viernes, 23 de noviembre de 2012

Explorando Marvel NOW! Journey Into Mystery

Escrito por: Daniel Gavilán el día 22 noviembre, 2012   

Creada bajo el cobijo de Atlas Comics a mediados de los cincuenta, Journey Into Mystery nació como un título en el que se englobaban numerosas historias de fantasía, terror y suspense; según el modelo de la época. Fue en sus páginas donde debutaría el Dios del Trueno como parte del Universo Marvel, convirtiéndose en el personaje estrella del título hasta que a finales de los sesenta, la colección fue renombrada a nombre de Thor.


De esta forma, el título Journey Into Mystery permanecería en desuso hasta que a mediados de los noventa, Thor fue abducido por la generación Image y Marvel improvisara algo sobre la marcha. El resultado fue el regreso de la cabecera a su título original, siendo protagonizada por varios secundarios de las aventuras del Dios del Trueno, bajo la excusa de que habían sido desterrados a Midgard tras perder toda memoria de su vida anterior.

La colección mantuvo dicho rumbo durante un año hasta que empezó a dar tumbos centrándose en diferentes personajes siendo finalmente cancelada con el regreso del Dios del Trueno. Desde entonces hasta 2011, Journey Into Mystery fue devuelta al trastero, mientras Thor disfrutaba de las etapas de Dan Jurgens, Joseph Michael Straczynski y Kieron Gillen. Fue este último quien se encargaría de recuperarla tras ceder las riendas a la cabecera central de la franquicia a Matt Fraction, con un objetivo muy concreto.
Tras sacrificarse moviendo los hilos para ser erradicado de la existencia en páginas de Asedio, Loki regresaría en la forma de un joven pícaro libre de todo el rodaje de su versión original, con la oportunidad de redefinirse a si mismo más allá de su rol dentro del panteón asgardiano. El nuevo volumen de Journey Into Mystery se centraría en las andanzas de este joven Loki, retratándolo como un muchacho hiperactivo con una labia única para el enredo, cuyos intentos por hacer el bien y escapar de la sombra de su yo pasado se veían constantemente frustrados por su propia naturaleza.

Apostando por un tono literario heredero de los años de gloria de la Vertigo de los noventa mientras jugaba constantemente con los andamiajes de la ficción, la serie de Gillen se convertiría en un título de culto que arrastraría a un grupo de devotos fieles hasta su demoledora conclusión. Pese a ser uno de los títulos menos vendidos de la editorial, la serie había dejado huella entre público y crítica, así que en lugar de cancelarla, Marvel pensó en darle una nueva dirección con la infatigable Lady Sif como nueva protagonista.
Compañera de armas y amiga con derecho a roce del Dios del Trueno, esta valerosa guerrera creada por Stan Lee y Jack Kirby ha disfrutado de una relativa relevancia en diferentes etapas de la cabecera dios nórdico. Habitual en sus aventuras desde el final de la andadura de Joseph Michael Straczynski, ahora tendrá la oportunidad de lucir por su propia cuenta sucediendo al joven Loki como protagonista de Journey Into Mystery.

Guión: Kathryn Immonen
Dibujo: Valerio Schiti
Tinta: None
Color: Jordie Bellaire
Editorial: Marvel Comics
Contiene: Journey Into Mystery vol.IV #1
Formato: Grapa, 20 páginas
Precio: 3,99 $

 Los Autores

Aunque nunca he sido demasiado amigo de la idea de que las cartas con las que nacemos determinan la hoja de ruta que seguiremos a lo largo de nuestra vida (ya sabéis, como el hecho de asumir que porque uno naciera con una altura extraordinaria ya debería ser un gran jugador de baloncesto), me es imposible no ver una serie de similitudes entre los relatos de algunas de las más reconocidas guionistas actuales con la siempre incombustible Ann Nocenti. Puede que sea casualidad, puede que sea fruto de unas circunstancias comunes o una falsa imagen mía derivadas del siempre tramposo subconsciente… Pero el caso es que se me ocurre más de una característica común entre el perfil de las historias de la creadora de Longshot con las de guionistas como Marjorie Liu, Gail Simone o -en cierta medida- Kelly Sue DeConnick (especialmente en lo que respecta a la forma cruda y sin tapujos de abordar la violencia con un punto sucio y decadente al que podríamos denominar con un término tan políticamente incorrecto como “tacones sangrientos“).
Pero ojo, que esto no tiene que ver nada con el género dado a que hay guionistas masculinos como Judd Winnick o Ron Marz que también parecen sentirse cómodos en este tipo de historias donde todos los protagonistas y antagonistas son divinos de la muerte, y todo esta rodeado por una atmósfera porosa que lo envuelve todo como una invisible mancha gigante de alquitrán. Pero resulta cuando menos curioso que varias de las escritoras más relevantes del mercado actual se muevan dentro de una línea cuando menos parecida.

Sin embargo, el caso de Kathryn Immonen es relativamente diferente dado que sus similitudes con Nocenti van en una dirección completamente diferente. Todavía recuerdo como tuve mi primer acercamiento a los trabajos de Ann a través de las historias de complemento que incluían los Classic X-Men. Chris Claremont se había ocupado de ellas hasta el momento y su por entonces editora dedició sumarse a la fiesta encargándose de los guiones de un puñado de ellos. En uno de aquellos relatos, la guionista se dedicaba a expandir el enfrentamiento entre Lobezno y Proteo permitiendo que John Bolton se luciese con los poderes de alteración de la realidad del hijo de Moira McTaggart, torturando al canadiense de las formas más inimaginables.
Era una historia tremendamente febril en el que los límites de la realidad se curvaban precipitando al protagonista en un entorno pesadillesco. También escribió un fascinante relato en el que Emma Frost entablaba un combate psíquico con Mente Maestra marcado por la dominancia y la humillación. Se trataba de una historia tremendamente febril en el que los límites de la realidad se curvaban precipitando al protagonista en un entorno pesadillesco. ¿Recordáis aquella otra en el que Arcade se veía asaltado por las mortales trampas de su Mundoasesino para descubrir que habían sido dispuestas por su propio subconsciente? Se trataba de una historia tremendamente febril en el que los límites de la realidad se curvaban precipitando al protagonista en un entorno… Imagino que ya os estaréis haciendo una idea de por donde van los tiros, ¿no?

La historia en la que Kaos iba conduciendo tranquilamente cuando se veía asaltado por unas terribles ensoñaciones que solo Nocenti sabría a cuento de que venían, Kitty Pryde golpeándose en la cabeza en un callejón para verse asaltada por unas pesadillas que parecían salidas de los delirios de El secreto de la pirámide, aquel otro en el que Tormenta se bañaba en una laguna de la Tierra Salvaje y acababa viajando a un extraño mundo que parecía salido de la mente de Moebius… Demonios, disculpadme si vuelvo a dejarme guiar por una expresión un tanto polémica, pero la mayoría de aquellas historias eran como fumarse un anuncio de compresas sazonado con peyote. No en vano hablamos de la creadora de un concepto tan demencial y brillante como Mojoworld y todo su entramado.
El caso es que desde sus primeros pinitos en Marvel, los trabajos de Kathryn Immonen me han recordado en muchos aspectos a las sensaciones que me transmitían aquellos relatos cortos de Nocenti. Sus mundos cuasioníricos no son tan oscuros y opresivos como la actual guionista de Catwoman, pero de igual forma mantiene ese punto febril y surrealista en el que no paran de ocurrir cosas extrañas mientras los personajes se mueven como si estuvieran siendo guiados por una mano invisible en lugar de actuar según las leyes de la lógica.

Desde su frustrada etapa al frente de los Runaways en la que Chase se veía arrastrado por el fantasma de una misteriosa chica sorprendentemente parecida a Gert hasta sus miniseries centradas en los alevines de la Patrulla-X, pasando por sus extravagantes historias protagonizadas por Gata Infernal, los relatos de la guionista se han caracterizado por embarcar a sus personajes en extrañas aventuras en las que podíamos encontrarnos desde wendigos emos a institutos inspirados en las teleseries estudiantiles en dimensiones demoniacas, y en las que los personajes se movían de forma caótica hasta llevarnos a la irremediable conclusión.
Pero si hay otro rasgo que ha caracterizado a la guionista es su buen ojo a la hora de elegir a los dibujantes que le acompañen en sus historias. No en vano, Kathryn tuvo el buen ojo de enlazarse profesional y sentimentalmente a su esposo Stuart Immonen, y en sus trabajos se ha rodeado de gente como Sara Picchelli, David LaFuente, Tonci Zonjic o Phil Noto. Para Journey Into Mystery, Immonen cuenta con la compañía del italiano Valerio Schiti, quien ya dejó buena muestra de su talento en proyectos como Battle Beast y que solo con ver sus diseños preliminares para la serie, ya dejaba entrever que ibamos a encontrarnos con todo un placer para nuestros ojos.

 El Cómic

Con una trayectoria profesional que invita a la duda (algunos todavía no nos hemos repuesto de lo que nos hizo en Runaways), Kathryn Immonen se enfrentaba al difícil reto de iniciar su etapa bajo la sombra de la vibrante etapa de Kieron Gillen. El cambio de protagonista menguaba en cierto aspecto dicha responsabilidad, pero iba a ser inevitable que surgieran las comparaciones.
Sin embargo, lo primero que sorprende de este debut es lo orgánicamente que se produce el cambio de dirección de la serie a pesar de lo drástico del mismo. Si en su etapa Gillen supo beber de esa atmósfera de mitos y leyendas en el que las aventuras de sus personajes estaban escritas entre pergaminos raídos y tinta digital, Immonen prosigue en dicha línea como bien atestigua esa portada en la que vemos a Syf emergiendo de las páginas de un raído tomo, o la secuencia de arranque dentro de la bibliteca en llamas. Posteriormente, esta sensación sigue in crescendo gracias a la discusión sobre los mitos modernos en la que entran en juego los cómics originales de la colección de los años cincuenta, por no hablar los prosaícos cuadros de texto o los extractos directos de los vetustos libros de la biblioteca de Asgard.
Esto contribuye sin duda a que esta nueva etapa de la serie sea algo más que la reutilización de una cabecera ya existente, logrando que Journey Into Mystery mantenga una personalidad propia que la diferencie del resto de productos de la editorial. Si buscáramos compararlo con títulos de otras compañías, probablmente acabaría surgiendo el nombre de la Wonder Woman de Azzarello y Chiang por la similitud entre el carácter estoico de su protagonista y el de la princesa amazona, pero en seguida nos daremos cuenta que que lo que Immonen nos plantea poco tiene que ver con la actualización del panteón griego a través de los mitos urbanos que nos ofrece el creador de 100 Balas.
Más cercano a la fantasía heroíca pura y dura, aunque con una puerta constantemente abierta que la mantiene anclada al mundo de los hombres, la serie de Syf contribuye al gusto por los personajes femeninos indómitos que está fraguándose en la editorial. En la línea del Capitán Marvel de DeConnick o la Red Hulka de Parker, la guerrera asgardiana se muestra como una mujer sedienta de aventura y poco dispuesta a permitir que el rol servil de sus congéneres dentro de la sociedad de Asgard defina su vida.
La escena en la que Syf comparte su tiempo con la hogareña esposa de Volstagg y su manada de hijos nos muestra un aspecto poco conocido de la sociedad asgardiana no demasiado alejado de tendencias todavía arraigadas en el mundo actual. Tras esta presentación en la que queda bien clara la personalidad y los anhelos de la protagonista, ponemos rumbo a lo desconocido adentrándonos en un mundo de dragones, hechiceros y otras criaturas mitológicas. Y aunque en principio la intención de centrar la serie en la búsqueda de su protagonista para convertirse en una mejor guerrera sonaba un tanto peregrina, la guionista consigue que funcione haciendo de dicha base un viaje para apaciguar una llama que aerde en lo más profundo de su corazón y que le impulsa a luchar contra viento y marea para dar lo mejor de si misma. Sin embargo, no hay senda que no se cobre un equitativo peaje, por lo que su travesía nos deja como resultado un inesperado giro que puede tener serias consecuencias tanto para Syf como para aquellos que la rodean.
Pero sería imposible que este número luciera tanto sin el impresionante arte de Schiti, quien se suma a la cada vez más lista de grandes talentos reclutados por la editorial duranter los últimos años, y cuyo estilo no esta muy lejos de los cada vez más imprescindibles David Marquez, Jorge Molina, o los ya citados Picchelli e Immonen. Con un trazo limpio y expresivo, el dibujante llena las viñetas de detalles sin qu estas resulten en ningún momento sobrecargadas. Moviéndose comodamente tanto en la cotidianidad del hogar como en el fragor de la batalla, sus diseños son vistosos y elegantes, logrando que sus personajes hablen sin necesidad de expresar palabra e incluso que la indumentaria de la protagonista sea algo más que una parte intrínseca de su figura, oscilando entre el elegante vestido que luce mientras está acompañada de los suyos y su armadura de guerra.
En resumidas cuentas, la nueva etapa de Journey Into Mystery arranca de forma sorprendentemente favorable a pesar de que en algún momento se puede ver lastrada por la dispersión de su guionista (que hace que en ocasiones de la sensación de que ni la protagonista tiene muy claro lo que busca). Un cómic que revive todo el sabor de la fantasía de espada y brujería con un aliciente extra sin escapar del corazón de Universo Marvel, que indica no solo que Journey Into Mystery no ha perdido un ápice de su personalidad, sino que si se mantiene en esta línea puede continuar siendo un título digno de reivindicar.

Fuente:

http://www.zonanegativa.com/?p=57449

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