sam Wagstaff, que posa en actitudes que, más adelante y con otros modelos, serán reiteradas en el estudio.

 PIELES
Los funcionamientos binarios permanentes de su trabajo (fondo blanco para cuerpo negro y viceversa; rostros pálidos que surgen de la sombra; máscaras negras sobre fondos grises) forman parte de una visión que asume perfectamente la dualidad de aspectos masculinos y femeninos de todo ser. Mapplethorpe muestra la pátina de pieles sobre las que una luz, a veces difuminada y otras sensual y taladrada con estridencias y brillos, subraya la arquitectura de una perfección acorde con los cánones clásicos.






PATTI
Dentro de su obra los autorretratos y las fotografías de Patti Smith ocupan un lugar aparte. A Patti Smith, la amiga de siempre, la cómplice de los momentos de indigencia del principio, la de las iras compartidas y los combates permanentes le ofreció, en la cubierta de todos sus discos, un admirable canto de amor. En una de las más bellas proyecciones jamás ofrecidas al público en el marco de los Encuentros Internacionales de Fotografía de Aries le rindió un sublime homenaje utilizando su música como única banda sonora.


* Christian Caujolle, periodista y director de la Agencia VU, conoció a Mapplethorpe en París, en 1979, y fue amigo suyo hasta su muerte, en 1989. Los textos que acompañan estás fotografías se han extraído del elaborado por Caujolle para el catálogo de la exposición 'Robert Mapplethorpe'.



El Pais de las Tentaciones viernes 17 de septiembre de 1999

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