lunes, 11 de febrero de 2019

Viajes de Ulises Por Manuel Rodríguez Rivero


1. Cómics
Lo mejor será que dé como no leído el desmesurado, deliberadamente escandaloso e inapelablemente apodíctico titular 'La gran novela americana es un cómic', con el que se abría el Babelia de mi alma la pasada semana, en referencia a esa cumbre (otra más) de la novela gráfica que es Sabrina (Salamandra), de Nick Drnaso (Palos Hills, Illinois, 1989). Con esto de la "gran novela americana" (en el exclusivo sentido que los estadounidenses dan al término) pasa lo mismo que con el Mesías de los judíos: ya solo creen en su futuro advenimiento los ortodoxos irredentos, que siguen esperando la venida del líder ungido que salvará a su pueblo de sus ansiedades escatológicas, y ajustará las cuentas con el mal en el postrero Armagedón.

Grabado de John Flaxman para la Odisea (1805)

De modo semejante, la "gran novela americana" (GNA), ese texto de ficción casi sagrado que representaría de forma acabada y canónica la cultura, la experiencia y el lenguaje de los estadounidenses en un momento dado, no llegará nunca porque ya está aquí, lo ha estado siempre: el honor ha recaído, entre otras muchas que supieron elevarse del montón para representar el Zeitgeist, las angustias, los sentimientos y las esperanzas de los norteamericanos (o de una parte sustancial de ellos), en novelas como Moby Dick (Melville, 1851), Las aventuras de Huckleberry Finn (Twain, 1884), El gran Gatsby (Scott Fitzgeráld, 1925), Absalón, Absalón (Faulkner, 1936), El hombre invisible (Ralph Ellison, 1952), Beloved (Toni Morrison, 1987), La broma infinita (Foster Wallace, 1996); y, afortunadamente, seguimos contando. Cada una de ellas representa un fragmento de esa GNA eternamente hecha y eternamente por hacer, como ocurre en cualquier literatura. En cuanto al cómic estadounidense, pasa algo parecido. Visto con perspectiva, el último medio siglo ha sido pródigo en obras maestras de la novela gráfica sustentadas en un fabuloso sustrato de dibujantes y guionistas: desde pioneros tardo-victorianos como Richard Outcault, cuya serie Yellow Kid (1895) mostraba por primera vez el globo como expresión del decir del personaje (en este caso, de un loro), hasta la edad de plata de Stan Lee y Jack Kirby en Marvel, pasando por el iconoclasta Robert Crumb, un eslabón sin el que no puede entenderse buena parte de la evolución posterior. Así que nah: no existe una GNA gráfica, sino que coexisten muchas. Piensen, por citar una muestra imprescindible
de la imparable y fecunda incorporación de las mujeres al género en, por ejemplo, la autobiográfica Fun Home, una familia tragicómica, de Alison Bechdel (2006; en Reservoir Books). Y dejen sus (posibles) prejuicios de lado: cuando acudan a una buena librería en busca de lectura, no olviden las grandes novelas gráficas (también, de autores y guionistas españoles); se llevarán una sorpresa, y si las prueban, repiten.

2. Dos premios
Breve viaje a Barcelona para asistir a la ceremonia anual del Premio Biblioteca Breve. And the winner was... Días sin ti, de Elvira Sastre, una joven poeta (27 años) de la que aún no he podido leer nada y de la que se subrayan los centenares de miles de seguidores en Twitter, Instagram, Facebook. Vamos a ver: mujer, poeta, joven, redes sociales; todo un caramelo para el departamento de mercadotecnia de uno de los tres grandes buques literarios de Planeta (los otros son Tusquets y Destino). Y, por ahora, no digo mucho más, ojalá que cuando la lea me encuentre con que la novela ganadora está a la altura de los premios a, por ejemplo, Las afueras (1958; Luis Goytisolo tenía 23 añitos), La ciudad y los perros (1962; Vargas Llosa, 26 añitos) o Últimas tardes con Teresa (1966; Marsé, 33 añitos), por solo citar algunos de la época dorada y más falocéntrica del galardón (no hubo ninguna mujer premiada hasta que en 1971 lo obtuvo la cubana Nivaria Tejera, de cuyo Sonámbulo al sol ya no se acuerda nadie). Aproveché el banquete posterior a la proclamación de la ganadora para ver amigos y escoger una mesa sin enemigos, lo que no siempre resulta sencillo. Y la noche de hotel y los dos trayectos de AVE, para terminar el estupendo Una Odisea, de Daniel Mendelsohn (de Seix Barral, precisamente), un nuevo ejemplo de esa cualidad proteica, inagotable y multiforme de la narración, a la que le viene bien el epíteto, igual que al héroe Odiseo, de "la de los muchos recursos", la "fecunda en ardides". En efecto, Mendelsohn da una nueva vuelta de tuerca a la narración literaria en este apasionante memoir de una odisea familiar de nuestro tiempo (también lo fue su modelo, el antiguo drama de aventuras en que Odiseo, Telémaco, Penélope y el viejo Laertes se reencuentran, muchos años después, y reconstruyen su propia familia, eliminando a los pretendientes y propiciando uno de los finales más felices de la historia literaria), mezclándolo con elementos y técnicas de la ficción —incluida lo que los estructuralistas llamaban mise en abîme— y con una inteligente revisión crítica e histórica de la primera "novela" de la cultura occidental. Hacía tiempo (y muchos viajes, como Odiseo) que no leía con tanto entusiasmo un libro. Su lectura me resultó todo un premio.

3. Tintinología
Hasta el adusto Le Monde pelea denodadamente por conjurar el peligro y vender diarios. Por eso se ha inventado la promoción de ofrecer a sus lectores una colección de cada uno de los coches (a escala 1/24) que utiliza en sus aventuras el héroe Tintín, al que ya solo le falta un lugar en el Panteón de Francia, por más que tanto él como Hergé, su padre, fueran belgas. Y es que el intrépido aventurero acaba de cumplir 90 años y sigue vivito y coleando. Si quieren saberlo todo sobre uno de los más famosos personajes de cómic no se pierdan Tintin-Herge, una vida del siglo XX, la apasionada summa tintinesca de Fernando Castillo que acaba de reeditar Fórcola.


El Pais. Babelia. Nº 1.420. Sábado 9 de febrero de 2019.


viernes, 8 de febrero de 2019

Bifröst, el Puente del Arco Iris

'Thor' de Walter Simonson (1983) elimina la identidad terrícola que mantuvo el superhéroe desde su creación, para centrarse en la mitología nórdica y en su faceta de Dios Asgardiano


GERARDO MACÍAS
07 Febrero, 2019



'Marvel Héroes. El poderoso Thor de Walter Simonson' nº 1'. Guion: Walter Simonson. Dibujos: Walter Simonson y Sal Buscema. Panini Cómics, 2013.

En las Edda islandesas, Bifröst, el Puente del Arco Iris, une Midgard (el planeta Tierra) y Asgard (Reino Dorado de los Dioses). En Bifröst se inspiró Marvel Comics para crear un nuevo superhéroe en 1962. Hasta entonces, todos sus superhéroes tenían que ver con tecnología y radiación. Ahora querían un nuevo concepto, y se pensó en leyendas y religión: el siguiente personaje sería un dios de la mitología nórdica.

Thor, el Dios del Trueno, fue el elegido. Stan Lee esboza un argumento y encarga el guión a su hermano Larry Lieber, que mezcla elementos grecorromanos, judeocristianos y orientales. El dibujante Jack Kirby era un forofo de la mitología vikinga, y se recrea en el diseño de Asgard.


Stan, Larry y Jack añaden al panteón asgardiano a Los Tres Guerreros: Volstagg (inspirado en el Falstaff de Orson Welles en Campanadas a medianoche); Fandral (sosias de Errol Flynn en El Burlador de Castilla); y Hogun (basado en Charles Bronson).

Thor debuta en Journey into Mystery nº 83 (1962). Donald Blake es un médico que está de vacaciones en Europa. Blake es una identidad creada por Odín para su hijo Thor, el Dios del Trueno, desterrado a Midgard en cura de humildad. Blake está destinado a encontrar el martillo Mjolnir en una caverna para volver a ser Thor.

En 1983, la cancelación amenaza The Mighty Thor hasta la llegada de Walter Simonson, guionista y dibujante que debuta en The Mighty Thor nº 337 y presenta a los dioses asgardianos como protagonistas de la versión Marvel de El Anillo de los Nibelungos.

El nº 337 presenta a Bill Rayos Beta, un alien que por accidente de su nave se topa con el martillo de Thor… y lo sostiene. Se plantea si sólo hay un Thor, si debe serlo quien blanda Mjolnir, y si sólo el hijo de Odín puede serlo. Odín otorga a Bill el martillo Stormbreaker.

Bill Rayos Beta compite con Thor por el amor de Sif, que en mitología escandinava es esposa de Thor. Simonson da a Sif las facciones de Sigourney Weaver en Alien. En la versión Marvel, aunque son pareja, Thor y Sif tuvieron un triángulo amoroso con Jane Foster, enfermera de Don Blake en tiempos de Lee y Kirby; y en la etapa de Simonson, otro con Lorelei, asgardiana de su creación, basada en la leyenda de la sirena del Rhin. Es la hermana menor de La Encantadora, asgardiana creada por Lee y Kirby.

La Saga de Surtur reúne a Bill Rayos Beta, el ejército de Asgard, Los Vengadores y Los 4 Fantásticos en Nueva York contra las hordas de Surtur; mientras en Asgard, Thor, Odín y Loki olvidan sus diferencias para vencer a Surtur, lo que desembocaría en la muerte de Odín.

Al comienzo de la etapa, Don Blake deja de ser digno del martillo de Thor, por lo que deja de existir. Con ayuda de Shield, Thor crea su nueva identidad secreta: Sigurd Jarlson. Para que nadie note que Sigurd es Thor, se ata el pelo, y usa gafas, como Superman, el icono de la competencia, DC Comics. Sigurd tropieza con Clark Kent, que se queda pensando que el rubio de las gafas se parece demasiado a alguien...

En el panteón de Asgard, Balder, el Dios de la Luz, es el hijo predilecto de Odín. Balder es hermano de Thor, pero en los cómics es su mejor amigo. Lee se decantó por Thor, pero Simonson nos recuerda que Balder murió y estuvo en Hel, el infierno asgardiano. Allí se enfrentó a los que había matado, volvió a matarlos y nadó a través del lago de sangre de esos muertos, para volver a vivir. Simonson le dedica una miniserie, y lo convierte en rey de Asgard.

Para evitar su acceso al trono de Asgard, Loki convirtió a Thor temporalmente en rana. Hela, Diosa de la Muerte, le deja una cicatriz en la cara, que Thor cubre con una barba. Además, Hela vuelve sus huesos quebradizos, por lo que Thor forja una armadura para mantenerse en pie.

En los episodios finales, Simonson cede los lápices a Sal Buscema, pero en el nº 380 vuelve a dibujar para ofrecer una historia realizada a viñeta por página que narra la batalla entre Thor y Jormungander, la serpiente de Midgard. Simonson dejó la serie en el nº 382 (agosto de 1987).

Walter Simonson es conocido por Fantastic Four, Power Pack y X-Factor, personajes que hacen cameos en The Mighty Thor. Comenzó trabajando para DC Cómics, y recala en Marvel en 1977, en The Rampaging Hulk.


Malaga Hoy

Santa Claus de pelo en pecho

JAVIER FERNÁNDEZ
07 Febrero, 2019



'Santa Claus Junior'. Ralf Köning. La Cúpula. 118 páginas. 19,50 euros.

Es noviembre y ya se acerca la Navidad, como una plaga bíblica; las calles y mercadillos se colapsan de gente, y la protagonista de Santa Claus Junior, Ute Hinzmann, hasta el moño de las fiestas, declara: "¡Este año paso de todo!", dispuesta a pasar sola la Nochebuena. Ah, pero la bendita y ansiada soledad se verá interrumpida cuando aparezca, primero, un peculiar ángel en su terraza y, luego, Santa Claus con su trineo, bueno, una especie de Santa Claus de pelo en pecho. El siempre divertido Ralf Köning (ya saben, el de El condón asesino y El hombre deseado) se aparta ligeramente de su temática habitual y nos ofrece su lado más tierno en este librito navideño que hasta incluye un puñado de recortables para decorar el árbol.


Malaga Hoy

En busca de Emma Stone

JAVIER FERNÁNDEZ
07 Febrero, 2019


'Fante Bukowski'. Noah Van Sciver. La Cúpula. 92 páginas. 13,50 euros.

El autor de Saint Cole, The Hypo: The Melancholic Young Lincoln o Johnny Appleseed, premio Ignatz en 2015 por su historieta autobiográfica My Hot Date, vuelve a la carga con Fante Bukowski, una ácida sátira sobre las aspiraciones (esto es, ínfulas) literarias en el mundo actual. El protagonista, que responde al ridículo nombre que da título al libro, es un escritor emergente convencido de su propio genio y dado a la procrastinación. "Panda de necios" y "soy el único autor vivo de nuestro tiempo" son dos de su lemas, pero a la escena literaria parece importarle un pimiento, y Fante Bukowski se las pasa de escena vergonzante en escena vergonzante, pegado a su máquina de escribir, viajando sin rumbo o en busca de un agente literario que le permita, en sus propias palabras, alcanzar: "1. Un contrato de los guapos. 2. Acciones de Apple. 3. A Emma Stone".



Malaga Hoy

Over and over again

El volumen reúne los tres números de la miniserie 'New Tales of Old Palomar', números 14, 19 y 26 de la colección Ignatz de Fantagraphics


JAVIER FERNÁNDEZ
07 Febrero, 2019


'Nuevas historias del viejo palomar'. Beto Hernández. La Cúpula. 106 páginas. 12,50 euros.


Rico y variado como pocos, el catálogo de La Cúpula ha reflejado las tendencias más significativas del cómic mundial durante las últimas cuatro décadas. Entre sus puntos fuertes, destaca desde siempre el interés de la editorial por la historieta estadounidense underground e independiente, con autores de la talla de Robert Crumb, Gilbert Shelton, los hermanos Hernandez o Daniel Clowes, y es que La Cúpula no solo nos los trajo primero, sino que ha seguido trayéndolos sin falta, sirviéndolos en distintos formatos (serializados en revista, en álbumes encuadernados en tapa dura y en tapa blanda, e incluso, brevemente, en formato cómic-book). Como ejemplo de dicho interés, les traigo aquí cuatro reediciones recientes en rústica, comenzando con Nuevas historias del viejo Palomar, de Beto Hernández. El volumen reúne los tres números de la miniserie New Tales of Old Palomar (2006-07), números 14, 19 y 26 de la colección Ignatz de Fantagraphics, recopilados en 2013 con el título The Children of Palomar. Beto es uno de los historietistas imprescindibles de la escena norteamericana y esta de Palomar es su serie por excelencia. El conjunto es una novela río costumbrista, con sabor a realismo mágico, llena de personajes inolvidables, habitantes de un pueblo mesoamericano de localización indefinida, una auténtica obra maestra que viene desarrollándose desde los primeros días de Love and Rockets y a la que el dibujante retorna de tanto en tanto con la misma frescura y maestría de siempre.


En algún lugar del Oeste es el título del segundo tomo de otra serie mítica, Balas perdidas (Stray Bullets en el original), con la que David Lapham logró cinco nominaciones a los premios Eisner, además de alzarse con el galardón al Mejor Autor Completo en 1996. Una línea elegante, un poderoso blanco y negro y una narrativa perfecta hacen de este serial de género negro, en el que tanto importan las situaciones como la caracterización de personajes, una compra obligada para cualquier aficionado al cómic que se precie. Lapham se ha labrado después un nombre en el mainstream, pero este, su trabajo más incisivo y penetrante, sigue siendo lo mejor de su amplia carrera.


Flujo es una magnífica novela gráfica del inclasificable Dave Cooper, subtitulada "predilección por Tina", e impresa en bitono (azul y rosa) sobre papel amarillo, un tebeo morboso y divertido que combina elementos eróticos, grotescos y tiernos para narrar la relación afectiva y sexual entre un dibujante y su joven y voluptuosa modelo. Fantasías sexuales, fluidos corporales, juegos de dominación y sumisión y otras obsesiones conforman una obra sugestiva y diferente que apareció primeramente serializada en la revista Weasel, entre 1999 y 2002.



Finalmente, La Cúpula ha devuelto también a librerías El gran libro Yum Yum, de un autor que no necesita presentación: Robert Crumb. El genio de Filadelfia dibujó está encantadora fantasía en 1963, una singular historia de amor, con aquel estilo primitivo del propio gato Fritz y con un bello coloreado. Maravilloso.

3 firmadomisterj.blogspot.com

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