sábado, 20 de febrero de 2016

Una cabecera espléndida

JAVIER FERNÁNDEZ



GOTHAM CENTRAL, 4: CORRIGAN. Ed Brubaker, Greg Rucka y otros. ECC. 224 páginas. 22 euros.


Corrigan es el título del cuarto tomo recopilatorio de Gotham Central, el exitoso tebeo escrito por Ed Brubaker y Greg Rucka entre 2003 y 2006, mezcla de superhéroes y género policiaco. La serie se centra en el día a día del Departamento de Policía de la ciudad, obligado a lidiar con las actividades delictivas de los supervillanos. El presente volumen recoge los números 32 a 40, esto es, los nueve últimos de una cabecera espléndida e irrepetible. El misterio del hallazgo en plena calle del cadáver de Robin, las repercusiones de Crisis Infinita y la resolución de los conflictos de Renee Montoya con sus compañeros, previos a 52, son algunos de los argumentos de estas páginas dibujadas por Kano, Stefano Gaudiano y Steve Lieber.


Malaga Hoy


lunes, 15 de febrero de 2016

Relato de iniciación

La nueva edición de 'El Playboy' llega con un montaje diferente, limpio y minimalista, y un epílogo que incluye las anotaciones del autor.


JAVIER FERNÁNDEZ




EL PLAYBOY. Chester Brown. La Cúpula. 236 páginas. 14 euros.

Si no me equivoco, El Playboy fue lo primero de Chester Brown (Montreal, 1960) que se publicó en nuestro país. Salió a mediados de la década de los noventa, en dos cuadernillos de la extinta colección Brut Comix de La Cúpula, que también nos trajo virguerías como La ciudad de cristal, Como un guante de seda forjado en hierro, Mundo idiota, Agujero negro, Juego de manos, Art & Beauty, Locas o Río veneno, es decir, los trabajos de luminarias del calibre de David Mazzucchelli, Daniel Clowes, Peter Bagge, Charles Burns, Jason Lutes, Robert Crumb, Jaime Hernandez y su hermano Beto. El hecho de que se publicaran en formato cómic book (eso sí, con gruesa cartulina de cubierta y papel de mayor gramaje que lo habitual) me hace pensar que la línea Brut iba dirigida a un público formado mayormente entre superhéroes, ese al que pertenece mi generación y que, por edad, estaba deseoso de probar nuevas sensaciones, mensajes más sofisticados, contenidos menos adolescentes. Los hallazgos del panorama independiente estadounidense, que es lo que nos ocupa, habían ido llegando hasta entonces con cuentagotas y, de repente, La Cúpula abrió el grifo. Por fortuna, no ha vuelto a cerrarse.

Confieso que aquel trabajo seminal de Brown, posterior solo a las historietas primerizas recopiladas en los volúmenes Ed the Happy Clown y El hombrecito, me resultó entretenido, y poco más. De hecho, cuando compré Nunca me has gustado, que descubrí en una mesa de saldos, ya se habían publicado (con él) otros tres álbumes del canadiense y no les había prestado la más mínima atención. Craso error. Tras devorar Nunca me has gustado, corrí en busca del resto y lo devoré igualmente. Varias veces he releído El Playboy desde entonces, y siempre ha habido algo en este libro que me parecía incorrecto, un defecto de forma ausente en sus otras exploraciones biográficas (Louis Riel) o autobiográficas (Pagando por ello y Nunca me has gustado) que poseen una asombrosa pulcritud narrativa. Con todo, este crudo retrato de la relación de Brown con la revista erótica por excelencia, "fascinante relato de iniciación y casi un thriller en torno a la vergüenza, la culpa y la obsesión" (tomando prestadas las palabras de la contraportada) no dejaba de resultarme encomiable.


Hubo al fin una edición en tomo, la de Ponent Mon, con la composición de página alterada por el autor, que solo he ojeado; y ahora llega esta nueva propuesta de lectura, con un montaje diferente, limpio y minimalista, y un jugoso epílogo que incluye las anotaciones del autor. Observado otra vez, atentamente, con el ritmo que impone la presente versión, me parece que El Playboy disipa todas las dudas y alcanza mayor vuelo, como una canción deliciosa que goza al fin de la producción adecuada. Es por eso que lo recomiendo igualmente a los que no lo conozcan y a los que ya lo hayan leído en anteriores formatos. Estoy convencido de que a unos y otros les resultará sorprendente este retrato valiente, íntimo y complejo de uno de los autores más aventajados del medio.


Malaga Hoy

Aquella rosa

JAVIER FERNÁNDEZ




HISTORIA DE IVÁN. Andrés G. Leiva. Bandaàparte. 96 páginas. 20 euros.

La editorial cordobesa Bandaàparte, que tan buenas sensaciones despierta con su creciente catálogo, ha decidido lanzarse a la piscina de la novela gráfica. Y no puede hacerlo con más acierto: reeditando Historia de Iván, el primer libro del también cordobés Andrés G. Leiva. Si ya es una buena noticia que los lectores puedan acercarse a esta obra de escasa distribución (fue publicada en el año 2000 por la Diputación de Córdoba), lo es doblemente porque se ofrece en una edición muy hermosa y enriquecida. Al siempre espectacular diseño de Pedro Peinado, cabe sumar el cuidado por parte de Antonio de Egipto y Marga Suárez, responsables de que el tebeo nos llegue ahora con una impresión nítida y con más de 40 páginas de material extra, que se suman a las 47 de la obra original. En diversos epílogos, generosamente ilustrados, se repasan cuestiones como la técnica usada por Leiva, las influencias presentes en su trabajo, el montaje de la obra, los cameos del protagonista en otros cómics, la aparición en diversas viñetas del malogrado Juan Antonio Canta, los detalles de aquella lejana primera edición o la bibliografía de un autor esencial en el panorama actual.


En cuanto a Historia de Iván, el relato del bruto asesino enamorado de una rosa quimérica es, tal como desvela el dibujante, "un tebeo realizado de manera casi automática. Desde su inicio hasta el final", a la manera de maestros como Moebius. Hay una cierta aleatoriedad en el argumento, que se construye siempre hacia delante, pero no así en el grafismo, que tiene en Das Pastoras o José Muñoz los primeros espejos en que mirarse. Y es seguramente la atmósfera, gris y abigarrada, la que cose esta gozosa exploración, sórdida y sucia, aunque también tierna y afectada por la poesía. Como punto de partida de una carrera que, por el momento, incluye otros cuatro álbumes (El misterio de Electra/Horrible hórreo, Juana de Arco, Evelyn y Serie B), este de Iván es un tebeo fresco que anuncia ya un autor de raza, diestro y ambicioso.


Malaga Hoy

La esencia de Superman

JAVIER FERNÁNDEZ




LAS AVENTURAS DE SUPERMAN, 1. Mark Millar, Aluir Amancio, Mike Manley. ECC. 256 páginas. 25 euros.


Allá por 1998, antes de hacerse mundialmente famoso con títulos como The Ultimates, Superman: Hijo Rojo, Civil War o Kick-Ass, Mark Millar firmó un estupendo puñado de episodios de Las aventuras de Superman, la cabecera que trasladaba a viñetas el espíritu desenfadado y la estética retro de la serie homónima de dibujos animados. ECC ha anunciado que recopilará al completo este trabajo de Millar en dos tomos de la colección Grandes autores de Superman, el primero de los cuales ya está en librerías y recopila los números 16, 19 y 22 a 30 de Superman Adventures, con guiones de Millar y divertidos dibujos de Aluir Amancio y Mike Manley, siempre con tintas de Terry Austin. Son un auténtico viaje a la esencia del Hombre de Acero, una exploración de los fundamentos de su mitología y una lectura obligada para cualquier aficionado al género de superhéroes.

Malaga Hoy


Una etapa irrepetible

JAVIER FERNÁNDEZ




JLA VOL. 4. Grant Morrison y otros. ECC. 320 páginas. 30,50 euros.


El cuarto y último volumen de la recopilación de la etapa de Grant Morrison en la cabecera JLA ofrece los números 32 a 34 y los 36 a 41 (1999-2000), algunos de ellos escritos por Mark Waid. El último tramo compone el arco argumental conocido como La Tercera Guerra Mundial, magnífico clímax de una etapa irrepetible que merece figurar entre los mejores títulos de superhéroes de las últimas décadas y que supuso un salto cualitativo en la producción de Morrison. Junto a estos episodios, el libro de ECC incluye los números 1 a 3 de JLA Classified, también escritos por Morrison, pero en 2005. En el apartado gráfico, sigue Howard Porter, acompañado aquí por Mark Pajarillo y Ed McGuinness, dibujante este último de los Classified.

Malaga Hoy

viernes, 12 de febrero de 2016

Heavy 1986



Un recorrido por las barriadas del Madrid de 1986 donde los adolescentes salen a la calle con una única motivación: escuchar música heavy bien alta mientras intentan escapar de sus casas, de sus familias y de una España rancia que sabe de dónde viene pero no a dónde va. Sigue a Adela, Javi y Marta en su viaje por la periferia de Madrid en busca de cerveza y escapismo a ritmo de doble bombo y riffs afilados del género musical más en boga del momento: el heavy metal. No son malos estudiantes pero se sienten perdidos, sus familias no les entienden, el mundo está en su contra. Descubren el amor, el sexo y las juergas infinitas, pero sobre todo descubren nuevos grupos cada día, y flipan con ellos. Desde Alice Cooper a Barón Rojo, Obús y Ozzy Osbourne escuchados por primera vez en la sala Canciller (el Canci) y disfrutados a diario entre colegas, birras y ligoteo de barriada. Una novela gráfica urbana y madrileña, un coming of age heavy metal.




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domingo, 7 de febrero de 2016

Viaje al origen de la guerra


Nuevos hallazgos indican que los conflictos bélicos son anteriores a las sociedades organizadas

GUILLERMO ALTARES

Madrid 7 FEB 2016

Representación de los arqueros de la cueva del Civil (Castellón). EL PAÍS

La guerra forma parte de la cultura de la humanidad. Las sociedades veneran a sus guerreros, les dedican monumentos y nombres de calles (una nomenclatura no siempre libre de polémica, como se puede comprobar en Madrid). Los textos literarios más remotos, el Antiguo Testamento, el poema de Gilgamesh y, sobre todo, la Ilíada, hablan de combates y de hazañas bélicas. Tal vez por eso, los historiadores asociaban siempre la guerra a la cultura y sostenían que, en la larga época en la que los hombres subsistían como bandas dispersas de cazadores-recolectores, se podía hablar de violencia entre individuos, pero no de guerra. Eso ha cambiado.

El reciente descubrimiento de una matanza de hace 10.000 años, cerca del lago Turkana, en Kenia, puede confirmar las sospechas que cada vez más científicos barajaban, basadas también en la evidencia de que los chimpancés organizan batidas contra otros grupos: la guerra es tan antigua como nuestra especie, antes de que hubiese propiedades y territorios que defender, ya existían conflictos. "Los neolíticos no inventaron la guerra. Los cazadores recolectores del Paleolítico o del Mesolítico ya combatían", escribe el investigador Jean Guilaine, del College de France, en su último ensayo, Caïn, Abel, Ötzi: L'héritage néolithique.

Este profesor, uno de los máximos expertos en el Neolítico —el momento en que la humanidad domesticó las plantas y los animales y comenzó la agricultura y, por lo tanto, la cultura moderna, hace unos 12.000 o 10.000 años— cita otros casos de matanzas y brutalidades en la prehistoria. El más famoso es Jebel Sahaba, en Sudán, un enterramiento del 12.000 a.C., en el que una veintena de los 59 cuerpos encontrados mostraba signos de violencia. Sin embargo, al tratarse de un cementerio es posible que fuese una cultura con algún tipo de sedentarismo. El caso de Turkana, desvelado por Nature en enero, es diferente porque está claro que eran sociedades de cazadores nómadas con un grado de violencia organizada tremendo.

Juan M. Vicent, experto del CSIC y uno de los máximos investigadores del arte parietal, explica que la guerra en la Prehistoria es "uno de los debates fundamentales de la antropología". Se trata de una discusión que replica la diferencia crucial entre Thomas Hobbes y Jean-Jacques Rousseau, entre la idea de unos seres violentos por naturaleza —"El hombre es un lobo para el hombre", defendía el primero— y la del buen salvaje del filósofo suizo.

División radical

"La historia de la guerra se inicia con la escritura, pero no podemos olvidar la prehistoria", escribe el historiador militar John Keegan, fallecido en 2012, en su clásico Historia de la guerra. "Los prehistoriadores están tan radicalmente divididos como los antropólogos respecto a la cuestión de si el hombre era o no violento con su propia especie".

Turkana puede poner fin a esta polémica y darle la razón a Hobbes. "Este hallazgo demuestra que la violencia letal entre grupos es anterior a la agricultura", explica Luke Glowacki, investigador en Biología Evolutiva Humana en la Universidad de Harvard. "Muchos antropólogos creen que las primeras sociedades humanas tenían algún tipo de enfrentamiento bélico, pero hasta ahora no existían datos que apoyasen este presentimiento", prosigue.

Vicent, en cambio, es menos rotundo: "La primera cuestión que hay que tener en cuenta es que las sociedades de cazadores-recolectores no son un tipo específico de sociedad, distinta en su organización y en sus prácticas culturales de otras organizaciones primitivas (un término también debatido) de agricultores sedentarios o móviles, ganaderos, horticultores...", asegura. "También depende de qué signifique el término. Si entendemos guerra en el sentido de violencia intercomunitaria o interpersonal como forma de solución de conflictos, entonces no hay ninguna sociedad humana en la que no se haya dado. Si entendemos guerra en el sentido de una práctica social sistemática, como continuación de la política por otros medios, entonces no. La guerra así entendida es un epifenómeno del Estado, y las sociedades primitivas son justo eso: sociedades sin Estado", agrega.

"La guerra en la humanidad siempre se ha relacionado con sociedades sedentarias. Por eso el hallazgo de Turkana es tan llamativo", explica Antonio Rosas, profesor de investigación del CSIC y paleobiólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, autor de Los neandertales.

Las guerras entre grupos de chimpancés, sobre las que hay ya una amplia documentación, llevan también a muchos investigadores a pensar que es un patrón de violencia organizada que ha continuado hasta nosotros. Glowacki, sin embargo, hace otra lectura: "Los orígenes de la violencia humana son seguramente similares a los que podemos observar en esos primates. Pero no hay que olvidar que los chimpancés y los humanos son únicos también por su capacidad de solidaridad entre grupos. Los intercambios y la cooperación han sido mucho más importantes en la evolución humana que la guerra".

EL MISTERIO DE LOS ARQUEROS
Una de las representaciones más antiguas de lo que parece un conflicto prehistórico se encuentra en el arte levantino (Patrimonio de la Humanidad de la Unesco), como la Cueva del Civil del barranco de la Valltorta, en Tírig, o en el Abric de les Dogues, en Ares del Maestre (Castellón), que muestra a arqueros enfrentándose. Sin embargo, es muy posible que estas pinturas hubiesen sido realizadas ya durante el Neolítico y, sobre todo, como explica Vicent, "la interpretación directa del arte prehistórico es siempre una ingenuidad". "No tenemos ni idea de qué significan las representaciones, más allá de los elementos reconocibles que intervienen en la composición de las escenas", agrega. ¿Se trata de una guerra o de una danza? ¿Fueron pintados todos los arqueros a la vez? En realidad, estas preguntas se pueden formular en casi todos los hallazgos del pasado remoto: la violencia es indiscutible, la guerra se pierde en la niebla del tiempo.

Una de las hipotesis que se han barajado sobre la desaparición de los neandertales es que hubiesen sido exterminados por los sapiens, la especie humana —la nuestra— que les remplazó. Antonio Rosas lo niega: "No hay ninguna evidencia de coexistencia entre esos dos grupos. La extinción de los neandertales no se produjo por violencia, sino por desplazamiento ecológico".