domingo, 15 de abril de 2007

La risa del tiempo






La reconstucción del pasado siempre es un desafío. Como el método fundamental que el historiador quiere inculcar a quienes tienen que aprender el oficio: el horror al anacronismo, la bestia negra. En el campo de la historia del arte, Erwin Panofsky y su escuela iconográfica llevaron este imperativo de sincrónía a su más elevada expresión, enseñandonos a interpretar las imagenes del pasado desde sus própios códigos de escritura, de estilo y de cultura. Esta sana disciplina - "no proyectarás sentidos presentes sobre hechos pasados", "el interprete no debe imponerse a lo interpretado"- ha encontrado siempre la resistencia indisciplinada de una contracorriente que subraya el poder de ciertas imágenes para interpretarlos más allá de sus marcas contextuales.

Georges Didi Huberman llama la atención sobre el hecho de que cuando reconstruimos cuidadosamente el contexto de un pintor o de una pintura, además de correr el riesgo de "construir" periodos más o menos ad hoc para alojar a las grandes obras que justifican dicha periodización, nos atenemos al pasado que en ese momento era presente, a su exacta sincronía histórica; desdeñamos, sin embargo, algo mucho más dificil de documentar positiva pero igualmente constitutivo del "tiempo de la obra", a saber, la memoria que el artista y sus imagenes guardaban. Pues si de lo que se trata a la hora de interpretar una imagen es de ser fiel a su tiempo, hemos de convenir en que, a diferencia de lo que ocurre con la historia y por paradójico que resulte, todo tiempo es anacronico, ninguno se reduce a una estricta sincronía con su presente, sino que encierra en su imaginación y en su memoria un conjunto(con unos perfiles necesariamente difusos).

Quizá porque la risa es uno de los subterfugios de los cuales se sirve el anacronismo para pasar la aduana de la coherencia histórica. Peter Berger clasificó la risa en: carnavelesca, que pone patas arriba el mundo cultural, y espiritual; satírica, que saca a la luz los vicios y verguenzas de una sociedad, y la risa verdaderamente redentora "esperanza de que existe la posibilidad de una vida sin dolor y sin miedo a la miseria o a la muerte".
Los cuadros son de Sir Lawrence Alma-Tadema, pintor del siglo diecinueve.

No hay comentarios: