martes, 6 de abril de 2021

VIÑETAS DEL SUR




UN RECORRIDO VERTIGINOSO POR LA HISTORIETA EN ANDALUCÍA


Al contrario que ha ocurrido en otras comunidades españolas, como la madrileña, la valenciana o la catalana, la historieta no ha disfrutado en Andalucía de infraestructura editorial suficiente como para sostener una producción mínima de tebeos. Sin embargo, algunos de los primeros intentos de articular historietas en España se produjeron en la prensa satírica sevillana de los años sesenta y setenta del siglo XIX, curiosamente. El historietista pionero español fue el periodista y dibujante Luis Mariani, en las páginas de sus semanarios El Tío Clarín y La Campana, donde aparecieron historietas (elementales e inspiradas en obras francesas seguramente) entre 1864 y 1871, pequeñas tiras ambientadas en las fiestas del Carnaval o la Feria de Abril. Posteriormente Mariani se trasladó a Madrid, donde dirigió una de las cabeceras más populares durante la llamada “Revolución Septembrina”, El Cascabel, pero no mantuvo la costumbre de publicar historietas allí, pese a que otros autores madrileños con los que él se relacionó sí que prosiguieron publicando historietas en la capital.


Arriba: historia de vida con forma de aleluya de Luis Mariani en El Tío Clarín.
Abajo: dos viñetas de Aramburu publicadas en El Alabardero.


Hubo algunos otros dibujantes de historietas en algunas cabeceras de la prensa humorística sevillana lanzadas en el último tercio del siglo XIX: Teodoro Aramburu publicó algunas burdas historietas a partir de 1868 en los semanarios sevillanos El Loro y El Alabardero; J. Moreno produjo algunas para Sevilla Cómica,en 1888, y para El Cometa, en 1889 (firmando como Frou-Frou y Grafito, respectivamente); y Ricardo Parody también llegó a participar en alguna otra publicación sevillana del mismo estilo, como El Buen Humor, en 1890.


Portadas de dos ejemplares de El Alabardero (1881) y Sevilla cómica (1888).


Durante el comienzo del siglo XX, la historieta quedó fuera de los intereses de los dibujantes y editores andaluces salvo por las aisladas muestras que aportaron Pitorro (J. Faber), en Don Próspero, en 1902; Juan Lafita, en Arco Iris, en 1907; o Manolo (Manuel Alonso Moyano), para el semanario Don Cecilio, en 1910.

Tres portadas del semanario Don Cecilio (1910).

En Andalucía no existió una industria de revistas de historietas tan pujante como las que se desarrollaron en Cataluña o en Madrid durante la primera década del siglo XX, salvo por alguna intentona aislada, como Cecilito, tebeo sevillano editado en 1920 por García Rufino y dibujado por Roquefor (un seudónimo del autor Manolo). No hubo tebeos, pero sí viñetas, y en este ámbito pasaría a la posteridad el autor de Coria del Río Andrés Martínez de León, que desde 1920 creó para el diario El Noticiero Sevillano unas historietas protagonizadas por un trianero prototípico de espíritu alegre y desenfadado, Oselito. Este fue un personaje que logró un gran alcance mediático local y que trascendería las fronteras de Andalucía para instalarse en Madrid, en La Voz, si bien la obra de Martínez de León no dejó de estar vinculada a su raíz andaluza jamás. La popularidad del dibujante coriano le convertiría en uno de los tres primeros españoles cuyas historietas obtuvieron edición en formato libro (honor compartido con Apeles Mestres y Xaudaró, autores capitales en la historia de los tebeos españoles), lo cual tuvo lugar en 1926 con la recopilación Historietas Sevillanas (editada en Madrid por Biblioteca Giralda); más tarde se publicaría otro libro con historietas suyas, Los amigos del toro o la parte sana de la afición (CIAP, 1931). La fama de su personaje, epítome del desenfadado gitano andaluz, fue tal que en Sevilla surgiría una publicación con historietas homónima, Oselito. Semanario humorista de Andalucía, en 1929 (a imitación del popular tebeoPinocho, pero en este caso sin historietas apenas). Martínez de León también fue autor de tiras de cómics para la prensa de trinchera jiennense y valenciana durante la Guerra Civil, lo que le valió la persecución de los franquistas tras la contienda y una temporada en la cárcel. Con posterioridad, su personaje llegó a sobrevivir a la represión franquista y se le pudo ver protagonizando historietas satíricas hasta los años cincuenta en el semanario tangerino Don José y en otros periódicos, como Abc . En general, en la historieta que produjo Martínez de León hallamos un completo muestrario de momentos y rincones sevillanos, un catálogo de las gracias andaluzas, un manifiesto apego por las costumbres populares, un abrazo de las promesas comunistas, un fiero rechazo a la implantación de los fascismos, una denuncia solapada del hambre, las insuficiencias e injusticias de la posguerra, y —siempre— una celebración de los toros y el fútbol como reductos por antonomasia para la evasión.

Izquierda: historieta de Martínez de León. Derecha: portada de Oselito en Rusia (1935).

La Guerra Civil ahogó cualquier posibilidad de crecimiento de la industria de los tebeos en Andalucía, ya que la posguerra fue especialmente cruda en esta región española. Durante la guerra, en 1937, Falange publicó dos revistas propagandísticas que contuvieron historietas, como el periódico infantil gaditanoUn… dos…, o la revista semanal Flechas, editada en Sevilla y que tiene el dudoso honor de haber ofrecido algunas de las historietas más brutales leídas durante el conflicto. Durante los años treinta y cuarenta aparecieron historietas esporádicas en revistas como EspañaMás o Calasanz, y lo más parecido a tebeos fueron tres suplementos de diarios Andaluces titulados: Chaveas, Pituso y Peques. En Málaga nació Chaveas. Recreo infantil de La Tarde (coordinado por Antonio Gallardo López desde mayo de 1943 hasta 1947, en la que dibujaron, entre otros historietistas: Osores, Tex, Elgar y Carlos Cruz). En el diario Córdoba surgió el complemento A los Peques en septiembre de 1943, dirigido y dibujado por el activo y emprendedor José Alcaide Irlán, que se continuó con esa misma filosofía en Peques desde 1946, siendo ésta una de las mejores publicaciones andaluzas para niños de su tiempo. Y en Huelva aparecióPituso, semanario infantil de Odiel en noviembre de 1945, suplemento coordinado y dibujado por Piñana.





Ejemplares de los suplementos infantiles ChaveasPituso y Peques.

En la década siguiente, los contados tebeos publicados en Andalucía que recordamos fueron: los del sello sevillano Editorial Católica Española (ECE), cuadernos dibujados por Francisco Ordóñez como Los 3 Justicieros, Antifaz rojo y Héroes del CIA / Agentes del CIA; los productos de Ediciones Manraf que dirigió Manuel Rodríguez del Toro desde Málaga (destacando sobre todas el tebeo Farolito, de 1954, pero algunos cuadernos que tradicionalmente han sido asignados a otras empresas editoras, como Skaneri oRoy Rob); la obra de Martínez de León Real Betis Balompié. Bodas de Oro 1907-1958, publicada en Sevilla en 1948 para conmemorar el quincuagésimo aniversario del club de fútbol. Entre 1958 y 1963, otros humildes editores andaluces se arriesgaron a publicar series de cuadernos de aventuras similares a los de sellos como Valenciana, Bruguera, Toray y otras, que en su mayoría fueron de corta duración. En Córdoba, Ediciones Beltrán publicó: MariCarmencita y Tunga, el hijo de la selva, y SADE (Sociedad Andaluza de Ediciones, con sedes en Córdoba y Sevilla) sacó a la luz El Rayo de Baal y El Príncipe de las Brumas. En Almería, Roen publicó El Hijo del Trueno, y E. Samara editó Los dos golfillos. En Cádiz apareció la colección Simún, de Ediciones Patrióticas, que publicó algún otro cuaderno más. En Sevilla hubo tebeos de los sellos editoriales: Andaluza, Acrópolis, Jolma y Selecciones Infantiles Reunidas, que en realidad pertenecían a un mismo empresario que decidió imitar los populares cuadernos de aventuras en boga por entonces para hacer unos dineros: Torg (Hijo de León) / Príncipe Torg de León, Comandante Hans, El Pistolero, El Caballero Sir Audax, Titán, El Tigre de la India, El Caballero Enigma, Eddie Cañón, Sharkán Hijo del RayoSinmiedo, El Ciclón de los Mares, El Gran Heleno y El Hijo de la Niebla. En estos tebeos descollaron sobre todo los autores Juan Roldán y F. Ordóñez.


Dos títulos sevillanos de aventuras: Torg (Hijo de León) de Roldán y El Tigre de la India de Ordóñez.

Algunos dibujantes trabajaron desde Andalucía para la industria de la historieta humorística madrileña o catalana durante los años del llamado “desarrollismo”, como Carrillo (con obra publicada en los sellos Bruguera, Maga o Unisa, entre otros), Rafael Calderón (que fue uno de los “negros” de la serie Mortadelo y Filemón), o Francisco Camacho (conocido por su singular e inimitable creación Don Salicilato para los tebeos de Bruguera Din Dan y DDT). Otros, como el malagueño Carlos Cruz o el madrileño afincado en Sevilla Carlos Pino, optaron por trabajar directamente para editores británicos o del norte de Europa. En Andalucía ninguna editorial se arriesgó a publicar historietas y autores de la categoría de Nazario, que tuvo que desarrollar su obra en Barcelona y que se convertiría en uno de los autores fundamentales para comprender el underground español, así como el ansia de transgresión, reivindicación y renovación de la sociedad española durante la transición hacia los ochenta. Y fue el único “autor español gay” reconocido como tal en su momento cuya obra representaba el mundo de los homosexuales en integración con el mundo heterosexual.


Muestras de "Don Cate", de F. Camacho (izquierda) y "Ojos verdes" de Nazario (derecha).

Como consecuencia del llamado “boom del cómic adulto”, en los primeros ochenta brotaron algunos intentos de fundar revistas de historietas en Andalucía. En 1981, el Grupo Crisol de Alcalá de Guadaíra editó el tebeo Orbis Tertius (tres números hasta 1983); en Cádiz apareció Tuboescape (donde publicó sus primeras historietas el gaditano Carlos Pacheco); en Granada, La Granada de Papel, excelente tebeo con obras de Rubén Garrido, Antonio Pámies, López Cruces o Enrique Bonet; en Málaga, para concluir, el tebeo Bocetos, con cómics de Rafael Costarrosa “Kosta”, que siguió trabajando en el fanzinismo sin pausa, y el insólito caso del guionista paraguayo Robin Wood, que se instaló en Marbella y desde allí lanzó una revista de cómic de aventuras y humor titulada Mark 2000 en 1984.



Tres revistas de los ochenta: BocetosTuboescape y La Granada de papel.

La supervivencia del medio, a partir de entonces, se canalizó en Andalucía a través de los fanzines de cómics y de las publicaciones con financiación institucional, que en ningún caso sobrepasaron los nueve números. Los títulos más memorables de este periodo fueron: 27 Puñaladas (Sevilla, 1984), fanzine ligado a la música del momento que fundó el luego musicólogo Luis Clemente. En él destacaron las firmas de los sevillanos Rafael Iglesias, Bella Moreno, Manolo Ortiz y Pedro Castro, y la del almeriense Antonio J. Morata. Sin salir de Sevilla, Historia de Andalucía fue una colección integrada por tres libros de historietas en los que participó el coriano Fernando González Valcárcel y que fue financiada por la caja de ahorros El Monte (Sevilla, 1982). Rumbo Sur fue una lujosa revista dirigida a los jóvenes clientes de la misma entidad bancaria, coordinada por Pedro Tabernero desde 1984, que gozó de muy elevada calidad formal y de una excepcional selección de autores nacionales e internacionales. Otras publicaciones dignas de reseña de entonces fueron: Kambi Bolongo (Sevilla, 1985)dirigida por José María Navarro;Jatrera, coordinada desde el Ayuntamiento de Utrera, donde se iniciaron los dibujantes Enrique Carlos Martín, Francisco J. Pérez de la Rosa y Rafael Cid; Imajen de Sevilla, del Ayuntamiento hispalense, que nació en 1986 y dentro de su eclecticismo editorial dio la oportunidad a jóvenes promesas como Abel Ippólito, José Luis Ágreda o Santiago Sequeiros. En 1987 apareció en Sevilla Tris Tras Princesa, que publicó cómics del jiennense Miguel Ángel Cáceres y otros. En 1988, Rafael Iglesias quiso alcanzar difusión nacional con los tebeos Gritos de Rabia y Sureño, pero no lo logró.


Tres revistas sevillanas: Rumbo SurKambi Bolongo e Imajen de Sevilla.

También se editaron pocos tebeos en Andalucía durante la última década del siglo XX, cuando la industria del cómic sufrió serias mutaciones en su seno (con el declinar de las revistas periódicas, el auge del manga y los superhéroes, y el florecimiento del fanzinismo), o bien se coordinaron desde aquí para otros sellos. Éste fue el caso del proyecto dirigido por Pedro Tabernero por encargo de la Fundación Quinto Centenario para su edición y distribución por Planeta en 1992 Relatos del Nuevo Mundo, una colección de libros de lujo que combinaba hechos históricos con historieta. Otros proyectos de Tabernero igualmente loables y siempre editados con exquisitez fueron: el buscado libro gigante Fechas mágicas. Viaje por las exposiciones universales (de Jan y Miguel Ángel Nieto, 1992), o las obras de Antonio Hernández PalaciosLos gazules de Sevilla (1992), o Felipe II Carlos V (ambos en 2000). Con alcance más popular o espíritu más juvenil aparecieron otros tebeos entre el final de los ochenta y el comienzo del nuevo siglo en Andalucía. Algunos títulos surgidos por entonces han seguido publicándose hasta recientes fechas, superviviendo en diferentes encarnaciones: en Córdoba surgió el colectivo de Killer Toons, que ha venido publicando trabajos muy sólidos a la par que transgresores de Miguel Ángel Cáceres, Moi o Rafa Infantes; en Sevilla surgió el tímido intento de El tebeo veloz, de Editorial Mínima, en la que se integró Manuel Barrero; los hermanos Macías avivaron el ambiente en Huelva y participaron en la revista sostenida con dinero público Camaleón cómics –donde también dibujó el sevillano José Luis Escalante, para luego editar muCHOCOmi; en Jaén destacó el colectivo Viñeta 6, en publicaciones como Comicando o la llamada como el colectivo, Viñeta 6, en la que sobresalieron Juan Carlos o Paco Nájera;  en Cádiz el referente fue Fritz, cabeza visible de Radio Ethiopía, fanzine literario, de poesía y con historietas, aunque también destacaron otros autores gaditanos, como Martín Cabo y Mel, que desarrolló una prolífica carrera en el ámbito del humor hasta llegar a El jueves; Granada fue cónclave de mucha actividad fanzinista y creativa, sobre todo en torno a los festivales y encuentros organizados por el Grupo Veleta (editores de la revista pornográfica Espuma y de otros tebeos de autores locales como la colección Generación Sur),aunque hubo otros grupos activos, como los motrileños fundadores de la longeva revista satírica autogestionada El Batracio Amarillo, o los proyectos desarrollados por el periodista y guionista Miguel Ángel Alejo; en Almería el editor que descolló fue Diego Cara, que bajo el sello D. Tebeos distribuyó colecciones como Gañán el Bestiajo o El alakrán, entre otras (y además revistas teóricas comoTebeolandia o CB&M), que dieron la primera oportunidad a autores como Manuel M. Vidal. Los más interesantes autores andaluces que crecieron en estas publicaciones en el fin de siglo fueron: Enrique Carlos Martín, Abel Ippólito, José Luis Ágreda, Pablo Velarde, José Luis Munuera, Sergio García, Carlos Hernández, y todos migrarían fuera de Andalucía, o al menos intentaron conquistar otras industrias. Es digno de mención el caso de los humoristas gráficos malagueños Idígoras y Pachi, que también fueron autores de obras de historieta muy populares, como sus parodias de la Corona española publicadas en El mundo o en El jueves.



Hemos dejado Málaga para el final porque fue especialmente intensa la producción de cómic en esta provincia durante los años noventa. Málaga dio cobijo a fanzines sobre cómic y con cómics, comoBronze, y a fanzinistas emprendedores que terminaron fundando un sello con aspiraciones profesionales y difusión nacional, como Megamultimedia. Esta editorial, regentada por Pepe Díaz, Juan Manuel Torres y Enrique Machuca, lanzó un abanico de publicaciones genéricas de consumo popular, fundamentadas en el humor (Mala impresión), la fantasía heroica (Barbarian, The realm), la acción (Team Triumph, Trece) o la pornografía (Wet ComixHentai Wet, Lolitas, Wet Fetish…), en las que afilaron sus armas jóvenes creadores andaluces como El Torres, Juanjo RyP, Raúlo o M. A. Castillo –como hicieron previamente El Bute, Belore o Armas en Kiss Comix– , entre otros, hasta que suspendió pagos en el comienzo del nuevo siglo y tuvo que cerrar su abanico de colecciones salvo algunos títulos de tipo yaoi y hentai.




Tres títulos de Megamultimedia: BarbarianThe Realm y Wet Comix.

Durante el siglo XXI, varios han sido los editores que quisieron cultivar el tebeo popular, siendo el más destacado de todos el sello Mangaline en Sevilla, que entre 2001 y 2010 publicó más de trescientos tebeos distribuidos en cincuenta colecciones, la mayoría de ellas traducidas del japonés o del coreano. Juan Antonio Torres hizo algo similar en Málaga pese al trastorno que supuso la quiebra de Megamultimedia. Inasequible al desconsuelo, “El Torres” fundó la editorial y agencia de autores Sulaco Ediciones (editora de novela pulp y de tebeos como Bribones, Foxy Magazine o Rat-Man), que cerró sus puertas en 2002, aunque él no se rindió y siguió creando cómics que colocó con éxito en el mercado estadounidense (descubriendo de paso a dibujantes excepcionales como Gabriel Hernández Walta). El Torres, que es como firmaba sus guiones el editor, ha mantenido vivo su deseo de escribir y publicar tebeos hasta que fundó el sello Amigo Comics, ya en la segunda década del siglo XXI, con el que se convirtió en el primer editor español que trabaja directamente para los Estados Unidos, en inglés y con mano de obra española, fundamentalmente andaluza.



De izquierda a derecha, Manga line magazine (Mangaline), Foxy Magazine (Sulaco) y Rogues (Amigo Comics).

Otros proyectos editoriales sureños han tenido menos proyección, aunque no menos calidad. En diciembre de 2002 nació en Córdoba el sello de Vicente Galadí llamado Ariadna Editorial. Su título enseña fue Dos veces breve, una revista de historietas de elevada calidad que congregó a autores de toda España pero en el que destacaron algunos andaluces como Enrique Bonet, Rubén Garrido, López Rubiño o Romero Reche. En Córdoba también hubo otros editores que recientemente se atrevieron a editar tebeos, verdaderamente arriesgados en el caso de Berenice, por ejemplo (la obra explícitamente pornográfica de Raúlo, por ejemplo), In comics (un tebeo de Infantes), y Almuzara, que lanzó cómics sobre fútbol y patrocinó un bonito proyecto de historieta paródica del pasado andaluz más remoto: Tartessos, obra de Santiago Girón y Paco Nájera. De Cádiz es forzoso destacar la ambiciosa obra de Rafa Marín como guionista y coordinador de un proyecto conmemorativo, 12 del doce, imbricado en la celebración del bicentenario de la primera Constitución española. Fueron doce tebeos gestados y publicados entre 2009 y 2012 que en gran parte fueron dibujados por autores andaluces, entre ellos Juan Luis Rincón, Juan Kalvellido o un excepcional Antonio Romero. En Sevilla, amén de las publicaciones coordinadas por Paco Cerrejón desde sus labores como gestor cultural bajo el sello Red de Comics, o el interés de Pedro Tabernero por seguir explorando las posibilidades de los tebeos con productos inasequibles como Osinvito, probaron suerte los editores de productos cuidados y dirigidos a un público exigente denominados Una china en mi zapato y Viaje a Bizancio. Este sello incluso se atrevió a publicar una colección de novela fantástica y libros teóricos sobre cómic (aparte de que rescató la memoria de Martínez de León con muy buen criterio). Hay que mencionar también aquí el sello Edge Entertainment, que surgió en Sevilla y editó algunos títulos en el final de la primera década del siglo XXI, pero con financiación francesa. En estos últimos días, los nombres de sevillanos que más han sonado han sido los de Irene Roga, sorprendiendo a todos con su delicado trabajo de inspiración nipona; Antonio Hitos, flamante ganador del Premio de Novela Gráfica Fnac / Salamandra Graphic 2014,y, por supuesto, la joven editorial ACyT Ediciones, que se ha propuesto catalogar todos los tebeos españoles, andaluces o no, y publicar buenos tratados sobre tebeos.





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