Director, productor y guionista. Esos tres trabajos resumen de un plumazo la labor de Guillermo del Toro. En ocasiones también ha hecho de actor y al principio trabajó en el campo de los efectos especiales y diseño de maquillaje. Además, es un apasionado por los cómics, un friki que se diría hace años con desdén y ahora con respeto hacia los que se han convertido en el motor de la cultura del siglo XXI. Del Toro (Guadalajara, México, 1964) siempre ha estado ahí.
"Para mí no existe diferencia entre cine, literatura y cómics. La escuela de cine a la que asistí en México era de escritura de guión. Y no veo ningún sacrilegio en disfrutar como consumidor de la cultura de cualquiera de sus expresiones. Me gusta tanto Carlos Giménez como Velázquez y eso no significa que un artista, que una forma artística, sea superior a la otra. Carlos Giménez es una institución narrativa visual en el arte español como lo son Velázquez o Goya", asegura tan polémico como bonachón.
Con una biblioteca de más de 4.000 libros y 10.000 cómics, la última vez que los contó, a Del Toro lo que le gusta es transgredir las barreras y que sólo el material, su nueva pesadilla, sea quien elija el medio.
ROCÍO AYUSO 13/06/2009
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