sábado, 24 de agosto de 2013

El cuento de una rata mala Bryan Talbot




El cuento de una rata mala
Bryan Talbot Astiberri. Bilbao, 2013 136 páginas. 20 euros
Grandville / Grandville. Mon amour
Bryan Talbot Astiberri. Bilbao, 2013 104 páginas. 16 euros
La niña de sus ojos
Mary M. Talbot y Bryan Talbot La Cúpula. Barcelona, 2012 104 páginas. 18 euros

CON LA PUBLICACIÓN EN 1999 de Historia de una rata mala, los lectores españoles tuvimos una nueva señal de que algo estaba cambiando en el paisaje del cómic. Una confluencia de factores había llevado a Bryan Talbot a concebir este emotivo relato sobre dolor y redención: el deseo de recrear con su dibujo el distrito inglés de los lagos, su devoción por las ficciones de Beatrix Potter y el encuentro con una adolescente fugitiva en el metro de Londres. Con el título retraducido, con buen juicio, para subrayar esa vinculación con el imaginario de Potter, El cuento de una rata mala se recupera estos días en una nueva edición, en un contexto editorial transformado donde encaja como un guante. La apuesta de Astiberri por Talbot es similar a la acometida con con otro ilustre, Eddie Campbell; ambos ejemplifican el vigor que la escena británica ha proporcionado a la evolución del cómic de autor. A Bryan Talbot el valor de actualidad se lo proporciona la reedición de la rata mala, sí, pero también el lanzamiento de los dos primeros volúmenes de Grandville, una serie de aventuras retro-futuristas, ambientada en un periodo decimonónico apócrifo y tan realista como los animales antropomorfos lenguaraces y violentos que la protagonizan.

Grandville es una fantasía esteticista en la línea del Sherlock Holmes de Guy Ritchie, que recupera el tono arrebatado que Talbot imprimió de joven a Las aventuras de Luther Arkwright y El corazón del imperio. Su versatilidad como dibujante queda demostrada en ese moverse con similar efectividad en registros de pura inventiva o de ficción comprometida con dolorosas causas reales. En El cuento de una rata mala, el afán de verismo se manifiesta en el detallado registro figurativo y la base fotográfica de los personajes protagonistas. Se remueve en el corazón del libro un tema tabú, el del abuso sexual en el seno familiar, y la credibilidad de la muchacha protagonista, Helen, que al exorcizar la culpa y el resentimiento, ha propiciado que sea un título recomendado en centros sociales de varios países. Que Talbot se equivoca quedó demostrado en la desmesurada Alicia en Sunderland, pero en su cuenta de aciertos recientes destaca el esmero al poner en imágenes La niña de sus ojos, un guión con incisiva visión de género de su esposa, Mary M. Talbot, sobre la destrucción íntima a que fue sometida por sus progenitores la hija de Nora Barnacle y James Joyce.
Valentín Vañó


El Pais Babelia 24.08.13

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