Por Sergio Aragones
El Pais, Pequeño Pais año 1990


Los espeluznantes casos de Margo Maloo. Tomo 1
Drew Weing
Maeva Young Estados Unidos Cartoné
128 págs.
Color
Mis padres dicen que los monstruos son fruto de la maravillosa imaginación infantil.
Charles Thompson, recién llegado a Eco City
Ni matemática, ni deportista de élite, ni veterinaria, ni cocinero. La profesión con la que muchos niños soñarían ejercer antes de entrar en el aburrido mundo de los mayores es, sin duda, la de mediador. Y es que terciar con seres fantásticos se antoja una labor excitante (¿o en qué estabais pensando?). Quizás alguno se decantaría por presentarse ante unicornios, hadas o duendecillos. Pero donde haya trolls, espectros, vampiros, ogros o trasgos, que se quite cualquier otro ser. Y es que ¿hay algo que resulte más emocionante que entablar contacto con esos entes?
La figura del monstruo ha resultado tradicionalmente atractiva para creadores y lectores. Todo ser fantástico que causa espanto no es solo trasunto de miedos, representación de peligros, metáfora de lo trascendental o advertencia del mal camino. Encarna, además, la distorsión de la realidad, se presenta como elemento perturbador de la reconfortante paz, desencadenante de desgracias y antesala de la aparición y consecuente acción de un héroe.
Drew Weing ha imaginado todo un entramado social y una sólida infraestructura monstruosa paralela a la realidad de Eco City, muy alejada en concepción a esa alternativa tenebrosa del «otro lado» o upside down habitada por seres malignos que plantean otras creaciones. Así, esa dualidad humanidad-monstruos es el escenario
sobre el que se desarrolla este tebeo de aventuras y misterio que conforman Los espeluznantes casos de Margo Maloo. La narración secuencial está dotada de un excelente ritmo basado en el «continuará». The Creepy Case Files of Margo Maloo (2014) nació y ha crecido como web-cómic con una actualización periódica de lo que impreso vendría a ser una página, hecho que ha condicionado su formato de publicación. Ironía sutil, trazo suelto y vibrante, acertado desarrollo de personajes conjugando estereotipos y trasfondos individuales o excelente dosificación de los misterios por descubrir, completan el retrato de conjunto.
A modo de curiosidad, cabe comentar que si bien es de autoría y factura del autor estadounidense, la aclamada historietista e ilustradora Eleanor Davies (Tú, una bici y la carretera, Astiberri, 2019 o ¿Arte? ¿Por qué?, Barrett, 2019) es co-creadora de Margo.
Weing juega con elementos reconocibles de la tradición narrativa que, por su larga trayectoria, ya forman parte de nuestro imaginario colectivo como consumidores de cultura popular y medios audiovisuales, a los que asocia, por otra parte, una serie de características perfectamente explotadas, actualizadas y combinadas entre sí. Sin ir más lejos, el uso de esos monstruos hacia los que los niños suelen experimentar sensaciones encontradas (desde el horror más absoluto hasta sentirse irresistiblemente cautivados). Los lleva de ese supuesto plano imaginario en el que habitan al mundo real, convirtiéndolos en seres tangibles, tan de verdad como las inquietudes que puede sentir un niño o el ansia por conocer el funcionamiento de su entorno. No son presentados como el enemigo a batir, sino más bien como un elemento inserto en el todo, con una explicación plausible y totalmente comprensible para su existencia y sus acciones. Suponen una invitación a desembarazarnos de todo tipo de prejuicios. También nos encontramos ante el clásico desencadenante de una trama, que no es otro que la mudanza familiar sobrevenida; Eco City es la ciudad de destino en la que Charles y sus padres comenzarán una nueva vida.
Otro de esos elementos es la existencia de emplazamientos arquitectónicos con presencias sobrenaturales. El Pionero, el viejo hotel donde se instalan y que está siendo remodelado por el padre de Charles, es la vívida imagen de un edificio habitado por seres que no son de este mundo, al igual que otras edificaciones que se van descubriendo a lo largo de las viñetas. Y qué decir del binomio protagonista de personajes contrapuestos. Por un lado Charles, vivo retrato de los reporteros que han poblado el medio investigando y se han hallado envueltos en auténticas aventuras. Amigo del orden en todos los sentidos, preguntón, torpe y algo miedoso, mantiene un blog y toma nota de todo lo que acontece a su alrededor. Y por otra, la gran protagonista: la misteriosa Margo Maloo. A medio camino entre heroína y trabajadora social, no en vano es mediadora de monstruos. Personalidad, talante dialogante y resolutivo, con un gran sentido de la justicia y don de gentes, capaz de presentarse allá donde la necesiten. Personifica ese saberse especial, transitar por parcelas vedadas a los adultos, tomar el control de su existencia y la tan ansiada libertad para explorar el mundo.
Margo Maloo suma una nueva incorporación a ese destacado plantel de personajes femeninos marca de la casa de los tebeos infantiles y juveniles del catálogo de Maeva Young. A este volumen le seguirá un segundo ya editado en Estados Unidos con más casos de la eficaz mediadora. Estamos ante una historia abierta que cuenta ya con siete capítulos y sobre la que Weing anunció en mayo de 2019 un pequeño paréntesis que, esperemos, no se alargue demasiado.
Obra relacionada
Agus y los Monstruos
Jaume Copons y Liliana Fortuny (Combel Editorial)
Monster Allergy
Artibani, Barbucci, Canepa y Centomo
(Nuevo Nueve)
Pequeño Vampir
Joann Sfar
(Fulgencio Pimentel)
Stinky, el monstruo del pantano
Eleanor Davis
(La Galera)
Todo Minimonsters
David Ramírez (Astronave Editorial)
CÓMICS ESENCIALES 2019
Primera edición: junio, 2020
La Mazmorra Integral Vol. 1
Joann Sfar, Lewis Trondheim, Walter, Brigitte Findakly, Boulet y Lucie AlbonLa irrupción de L'Association en el panorama del cómic francobelga fue un auténtico revulsivo. En 1990 un grupo de autores comandado por Jean-Christophe Menu creaban un sello editorial para publicar obras que no encajaban en la industria de la época. Los grandes editores se habían acomodado en el rígido álbum de género, y los autores que se unieron a Menu, Lewis Trondheim, David B., Patrice Killoffer, Stanislas Bathélemy, Matt Konture y Mokeït, apostaban por cómics en blanco y negro anclados en la realidad y con puntos en común con el trabajo de compañeros norteamericanos como Seth y Chester Brown. Aunque originalmente publicaron sus propias obras, no tardaron en abrirse tanto a otros autores noveles como Marjane Satrapi, que con Persépolis les consiguió su mayor éxito, como a consagrados como Joann Sfar, que ya triunfaba en el cómic más comercial.
Fue precisamente el encuentro entre Sfar y uno de los fundadores de L'Association, Lewis Trondheim, lo que propició la creación de La Mazmorra en 1998. Resulta en cierta forma paradójico que dos representantes de la nouvelle bd se embarcaran en un ambicioso proyecto planteado para alcanzar los quinientos álbumes, hecho que podría ser también el sueño húmedo de cualquier fan de los juegos de rol. Sfar, un reconocido jugador, no solo plasma su propia experiencia con Rune Quest o Dragones y Mazmorras, sino que parece trazar el ciclo vital del rolero medio. Estructurado en tres ciclos —Amanecer, Zenit y Crepúsculo— que muestran pasado, presente y futuro de La Mazmorra, y dos spin offs —Festival y Monstruos— que cuentan nuevas aventuras de personajes principales y secundarios. La mazmorra es el escenario básico donde suelen transcurrir los juegos de rol de fantasía, es ese lugar donde los aventureros se enfrentan a monstruos en busca de tesoros y objetos mágicos.
La visión de Sfar y Trondheim, co-creadores de la saga, es fiel al concepto, pero introduce elementos costumbristas que asemejan a la Mazmorra tanto a un edificio institucional como a una especie de parque temático. Los protagonistas son precisamente los gestores y trabajadores de tan pintoresco lugar, un castillo con sus criaturas, magos y riquezas. El guardián, director del complejo, es una persona preocupada por el cada vez menor tirón de La Mazmorra entre los aventureros, y el chico de los recados en realidad encierra el potencial de los grandes guerreros. Es precisamente este héroe inesperado, un pato antropomorfo que atiende al nombre de Herbert, el que junto al estoico soldado dragón Marvin protagoniza las descacharrantes aventuras de Zenit, que se recopilan en el primer integral de la serie. Si bien este ciclo de Zenit apuesta por un tono humorístico e irónico, la serie es respetuosa con los códigos de las historias de espada y brujería y de los juegos de rol, y no se queda en una sucesión de guiños. Buena muestra de esta fidelidad es que no tardaría en publicarse un juego de rol, supervisado por Sfar y Trondheim, basado en el mundo de La Mazmorra.
Lewis Trondheim marca el estilo gráfico de la serie, huyendo del dibujo realista para fijarse en Herriman y las tiras de prensa de principios del siglo xx o en los patos de los tebeos de Disney de Carl Barks, anticipándose a la elasticidad de Hora de Aventuras y a los dibujos animados de Cartoon Network.
Con el cambio de ciclo, el tono se va volviendo más oscuro y amargo, y el propio Sfar, Christophe Blain o Manu Lacernet toman el relevo a los lápices. La Mazmorra es probablemente la última gran saga de aventuras del cómic franco-belga, que es por fin reeditada en seis integrales aprovechando la próxima publicación de nuevas historias de Zenit. Una buena oportunidad de aventurarse en sus muros, llenos de tesoros, dragones vegetarianos y patos descorazonados.
Kurtis J. Wiebe y Roc Upchurch (Norma Editorial)
Primera edición: junio, 2020
La reedición de la saga completa de ‘El regreso del caballero oscuro’, el anuncio de un nuevo videojuego o el rodaje de su próximo filme muestran la vigencia del héroe, que hoy celebra su día anual
TOMMASO KOCH
Madrid - 19 SEP 2020
Dibujo realizado por Jason Fabok.TM & © 2020 DC COMICS.
En el fondo, no es más que un ser humano. Ni le mordió una araña radiactiva, ni los dioses le insuflaron habilidades sobrenaturales. Al revés, desde que era un niño, el destino le cargó un peso sobre los hombros. Dos balas le privaron de sus padres y, quizás, de un futuro distinto. Él mismo sabe que otro disparo podría acabar con su vida en cualquier momento. Ningún acero cubre sus músculos, solo la piel. Tal vez el único superpoder de Batman —con perdón de su cuenta bancaria— sea su fuerza de voluntad. Para combatir el crimen. Y para seguir adelante, década tras década, sin hincar nunca la rodilla. Ha sufrido heridas graves, dudas, complejos y hasta amnesia. Sin embargo, siempre se ha levantado, al igual que sus historias: 81 años de publicaciones ininterrumpidas. “Se ha alzado como un símbolo de determinación, valentía y justicia para generaciones de fans”, afirma DC, la editorial que lo lanzó en 1939 y lo edita desde entonces. Y que, hoy sábado, vuelve a celebrar su gran fiesta: el Batman Day.
Hay decenas de eventos previstos, en todo el planeta y para cualquier edad. Con tijeras y una impresora, los pequeños pueden crear su bat-señal para invocar al hombre murciélago. DC ha organizado concursos online y una subasta benéfica de dibujos para ayudar a los creadores en dificultad que enorgullecería al propio Bruce Wayne. ECC Ediciones, que publica las aventuras del héroe en España, también propone un juego con premios en la Red, ha esparcido regalos por unas 200 librerías del país y, sobre todo, acaba de lanzar en un único tomo la saga completa quizás más celebrada de Batman: El regreso del caballero oscuro, de Frank Miller. Tan hábil como su protagonista, el libro ha aparecido en las librerías, ha arrasado y se ha volatilizado. Todo agotado, tanto que ya se prepara una segunda edición.
Una prueba más, por si hacía falta, de la vigencia de Batman. “Cualquiera de sus cómics tiene siempre asegurado, como mínimo, un éxito moderado”, asegura Gustavo Martínez, responsable del personaje y, en general, de la línea DC en ECC Ediciones. El discurso, en realidad, trasciende el tebeo: la próxima película del hombre murciélago acaba de retomar su rodaje, después de que el nuevo Batman, Robert Pattinson, se recuperara del coronavirus. Su enésima aventura en el videojuego, Gotham Knights, fue desvelada hace apenas un mes. El héroe esquivo y tenebroso ya no lo es tanto: presta hoy su imagen a muñecos, parques de atracciones, mochilas o juegos de mesa. El servicio de correos de EE UU le dedicó unos sellos especiales y la aplicación de GPS Waze permite conducir con la voz del hombre murciélago como copiloto: “¡Coge la segunda salida y mantén la concentración!”. Con algo de fantasía, uno puede sentirse al volante de la bat-móvil.
“Es curioso cómo un héroe solitario y vengativo haya acabado siendo una franquicia”, defiende Martínez. Y eso que, por más que hoy sea un icono, Batman nació como un encargo. El éxito de Superman, creado en 1938, pedía a gritos nuevos héroes. Y el sello que entonces se llamaba National Comics y hoy es DC acudió al dibujante Bob Kane. “Preguntó cuánto cobraban los autores de Superman. Cuando lo supo, dijo que por ese dinero les daría un personaje nuevo al día siguiente”, recuerda David Hernando, autor del libro Batman. Serenata nocturna, editor del personaje en España entre 2005 y 2011 y ahora director editorial del departamento de cómics de Planeta.
Batman y Robin, vistos por Kevin Nowlan y Dan Jurgens.TM & © 2020 DC COMICS.
Kane pidió ayuda al guionista Bill Finger, aunque con el tiempo intentó marginalizar el rol del otro co-creador. Se inspiraron en filmes como La marca del Zorro, Drácula y El murciélago susurra, y en un programa de radio llamado The Shadow (La sombra), entre otras cosas. Poco a poco, le quitaron las alas, renunciaron a cualquier prenda roja y apostaron por un tono sombrío y un talento detectivesco digno de Sherlock Holmes. “Algo así como lo opuesto de Superman”, concuerdan Martínez y Hernando. Los Estados Unidos que salían de la Gran Depresión también marcaron el personaje. “Era una época de empoderamiento para la gente ordinaria. Batman era el lado oscuro del sueño americano, una sombra sobre el optimismo de la época”, escribió The Guardian. El 30 de marzo de 1939, el número 27 de Detective Comics acogió el debut del hombre murciélago: El caso del sindicato químico.
“El éxito fue impresionante, pronto superó a Superman”, recuerda Martínez. Mucho ha cambiado desde entonces, aunque otras cosas siguen idénticas. Su primera obra ya revelaba que Batman era Bruce Wayne, y el comisario Gordon estuvo ahí desde el principio. En el número 33 de Detective Comics, se dibujó por primera vez la muerte de Thomas y Martha Wayne. Apenas un año después, el héroe ya tenía su propia serie, y enseguida se cruzaron por su camino Catwoman, Robin o Joker. No faltó mucho para que saltara también a la pequeña pantalla. “Representa el típico americano del self made man. Tiene esa obsesión con el crimen por el trauma que sufrió. Y vuelca toda su existencia en eso”, explica Hernando. “Todo lo que ha alcanzado es por esfuerzo y dedicación. Respecto a otros héroes, es más fácil sentirse Batman”, agrega Martínez. Aunque Kane resultó tener una visión completamente distinta: según él, Batman triunfaba sobre todo “por su elemento camp”.
Primera portada donde apareció Batman, en 1939.TM & © 2020 DC COMICS.
En su debut, en todo caso, el murciélago apenas se inmutaba ante la muerte de su primer enemigo. “Al principio mataba sin miramientos. Pasó de justiciero asesino a no tomarse la justicia por su mano. También porque el producto iba enfocado a los críos”, señala Hernando. Casi enseguida, Batman perdió las pistolas, y apostó por sus célebres artilugios tecnológicos. Pero seguía siendo humano, con sus miedos y sus debilidades. “Puede ser más realista que otros héroes, a cualquiera le puede entrar un ataque de ira. En su obra se tolera más el umbral de violencia, él mismo lo traspasa de vez en cuando”, insiste Hernando. Aunque hace tiempo que el héroe juró no matar. Precisamente por eso, el sueño del Joker es ser asesinado por el murciélago: así destruiría todo su universo de valores.
Siempre a la vanguardia tecnológica, Batman también se fue adaptando a los tiempos. En los cincuenta, viajó al espacio y derrotó alienígenas. Y tuvo que lidiar con La seducción de los inocentes, el ensayo de 1954 donde el psiquiatra Fredric Wertham acusaba a los tebeos de corromper almas y ser, prácticamente, el demonio. Si Wonder Woman era “un manifiesto para reclutar lesbianas”, en su visión Batman y Robin representaban el inaceptable “sueño de dos homosexuales de vivir juntos”, recuerda The New York Times. Hay quien sostiene que la introducción en los tebeos de Batgirl y Batwoman pocos años más tarde en absoluto fue fruto de la casualidad: en DC debieron de pensar que la homofobia contaba mucho menos que el riesgo de perder lectores.
Tras las polémicas, en los sesenta Batman se hizo más despreocupado e irónico. Para resumir esa década, sirve cualquier secuencia de la serie con Adam West: su colorido éxito influyó también en el cómic, tanto que Hernando habla de una época algo “estrambótica” para el personaje. La aparición de artistas como Dennis O’Neil, Neal Adams y Frank Miller devolvió en los setenta y ochenta al héroe a su esencia: un detective envuelto en la oscuridad y en una ciudad podrida. Y le empujó hasta los límites de su propia mente y sus miedos.
Hicieron falta las películas de Tim Burton, sin embargo, para que Batman alcanzara un éxito global y arrollador, que el disfraz con pezones de George Clooney estuvo a punto de cargarse. La saga fílmica de Christopher Nolan llegó para consagrar al personaje. Hoy, a sus 81 años, tiene a sus espaldas de todo. Fue sustituido durante una época, fingió su muerte varias veces, tuvo hijos y estuvo a punto de casarse con Catwoman. Finalmente, ella no se presentó a la boda. El héroe se quedó solo otra vez. Por lo menos, siempre le quedará su misión. Ahí estará, donde se le necesite. Solo hace falta encender la bat-señal.
¿UN HÉROE DE DERECHAS?
El empeño de Batman en restaurar el orden, junto con el estilo de vida del multimillonario Bruce Wayne, han llevado más de un analista a interpretar al murciélago como un personaje de derechas. David Hernando sostiene que, simplemente, la visión procede de quién mira, y que el personaje no ostenta ninguna tendencia política. "Cuando la gente dice que puede ser de derechas es porque ven su estatus social, un multimillonario que se cree con el poder de imponer la ley. Este concepto en bruto es fácil ligarlo a la derecha. El trauma que lo creó y la motivación que le lleva a ser héroe es una tragedia con la que podemos conectar todos. Batman no intenta cambiar lo establecido, solo intenta traer un poco de justicia a una ciudad muy corrupta. Y, a la vez, se esfuerza para que la gente de a pie tenga una oportunidad. A través de Wayne Industries, intenta mejorar la ciudad también con programas de vivienda social o albergues para jóvenes. Wayne construye para salvar Gotham", agrega Gustavo Martínez.
El Pais
THE PRINCE OF EGYPT. A New Vision in Animation. Charles Solomon
