lunes, 24 de junio de 2013
El dulce tesoro artístico de un magnate del azúcar de EE UU
El museo Meadows adquiere el álbum de William H. Stewart, una recopilación de dibujos y correspondencia con pintores modernistas españoles
EVA SAIZ Washington 22 JUN 2013 - 00:21 CET
Una de las páginas del álbum de William Hood Stewart. / CORTESÍA DEL MEADOWS MUSEUM
Las extensas plantaciones de caña de azúcar trabajadas por centenares de esclavos en la Cuba del XIX proporcionaron a William Hood Stewart una ingente fortuna que el magnate del azúcar invirtió en su verdadera pasión, el arte. En sus viajes a París conoció a una multitud de pintores, entre ellos, varios españoles de cuya escuela modernista cayó hechizado y a quienes sirvió de mecenas. A lo largo de su vida, este millonario de Filadelfia recopiló meticulosamente la correspondencia, los dibujos y los regalos que intercambió con varios de ellos en un álbum ordenado al detalle, cuya adquisición anunció este viernes el director del Museo Meadows de Dallas, Mark A. Roglán.
'Boceto original de su cuadro 'Académicos' de Mariano Fortuny en lápiz y tinta', enviado a William H. Stewart por Cecilia Madrazo.
CORTESÍA DEL MUSEO MEADOWS
'Retrato de R Madrazo por su hermano Ricardo, Paris 25 de marzo de 1870', pintado por Ricardo Madrazo.
CORTESÍA DEL MUSEO MEADOWS
“No conozco a un experto en arte más inteligente que el señor Stewart y menos incansable a la hora de buscar buenos cuadros sin reparar en su precio”, escribió sobre él Martín Rico poco después de la muerte del millonario estadounidense, en 1897, y de quien, en la actualidad, el Museo Meadows exhibe una retrospectiva. La pinacoteca expondrá las 370 láminas de las que consta el álbum, entre ellas 193 cartas, entre el 25 de agosto y el 10 de noviembre de este año, en la que, además, se incluirán otras piezas de la colección de Stewart forjó en vida y que se en la actualidad se encuentra dispersa en varios museos del país, como el Metropolitano de Nueva York, el Walters Art Museum de Baltimore o el de Bellas Artes de Boston, y viviendas particulares.
Carta escrita por el pintor español Eduardo Zamacois y Zabala a William H. Stewart el 2 de enero de 1871 junto a un dibujo titulado 'Recuerdo de la Noche Buena de 1869'.
CORTESÍA DEL MUSEO MEADOWS
La adquisición es un ejemplo más del interés del Museo Meadows por el arte español. La pinacoteca recibe el apelativo de el Prado de la Pradera por la importante colección de obras de autores de origen español que posee, una de las más extensas fuera de España.
El Pais 22 junio 2013
El papel esencial de Helga de Alvear
La galerista y coleccionista muestra en su Fundación de Cáceres 285 piezas de obra gráfica
ÁNGELES GARCÍA Cáceres 22 JUN 2013 - 18:03 CET1
'The Great Gesture Became Tragic', 2011, dibujo del artista canadiense Marcel Dzama perteneciente a la colección de Helga de Alvear.
Las obras que los artistas realizan sobre el papel suelen recoger la primera idea sobre la historia que han decidido contar. Son la semilla de posteriores grandes piezas. Así lo hacía Picasso con sus dibujos preparatorios o mucho antes, Leonardo da Vinci. En realidad son muy pocos los que prescinden de ese paso previo a la realización de una obra posterior. Por eso, la obra sobre papel es la más íntima y personal de los artistas y también por esa misma razón, una coleccionista tan singular como Helga de Alvear tiene a este soporte como el preferido dentro de la inmensa colección de arte contemporáneo que atesora.
La fragilidad de conservación del papel obliga a que permanezca habitualmente resguardado de la luz y de los cambios de temperatura. Es muchísimo más frágil que pintura o la escultura. Por ello es difícil contemplar una selección (285 obras de 121 artistas) como la que la coleccionista y galerista ha decidido mostrar en el Centro de Artes Visuales de la Fundación Helga de Alvear en Cáceres hasta principios de octubre.
Las obras recorren todo el arte contemporáneo. Desde el siglo XX hasta lo que va del XXI. Parte de la colección procede le las obras heredadas por Helga de Juana Mordó. El resto las ha ido adquiriendo en esas ferias de las que jamás vuelve sin haber comprado algo. Hay artistas españoles y extranjeros, conocidos en su mayor parte y otros desconocidos, porque la galerista siempre hace caso de su ojo y de su gusto, nunca mira primero la firma. Considerada la colección más importante de España (“aquí no hay había interés por el papel, se consideraba menos”, comenta ella) es muy diferente a las famosas colecciones internacionales en las que se encuentran siempre los mismos nombres. La mirada de Alvear (Kirn, Alemania, 1936) es forzosamente centroeuropea y ajena a la moda anglosajona.
Estrella de Diego, profesora e historiadora, comisaria de la exposición y colaboradora de EL PAÍS, es seguramente la persona que más a fondo ha estudiado la colección de Helga de Alvear. “A diferencia de otros”, explica, “su colección se ha ido expandiendo por fascinaciones porque la propietaria cree en el presente, en todo lo que va ocurriendo. No es una coleccionista que va rellenando los huecos de lo que supuestamente le falta, ni hace un recorrido por las modas. No hace concesiones y se queda con lo que le gusta. No cree en las colecciones hechas por encargo y por ello nunca ha tenido asesores. Alvear se retrata en su colección”.
Como prueba de esa peculiar personalidad, la exposición arranca con un singular retrato de la coleccionista realizado por Karin Sander (Bensberg, Alemania, 1957). La versión conceptual de Helga es uno de esos papeles que se utilizan con un rodillo para quitar adherencias de la ropa. Sander pasó el papel por el rostro de Helga para extraer su ADN y resumir así la corporeidad de la galerista. Después, repartidos por las tres plantas del edificio, los papeles van narrando la historia reciente del arte contemporáneo con las primeras vanguardias como punto de arranque; Calder, Óscar Domínguez, Marcel Duchamp, Julio González, Max Ernst, Joan Miró, Pablo Picasso. Vienen después los artistas españoles protagonistas durante la posguerra española: Tàpies, Saura, Millares, Palazuelo, Chillida, el Equipo 57. Los racionalistas y conceptuales se encuentran en una sala en la que predominan las obras de Nacho Criado, Esther Ferrer o Elena Asins. De esta última, recuerda Helga de Alvear que fue la primera en apostar por ella. “Vendrían luego los premios y el interés por su obra. Pero me interesó en cuanto vi lo que hacía”
El pop o la nueva figuración de Gordillo, Alcolea, Albacete o Barceló dan paso a pequeños espacios dedicados a los grandes nombres internacionales. Dubuffet, Appel, Francis Bacon, Louis Bourgeois, Christo, Lichitenstein, Long, Matta-Clark, Nolam, Nam June Paik, Lygia Pape o Robert Smithson, entre otros muchos. Los artistas más contemporáneos conviven en un espacio en el que se mezclan creadores nacionales y extranjeros: Ignasi Aballí, Marlene Dumas, Jorge Galindo, Dora García, Mark Lombardi, Paul McCarthy o Haegue Yang.
Dice Estrella de Diego que cada uno de estos papeles, de los que solo se muestran el 30% de la colección total, tienen una relación personal con la coleccionista. Algunos los ha buscado, otros los ha encontrado por sorpresa. Así ocurrió con dos dibujos de Kandinski. “Estábamos en el viejo despacho de Juana y en uno de los cajones aparecieron dos papeles envueltos en seda que debían de llevar allí despistados desde los orígenes de la galería.”. Uno lo vendió y el otro es uno de los tesoros más apreciados de su colección.
Alvear, considerada una de las galeristas más poderosas de Europa, asegura que la colección se seguirá ampliando porque es incapaz de dejar de comprar todo aquello que le guste, aunque no consiga más allá del 20% de descuento que se hacen dentro del gremio.
Sobre la ampliación de la sede de la Fundación con un edificio de nueva planta que aportaría 10.000 metros cuadrados a lo ya existente, Helga de Alvear parece resignada a esperar a que vengan tiempos mejores, la crisis se supere y la Junta de Extremadura pueda completar el proyecto.
El Pais 22 de junio 2013
ÁNGELES GARCÍA Cáceres 22 JUN 2013 - 18:03 CET1
CHRISTO (Gabrovo, 1935). 'Wrapped Monument to Vittorio Emanuele (Project for Piazza del Duomo, Milano)' , 1975. Litografía y collage sobre papel Guarro y cartón. 71 x 56 cm. Ed. 32/75
MARCEL DZAMA (Winnipeg, 1974). 'The Great Gesture Became Tragic, 2011'. Tinta y gouache sobre papel. 35,6 x 55,9 cm.
Las obras que los artistas realizan sobre el papel suelen recoger la primera idea sobre la historia que han decidido contar. Son la semilla de posteriores grandes piezas. Así lo hacía Picasso con sus dibujos preparatorios o mucho antes, Leonardo da Vinci. En realidad son muy pocos los que prescinden de ese paso previo a la realización de una obra posterior. Por eso, la obra sobre papel es la más íntima y personal de los artistas y también por esa misma razón, una coleccionista tan singular como Helga de Alvear tiene a este soporte como el preferido dentro de la inmensa colección de arte contemporáneo que atesora.
La fragilidad de conservación del papel obliga a que permanezca habitualmente resguardado de la luz y de los cambios de temperatura. Es muchísimo más frágil que pintura o la escultura. Por ello es difícil contemplar una selección (285 obras de 121 artistas) como la que la coleccionista y galerista ha decidido mostrar en el Centro de Artes Visuales de la Fundación Helga de Alvear en Cáceres hasta principios de octubre.
Las obras recorren todo el arte contemporáneo. Desde el siglo XX hasta lo que va del XXI. Parte de la colección procede le las obras heredadas por Helga de Juana Mordó. El resto las ha ido adquiriendo en esas ferias de las que jamás vuelve sin haber comprado algo. Hay artistas españoles y extranjeros, conocidos en su mayor parte y otros desconocidos, porque la galerista siempre hace caso de su ojo y de su gusto, nunca mira primero la firma. Considerada la colección más importante de España (“aquí no hay había interés por el papel, se consideraba menos”, comenta ella) es muy diferente a las famosas colecciones internacionales en las que se encuentran siempre los mismos nombres. La mirada de Alvear (Kirn, Alemania, 1936) es forzosamente centroeuropea y ajena a la moda anglosajona.
Estrella de Diego, profesora e historiadora, comisaria de la exposición y colaboradora de EL PAÍS, es seguramente la persona que más a fondo ha estudiado la colección de Helga de Alvear. “A diferencia de otros”, explica, “su colección se ha ido expandiendo por fascinaciones porque la propietaria cree en el presente, en todo lo que va ocurriendo. No es una coleccionista que va rellenando los huecos de lo que supuestamente le falta, ni hace un recorrido por las modas. No hace concesiones y se queda con lo que le gusta. No cree en las colecciones hechas por encargo y por ello nunca ha tenido asesores. Alvear se retrata en su colección”.
Vista general de una de las salas de la exposición en la Fundación Helga de Alvear en Cáceres.
JOAQUÍN CORTÉS
Como prueba de esa peculiar personalidad, la exposición arranca con un singular retrato de la coleccionista realizado por Karin Sander (Bensberg, Alemania, 1957). La versión conceptual de Helga es uno de esos papeles que se utilizan con un rodillo para quitar adherencias de la ropa. Sander pasó el papel por el rostro de Helga para extraer su ADN y resumir así la corporeidad de la galerista. Después, repartidos por las tres plantas del edificio, los papeles van narrando la historia reciente del arte contemporáneo con las primeras vanguardias como punto de arranque; Calder, Óscar Domínguez, Marcel Duchamp, Julio González, Max Ernst, Joan Miró, Pablo Picasso. Vienen después los artistas españoles protagonistas durante la posguerra española: Tàpies, Saura, Millares, Palazuelo, Chillida, el Equipo 57. Los racionalistas y conceptuales se encuentran en una sala en la que predominan las obras de Nacho Criado, Esther Ferrer o Elena Asins. De esta última, recuerda Helga de Alvear que fue la primera en apostar por ella. “Vendrían luego los premios y el interés por su obra. Pero me interesó en cuanto vi lo que hacía”
JULIO GONZÁLEZ (Barcelona, 1876 – Arcueil, 1942). 'Portrait de Marie-Thérèse au chapeau, ca. 1926'. Lápiz sobre papel. 30,5 x 19,7 cm.
Dice Estrella de Diego que cada uno de estos papeles, de los que solo se muestran el 30% de la colección total, tienen una relación personal con la coleccionista. Algunos los ha buscado, otros los ha encontrado por sorpresa. Así ocurrió con dos dibujos de Kandinski. “Estábamos en el viejo despacho de Juana y en uno de los cajones aparecieron dos papeles envueltos en seda que debían de llevar allí despistados desde los orígenes de la galería.”. Uno lo vendió y el otro es uno de los tesoros más apreciados de su colección.
Alvear, considerada una de las galeristas más poderosas de Europa, asegura que la colección se seguirá ampliando porque es incapaz de dejar de comprar todo aquello que le guste, aunque no consiga más allá del 20% de descuento que se hacen dentro del gremio.
Sobre la ampliación de la sede de la Fundación con un edificio de nueva planta que aportaría 10.000 metros cuadrados a lo ya existente, Helga de Alvear parece resignada a esperar a que vengan tiempos mejores, la crisis se supere y la Junta de Extremadura pueda completar el proyecto.
El Pais 22 de junio 2013
miércoles, 19 de junio de 2013
David Aja: "Estar nominado a cinco Premios Eisner es flipante"
- Su serie 'Ojo de Halcón' es una de las grandes favoritas
- Y Aja está nominado a mejor dibujante y portadista
JESÚS JIMÉNEZ 12.06.2013
El joven dibujante David Aja (Valladolid, 1977) es una de las actuales estrellas del cómic. Su nueva serie dedicada al Vengador Ojo de Halcón (Panini), con guión de Matt Fraction, es una de las favoritas a los Premios Eisner (los más importantes del cómic norteamericano), con cinco nominaciones.
“Es flipante -nos confiesa David- me pilló un poco de sopetón, porque el editor nos lo comunicó el día antes del anuncio oficial. Fraction y yo ya estuvimos nominados por El Inmortal Puño de Hierro (2007) a mejor serie nueva. Pero esta vez son cinco las nominaciones (mejor serie, mejor nueva serie, mejor guión, mejor dibujo y mejor portadista); estamos a la par que Chris Ware’s Building Stories, y Fatale, de Ed Brubaker y Sean Phillips. Y hay dos nominaciones que me tocan directamente, las de mejor dibujante y portadista. Solo estar nominado junto a los mejores del año ya es una pasada. Y más después de la paliza que nos hemos dado con este cómic. Es una pequeña recompensa”. (Los ganadores se conocerán el próximo 19 de julio en la Comic-con de San Diego)
martes, 18 de junio de 2013
IIº Premio Internacional del Cómic Costa Brava
18.Jun.2013 Por Jesús Jiménez
Este viernes, 21 de junio, en el Museo de la Mediterranea, se inaugurará el séptimo festival del Cómic de Torroella y se convocará la segunda edición del Premio Internacional de Cómic Costa Brava que, con una cuantía de veinte mil euros para la obra ganadora, es el mejor dotado de cuantos se conceden en España.
Este viernes, 21 de junio, en el Museo de la Mediterranea, se inaugurará el séptimo festival del Cómic de Torroella y se convocará la segunda edición del Premio Internacional de Cómic Costa Brava que, con una cuantía de veinte mil euros para la obra ganadora, es el mejor dotado de cuantos se conceden en España.
En este enlace podéis consultar las bases para participar en esta segunda
edición del premio.
jueves, 13 de junio de 2013
El fotoperiodismo tiene mucho arte
El fotoperiodismo tiene mucho arte
Ámsterdam acoge por unos días un debate sobre la manipulación y estetización de la imagen
World Press Photo 2012
JUAN PECES Ámsterdam 26 ABR 2013 - 21:26 CET39
Thomas Kanuwera, inmigrante zimbauense en Sudáfrica,retratado tras una brutal agresión. / PEP BONET
La exposición de fotografía y multimedia itinerante más conocida del mundo, la que da a conocer las obras galardonadas con los Premios World Press Photo, no es un evento artístico, sino una celebración del mejor fotoperiodismo. Pero, al igual que ocurre con otros ámbitos fronterizos de la creación humana, los elementos formales, el tipo de enfoque narrativo y el tratamiento visual empleados confieren una creciente importancia al papel del fotógrafo como creador y responsable de una declaración de intenciones más o menos explícita.
Tanto en la muestra, recién inaugurada en Ámsterdam en la Oude Kerk —la antigua iglesia gótica—, como en las jornadas de proyecciones y debates paralelas, se detecta no sólo una mayor conciencia de las posibilidades expresivas del medio (ya sean imágenes fijas o en movimiento), sino la aceptación de que el aspecto creativo no interfiere necesariamente en la veracidad de un documento. Es más, a menudo es capaz de potenciar la inmersión del espectador en la realidad que se pretende comunicar.
Al dar una mayor importancia a aspectos como el tipo de iluminación, el encuadre o el contexto (y el subtexto) de la imagen, la fotografía documental refleja una querencia que ha definido tradicionalmente a la cultura en sentido amplio: la voluntad, no solo de transmitir una realidad, sino de crear una obra original, de conmover y de perdurar en el tiempo.
Una de las imágenes más impactantes incluidas es la que muestra a una mujer, Aida, tras el bombardeo de su hogar en Idlib por el Ejército sirio en la primavera de 2012. La sangre atestigua las heridas sufridas en el ataque. Pero son sus ojos los que muestran el horror de una persona que ha perdido a su marido y a dos de sus hijos.
“Esos ojos verdes me recordaron a toda mi familia, emigrada de Homs a Buenos Aires a principios del siglo pasado”, explica el autor de la imagen, Rodrigo Abd. “Sus otras tres hijas, ensangrentadas por las heridas sufridas en la explosión, me hicieron el signo de la victoria mientras las fotografiaba”, recuerda el fotógrafo de Associated Press. “Para mí no hay un conflicto entre estética y documento. Si las herramientas fotográficas y el conocimiento estético son usados para el objetivo final, que es documentar mejor y aumentar la sensibilización, bienvenidos sean”.
Profundizar es también el maná al que aspira el sueco Paul Hansen, ganador del premio 2013 a la foto del año, que muestra a niños víctimas de un ataque del Ejército israelí en Gaza, en primer plano de una procesión de familiares en duelo.
“La dialéctica entre ellos y nosotros siempre acaba descomponiéndose cuando te aproximas al individuo, a su contexto y conoces su destino”, dice Hansen. No podemos quedarnos en una foto del día que se reduzca a un signo de exclamación simplificado”.
El fotógrafo recibió algunas críticas por el tratamiento de la luz en su imagen, que habría acentuado la espectacularidad de la foto. Él les resta importancia: “Entiendo que en ese contexto geopolítico siempre habrá quien ponga interrogantes”.
Santiago Lyon, vicepresidente de AP y presidente del jurado de fotografía de los World Press Photo, que vio la foto original y la publicada, defiende a Hansen. “Aunque nuestros estándares [de agencia] en cuanto al retoque son más estrictos, no pretendemos que sean los únicos. Mi única preocupación es que la manipulación en la posproducción pueda cambiar la percepción de la escena y engañar al lector, y en ese caso no es así”.
En esta edición de los premios se detecta un reconocimiento creciente del documental multimedia. En esta categoría han sido premiados, en la subcategoría de piezas interactivas, el fotógrafo Miquel Dewever-Plana y la periodista Isabel Fougère por Alma, un proyecto multisoporte centrado en el testimonio de una expandillera guatemalteca.
“Hemos buscado mostrar a Alma con una estética sobria para obligar al espectador a mirarla a los ojos, dentro de una narrativa lineal, no fragmentaria, y rehuyendo la estética arquetípica de la marginalidad”. Fougère reivindica, asimismo, “la liberación” que ha supuesto utilizar “códigos de la dramaturgia, la cinematografía, la literatura…” para superar “los límites formales del periodismo”.
Si Picasso descompuso la forma para plasmar en un lienzo la masacre de Guernica, la fotografía documental del siglo XXI sigue buscando nuevas vías para contar lo vivido y apropiarse de (casi) todos los recursos formales a su alcance.
El fotógrafo mallorquín Pep Bonet ahonda en esa experimentación en su corto documental Into the shadows, sobre la explotación de inmigrantes en Johannesburgo, primer premio en su categoría, y que en realidad es “el avance de un largometraje pensado para festivales de cine”. Bonet entiende que, “para contar según qué historias, la fotografía sola no basta”. Y recuerda que “la capacidad que tiene la gente de recordar una historia tiene mucho que ver con la presencia de una estética fuerte”.
A veces es la constatación del espectáculo que ofrece la realidad lo que hace mágica una foto. Así le ocurrió a Daniel Rodrigues, freelance portugués reconocido por su imagen de jóvenes jugando al fútbol en Guinea Bisau. “Estamos habituados a la fotografía de fútbol con teleobjetivo”, dice. “Yo quise jugar con ellos y meterme en el partido para mostrar captar su felicidad, su acogida… ese África que trasciende el cliché de la miseria”.
Javier Manzano, fotógrafo y camarógrafo freelance mexicano premiado por su reportaje sobre la guerra de Siria, destierra cualquier pretensión artística del fotoperiodismo, aunque admite la preocupación estética en la realización de la imagen “como una capa secundaria, por debajo de la evidencia”.
Hay que alejarse del campo de batalla para poder alcanzar la amalgama entre información y creación estética. Y concluir, viendo la obra de autores como Fausto Podavini (Italia), Stephan Vanfleteren (Bélgica), Maika Elan (Vietnam), Jessica Dimmock, Stephanie Sinclair (EEUU) y Anna Bedynska (Polonia), que se puede, por momentos, distraer la atención del documento, provocando una placentera y ¿pecaminosa? experiencia estética.
El Pais sabado 27 de abril de 2013
Ámsterdam acoge por unos días un debate sobre la manipulación y estetización de la imagen
World Press Photo 2012
JUAN PECES Ámsterdam 26 ABR 2013 - 21:26 CET39
Thomas Kanuwera, inmigrante zimbauense en Sudáfrica,retratado tras una brutal agresión. / PEP BONET
La exposición de fotografía y multimedia itinerante más conocida del mundo, la que da a conocer las obras galardonadas con los Premios World Press Photo, no es un evento artístico, sino una celebración del mejor fotoperiodismo. Pero, al igual que ocurre con otros ámbitos fronterizos de la creación humana, los elementos formales, el tipo de enfoque narrativo y el tratamiento visual empleados confieren una creciente importancia al papel del fotógrafo como creador y responsable de una declaración de intenciones más o menos explícita.
Tanto en la muestra, recién inaugurada en Ámsterdam en la Oude Kerk —la antigua iglesia gótica—, como en las jornadas de proyecciones y debates paralelas, se detecta no sólo una mayor conciencia de las posibilidades expresivas del medio (ya sean imágenes fijas o en movimiento), sino la aceptación de que el aspecto creativo no interfiere necesariamente en la veracidad de un documento. Es más, a menudo es capaz de potenciar la inmersión del espectador en la realidad que se pretende comunicar.
Al dar una mayor importancia a aspectos como el tipo de iluminación, el encuadre o el contexto (y el subtexto) de la imagen, la fotografía documental refleja una querencia que ha definido tradicionalmente a la cultura en sentido amplio: la voluntad, no solo de transmitir una realidad, sino de crear una obra original, de conmover y de perdurar en el tiempo.
Una de las imágenes más impactantes incluidas es la que muestra a una mujer, Aida, tras el bombardeo de su hogar en Idlib por el Ejército sirio en la primavera de 2012. La sangre atestigua las heridas sufridas en el ataque. Pero son sus ojos los que muestran el horror de una persona que ha perdido a su marido y a dos de sus hijos.
“Esos ojos verdes me recordaron a toda mi familia, emigrada de Homs a Buenos Aires a principios del siglo pasado”, explica el autor de la imagen, Rodrigo Abd. “Sus otras tres hijas, ensangrentadas por las heridas sufridas en la explosión, me hicieron el signo de la victoria mientras las fotografiaba”, recuerda el fotógrafo de Associated Press. “Para mí no hay un conflicto entre estética y documento. Si las herramientas fotográficas y el conocimiento estético son usados para el objetivo final, que es documentar mejor y aumentar la sensibilización, bienvenidos sean”.
Profundizar es también el maná al que aspira el sueco Paul Hansen, ganador del premio 2013 a la foto del año, que muestra a niños víctimas de un ataque del Ejército israelí en Gaza, en primer plano de una procesión de familiares en duelo.
“La dialéctica entre ellos y nosotros siempre acaba descomponiéndose cuando te aproximas al individuo, a su contexto y conoces su destino”, dice Hansen. No podemos quedarnos en una foto del día que se reduzca a un signo de exclamación simplificado”.
El fotógrafo recibió algunas críticas por el tratamiento de la luz en su imagen, que habría acentuado la espectacularidad de la foto. Él les resta importancia: “Entiendo que en ese contexto geopolítico siempre habrá quien ponga interrogantes”.
Santiago Lyon, vicepresidente de AP y presidente del jurado de fotografía de los World Press Photo, que vio la foto original y la publicada, defiende a Hansen. “Aunque nuestros estándares [de agencia] en cuanto al retoque son más estrictos, no pretendemos que sean los únicos. Mi única preocupación es que la manipulación en la posproducción pueda cambiar la percepción de la escena y engañar al lector, y en ese caso no es así”.
En esta edición de los premios se detecta un reconocimiento creciente del documental multimedia. En esta categoría han sido premiados, en la subcategoría de piezas interactivas, el fotógrafo Miquel Dewever-Plana y la periodista Isabel Fougère por Alma, un proyecto multisoporte centrado en el testimonio de una expandillera guatemalteca.
“Hemos buscado mostrar a Alma con una estética sobria para obligar al espectador a mirarla a los ojos, dentro de una narrativa lineal, no fragmentaria, y rehuyendo la estética arquetípica de la marginalidad”. Fougère reivindica, asimismo, “la liberación” que ha supuesto utilizar “códigos de la dramaturgia, la cinematografía, la literatura…” para superar “los límites formales del periodismo”.
Si Picasso descompuso la forma para plasmar en un lienzo la masacre de Guernica, la fotografía documental del siglo XXI sigue buscando nuevas vías para contar lo vivido y apropiarse de (casi) todos los recursos formales a su alcance.
El fotógrafo mallorquín Pep Bonet ahonda en esa experimentación en su corto documental Into the shadows, sobre la explotación de inmigrantes en Johannesburgo, primer premio en su categoría, y que en realidad es “el avance de un largometraje pensado para festivales de cine”. Bonet entiende que, “para contar según qué historias, la fotografía sola no basta”. Y recuerda que “la capacidad que tiene la gente de recordar una historia tiene mucho que ver con la presencia de una estética fuerte”.
A veces es la constatación del espectáculo que ofrece la realidad lo que hace mágica una foto. Así le ocurrió a Daniel Rodrigues, freelance portugués reconocido por su imagen de jóvenes jugando al fútbol en Guinea Bisau. “Estamos habituados a la fotografía de fútbol con teleobjetivo”, dice. “Yo quise jugar con ellos y meterme en el partido para mostrar captar su felicidad, su acogida… ese África que trasciende el cliché de la miseria”.
Javier Manzano, fotógrafo y camarógrafo freelance mexicano premiado por su reportaje sobre la guerra de Siria, destierra cualquier pretensión artística del fotoperiodismo, aunque admite la preocupación estética en la realización de la imagen “como una capa secundaria, por debajo de la evidencia”.
Hay que alejarse del campo de batalla para poder alcanzar la amalgama entre información y creación estética. Y concluir, viendo la obra de autores como Fausto Podavini (Italia), Stephan Vanfleteren (Bélgica), Maika Elan (Vietnam), Jessica Dimmock, Stephanie Sinclair (EEUU) y Anna Bedynska (Polonia), que se puede, por momentos, distraer la atención del documento, provocando una placentera y ¿pecaminosa? experiencia estética.
El Pais sabado 27 de abril de 2013
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