ENTREVISTA: LIBROS/Entrevistas Lorenzo Mattotti Un intenso y largo viaje al universo de Poe
Demonios del dibujante
ANA TERUEL 03/07/2010
Lorenzo Mattotti (Brescia, 1954) estaba echándose la siesta en su taller en el norte de París, ciudad en la que vive con su familia desde finales de los noventa, cuando recibió la llamada del agente de Lou Reed. Aquel le saludó y le pasó al cantante, que le trasladó su admiración por su versión de Doctor Jekyll y Mister Hyde, una adaptación por la que recibió en 2003 un premio Eisner, suerte de los Oscar del cómic. "Fue un poco raro, me fui despertando poco a poco", recuerda el dibujante. En realidad, Mattotti, ya había recibido hacía tiempo un e-mail del representante de Reed para preguntarle si estaba interesado en ilustrar los textos de El cuervo, la ópera rock que Reed realizó a partir de los poemas de Edgar Allan Poe. Fue Art Spiegelman, autor del mítico Maus, quien recomendó al italiano para este trabajo. Conocía bien su trayectoria, una larga y fructífera carrera en la que Mattotti ha tocado todos los ámbitos de la ilustración y en la que puede presumir de haber trabajado con Wong Kar Wai, Soderbergh y Antonioni para la película Eros (2004). Sin embargo, el ilustrador recuerda los nervios que pasó cuando, finalmente, le concretaron su primera cita con el creador de los Velvet Underground. Fue en Nueva York. "La noche anterior no dormí nada", dice.
"Lou Reed me dijo que escuchara la música y me inspirara en ello. Entonces empecé a improvisar sobre su improvisación"
PREGUNTA. ¿Cómo fue ese primer encuentro con Lou Reed?
RESPUESTA. Yo fui con una idea concreta, que era hacer mucho dibujo en blanco y negro, con mucha fuerza. Pero él había visto Jekyll y Hyde,que es un tebeo muy colorido, y quería hacerlo en color. Yo soy muy tímido, pero menos mal que había llevado uno de mis cuadernos pequeños con dibujos hechos a lápiz. Empezó a mirarlos y enseguida le gustaron. En ese momento entendí que tenía un margen de libertad. Me dijo que escuchara la música y que me inspirara en ello. Entonces empecé a improvisar sobre su improvisación.
P. El resultado es que alterna los dibujos en blanco y negro con los de colores. También utiliza diferentes técnicas de dibujo...
R. Sí, es una mezcla, utilizo la pluma, el pincel negro, el lápiz, de color, el negro... Me interesa que un libro así ilustrado no sea monolítico, sino que haya siempre situaciones diferentes y las emociones sean reinterpretadas con métodos diferentes. Con la pluma puedes decir algo, con los pinceles es otra energía..., los colores dan emociones muy diferentes.
P. ¿Y el proceso de trabajo cómo fue?
R. Durante un año le enviaba los dibujos y él contestaba. Era muy conciso con lo que le gusta. Acabó siendo una verdadera colaboración. Luego, trabajar con él para mí era también una apuesta. Y entrar en el mundo de Edgar Allan Poe ha sido una oportunidad, he podido sacar con mis dibujos todos mis demonios, mis partes oscuras. Hasta cierto punto lo hacía antes, pero aquí tenía la excusa para hacerlo de forma más fuerte. Pude hacer dibujos muy duros, a veces raros, morbosos. Al igual que el mundo de Edgar Allan Poe.
P. Habla de exorcizar demonios. Acaba de ilustrar una versión de Hansel y Gretel, de los hermanos Grimm, con dibujos también muy oscuros, como de novela de terror. ¿Le inspira ese estilo?
R. Me encanta. Siempre me ha acompañado. He ilustrado el Infierno de Dante, de laDivina Comedia. Siempre en mi trabajo he tocado más el lado oscuro que el ligero. Por eso todo el mundo me dice que soy muy inquietante... Siempre me ha gustado el lado gótico de la narración y de la imagen.
P. A usted le gusta mucho también la música. Aquí mismo en su taller tiene una buena discografía, le ha dedicado un álbum a Nick Drake... ¿Conocía bien la música de Lou Reed antes?
R. Sí, la música sí. Conocía sobre todo a Velvet Underground. Me sentía unido a su forma de cantar, a esa voz que interpreta como un actor. Durante un periodo me había influido mucho en mi idea de concebir el dibujo como un trazado que cambia a través de las emociones interiores. Siempre me ha fascinado la relación entre el dibujo y la música. Hay voces que me han influido y una de ellas es la de Lou Reed. Me fascina la forma que tiene de poder tocar emociones más frías, más duras, más secas. Con el dibujo se puede lograr eso también.
P. He leído que no lee muchos tebeos para no hacer como los demás. ¿Es verdad?
R. No es del todo así. Lo que pasa es que antes leía muchos. Ahora, por lo menos aquí en Francia, hay muchos talentos increíbles y pienso. Es más difícil decidir qué hacer en un panorama tan amplio. Antes, era más un territorio de exploración para nuestra generación, para Art Spiegelman, por ejemplo. En los años ochenta tenías la sensación de empujar el lenguaje hacia otras fronteras. Ahora, todo el mundo está más libre, quizás también gracias a nuestro trabajo. No leo tanto porque hay tanto que leer. Y a veces prefiero leer literatura.
P. Además de los tebeos e ilustraciones, ha trabajado con la revista de moda Vanity, ha hecho portadas para semanarios como The New Yorker, carteles, publicidad, ahora está trabajando en el largometraje de Pinocho... ¿Ha seguido alguna trayectoria o es todo fruto de la casualidad?
R. Bueno, algo de casualidad ha habido. Antes, mi problema era vivir de mis dibujos. Yo quería hacer tebeos y lo he vivido de forma muy seria. Aunque cada trabajo tiene también su idioma, técnicamente, la profundidad que me ha dado el tebeo me ha ayudado para el resto. Y luego empiezas a tocar otras cosas. El cine, por ejemplo, lo he tocado al cabo de mucho tiempo.
P. ¿Hay algo que le quede por hacer para lo que antes no estaba preparado?
R. Siempre hay cosas que queremos hacer y que antes no estábamos listos. A veces, sientes que estás listo para hacer algo, pero estás bloqueado por otro trabajo. Luego, a veces sabes que dentro de ti hay unas ganas que si no las dejas salir se convierten en nudos, en angustias. Hay que afrontarlo. Cuando se hace, es la liberación. Por supuesto siempre tenemos miedo a lo desconocido. Porque cuando aprendemos algo, el mecanismo es repetirlo. El problema es que nosotros cambiamos siempre. Y el dibujo es la expresión de lo que soy ahora, así es como evoluciona. Para aprender lo que eres en el momento hay que atreverse, romper estructuras. El dibujo me ayuda realmente a descubrir siempre cosas.
P. ¿Como por ejemplo?
R. Los dibujos que hice para Hansel y Gretel, por ejemplo, son improvisados. Son dibujos que probablemente crecieron en mi interior y cuando salieron, salieron de golpe. Jamás los hubiera hecho hace diez años. Es el trabajo diario el que te permite llegar a esa concretización que tienes adentro. En El cuervo hay toda una serie de dibujos en una habitación, de un chico y una chica en la cama que se miran. Es un trabajo muy intimista, pero son emociones que tuve cuando tenía 18 años. Cuando estás enamorado de tu novia, que te miras, que te exploras, que no sabes quién es el otro, se duerme, la miras, es una exploración del otro y también del amor. Pero es solo después de 30 años cuando tienes la experiencia para reencontrarlo y decir que era importante.
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