miércoles, 19 de noviembre de 2014

"LA MINA DEL ALEMÁN PERDIDO" Guión: jean Michel Charlier Dibujos: jean Giraud (Gir)

"LA MINA DEL ALEMÁN PERDIDO" Guión: jean Michel Charlier Dibujos: jean Giraud (Gir) Editorial:  Ediciones Júnior  S.A.  Grupo Editorial Grijalbo.
Formato: 23x30 cm. 48 páginas. Color. Tapas duras. Existe versión en rústica. Contiene la aventura número 11 de la serie original, primer episodio del tercer ciclo. Número uno en la edición castellana.

Las aventuras del teniente Blueberry han sido ya publicadas en España por editorial Bruguera, en una de las peores ediciones que recordamos, principalmente por la traducción y el rotulado mecánico y la baja calidad de reproducción amén de la sustitución del color por el sistema Bruguera de dos tintas. En esta nueva edición que comentamos, se han subsanado parte de dichos defectos pero siguen subsistiendo otros. A pesar de todo la edición es absolutamente recomendable, ya que el personaje de Giraud y Chrlier sigue siendo uno de los mejores del western. De los defectos apuntados unos no son muy graves —como la diferencia manifiesta de calidad entre el color utilizado y el original, o el rotulado que pese a suponer un considerable avance respecto a la edición de Bruguera no alcanza la firmeza de trazo y la seguridad de la edición francesa-pero otros son lo suficientemente graves como para que no podamos quedarnos satisfechos. Destaquemos de entrada la falta de respeto por el orden cronológico que además de dar una falsa idea de la evolución del grafismo de Gir, induce a abundantes despistes con personajes relacionados con episodios anteriores a los que se hace referencia sin que existan. Pero a nuestro modo de ver lo más grave ha sido la mala traducción o manipulación de los textos (1). En la versión que se nos presenta han sido suprimidas o cambiadas muchas de las expresiones típicas que forman parte del lenguaje habitual de los personajes de la serie. Como ejemplo, "sac-a-gnóle" ha sido traducido por "Barrigón", "sucia rata" se queda en "rata" a secas, etc. Pero donde más se ha limado ha sido en las expresiones que dan la particular opinión que se tiene del ejército o de otras creencias. Así en nuestra versión Blueberry culpa a "un general rencoroso" de su situación, mientras en el original los autores apuntan a la envidia profesional y el juego de influencias que existen en todo escalafón jerárquico cuando califican al citado general de "crápula" capaz de mantener un "odio tenaz" y servirse de su "Brazo largo" para remover influencias. Blueberry es calificado como un "lamedor de escudillas", expresión despectiva de difícil sentido en castellano pero de clara comprensión en catalán. Grands Dieux! (en plural) es traducido por Dios mío! en singular. Nos hubiera parecido más apropiado emplear "Por todos los dioses" y no ligarla tanto a reminiscencias monoteístas.

A primera vista Blueberry podría situarse en la corriente creada por el italiano Sergio Leone, pero quedarse a este nivel es jugar con el equívoco. El inconformismo de Blueberry se encuadra dentro de los límites precisos de la disciplina militar. Desde un punto de vista actual la "epopeya del Far West" no fue más que un episodio colonialista, una expansión de mercados, una expoliación de los propietarios de unas tierras que la burguesía americana necesitaba para su instalación definitiva en el poder. Los indios americanos fueron el Vietnam del siglo diecinueve. Pero en todo este proceso se pusieron en juego unos peones de brega a los que había que dejar iniciativa y controlar al mismo tiempo. Por más conciencia clara que se tuviese no era fácil pasarse al enemigo —como no se han dado casos de soldados americanos de izquierda que se pasasen al vietcong— y quizá lo único plausible fuese minar la moral desde dentro. Blueberry desde este punto de vista no sólo es un perdedor a nivel personal sino también a nivel colectivo. Blueberry, no llega a poner en causa el sistema de forma racional; si se pone al lado del débil es porque él mismo es un débil. No abandonará al ejército cuando éste incumple sus promesas de paz a los indios y le arrastra a él en la matanza, será el ejército — más adelante se verá— quien prescinda de él cuando no pueda ya utilizarlo. A medida que la serie avanza, Blueberry va conviertiéndose en un personaje pasivo llevado por los acontecimientos y manipulado por los que detentan el poder real. Cada vez más se siente alienado por una sociedad a la que no puede contestar pero a la que repudia mediante una actitud individualista, rebelde y asocial.

Lo que más destaca, quizás, en esta aventura y dentro de la normativa ejemplaridad que se exige en este tipo de publicaciones, es la personalidad contradictoria de Mac Clure y Luckner Prossit. El primero, amigo íntimo y compañero de Bluebarry no dudará en traicionarle y ponerse del otro lado de la ley ante la posibilidad de enriquecerse. El segundo, asesino, usurpador de personalidad, mentiroso y sádico, nos es presentado como un cínico, inteligente y simpático viejo capaz de ganar para su causa a todos los ingenuos con quienes topa.

Desde el punto de vista estrictamente narrativo —ritmo, planificación, lenguaje, color— el álbum puede considerarse como una obra totalmente lograda (al margen de los defectos señalados en la versión española) y un punto culminante en la trayectoria de su autor. Algunas de sus planchas son de una calidad insuperable y la minuciosidad y realismo de sus viñetas toda una lección de lenguaje.

T. Segarra


Publicado en BANG!TROYA nº5, año 1977


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