Hay un lugar allá en el noroeste donde entre el 16 y el 22 de agosto los superhéroes se cuelgan de las fachadas y las historietas invaden las calles, el sitio se llama A Coruña y la razón, Viñetas desde o atlántico.
Desde el aire, se puede ver el sky line de A Coruña asomándose al océano. A un mar a menudo crespo y bravo. Allí está, justo en el borde y erguida como siempre, la Torre de Hércules, todo un símbolo de la ciudad, espoloneando la imaginación de, entre otros, MiguelAnxo Prado, director y autor del logotipo del II Salón del Cómic Viñetas desde o Atlántico. Un gran espectáculo visual y "un punto de referencia complementario de la oferta, tanto cultural, como global del programa de fiestas de la ciudad", afirma MiguelAnxo, director del evento. "Aunque no case muy bien con la artesanía, los toros o la música, resulta cuando menos interesante el hecho de ver a personajes de tebeo formando parte del mobiliario urbano de la ciudad; es decir, la parte más lúdica de la historieta integrada en la vida de la capital".
El II Salón Internacional del Comic Viñetas desde o Atlántico representa, no obstante, casi un hito por su singularidad. "Aunque todas las manifestaciones de este tipo tienen un mismo objetivo, este encuentro resulta un salón diferente por una razón: las dimensiones de la ciudad", asevera Prado. "París lleva intentando poner en marcha un salón desde hace milenios. Lo único que han conseguido son minicertámenes sin apenas repercusión. El Salón de Barcelona es el salón de los editores, el punto de referencia obligado para los dos lados de la barrera. Más no se puede pedir. Sin embargo, la transcendencia en los medios y en la vida de la ciudad queda siempre diluida por el resto de la oferta del momento: ya sea el Premio de Fórmula 1 o un partido cumbre de la Liga de las Estrellas"...
Gijón, en cambio, se vuelca con su Semana Negra; en Avilés la tercera edición de su Salón del Cómic ha sido otro éxito. "¿Qué pasa?", se pregunta Prado."Que es mucho más facil implicar a una ciudad pequeña. Todos los comerciantes de la zona central de la población ponen los pasquines en sus escaparates, las librerías hacen lo propio con la ofreta de cómics que poseen, el Banco Pastor nos permite colocar a Batman en su fachada y el Ayuntamiento nos permite situar a Spiderman en el monumento más singular de la ciudad: el Obelisco. Es decir, que jugamos con ventaja".
El año pasado, Viñetas desde o Atlántico consiguió congregar a más de 40.000 personas. "¿Qué ocurre este año?", se pregunta MiguelAnxo, "que hemos recibido una multiplicación preocupante de solicitudes de ocupación de puestos que no hemos podido atender. Tanto la presencia de editoriales como de autores es algo complementario. La parte fundamental son las exposiciones, auténticas apologías de la viñeta y genuino elemento de difusión de todo el fenómeno. El Salón está abierto a todo el mundo y no sólo para fanáticos, coleccionistas, o aficionados", concluye. A Coruña, una ciudad en fiestas durante todo el mes de agosto, convierte al tebeo, al cómic, a la banda diseñada en otra más de sus muchas manifestaciones festivas.
El gran espectáculo del fútbol, en disputa por un trofeo decano en este ámbito, coincide en el tiempo, si bien no en el espacio, con las Walkirias de Royo; el pulpo, generosamente aderezado con sal gruesa y pimentón, y el sonido de las gaitas intentan sosegar a la descomunal anguila creada por MiguelAnxo Prado a propósito del Salón; la recreación de la defensa de la ciudad frente al inglés, con la heroína María Pita al frente del pueblo en armas, deja sin empleo temporalmente a los superhéroes. Mientras los ciudadanos pasean por su flamante plaza del Tebeo, tratando de adivinar donde se emplazará la réplica de su personaje preferido.
En A Coruña no hay tiempo para la siesta durante estos días. El programa deja poco margen a la inactividad. En cualquier caso, se corre el riesgo de que el sueño o la ensoñación, depende de la profundidad del ejercicio, dejen paso al tránsito libre de los personajes de Françoise Boucq, asidos a lianas de algas entre las galerias de la Marina; o la visión del alcalde, lector empedernido de tebeos, ajeno a todo en su sillón, transportado a través del cielo de nubes algodonosas por una legión de traviesas ninfas evadidas del magín de Regis Loisel, autor del cartel anunciador de esta segunda edición.
Una última recomendación: caminar por el Paseo Marítimo durante un buen rato, son unos cuantos kilómentros de andadura costera -taking a walk on the wild side, si bien de manera distinta a la de Lou Reed- y, según la fórmula propuesta por Antón Reixa, hasta encontrarte de frente con esa gigantesca herencia romana que ilumina los mares tenebrosos: la Torre de Hércules. Continuar acto seguido por su parque escultórico anexo y adentrarse en el círculo de menhires abiertos de Manolo Paz, o bajar al pie de la gran caracola de Moncho Amigo y aguardar en silencio a que la brisa marina traiga consigo algunas notas de los cantos de sirenas que, puestos a imaginarlas, serían muy del gusto de Michael Kaluta.
Tras esta experiencia casi mística, y con el estómago encogido y en puño, bien vale la pena abrirlo con unos buenos callos a la gallega -aunque no sea el momento apropiado- o cualquier fruto del mar, acorazado o no. La experiencia se prolongará así, aunque en un plano diferente. Y, después, de cabeza al Salón del Cómic.
Un aviso para navegantes: siempre chispea en agosto, pero la lluvia siempre es bienvenida. Que no caida agua del cielo en esta época puede ser un mal presagio. Texto: Miguel Bertojo Ilustraciones: Michael Kaluta. Max, Luis Royo, José Muñoz, Francisco Bueno.
El Pais de las Tentaciones
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