miércoles, 25 de julio de 2012

El Prado da vida al último Rafael


La pinacoteca presenta una histórica muestra sobre los últimos años del genio renacentista

FOTOGALERÍA Los útlimos años del genio del Renacimiento

El Pais   IKER SEISDEDOS Madrid 8 JUN 2012 




Dos hombres ante la obra 'Retrato de Baldassare Castiglione'. El Museo del Prado acoge la muestra 'El último Rafael' que exhibe 70 piezas en total, entre pinturas y dibujos, un tapiz y un pie de candelabro de mármol.
ULY MARTÍN

“Una ocasión así solo se presenta una vez en la vida”. La frase, cuya mera repetición acaba por vaciarla de significado, se ha escuchado una y otra vez en la presentación en las salas del Museo del Prado de la histórica exposición El último Rafael. El recorrido por las 70 piezas reunidas (entre dibujos, pinturas, cartones, un tapiz y un pie de candelabro de mármol) hace justicia a las sentencias superlativas. Nunca se había dedicado una muestra tan ambiciosa al estilo tardío del genio de Urbino, tanto a su magistral pincel como a esa capacidad para organizar el trabajo de su taller, que llegó a emplear a 50 artistas y funcionaba como una perfecta maquinaria que plasmaba al óleo, al fresco o sobre tapiz las ideas del patrón. También es la primera vez que la extraordinaria pintura de altar Santa Cecilia abandona su casa, en la Pinacoteca Nacional de Bolonia. Jamás se habían visto antes tantas vírgenes con el niño y sagradas familias en gran y pequeño formato juntas, ni tampoco una reunión igual de obras maestras provenientes del Prado y del Louvre, adonde viajará en otoño la muestra. Y no, no parece probable que semejante alineación de astros del Renacimiento, financiada por la Fundación AXA, vuelva a acontecer en mucho tiempo.




Centrada en la abundante y resbaladiza producción del final de la vida de Rafael en Roma, un periodo comprendido entre el acceso de León X al papado en 1513 y la prematura muerte a los 37 años del artista en 1520, víctima, según la leyenda, de su fogosidad sexual, la exposición bien puede contemplarse como un acto de justicia pictórica con los discípulos más aventajados de Rafael: Gianfrancesco Penni —en muchos sentidos e incluso tras la visita a la muestra, todo un enigma—, y, sobre todo, Giulio Romano, gran amigo del pintor y heredero a su muerte de “todas las obras comenzadas, así como de sus instrumentos de trabajo”.

A la derecha, 'la Sagrada Familia con San Juanito', conocida como 'La Virgen de la rosa'. Fue pintada hacia 1516 por Rafael. A su izquierda, otra obra de temática similar.
ULY MARTÍN


El arte de Romano merece un espacio separado en la muestra, como la copia que con Penni realizó de La transfiguración, que se acompaña de decenas de dibujos preparatorios en un aparte, situado en el edificio de Villanueva. Romano protagoniza además, hacia el final del recorrido, Doble autorretrato con Giulio Romano. Era bien conocida la obra, uno de los últimos cuadros de Rafael (colocado en segundo plano, el maestro sujeta con su mano el ímpetu del discípulo que parece señalar un futuro inexistente). No tanto, la identificación que en la cartela se hace de la figura de Romano. Sobre ella, el comisario Tom Henry, cuya piel luce un curioso sonrojo rafaelita, no duda, pese a ser la primera vez que así (con rotundidad y bajo los focos de un gran museo) se presenta.




No es el único riesgo asumido por Henry y Paul Joannides, su compañero en una aventura artístico-científica que les ha tomado cinco años y ha dado como resultado un espléndido catálogo. El dúo, ayudado por los conservadores Miguel Falomir (Prado) y Vincent Delieuvin (Louvre) y los estudios técnicos de Ana González Mozo, ha avanzado en asuntos como la cronología de las obras y la autoría de las pinceladas. Valga como prueba de su arrojo el texto que acompaña El pasmo de Sicilia: “Los altibajos cualitativos de diseño y ejecución y la falta de armonía lumínica sugieren tres manos: Rafael, autor del Cristo, Penni, del paisaje, y Romano, del resto de las figuras”.

"Santa Cecilia" obra de Rafael 1515-16.
ULY MARTÍN



La majestuosa pintura (tabla transferida a lienzo en tiempos napoleónicos, como dictaba la moda francesa) ha visto la luz hoy tras una restauración de dos años en los talleres del Prado. Se ha colocado en la sala que abre la muestra. Las pinturas de altar de gran tamaño se disponen en un espacio con forma de cruz, en homenaje tanto a la planta del Vaticano diseñada por Bramante, padrino en Roma de nuestro hombre, como en “recuerdo de la pasión de Rafael por la arquitectura”.




Santa Cecilia atrae en esta estancia todas las miradas, por su belleza, sí, pero también por las circunstancias que han rodeado su llegada. No es solo que la obra nunca abandone Bolonia, es que viajó en la tregua dada por dos de los terremotos que asolaron recientemente la región de Emilia Romagna, en una peripecia que recordaba ayer a la leyenda relatada por Vasari sobre el naufragio del barco que transportaba El pasmo de Sicilia, milagrosamente salvada de las aguas.



Ante la vista de tanta obra maestra, Henry se ha conformado en aspirar que la muestra explique la forma en la que trabajaba el taller de Rafael. Y para ello proponía un recorrido alternativo. “Ver antes las obras de sus discípulos ayuda a comprender la complejidad de estos trabajos colectivos”, explicaba sobre una exposición que va más allá de la muerte de Rafael al incluir piezas de Romano y Penni hasta 1524.

Una mujer contempla una 'Mujer ante el espejo', de Giulio Romano, discípulo de Rafael, en la exposición del Museo del Prado / ULY MARTÍN


Para apreciar la intervención directa y exclusiva del pincel del maestro hay que fijarse en los revolucionarios retratos que ocupan la última sala (donde aguardan Baldassarre Castiglione, Bindo Altovitti y otros amigos y empleadores). Vistos en conjunto, dejan deslizar, pese al viejo cliché que sitúa a su autor como un artista académico, rígido maestro del dibujo escasamente interesado en el arrebato del color, rastros tenebrosos de un guante que recogería, por ejemplo, Caravaggio.


Combo de imágenes de 'La pequeña Sagrada Familia' que forma parte de la exposición.
ULY MARTÍN



El jefe del departamento de Pintura Italiana hasta el año 1700 del Museo del Prado, Miguel Falomir, atiende a la prensa. Entre los cuadros de fondo, una 'Santa Cecilia' y 'El pasmo de Sicilia'.
ULY MARTÍN



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