lunes, 15 de octubre de 2012

Arte del cómic: Los cuadernos inéditos de los grandes artistas



Por Valentín Vanó



EN EL propio título de su edición española, este libro lleva implícita una consideración de trascendencia hacia el cómic que está calan­do, cada día más, entre autores, especialis­tas y lectores. Es un título casi de manifies­to, más rotundo que el original anglosajón (Comics Sketchbooks: The Private Worlds of Today's Most Creative Talents) y por ello menos ajustado al contenido. Pero, dia­blos, la gente del cómic quiere llamar la atención de la alta cultura; cualquier ayuda es poca. Arte del cómic: Los cuadernos inédi­tos de los grandes artistas participa de la corriente contemporánea que identifica a los autores de cómic como creadores de pleno derecho. Mientras en los ámbitos aca­démicos se discute si el cómic es literatura o, en realidad, es arte, en el terreno práctico hay una o varias oleadas de nuevos lectores cultos y formados dispuestos a leerlo y dis­frutarlo sin detenerse demasiado en disqui­siciones teóricas. Nuevas generaciones, pe­ro también generaciones de lectores vetera­nos, personas ilustradas de toda índole, que jamás leyeron un tebeo de superhéroes o un manga comercial; y hoy se muestran intrigados por las incesantes novedades que el cómic de autor, o el cómic artístico, o la novela gráfica, proporcionan regularmente a las librerías y supermercados culturales.

El Otro motivo por el cual resulta capcio­so el cambio de título del volumen en espa­ñol es porque los autores seleccionados han sido invitados a entregar bocetos, esbozos, dibujos informales extraídos de los "mundos privados" de sus cuadernos perso­nales. Esto es lo que encontrará el lector en estas 350 páginas: estudios previos, garaba­tos de calentamiento, material no concebi­do para ser publicado. Exuberante y genero­so, diseñado con un gusto remarcable, Arte del cómic se dirige, sobre todo, a ese nuevo lector de cómic que quiere orientarse en lo que intuye como un mundo de maravillas. La elección de Steven Heller, editor y activis­ta cultural vinculado a las artes visuales, ha sido cristalina en cuanto al criterio de selec­ción, y hay que respetarla. Quizás habría aumentado la calidad de su desafío al antologizar a otros profesionales del cómic co­mercial; ya fuese americano, europeo o ja­ponés, pero apenas han entrado varios en la selección del volumen. "Las páginas que siguen deben ser consideradas una especie de regalo. Una especie de ofrenda. Una ofrenda íntima", escribe Heller en el prólo­go sobre la naturaleza de revelación que denotan los dibujos privados al ser exhibi­dos públicamente. "Los bocetos libres es­tán más cerca de aquello que los surrealis­tas definieron como escritura automática", concede el holandés Joost Swarte.

La lista es impresionante, aunque real­mente lo bastante ecléctica como para transmitir un efecto positivo de selección caprichosa. Y en determinados nombres, se echa en falta alguna página más para enriquecer la muestra. Entre los clásicos indis­cutibles destacan tres esenciales del underground como Robert Crumb, Víctor Moscoso y Kim Deitch, además de varios profesio­nales venerables como Arnold Rom o Denis Kitchen, y un mito viviente del cómic de género, Jim Steranko. También renovado­res de los setenta, a los que Heller se refiere como "viejas glorias", Gary Panter y Charles Burns; varios europeos ilustres como Joost Swarte y Javier Mariscal, y una buena cantidad de artistas internacionales, que están en la primera fila del cómic actual: David Mazzucchelli, Posy Simmonds, Seth, Ben Katchor, Vanessa Davis, Rutu Modan, Johnny Ryan, Matt Maden, David Heatley, Kevin Huizenga, Benoït Guillaume o Takeshi Tadatsu, entre otros muchos. La inclusión de Jim Steranko es significativa, pues encarna el paradigma de historietista comercial, al reconocer que no dibuja por placer, sino siempre por encargo. "El dibujo es trabajo, y la única razón por la que sigo dibujando es por mi afiliación religiosa: ¡El culto al dinero!", bromea.
"Para mí los bocetos son una forma de pensar sobre el papel", reflexiona David Mazzucchelli. Mientras, el japonés Takeshi Tadatsu elogia la libertad que siente al esbozar, "algunos bocetos son incluso más libres de lo que eran en mi imaginación". Destacan, al pasar las páginas, los formidables y detallados cuadernos de viaje de Peter Kuper; que además, según reconoce, le sirven para hacerse entender en países extraños. "Son una especie de documento histórico de determinados periodos de mi vida y de cómo me sentía entonces". Del mismo modo, los estilos gráficos de dos mujeres historietistas, la británica Posy Simmonds y la israelí Rutu Modan, adquieren una calidez y belleza considerables en sus sketchbooks. Como coloso del dibujo, Charles Burns evidencia en su aproximación al arte del esbozo su gusto por el plagio, las apropiaciones y las referencias a la cultura pop. "Tengo la intención de quemar la mayor parte de esas páginas antes de dejar el planeta. No quiero que mi hija ni nadie más tenga que cargar con ellas cuando yo no esté". Una boutade que, en boca de un artista fogueado en las llamas del punk, suena bastante creíble. •
Arte del cómic. Los cuadernos inéditos de los grandes artistas. Steven Heller. Traducción de Laura Fernández. Lunwerg. Barcelona, 2012. 352 páginas. 34,50 euros.

El Pais Babelia 13.10.2012


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