lunes, 5 de noviembre de 2018

Relatos de seres extraordinarios

JAVIER FERNÁNDEZ
31 Octubre, 2018



'Navegante en tierra'. Raquel Alzate y otros. Astiberri. 152 págs. 18 euros.

Poéticas y delicadas, pero también tenebrosas e inquietantes, las páginas de Raquel Alzate reunidas en el tomo Navegante en tierra dan noticia de una sensibilidad especial y un sólido pulso narrativo. Llegada del ámbito de la ilustración, la escultura y el modelado de figuras, Alzate lleva años diseminando su obra en distintas publicaciones y volúmenes colectivos. Van aquí historietas realizadas desde 2003 y que vieron la luz en revistas como Tos, Humo, Dos veces breve, Xabiroi, Smoda de El País, El Balanzín, La Resistencia, el libro-disco Mentiroso Mentiroso, de Iván Ferreiro, y álbumes colectivos como ...de ellas, El secreto de la Alhóndiga o Cortocuentos 2. En palabras de Alfonso Zapico: "Los relatos de Raquel [Alzate], como aquellos barcos de antaño, llegan cargados de seres extraordinarios: sirenas, aves mágicas o lagartos con rostro humano".


Malaga Hoy


Aniversario con novedades

JAVIER FERNÁNDEZ
31 Octubre, 2018


'Sordo'. David Muñoz, Rayco Pulido. Astiberri. 80 págs. 14 euros.

Astiberri recupera la estupenda novela gráfica Sordo, de David Muñoz, guionista de la película El espinazo del diablo, y el dibujante Rayco Pulido, ganador del Premio Nacional del Cómic con su obra Lamia. Un grupo de milicianos prepara el sabotaje de un puente en la España de la posguerra, pero la bomba explota antes de tiempo y el protagonista queda ensangrentado, aturdido y sordo, lo que sirve a los autores para prescindir de los diálogos y proponer un interesantísimo ejercicio narrativo. La presente edición celebra el décimo aniversario del álbum y ofrece una nueva rotulación manual, cubierta y guardas, dos páginas más y material extra sobre el proceso creativo de un título que ya prepara su salto a la pantalla grande.


Malaga Hoy

Y siempre se queda


Las obras incluidas en el volumen 'Tiempo que dura esta claridad', firmadas en los años ochenta, son el testimonio de un momento irrepetible en la cultura del país

JAVIER FERNÁNDEZ
31 Octubre, 2018


'Tiempo que dura esta claridad'. Elisa Gálvez, Federico del Barrio. Reino de Cordelia. 80 páginas. 19,95 euros.


De Federico del Barrio me ha gustado siempre todo. Me gustan sus cómics, claro, desde que los leí por primera vez allá por la década de 1980, pero he disfrutado como un mico contemplando sus ilustraciones, leyendo sus largos textos que son poemas en prosa y observando atentamente sus obras de teatro. Del Barrio perteneció a la escudería del Madriz apadrinado por Felipe Hernández Cava, con camaradas de la altura de Raúl o Keko, y esa estrecha ventana por la que se filtró la brillantez al tebeo español ha sido siempre mi parnaso. Cuando me mudé a Madrid, a comienzos de 1998, recorrí como un poseso las librerías en busca de los documentos de aquella etapa: álbumes, pósters, postales, catálogos, quería conocer a Raúl (al que ahora tengo la fortuna de poder llamar amigo) y miraba a diario el periódico en busca de algún acto público que me permitiese acercarme a estos funambulistas que me habían dado tanto. No llevaba ni un mes cuando descubrí el anuncio del estreno de Caín, la obra de Del Barrio, en la sala El Canto de la Cabra y allá que fui corriendo. Aquella noche descubrí que la dimensión humana de mis ídolos era aún mayor que su arte. ¿Cuántas veces vi aquella obrita, a cuántos amigos llevé a verla conmigo? Busco en mis diarios y no encuentro ninguna anotación sobre ello. Creo que estaba demasiado emocionado para anotarlo.

Esa misma emoción me recorre ahora que tengo sobre la mesa Tiempo que dura esta claridad, el hermosísimo libro editado por Reino de Cordelia que recopila las historietas cortas firmadas en los ochenta por la guionista Elisa Gálvez y Del Barrio, junto con otras del dibujante en solitario que participan del "espíritu elisíaco" (entre ellas la inédita que da título al conjunto). Son el testimonio de un momento irrepetible no solo del cómic, sino de la cultura de este país, un tiempo con sus más y su menos, sus aciertos y cagadas, sus joyas y sus timos. Aquí están empaquetados los más, los aciertos, las joyas. En palabras de la prologuista Isabel Bono (hay dos prólogos más, uno de Gálvez y otro de Del Barrio), lo que hacen los autores de Tiempo que dura esta claridad es "dar vida a la vida, ¿existe mayor prodigio?". Y sentencia: "Abrid este libro, abrid bien los ojos, los pulmones y pasad sin miedo al otro lado. Y enamoraos".

Tienen estas páginas aliento poético (esto lo verán escrito en todas las reseñas de la obra) y una elegancia gráfica y literaria fuera de lo común. Algunas de ellas aparecieron en La orilla (1985), de cuando Madrid Cómics era un santuario, y antes y después dispersas en publicaciones tan significativas como la citada Madriz, su heredera espiritual Medios Revueltos o el catálogo Museo vivo. "Éramos jóvenes", dice Gálvez, "y el futuro no nos importaba nada, todo era presente, presente continuo. Es entonces cuando empecé a confundir el arte con la vida y la vida con el arte, hasta hoy. (...) A menudo vuelvo a esos tiempos, tiempos de claridad". He aquí la prueba de que esos tiempos existieron, de que aún existen dentro de nosotros.


Malaga Hoy

domingo, 4 de noviembre de 2018

Paco Roca convierte el tesoro del Odyssey en una novela gráfica de aventuras

El dibujante firma esta ficción junto al diplomático Guillermo Corral, que participó en el rescate de los restos de ‘La Mercedes’, en poder de una empresa cazatesoros

J. A. AUNIÓN

Madrid 2 NOV 2018



Portada de 'El tesoro del Cisne Negro'.

La historia de la pelea entre el Gobierno de España y la empresa estadounidense Odyssey por el tesoro de La Mercedes —un galeón español hundido a principios del siglo XIX— tiene todos los ingredientes de una novela clásica de aventuras: medio millón de monedas de plata y oro, piratas, batallas navales, relaciones internacionales, información confidencial… Así que es casi lógico que haya acabado siendo la base para una novela gráfica titulada El tesoro del Cisne Negro, firmada por el dibujante Paco Roca (autor entre otros de Arrugas, Los surcos del azar y El invierno del dibujante) y el diplomático y escritor Guillermo Corral, que vivió en primera persona todo aquel proceso entre 2007 y 2012 desde el Ministerio de Cultura y la Embajada de España en Washington.

Entre ese punto de partida verdadero que Corral quería llevar hacia la ficción de aventuras clásicas —al estilo de Tintín o Indiana Jones— y que Roca quería mantener en un plano casi de crónica documental, ha nacido esta obra que es un poco las dos cosas. Un libro (publicado por Astiberri, llega a las librerías a finales de este mes) en el que no hay ni héroes ni villanos puros y que acaba siendo un homenaje a unos funcionarios y trabajadores anónimos cuyo esfuerzo no se suele valorar, apunta Corral, aunque culminen hazañas como la de recuperar el tesoro de La Mercedes que había rescatado del fondo del Atlántico, a unas 180 millas al oeste de Portugal, una empresa cazatesoros.

“No hemos hecho un documental, pero es evidente que está íntimamente ligado a la realidad. ¿En qué medida y hasta dónde? Eso se lo dejamos a cada lector. Es parte del juego”, explica Corral sobre un texto en el que hay agentes del CNI (Centro Nacional de Inteligencia), pinchazos de comunicaciones internacionales, presiones de embajadores y congresistas estadounidenses y, por supuesto, una historia de amor. “A mí me hubiera gustado contar más, pero bueno, estamos jugando con muchas personas que son reales.... La pátina de ficción nos salva un poco”, añade Roca.

Ambos cedieron, cuenta el dibujante, para lograr el equilibrio, y, si todos los nombres están cambiados —la empresa cazatesoros del libro se llama Ithaca en la ficción—, los despachos del ministerio que aparecen son los despachos del ministerio y el búnker que sale es como el que custodiaba el tesoro en Estados Unidos; Corral ha conservado imágenes que tomó durante el proceso. Y el ministro se parece tremendamente a César Antonio Molina, el hombre que ocupaba el cargo cuando España decidió llevar a los tribunales a la empresa que había encontrado los restos de La Mercedes y se los había llevado a Florida vía Gibraltar. “En algo así tienes que tener voluntad política. En algún momento alguien tiene que decir: me la juego, voy a ponerles un pleito. Y si sale mal te crujen”, cuenta Corral, que ha ejercido como diplomático en Turquía, Tanzania y Bruselas y ha sido director general de Política e Industrias Culturales y consejero cultural en las embajadas españolas de Washington y La Habana.


Para Roca, ese realismo era fundamental para poder hacer suya la narración en un contexto extraño, no solo por el tipo de relato, sino porque suele trabajar solo. “He intentado llevarlo a mi terreno, con ese realismo y con algunos puntos de humor. Al final, yo creo que, aunque sea un poco distinto, y siendo muy fiel a lo que quería contar Guillermo [que firma como guionista], los lectores van a reconocer que es una historia de las mías, de las que les pueden haber gustado”.

Y lo cierto es que en ella, aunque están todos esos elementos del relato de aventuras, la búsqueda de veracidad ha trastocado las jerarquías tradicionales. Por ejemplo, porque aquí la figura del cazatesoros aventurero no es tan atractiva y la mayor parte de la acción no se narra a través de persecuciones y batallas navales (aunque también están), sino en “conversaciones, despachos, juicios...”, explica Roca. Él, como muchos de los que siguieron en la prensa el devenir del Cisne Negro —nombre que se da a los galeones que conservan el tesoro completo—, empatizaba al principio más con unos cazatesoros que habían hecho el esfuerzo de sacar los restos y que defendían que, sin ellos, nunca habrían salido del fondo del mar. “Pero ahora he comprendido que el valor del tesoro no es el económico, sino que ese patrimonio nos pertenece a todos. Además, vi que habían destrozado el yacimiento para sacar las monedas”, señala el dibujante. Añade, en todo caso, que han huido en su libro de maniqueísmos y moralejas: “Queríamos también crear debate. En estas cosas lo peor que puedes hacer es un panfleto”.

Por su parte, Corral, como protagonista directo entre toda “la gente de patrimonio, del museo naval, los militares, la Guardia Civil…”, quiere dejar algo claro: “La pelea jamás fue por el tesoro; fue por la dignidad y por la memoria como nación. Y no puede llegar alguien a expoliártela y venderla en cajitas de souvenirs”.


Mezcla de estilos para una crónica de dos siglos

El 5 de octubre de 1804, la fragata La Mercedes pasaba frente al cabo de Santa María, muy cerca ya de la Península, procedente de Perú junto a otras tres naves de la Armada española que cargaban los caudales reclamados por el Gobierno dos años antes. Aunque eran tiempos convulsos, su capitán estaba tranquilo porque todas las noticias que le habían llegado confirmaban la neutralidad de España en la guerra que mantenían Inglaterra y Francia. Por eso fue especialmente sorprendente que varias fragatas inglesas de guerra se aproximaran a ellos y les comunicaron su intención de llevarles a su país y quedarse con toda la carga que transportaban. Al negarse los españoles, los cañones ingleses comenzaron a disparar, haciendo saltar por los aires La Mercedes, que se llevó con ella al fondo del mar a sus 249 pasajeros y más de medio millón de monedas de plata y oro.

Un relato similar a este —en el caso del tebeo La Merced— está insertado en mitad del Tesoro del Cisne Negro, de Paco Roca y Guillermo Corral, con un formato muy diferente al resto, esto es, con dibujos clásicos a página completa, como una novela de época. Pero este no es el único juego de estilos de la obra, pues otras veces las viñetas se convierten en mapas, en imágenes explicativas o en esquemas, casi cuadros sinópticos para explicar algún momento de los juicios —una sucesión de sentencias y recursos entre 2009 y 2012—, las enrevesadas conexiones entre servicios de inteligencia o algún caso de compra de voluntades políticas. “Ese es uno de los poderes del cómic y que precisamente en esta historia funcionaba muy bien”, explica Roca. “Cuando tienes que narrar la acción, es muy parecido al cine y está muy bien. Pero a veces eso tiene límites, cuando lo que intentas contar son pensamientos abstractos o estás explicando información muy complicada. Entonces tienes que romper con la idea de que la viñeta es una cámara de cine y usar cualquier cosa que haga que lo que estás contando sea más comprensible. El cómic es un género muy abierto a la mezcla de estilos”, asegura el dibujante.

Y UN POSIBLE SALTO A LA TELEVISIÓN
Las aventuras y desventuras de los restos de La Mercedes también van camino de convertirse en serie de televisión. La editorial Astiberri ha firmado una opción de venta de derechos audiovisuales de El tesoro del Cisne Negro para una miniserie con la productora Señor Mono. Aún no se ha hecho efectiva la venta, explica un portavoz de la editorial, pero en su página web se revela que en el proyecto, “actualmente en fase de escritura”, estarían también involucrados la plataforma Movistar + y la distribuidora alemana Beta Film. El objetivo sería “que el cómic se convierta en una miniserie de seis capítulos que se grabaría en las localizaciones donde se desarrolló la historia”. Esto significaría hacerlo, entre otros lugares, en las aguas del Atlántico, cerca de la costa de Portugal, Gibraltar o Florida.


El Pais

LAS RECOMENDACIONES

JON SEDANO Málaga
Viernes, 2 noviembre 2018


Haunted Love varios autores 150 páginas a color 29,95 euros Diábolo Ediciones

La década de 1950 fue la Edad de Oro del cómic para adultos, pero también su declive. La censura que trajo la Comic Code Authority llevó a la editorial EC Cómics a su extinción, pero antes de que eso ocurriera, quedaron para la posteridad grandes historias macabras. Diábolo Ediciones se encarga ahora de traer a nuestro idioma una recopilación de relatos tétricos, publicados originalmente en revistas para adultos de la época. Las 22 historias a color que se incluyen en el tomo tienen algo en común: sus protagonistas lo pasan mal, muy mal. Con tramas muy dispares entre sí, lo sobrenatural tendrá gran peso en la mayoría de ellas.


Rip Kirby Alex Raymond 312 páginas en blanco y negro 45 euros Planeta Cómic

Después de haber sorprendido a jóvenes, y no tan jóvenes, americanos con las historias de Flash Gordon, Alex Raymond regresó tras la Segunda Guerra Mundial con un nuevo personaje, Rip Kirby. El detective rompía los moldes del género y conseguía sentar las bases de un nuevo cómic policiaco, mezclado con drama romántico, que acompañaría a su autor hasta su fallecimiento en un accidente de coche. A diferencia de otros anteriores, Rip Kirby es un detective mucho más realista, que hace gala de sus dotes naturales para resolver los casos. Publicado en forma de tira diaria, el volumen recopila las publicaciones de 1946 a 1948.


La Patrulla-X Original Vol. 1 Ed Piskor 120 páginas a color 18 euros Panini comic

Aunque se debería de dar un tirón de orejas a quien se encargó de elegir el tipo de papel de esta obra, ya que la edición original no era satinada, se le perdona por haber obsequiado a los lectores españoles de la joya creada por Ed Piskor. Bajo el título Grand Design, o 'La Gran Novela de la Patrulla-X', su autor homenajea a los cómics clásicos de los X-Men con una obra que resume la historia de este grupo de Marvel en volúmenes de gran tamaño. Una edición especial que se vende como destinada al público coleccionista, pero que debido a su calidad y precio, ningún lector de cómics debería obviar.



Colder (Omnibus) Paul Tobin Juan Ferreyra 424 páginas a color 39,95 euros Medusa comics

El mundo de la locura da el salto al cómic. Y no, en esta ocasión no lo hace con Joker, sino con Declan Thomas, un paciente de un manicomio que ve cómo todos arden junto al edificio, salvo él, que se quedará 'congelado'. La temperatura de su cuerpo disminuirá y pasará a estar en una especie de coma durante años, hasta que un día despierta. Pero a la vez que él regresa, lo hace un maléfico ser oscuro que se alimenta de la locura de la gente. Los dos personajes se enfrentarán entre sí en el mundo real y en el onírico, llevando a los lectores y a Reese, otra de las protagonistas, a vivir una pesadilla tras otra.

Elektra: Asesina Frank Miller Bill Sienkiewicz 288 páginas a color 30 euros Panini comics

Panini sigue completando su Colección Frank Miller con las mejores obras de Marvel en las que ha participado. Aunque en realidad, lo difícil es encontrar alguna de la década de 1980 que no rebosara calidad en cada página. En esta ocasión, en pleno cenit creativo, el autor se centró tras concluir la etapa 'Born Again' de Daredevil en un personaje muy ligado al protector de la Cocina del Infierno: Elektra Natchios. La asesina ninja regresa en una obra dibujada por Bill Sienkiewicz, con una carga política que sigue estando vigente hoy día y con un dinamismo que sigue situando el cómic como un referente del noveno arte.




Diario Sur



viernes, 2 de noviembre de 2018

¿Y si solo quedara un hombre en la Tierra?

ECC Ediciones recupera en una colección de cinco números uno de los cómics más interesantes de este siglo



Una de las portadas de la serie 'Y, el último hombre'. / ECC EDICIONES

JON SEDANO Málaga
Viernes, 2 noviembre 2018

Para muchos, un sueño, para otros, una pesadilla. Pero de lo que no hay duda, es de que la raza humana pendería de un minúsculo hilo. Todos los hombres y mamíferos, dotados del cromosoma Y, fallecen a la par. De repente, sin aviso previo, empiezan a sangrar y a caer inertes al suelo. Pilotos de aviones, conductores y demás profesionales que tienen sobre sí gran responsabilidad fallecen, y con ellos por consecuencia directa, mueren miles de mujeres en toda la Tierra. Nadie sabe qué ha ocurrido, pero la catástrofe se ha expandido a nivel global. Salvo en un apartamento de Nueva York, donde un joven escapista, Yorick, disfruta de un aburrido día junto a su mono macho Ampersand. Para ellos no ha pasado nada. Para el resto del mundo, se han convertido en la última oportunidad para la raza humana.

El guionista Brian K. Vaughan y la dibujante Pia Guerra son los responsables de dar vida a uno de los cómics más interesantes de este siglo. Publicado bajo el sello Vertigo de DC Comics entre 2002 y 2008, la serie, que duró 60 números, se encargó de tener a los lectores pegados cada mes a los quioscos para tratar de descifrar el enigma. Un enigma que desde el minuto uno tiene muchas variables y posibilidades, pero lo mejor de la novela gráfica no es la respuesta al por qué del generocidio, sino el viaje de los personajes.


Yorick, al margen de todo lo que ha ocurrido, tiene una misión clara: dar con su novia Beth, que se encontraba en el momento del desastre en Australia. Está a 15.000 kilómetros de distancia y lo que en otras ocasiones pudiera haber supuesto un vuelo de unas cuantas horas, aquí serán meses. Pero lo más importante es el mundo posmasculino que se ha quedado, con grupos de mujeres convencidas de que ha sido la mediación de dios, otras en cambio, se convertirán en transexuales para suplir los deseos de algunas compañeras, mientras que algunas, tirarán de la sociedad para levantar un nuevo mundo sin hombres. En mitad de ese panorama, Yorick se convierte en deseo para unas, y amenaza para otras. Algo con lo que tendrá que lidiar en su peligroso viaje. Agentes del gobierno estadounidense, espías israelíes y científicas son algunos de los personajes que acompañarán, o perseguirán, al joven en la aventura.

Con varias ediciones en España, no ha sido hasta ahora, con la decisión de ECC Ediciones de satisfacer a los coleccionistas, cuando hemos podido contar con la colección completa en formato tapa dura (cartoné).


Diario Sur


martes, 30 de octubre de 2018

Un reportero de medio pelo en un diario de medio pelo

Cifré crea en 1946 'El repórter Tribulete' en una sociedad española sin libertad de expresión





Detalle del sello de Correos dedicado en su día al repórter tribulete.

GERARDO MACÍAS
24 Octubre, 2018

En 1946, en el primer número del renacido Pulgarcito, se publicó la primera historieta de El repórter Tribulete, que en todas partes se mete, personaje creado por el historietista español Guillermo Cifré (Barcelona, 1921-1962).

Una norma no escrita de Editorial Bruguera fue que los títulos de las series tuviesen un ripio, que para este personaje se eliminó en 1955, quedando la serie en El repórter Tribulete.

Tribulete es un personaje de pequeña estatura, de largo flequillo dibujado con unos simples trazos, de rostro afable y sonriente, y con una larga nariz apuntando hacia arriba.

La historieta trata de forma satírica el ambiente en la redacción de un periódico imaginario, El Chafardero Indomable, y las conflictivas relaciones entre el reportero Tribulete y su jefe, el director del periódico, cuyo nombre nunca se menciona. Como es habitual en las historietas humorísticas de Bruguera, el protagonista suele terminar recibiendo golpes de su jefe como castigo por sus tropelías.

Tribulete se tira todo el día en la calle, pero la mayor parte de las veces con resultados infructuosos, ya sea porque sigue pistas falsas, y eso hace que sus crónicas falten a la verdad, o porque se topa en sus propias narices con una noticia fabulosa y no es capaz de verla.

Aparece de vez en cuando un personaje en la redacción el típico pelota del jefe, que se llama significativamente señor Cepillo. Por cierto que el competidor de El Chafardero Indomable, no puede tener otro título más gráfico, es El Chismoso Insumergible.

De Tribulete no trasciende vida social, y confunde a veces el domingo con un día laborable, día que decide en un dechado de valor llamar al director para decirle que ese día no va a ir a trabajar, o cuando se encuentra la noticia más fabulosa que reportero alguno pudiera imaginar y ese día no puede teclear su máquina.

Las de Tribulete son historietas de humor absurdo, como queriendo recalcar la época en que se hicieron, en la que no existía libertad de prensa. Por eso, Tribulete se limita a dar noticias como un robo, un animal que se escapa del zoo, la llegada de incógnito de una estrella al país…, es decir, lo que era la prensa del régimen.La figura de un reportero, en busca continua del reportaje, era en sí misma un contrasentido en la sociedad dictatorial y sin libertad de expresión en la que apareció el personaje. Por esta razón, la actividad profesional de Tribulete se movía más cerca del absurdo que del costumbrismo, lo contrario de lo que ocurría con sus relaciones laborales con su "amado dire", que respondían a un modelo autoritario muy realista por aquel entonces, aunque humorísticamente exagerado. Durante muchos años, Tribulete fue sinónimo de periodista en España. De hecho, este nombre sigue asociado a la figura de un reportero que trota la calle entre una amplia generación de españoles, evidencia clara de la popularidad del personaje.

Cifré moriría prematuramente en 1962, con tan sólo cuarenta años de edad. El repórter Tribulete era una serie muy popular, por lo que los directivos de Bruguera buscaron a otros autores para continuar con nuevas entregas al tiempo que publicaban reediciones de las páginas originales firmadas por su creador. El primer nuevo dibujante de la serie fue Enrich, cuñado de Cifré, que escribió y dibujó muchas historietas de la serie en la década de los sesenta y algunas en los años setenta, pero no fue el único. Ya en los setenta, y sin firmar, El repórter Tribulete fue realizado por Antoni Bancells, por entonces miembro del estudio de dibujantes y guionistas de Blas Sanchís. Otro de los dibujantes sin firma de la serie fue Ayné, un veterano y gran historietista que ya había participado en el Pulgarcito de finales de los años cuarenta, y que es recordado como una de las firmas puntales de TBO. Entre los años setenta y mediados de los ochenta otros muchos dibujantes participaron en la concepción de nuevas páginas de El repórter Tribulete.

En 1995, el autor de cómics español Miguel Ángel Gallardo, en cuya obra son numerosas las referencias a la escuela Bruguera, creó un personaje que parodia a Tribulete, llamado Perico Carambola. Al año siguiente, en 1996, Tribulete tuvo su homenaje en un sello de Correos.

Malaga Hoy