domingo, 10 de enero de 2021

SOLO Nº6- JORDI BERNET
























































Solo Nº6- Jordi Bernet, septiembre de 2007

Clara...de noche Dibujo: Bernet Guión: E. Maicas & Carlos Trillo

 

Revista El Jueves Nº 1.184 Año XXIV del 2 al 8 de febrero del 2000

V FOR VENDETTA (una aproximación) por Alan Moore

 



La última obra de la actual etapa de Alan Moore, es curiosamente la primera. Es una serie iniciada en el ano 82, paralelamente a Miracleman, y terminada ahora, años mas tarde. Trabajo incompleto en su tercera parte, y terminado en la actualidad, V FOR VENDETTA, es, sin duda, la mejor obra de esta etapa de Moore. Una serie única, modelada en función de un grafismo de depresivo blanco y negro, que ha revolucionado el comic inglés y le valió a su guionista la entrada en el mercado americano. Una serie en blanco y negro, de la que hay que lamentar su edición en color a cargo de la D.C. Comics, por mucho que se haya encargado de ello su dibujante. Una serle, no obstante, totalmente recomendable, imprescindible, y que podría figurar  en una estantería al  lado de muy pocas otras.

Hasta que se pueda disponer de tiempo y espacio para un artículo sobre la serle, hemos pensado en incluir este artículo del propio Alan Moore, aparecido en el Warrior 17 (revista donde se publicó originalmente la serle), contando cómo se creó la serie.

 
V For Vendetta tiene su origen en la edición inglesa de THE HULK y en un argumento que presenté a un concurso de guionistas de la D.C. Thompson. Era la historia de un extraía terrorista con la cara pintada de blanco que mantenía una guerra solitaria contra un gobierno totalitarista de finales de los ochenta. Decidieron que un terrorista transexual no era exactamente lo que buscaban y optaron por otra cosa titulada "El Luchador de los cielos (Bombardero de los Hunos)" o algo semejante. Yo hice lo que haría cualquier artista serlo. Me rendí.

Poco tiempo después empezó a aparecer la citada revista de THE HULK WEEKLY en los kioskos, como parte de la revolución Marvel que llevaba a cabo Dez Skinn, como director de la Marbel Británica. La revista contenía la versión inglesa del Caballero Negro (debida a Steve Parkhouse, Paul Neary y John Stokes), El Nick Fury (por Steve Moore y Steve Dillon), y una gema ambientada en los años 30 titulada Nightraven debida a Steve Parkhouse y David Lloyd. Era una buena serle y ganó unos cuantos premios, lo que según la ley de Murphy significa que acabó yéndose al garete.

Night-Raven desapareció del tebeo, Dez Skinn  de  Marvel   y   HULK  WEEKLY  de  los  kioskos,
la primavera dio paso al invierno, las hojas caían de los calendarios, y todas esas cosas que pasan en el cine para indicar que ha pasado el tiempo. Y mientras, yo lloraba amargamente el rechazo de la D.C. Thompson. Las cosas adquirieron tintes siniestros.

Pero llegaron los ochenta, y con ellos los primeros rumores sobre Warrior. Dez había decidido volver al mundo de los comics y reunió a los mejores guionistas y dibujantes con los que trabajó en el pasado. Entre ellos estaba David Lloyd, al que encargaron una nueva serle de misterio ambientada en  los treinta.
Dave decidió que tenía muchas ideas sobre cómo resolverla gráficamente, que tono y ambiente debería tener, pero que las cosas de argumento, definición de personajes y demas eran elementos que desconocía. Como había trabajado conmigo en otra ocasión, sugirió mi nombre para esos fines. Y en este punto empezaron las conversaciones telefónicas que acabarían arruinándonos económicamente, y la voluminosa ( e indescifrable, en el caso de Dave) correspondencia necesaria para poder Intercambiar nuestras Ideas y poner el asunto en marcha. O sea, aquí es donde la cosa se pone confusa.

Las   primeras   ideas  que   tuve   se  centraban






en una manera nueva de enfocar la literatura pulp de los años 30. Creé un personaje llamado
Vendetta, cuyas actividades estarían ambientadas en unos años 30 realistas Inspirados en ni conocimiento del gangsterismo de la época y apoyado en una documentación sólida. Le envié la idea a Dave.

Dave respondió que le dolían hasta las muelas de hacer cosas bien documentadas y que si tenía que volver a dibujar un Dusenberg del 28 se cortaría  las  manos.  Era todo un problema.

Reflexionando sobre el problema examiné el material de Dave. Lo que hacía que funcionase eran los ambientes: los lujosos edificios de apartamentos plagados de chicas, los mugrientos bares que servían de tapaderas, cosas así. Todo el encanto de una época desaparecida. Me di cuenta de que podríamos obtener el mismo efecto situándolo todo en un futuro cercano. Si lo hacíamos correctamente conseguiríamos la misma mezcla de exotismo y familiaridad sin necesidad de que Dave se pasase las horas muertas discutiendo con los encargados de las bibliotecas. Dave y Dezz estuvieron encantados con  la  idea.

El siguiente problema era la creación del personaje principal y la ambientación de la historia. Decidimos situarlo en Inglaterra, dado que Dave y yo  queríamos  hacer algo muy británico que contrastara con todo el material a la americana que inundaba el mercado. Y como los dos compartíamos el mismo tipo de pesimismo político, el futuro seria, triste, gris y totalitarista, proporcionándonos así el antagonista perfecto de nuestro héroe.

Desempolvé "The Doll" y le pasé a Dave unos apuntes para que se hiciera una idea. Era poco innovador, e igual de predecible que la media habitual del comic-book, con alguno que otro toque Interesante. Era un futuro pesimista y tecnificado similar al que se ha visto en películas como Farenheit o Blade Runner, con robots, policías con uniformes acolchados y cosas par el estilo. El asunto andaba por ahí, pero no era  lo que buscábamos.

Por esas fechas, Dave empezó una historieta llamada Falcombridge, que no llegó a terminarse ni publicarse. Era un trabajo muy interesante. Dave estaba a punto de encontrar algo muy personal, y yo quería ser participe de ello. Todo lo que teníamos era un montón de ideas que no sabíamos como utilizar, y una noche de desesperación hice una lista con todos los elementos que quería incluir en V, moviéndome de uno a otro por asociación de ideas, con una velocidad que un psiquiatra pulsaría el botón de emergencia. La incluyo a continuación para los interesados en la amplitud de mi  plagio:
Orwell. Huxley. Thomas Disch. Arrepiéntete Arlequín, dijo el sr. Tic-tac. Catman. Rondador en la ciudad al final del universo. (Las tres de Harlan Ellison). El Dr. Phibes de Vincent Price. David Bowie. La Sombra. NightRaven. Batman. Farenheit 451. El material de New Worlds. El cuadro "Europa después de las lluvias" de Max Ernst, Thomas Pynchon. La atmósfera de las películas de la Segunda Guerra Mundial. El Prisionero. Robin Hood. Dick Turpin...

Habia algo en todo ello que podía usarse, pero por mucho, que lo intentase no conseguía algo coherente. Estoy seguro de que es una sensación que todos los escritores y dibujantes han sentido alguna vez... la sensación de tener algo increíble al alcance de la mano. Es una sensación frustrante e irritante y no te queda mas remedio que rendirte o seguir adelante. Desoyendo mis inclinaciones naturales decidí seguir  adelante.

Y seguíamos sin nombre para el personaje principal.  Habíamos abandonado  lo de  "Vendetta",
 






Junto al concepto que implicaba, y nos hallábamos envueltos en un amasijo de nombres, que, entre otros, incluía el olvidable "Ace of Shades". lo era la mayor preocupación que tenía, pero si era otro moscón incordiando en mi cabeza. Mientras tanto, decidí establecer una forma definida y creíble a nuestro imaginario mundo de los 90.

Resultó bastante fácil. Consideré que el partido conservador perdería las elecciones del 83, y prefijé una historia en la que el partido laborista las ganaba y decidía eliminar del suelo inglés todos los missiles americanos, impidiendo así que fuéramos un posible blanco durante una guerra nuclear. A partir de aquí me resultó bastante fácil crear un advenimiento fascista que tomara el poder en la Inglaterra de los noventa.
Fue en estos momentos cuando Dez llamó por teléfono para decirnos que, junto a su colega de estudio Graham Masters, había encontrado el título ideal para la historia: V FOR VENDETTA. (Dez no estaba al tanto de nuestros intentos anteriores) Lo tomamos como una señal de los dioses.

Teniendo el título, las cosas parecían discurrir de otra manera, y nos dedicamos al trabajo con furia. Revisé las notas que tenía sobre una Inglaterra fascista, y planteé que nuestro personaje sería un fugado de un campo de concentración, alterado psicológicamente por su estancia allí. Por razones personales decidí situar el campo en Larkhill, Viltshire, lugar donde ya existe un campo del ejercito y donde pasé uno de los fines de semana más horrendos de toda mi vida. Ya lo contaré en alguna ocasión.
Mientras tanto, Dave seguía bombardeando con sugerencias y diseños de personajes para ver si alguno de ellos podía precipitar nuestra química creativa. Uno de los conceptos era que el personaje principal podría operar clandestinamente en la policía, subvirtiéndola desde dentro. Había diseñado unos cuantos, uniformes de policía para tal fin. Tenia una gran "V" en el frente, formada con los correajes y cinturones que llevaba el traje. Quedaba bastante bien, pero la cosa nos incomodaba porque sería utilizar un vulgar tópico de superhéroe en una serie que apuntaba a algo más, nuevo y diferente.

Por mucho que me cueste admitirlo, el gran punto de partida lo proporcionó Dave. Lo más remarcable de ello fue que estaba contenido en una sola carta y le salió por casualidad, cono quien no quiere la cosa. Carta que, como la mayoría de su caligrafía, necesita el equivalente a una piedra de Rossetta para poder interpretarse. Transcribo los párrafos más relevantes.

"Mientras escribía esto, se me ocurrió una idea sobre nuestro héroe, algo redundante con lo que ya tenemos (No entiendo el siguiente trozo )pero de todos modos... Lo he estado pensando y ¿Por qué no plantearlo como un Guy Fawkes redivivo, y al completo, con una máscara de papier maché, una capa y un sombrero alto de la época? Tendría un aspecto totalmente extraño y le daría a Guy Fawkes la imagen que se merece desde hace siglos. No quemaríamos su efigie cada 5 de Noviembre. Celebraríamos su intento de volar el parlamento".

En cuanto leí esas palabras, dos cosas acudieron a mi mente. Primero, que Dave estaba bastante más chiflado de lo que pensaba estaba, y segundo, que era la mejor idea que había oído en toda mi vida. Todas las ideas que rondaban por mi cabeza encajaron de golpe, aunadas por la imagen de una máscara de Guy Fawkes. Seguí leyendo con la cabeza dándome vueltas.

En otra parte de la carta, Dave me contaba cómo quería plantear la serie a nivel gráfico. Quería eliminar todas las onomatopeyas, y suprimir del todo los bocadillos de pensamiento. Era algo que me aterrorizaba como guionista. Lo de las onomatopeyas no me molestaba, pero ¿como iba a arreglármelas para que la cosa tuviera un nivel literario aceptable sin esos bocadillos para dejar bien clara la idiosincrasia de cada personaje? Pero, al mismo tiempo, había algo en esa norma que me fascinaba y, tras una noche de insomnio, despertó algo en los pantanosos recovecos de mi cerebro.

Unos días más tarde le escribí una carta a Dave diciéndole que la idea de Guy Fawkes era la idea, y que no solo estaba dispuesto a prescindir de esos bocadillos y esas onomatopeyas, sino que también pensaba eliminar toda clase de texto de apoyo, para apoyarme exclusivamente en las imágenes y el dialogo.

En todo libro o historieta hay un momento en que recibes tu recompensa largo tiempo merecida... ese momento en que todas las ideas e Idioteces que han rondado por tu mente se convierten en algo mucho mayor a la suma de




 
sus partes,  algo totalmente inesperado e inequívocamente hermoso.

Ya teníamos la base de la historia, así que empezamos a construir sobre eso... Dave envió los diseños del personaje, que resultaron perfectos, a excepción de' un error en la forma del sombrero. Empece a desarrollar los personajes secundarios que creía necesitar para que fluyera la acción de la historia que queríamos contar. Alguno de los personajes no tenían rostro pero tenía sus gestos y tics en la mente. Entre los dos definimos los detalles que faltaban utilizando la imagen de un actor u otro... en muchos aspectos era como montar el reparto de una película. Donald Pleasance consiguió el papel de Mr. Finch. Buscamos a Anthony  Valentine  para  el  papel  de  Mr  Almond. La mayor parte de los demás personajes los creó Dave con su imaginación basándose en mis notas.

De lo arriba expuesto podría dar la impresión de que la creación de V fue algo muy serio y calculado. Creo que es algo que podría decirse de las primeras etapas del asunto. Sólo los seres privilegiados tienen ideas brillantes, que la musa les entrega totalmente desarrolladas. Los demás tenemos que trabajar en ello.

Esto quiere decir que llegados a un punto en que, asumiendo que toda tu lógica y planificación es de naturaleza solido y coherente, el trabajo empieza a encarrilarse por sí solo. Las ideas se te ocurren casi por arte de magia en vez de ser producidas mediante un largo y tedioso proceso intelectual. Algo que empezó a ocurrir desde el primer  episodio de V.

La manera en que una cita de Shakespeare abriendo al azar unas obras completas encajaba perfectamente con la secuencia planteada en el primer encuentro de V con las fuerzas del orden. Y lo que es más importante aún, la manera en que los personajes, ayudados por la recreación de Dave, empezaban a adquirir vida propia. Miraba un personaje y ya no era un maloso Nazi de una sola dimensión, dándome cuenta de que tenía sus ideas y opiniones cono todo el mundo. Tenía planeado algo para un personaje determinado y descubría que este tiraba en una dirección completamente diferente.

Y lo que es más Importante aún, empezamos a darnos cuenta de que nuestra historia se alejaba cada vez más y más de la típica "Un hombre contra el mundo" con la que habíamos empezado. De la combinación de mis textos y los dibujos de David surgían elementos que ninguno de los dos recordaba haber incluido. Había cosas que iban más allá de lo que considerábamos como parte integrante de los comics.

Sentíamos un nerviosismo especial ante esta historieta que crecía más allá de la experiencia de sus autores. lo sabíamos a dónde nos llevaría a continuación. Y por otro lado había una gran creatividad implícita en algo tan poco restrictivo. Imagino que debe ser algo así como hacer surfing durante un maremoto... te sientes muy bien mientras lo haces, pero no estás muy seguro de a dónde te va a llevar eso o si  estarás entero cuando  llegues.




Dejando a un lodo todo este balbuceo metafisico, tengo que decir que hay gente interesada en saber cono llevamos a cabo entre los dos un episodio de V, y nos lo ha hecho saber. Así que para satisfacer el interés de la ciencia...

Empezaré diciendo que tenemos una ligera idea sobre cual es el argumento general de la serie, siempre sujeto a los cambios que quiera establecer la historia durante su desarrollo. Sabemos, por ejemplo, que constara de tres libros. El primero sitúa al mundo y al personaje dentro de ese contexto. El segundo, This Vicious Cabaret, esta dedicado a los personajes secundarlos y en especial al de Evey Hammond, El tercero, titulado de momento The Land of Do-As-You-Please, reunira todos los cabos sueltos e intentarál llegar a un climax satisfactorio.

Partiendo de esta estructura, intento decidir lo que contiene cada capitulo, manteniendo en mente la relación que tiene con el capitulo anterior. Por ejemplo, puedo decidir que ha habido demasiada conversación últimamente y que necesito algo de acción. O que estaría bien ver cómo lo están pasando Eric Finch o Rosemary Almond. Con esto hago una lista de los elementos que considero vitales para ese capitulo en particular, y lo único que queda es hacer que encajen dentro de una historia coherente que pueda estar completa en en si misma, mientras sea parte de un todo mayor, y pueda desarrollarse con la fluidez que Dave y yo  intentamos conseguir en la serle.

Las cosas marchan bien en los días buenos y tengo el guión hecho en cuatro o cinco horas. Los días malos escribo el guión en cuatro o cinco horas, me doy cuento que no sirve, lo rompo y empiezo otra vez. Repito este proceso cuatro o cinco veces hasta verme reducido a un ser gimoteante que se deja caer de la silla balbuceando que no tiene ningún talento y que nunca volverá a escribir ni una sola linea. Al día siguiente me levanto, resuelvo la cosa a la primera y paso el resto del día leyendo mis frases favoritas a mi mujer, niños, o vendedores a domicilio. (Por eso no tenéis que casaros con un dibujante o un escritor. No son buena gente con  la que convivir. Creedme).

Una vez que tengo un guión con el que estoy satisfecho, es el turno de Dave. Lo examina de forma minuciosa, buscando inconsistencias arguméntales o en los personajes y lo desarrolla visualmente. Habitualmente suelo entregar ya desarrollado a ese nivel, pero procuro darle opción a Dave para que lo altere o alargue si le parece lo adecuado, así que le añade alguna viñeta para la acción fluya más suavemente o bien le elimina alguna. Entonces me llama por teléfono y me cuenta sus cambios. Habitualmente son de tipo menor y pueden resolverse en ese momento. A veces son de tipo más serio y nos pasamos horas discutiendo hasta llegar a un compromiso. Lo único que nos importa de verdad es que acabe imprimiéndose una página lo más perfecta que podamos conseguir.

Dave se dedica a dibujar, y unas semanas más tarde recibo el ansiado paquete conteniendo fotocopias del trabajo acabado. Imagino que, teóricamente, puedo hacer modificaciones en las paginas si considero que hay algo que necesite cambiarse, pero de momento no se ha dado el caso. Dave combina una gran profesionalidad en su trabajo con una implicación emocional en la serie muy similar al mio, y si alguna vez decidiese dejarla, no existe ni la más remota posibilidad de que la continuara con otro. V es algo que ha sucedido cuando mi retorcida personalidad se encontró con la retorcida personalidad de Dave; algo que ninguno de los dos podría haber realizado por su cuenta o trabajando con otra persona. Pese a la manera en que algunos admiradores consideran la serle, no es el "V de Alan Moore" o el "V de David Lloyd". Es un esfuerzo conjunto en el más amplio sentido de la palabra, porque es la única manera en que puede funcionar una buena historieta. No tiene sentido que el guionista intente estar por encima del dibujante incluyendo una gran cantidad de texto retórico, o que el dibujante lo haga con el guionista a base de llenar las páginas con un desfile de viñetas barrocas. Lo que se necesita es trabajo en equipo, a la manera de Hope y Crosby, Tate y Lyle, Pinky y Perky o los Ronaldos. Espero que lo hayamos conseguido.

Así que, de ahí sacamos las ideas. Estaba llegando al punto en que os contaría quien es de verdad V, pero me temo que ya no queda espacio. Lo único que puedo deciros es que V no es el padre de Evey, la madre de Whistler o la tía de Charley. Aparte de eso, me temo que todo depende de vosotros.
Inglaterra prevalece.
-Alan  Moore,  Octubre de  1983
 

Publicado en la revista Urich nº13 bis, mayo de 1988


Clara...de noche Dibujo: Bernet Guión: E. Maicas & Carlos Trillo



 Revista El Jueves Nº 1.225 Especial 25 años de Monarquía Noviembre de 2000

sábado, 9 de enero de 2021

Entre la BASURA y lo Genial

 

La literatura 'pulp', ese género que produjo mucha basura y algunas maravillas, y del que emergieron autores tan respetables como Chandler y Hammett, renace en España. Varias editoriales se han lanzado a la recuperación del encanto de lo 'freak' para, en estos tiempos de incertidumbre, recrearse en lo 'políticamente incorrectísimo'. Por Sergio C. Fanjul.

HASTA TARANTINO. Mientras la literatura 'pulp' norteamericana generaba portadas subidas de tono (a la derecha, dos ejemplos), aquí, Corín Tellado (junto a estas líneas) desarrollaba el equivalente en rosa. Abajo, el escritor Dashiell Hammett, que desde lo 'pulp' ascendió hasta el prestigio.Y, a la izquierda, fotograma de 'Pulp Fiction; la película de Tarantino que ensalzó el género.

Monstruos de múltiples ojos, rudos detectives infalibles y alcohólicos, indios y vaqueros, tórridos romances imposibles, seres con tentáculos que surgen de las profundidades, femmes fatales irresistibles, visitantes del espacio exterior con no muy buenas intenciones, y así hasta donde abarque una imaginación desbocada. Son los habitantes que pululaban por las páginas de las revistas pulp, literatura barata y popular para las masas de clase media y baja, que vivieron su apogeo en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX. Literatura de usar y tirar que nunca fue apreciada por la crítica académica, pero que, hoy en día, algunos insisten en reivindicar. Entre otros, los responsables de Black Pulp Box, una caja de cuidado diseño y reciente aparición, urdida por la joven editorial Aristas Martínez, en la que escritores e ilustradores españoles homenajean al fenómeno.

El término pulp se refería en sus orígenes al tipo de papel barato, de pulpa de madera, en el que se imprimían publicaciones como Amazing Stories, Dime Detective, Weird Tales, Horror Stories y Black Mask, pionera del género negro. En su época de esplendor algunas de estas revistas llegaron a vender un millón de ejemplares en EE UU. Pero más tarde, la pulp fiction pasó a designar el tipo de historias que se encontraban en estas revistas. "Es literatura popular en el sentido más amplio del término, dedicada a entretener y divertir al lector", explica el crítico y escritor Jesús Palacios. "Literatura para las masas, que se preocupa menos por la calidad estilística o literaria y más por la acción, la narración pura. Y ahí se encuentra desde lo más infecto hasta grandes autores".

CONSIDERADA COMO UN EJEMPLO de Subliteratura, los relatos de los pulp magacines eran acción en bruto protagonizada por personajes planos, sin filigranas ni profundidades psicológicas, una literatura que valoraba más el músculo, que, digamos, el cerebro. Sus historias eran muchas veces inverosímiles, con giros imposibles, especialmente diseñadas para sorprender... y muy entretenidas. En un puñado de páginas se resuelven intrincados misterios donde, al final, nada es lo que parece. "No estaba bien vista desde la crítica literaria ortodoxa", explica el crítico y escritor Jordi Costa. "Había exceso de hipérboles, un estilo discutible, etcétera, pero como en el cine de Serie B, aparecen fulgores de belleza o excentricidad memorables".

PORTADAS LLAMATIVAS. El 'pulp' también se convirtió en un estilo de ilustración. Imprimían vistosas portadas para atraer la atención de los lectores. Las hacían famosos dibujantes y se encuentran maravillas. A la derecha, portada de la nueva colección de Akal.

El pulp, más que un género, era una manera de escribir, pues las revistas abarcaban varios: el terror, la fantasía, la ciencia ficción, las historias de detectives, el romance, lo oriental y lo exótico en general, cualquier cosa que excitase la imaginación de los lectores de la forma más burda. "Es un tipo de ficción absolutamente liberada de cualquier prejuicio o exigencia de belleza o verosimilitud", dice Costa. "Ahí reside gran parte de su interés". Y muchas veces, ese afán de sorprender llegaba a límites que, vistos ahora, resultan políticamente incorrectísimos. "Había cosas que serían totalmente intolerables hoy en día", opina Grace Morales, escritora y fundadora del fanzine Mondo Brutto. "Torturas, todo tipo de maltrato físico y psicológico, mujeres como esclavas sexuales, drogas, violencia exagerada, delincuencia juvenil, actuaciones racistas, cualquier cosa podía pasar, aberraciones como que los protagonistas llegasen a la selva y alguien allí pusiera a los humanos cerebros de mono...".

ASÍ ERAN LAS COSAS para los escritores de pulp, que bien podrían ser personajes de sus propios relatos. Mercenarios de la escritura, escribían a destajo, varios relatos o novelas al mes, en largas noches de insomnio, muchas veces con varias máquinas de escribir en las que iban avanzando en diferentes historias simultáneamente y firmando bajo varios seudónimos. Algunos llegaban a facturarla friolera de un millón de palabras al año. De la vilipendiada cantera del pulp salieron autores hoy plenamente aceptados como Raymond Chandler y Dashiell Hammet, que sentaron las bases de la novela negra y las historias policiacas hard boiled, el terrorífico universo atávico de H. P. Lovecraft, o la ciencia ficción de Phillip K. Dick, Isaac Asimov y Ray Bradbury, O Ron Hubbard, fundador de la Ciencíología. Personajes bien instalados en el imaginario popular, como el Conan de Robert E. Howard o el Tarzán de Edgar Rice Burroughs, surgieron de sus amarillentas páginas.

Hay opción de leer pulp añejo en la actualidad. Los hombres topo quieren tus ojos (Valdemar) es una antología preparada por Jesús Palacios que incluye 13 relatos de terror con desquiciados títulos como Novias frescas para la hija del diablo o Cuando la bestia negra se sació. También de Palacios es la edición de Las estrellas mueren de noche (Valdemar), cinco historias protagonizadas por el detective de Hollywood Dan Turner, creado por Robert Leslie Bellem, el estereotipo de detective privado, cínico, rompecorazones, infalible y bebedor. A este lado del tiempo, existen fanzines patrios dedicados al género, como 5.000 Negros o Vinalia Trippers, que muestran la reivindicación de las nuevas generaciones.

Aunque muchas veces se considere un fenómeno netamente estadounidense, España también tuvo su pulp: la literatura popular contenida en las llamadas novelas de a duro o de quiosco, muchas de ellas publicadas por la editorial Bruguera. Las historias del Oeste de Marcial Lafuente Estefanía o Silver Kane (seudónimo de Francisco González Ledesma, que posteriormente y ya como escritor al uso fue re-conocido con el premio Planeta), la ciencia ficción de Curtís Garland o las 4.000 novelas rosas de Corín Tellado. La editorial Akal ha lanzado recientemente la colección titulada ¡Bang bang está muerto!, en la que Moncho Alpuente y Luis Conde Martín recuperan 16 de las mejores historias del género policiaco popular publicadas entre los años treinta y sesenta del siglo XX.

Varios factores hicieron que estas publicaciones desaparecieran. La II Guerra Mundial y las restricciones en el uso de papel provocaron la subida de costes y la pérdida de rentabilidad. El Gobierno y parte de la población empezaron a ver los pulps con desaprobación, debido a sus altas cargas de erotismo y violencia. La atención del público se enfocó a los cómics books, las novelas de bolsillo, los shows televisivos, seriales radiofónicos y el cine de ciencia ficción. Pero, aunque desaparecieran las revistas, lo pulp se traspasó a la cultura popular posterior, como se ve en algunos cómics, el cine de Serie B, el gore, las películas de Quentin Tarantino (especialmente Pulp Fiction o Kill Bill) y Robert Rodríguez (Planet Terror o Machete), o incluso, en la forma de jugar con las bajas pasiones del lector que exhiben algunos best sellers. Terribles, incorrectos y desquiciados, pero también, vistos desde hoy, ingenuos y entrañables: los pulps atrapan la pulpa del cerebro. •




 

Pulpa negra

La blaxploitation fue un género cinematográfico surgido en los años setenta cuando los productores de cine de Serie B se dieron cuenta de que la población afroamericana estadounidense era un buen mercado para sus productos. Ahora, el héroe era negro, en títulos como Shaft, Superfly, y otros delirantes como Blacula, el Drácula negro, muchas veces acompañados por música funk de Curtís Mayfield. Isaac Hayes o James Brown. Los editores de Black Pulp Box idearon un alocado proyecto que juntase este género con lo pulp pasado por el tamiz de lo español. Menuda mezcla. "Ideamos esta especie de traducción de la blaxploitation a lo cañí, porque era un tema totalmente abierto y no se había trabajado en ello. La pregunta era ¿cómo sería la blaxploitation en España?", explica Cisco Bellabestia, editor junto a Sara Herculano de Aristas Martínez.

La caja, de estética netamente pulp, contiene cinco libros: las novelas breves Supernegro, de Bellabestia, y Carnaval según San Judas, de Francisco Javier Pérez; el ensayo sobre superhéroes Black Super Power, de Daniel Ausente; el fanzine Aftersun y el recopilatorio de cómic Betunia, ambos de varios autores; más la antología de relatos pulp negros Amazing Bold Stories, editado por Luis Gámez. Esta última contiene relatos de escritores como Juan Francisco Ferré, Robert Juan-Cantavella, Vicente Luis Mora, Jordi Costa y Grace Morales, y jóvenes valores como Antonio J. Rodríguez, Pablo López Carballo o Julio Fuertes Tarín. "Es una recuperación de la literatura popular en una época en que la literatura es cada vez más impopular y marginal, y el entretenimiento ya no se basa en la lectura, sino en otras cosas como la televisión o el fútbol", dice Luis Gámez. "En los relatos tenemos a autores cultos; cada uno tiene su estilo y no hace ciertas concesiones al lector. Pero se mantiene el espíritu, es una lectura filtrada en los nuevos tiempos del pulp de aquella época".


el pais semanal nº1872 12 agosto 2012