

'Mayor' es un libro del autor conocido como Moebius que juega un papel similar al de un diario gráfico y en el que destaca la improvisación
JAVIER FERNÁNDEZ
05 Agosto, 2020
'Mayor'. Moebius. Norma Editorial. 312 páginas. 20 euros.
A Moebius lo conocí personalmente la primavera que vino a las Jornadas del Cómic de Córdoba (¿cuándo fue aquello, en 1991?). Formaba yo entonces parte de la Asociación Andaluza de Amigos del Cómic, también llamados Tebeonautas, y nos dieron el chivatazo de que el artista andaba de paseo por la ciudad, así que unos cuantos no nos lo pensamos dos veces y nos echamos a la calle en su busca. Nos lo encontramos por la tarde de casualidad en la plaza de las Tendillas, esto es, en pleno centro de Córdoba, tomándose un helado con la familia (igual era un café o algo más fuerte, estoy novelando un poco).
El genio francés hablaba español con acento mexicano, y nos dijo, cuando al fin nos decidimos a abordarlo, que llevaba allí sentado toda la tarde y nadie lo había reconocido. Lo dijo sonriéndose, con un poco de asombro y felicidad, como un divo. Y es que, por aquel entonces, Moebius era lo más parecido a una celebridad dentro del mundo del cómic. Salvando las distancias, venía a ser el Stan Lee europeo (y cuando digo distancias me refiero a que uno era un artista como la copa del pino y el otro un mercachifle, ya saben ustedes quién es quién). Le hicimos mil preguntas, nos firmó unos tebeos, nos dibujó un muñequito que sería luego mascota de la asociación y lo pasamos en grande con nuestro ídolo. De esa misma estancia, guardo el vídeo de una entrevista que le hice, supuestamente para un medio local (en realidad era para la novia del cámara, que no había podido venir a Córdoba a ver la exposición de originales).
Pensando en Moebius, me acuerdo de que otro día, cenando con mi buen amigo Raúl (el de Berlín 1931, Ventanas a Occidente y La tierra sin mal), creo que cuando le organicé la exposición en Cosmopoética, o sea, en 2016, estuvimos hablando de nuestros historietistas favoritos y yo le dije que Crepax (por no decir Raúl) y el me dijo que Moebius, y yo le dije que Moebius no estaba mal, pero que llevaba muchos años sin interesarme y me miró como si le hubiese hablado en chino o le hubiera mentado a la madre. Y bueno, llegué a casa y le di una vuelta al montón de álbumes y libros de ilustraciones que tengo del dibujante y me vino un sudor frío. ¿Por qué había dejado de leerlo? Ese tío era un puto genio. Y desde entonces, he completado mi colección de Blueberry, he releído lo esencial, he llenado los huecos, he saboreado su grandioso Inside Moebius y me he agenciado dos catálogos monumentales, uno francés y otro alemán, que me han hecho disfrutar como ninguna otra cosa en estos últimos años.
Y ahora le ha tocado el turno a Mayor, esta especie de diario gráfico del último Moebius, una oda a la libertad y la imaginación, una maravilla improvisada que nos devuelve al artista juguetón, rabioso e incontenible de El garaje hermético o la citada Inside Moebius. Libros como éste, que se citan en segundo lugar al hablar del dibujante, demuestran que Moebius no sólo fue el mejor, sino que lo fue siempre, en cualquiera de sus encarnaciones. Su obra mira al resto desde la cima.
Malaga Hoy
JAVIER FERNÁNDEZ
05 Agosto, 2020
'The Book of Schuiten'. François Schuiten, Benoît Peeters. Norma Editorial. 152 páginas. 35 euros.
Para completar una página que abre Moebius no vale cualquiera, hace falta un artista de los de verdad. Y como quiera que me había dispuesto hacerles unas recomendaciones del fondo de Norma, que es quien nos viene sirviendo a Moebius desde finales de los 80, se me ha ocurrido rescatar The Book of Schuiten para que el nivel no decaiga (y por aquello de que Moebius también tiene una pila de libros de ilustraciones en su haber). Si usted no sabe quién es François Schuiten, hágase un favor y vaya a la librería de cómics más cercana en busca de lo que sea que tengan de él, especialmente de la serie Las ciudades oscuras, escrita por Benoît Peeters (si es otra cosa también sirve). Si ya lo conoce, y no las tiene, le recomiendo que eche un vistazo a las reediciones suyas que han venido saliendo últimamente, pues son deliciosas. No tiene pérdida, está todo editado por Norma.
A mí me gusta de principio a fin, pero, de Las ciudades oscuras, le tengo un especial cariño a La fiebre de Urbicande, ganadora del premio al mejor álbum en el festival de cómic de Angoulême en 1985, y La torre, una historia atmosférica y misteriosa que parece sacada de un libro de Borges o de Calvino; y del resto, no deja de asombrarme la serie Las tierras huecas, realizada con su hermano Luc, especialmente la fantasía especular de Nogegon.
Schuiten ha tenido el buen ojo de asociarse con excelentes escritores (en solitario tampoco lo hace del todo mal), aunque si hay un protagonista en sus tebeos, por sólidos que sean los guiones, es el dibujo. Y puestos a deleitarse la vista con las imágenes de uno de los mejores dibujantes de la historia del cómic, tenemos esa miniatura (metafóricamente hablando) que es El archivista y este The Book of Schuiten, un impresionante recorrido por su obra (ilustraciones, bocetos, obras inéditas, diseños para decorados, etcétera), según selección de quien mejor lo conoce, el propio Peeters. Virtuoso y visionario, Schuiten viaja más allá de los límites conocidos y nos trae noticias de otro mundo. Impresionante.
Malaga Hoy
JAVIER FERNÁNDEZ
05 Agosto, 2020
'Marshal Blueberry'. J. Giraud, W. Vance, M. Rouge. Norma. 144 págs. 28 euros.
Ahora que ha terminado la reedición integral de Blueberry por parte de Norma Editorial, es un buen momento para recordar que sigue en librerías otro volumen integral relacionado con la serie, el que compila los tres álbumes del spin-off Marshal Blueberry: Por orden de Washington (1991), Misión Sherman (1993) y Frontera sangrienta (2000). Escritos todos por el propio Jean Giraud, los dos primeros fueron dibujados nada menos que por William Vance, el célebre artista de XIII, aunque diferencias creativas y editoriales mandaron el proyecto al limbo hasta que lo retomó Michel Rouge. El proyecto fue recibido con tibieza por unos aficionados poco dispuestos a aceptar un grafismo tan personal como el de Vance, pero, superados hoy los prejuicios, Marshal Blueberry se revela como una lectura sólida y entretenida; más aún, en esta fenomenal edición.
Malaga Hoy
JAVIER FERNÁNDEZ
05 Agosto, 2020
'Yo, René Tardi. Prisionero de guerra en Stalag IIB: 2. Mi regreso a Francia'. J. Tardi. Norma. 192 págs. 24 euros.
En una bibliografía repleta de obras maestras como es la del francés Jacques Tardi, la trilogía Yo, René Tardi. Prisionero de guerra en Stalag IIB impresiona por lo ambicioso del proyecto y por la implicación personal del autor, que narra aquí la historia de su propio padre como prisionero en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Estos álbumes, imprescindibles como documento y realmente emocionantes, se suman a otros tebeos bélicos (mejor dicho, antibelicistas) como La guerra de trincheras, El último asalto o ¡Puta guerra!, con los que Tardi se ha convertido en un auténtico referente del género, seguramente el que más y mejor nos ha acercado a los horrores (sobre todo) de la Primera Guerra Mundial.
Malaga Hoy
'Los grandes inventos de TBO' (1943), de Ramón Sabatés, fue una sección presentada por el ficticio profesor danés Franz de Copenhague, cuyos proyectos funcionaban aun siendo absurdos
GERARDO MACÍAS
05 Agosto, 2020
'Los grandes inventos del TBO'. Guion y dibujos: Ramón Sabatés. Ediciones B, 2017.
Nikola Tesla (Smiljan, 1856-Nueva York, 1943) fue un ingeniero eléctrico, mecánico y físico croata que afirmó: "No creo que haya emoción más intensa para un inventor que ver sus creaciones funcionando".
Las palabras de Nikola Tesla parecen definir a Ramón Sabatés (Llinás del Vallés, 1915-San Justo Desvern, 2003), historietista español activo durante siete décadas. Comenzó sus estudios en 1921 en el Colegio La Salle, donde se graduó como perito mecánico. En 1930, un amigo de la familia le enseñó los fundamentos de la pintura. Poco después, inició su carrera humorística en Cholito, seguida en 1932 de las revistas Pocholo y Jordi. En 1934, publicó por vez primera en la revista TBO, y en 1935 trabajó para la futura Bruguera, y en el suplemento infantil Mapamundi del diario barcelonés El Día Gráfico. En los 40, colabora en tebeos de Bruguera, Gerpla, Valenciana y Toray, y en libros infantiles de editoriales italianas. Antes de la Guerra Civil Española, hizo exposiciones en Barcelona y una en París en 1935, con su padre, Ramón Sabatés y Malla. Su hija, María de los Ángeles Sabatés (Barcelona, 1947), también dibujante, creó la serie Maribel en TBO.
En 1941, realiza cuadernillos monográficos, tanto de dibujo humorístico como realista. En 1943, retomó su relación profesional con TBO, que duraría hasta el final de la revista, aunque lo más recordado fue cuando en los 60 Sabatés se hizo cargo de una famosa sección: Los grandes inventos de TBO, que, se suponía, eran creación de un sabio danés bajito, calvo y de grandes gafas llamado Profesor Franz de Copenhague, creado por Joaquim Buïgas. Por esta sección ya habían pasado 11 dibujantes cuando se la encargaron a Ramón Sabatés, pero su larga etapa tuvo dos particularidades: por un lado, los títulos de los inventos eran, en su mayoría, sugeridos por su esposa, Enriqueta Hernáez; por otro lado, Ramón probaba cada invento, y al ser perito mecánico, tenía la certeza de que funcionaban, aunque fuesen absurdos. A alguno de estos inventos se le dio uso habitual, como a los melones cuadrados, con forma de cajas para embalaje. Llegó a dibujar más de 1.000 inventos. Otra serie suya en la revista, aparecida en 1973, fue Casimiro Noteví, agente del TBI.
Para Editorial Bruguera realizó, en formato de cuadernillos, la serie El capitán Microbio en 1944. En 1947 colaboró en el semanario Pulgarcito, creando la serie Sindulfo Sindetikon (1948). Ese año publicó, en Pocholo, las series El abuelo y La familia Tragaperas. En 1949, creó, para la revista Trampolín, la serie La familia Sulfamida. En Florita dibujó las aventuras de Pepe el Gitanillo. Colaboró con revistas como Jaimito, Tío Vivo, Nicolás, Lupita y Paseo Infantil.
Sabatés colaboró también con algunos diarios. Desde 1960 publicó en La Vanguardia una viñeta diaria y, desde 1989, en El Periódico de Cataluña, compaginando con su colaboración en TV3 y la revista Montsalvat, para la que realizaba parodias de divos de la ópera.
Tras cerrar la revista TBO primigenia, y vender a Editorial Bruguera todas las marcas y el fondo de originales que acumulaba desde 1917, el antiguo editor de TBO vendió algunos originales sustraídos del archivo de la revista, entre ellos, también de Sabatés. Una venta realizada para lucro personal y de la que no recibieron ni una peseta los autores de las historietas vendidas.
En 1988 vino el TBO de Bruguera, y más tarde el de Ediciones B, que aprovecharon páginas originales del viejo TBO. Ediciones B incluyó un encarte central con historietas de archivo, entre ellas también las de Ramón Sabatés, que se encontró publicando nuevas páginas de historietas, realizadas por encargo, y viejas historietas, por cuya reedición no cobró nada.
En 2001, el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Barcelona, tal vez influido por el hecho de que Ramón Sabatés tuviese estudios de perito mecánico, le procuró al historietista una ayuda económica de dos millones de pesetas, al mismo tiempo que emprendió acciones encaminadas a evitar que la obra de Sabatés se dispersase. Fruto de estas acciones, algunos inventos e historietas de Sabatés están expuestos en el Museo de Ideas e Inventos de Barcelona y en el Museo del Juguete de Cataluña, situado en Figueras.
Malaga Hoy