lunes, 5 de marzo de 2018

El cómic redime a Nick Cave

El dibujante Reinhard Kleist recrea el proceso creativo del mítico líder de The Bad Seeds, aficionado a los tebeos

TEREIXA CONSTENLA

Valencia 25 FEB 2018

Página del cómic 'Mercy On Me', sobre Nick Cave.

A veces la destrucción se busca y a veces llega sola. El músico australiano Nick Cave se trabajó a fondo la suya durante años y, cuando al fin encontró cierta quietud interior en una vida de apariencia convencional, le sobrevino lo inesperado: la muerte de un hijo de 15 años. Lo que diferencia a Nick Cave y a otros artistas de los demás es que en esos ramalazos destructivos encuentran energía para construir algo nuevo. Indagar en ese proceso creativo es el principal objetivo de Nick Cave. Mercy On Me (ECC), el primer cómic sobre el líder de The Bad Seeds, escrito y dibujado por el alemán Reinhard Kleist (Hürt, 1970). Antes, Kleist abordó las biografías de Fidel Castro y Hertzko Haft, un boxeador judío que sobrevivió a los campos de concentración gracias a sus peleas contra otros presos (ambos publicados en España por Norma). El dibujante confiesa que le fascinan los personajes donde lo oscuro y lo luminoso pugnan con fuerza pareja. A Cave le sobran ambas cosas.

Hasta alcanzar cierta paz existencial, Nick Cave (Warracknabeat, 1957) vivió días sin piedad con el mundo, con el público y consigo mismo. Con sus primeras bandas (The boys next door y The birthday party) se sumergió en todo el viacrucis maldito que se le presupone a una futura estrella de rock: precariedad, violencia, alcohol, drogas y demás excesos. De fondo, la búsqueda de una voz propia, el deseo de ser alguien único. Él fue y regresó del lado oscuro. Un buen atajo para la mitificación. Antes de cumplir los 60 años y después de tres bandas y dos novelas, a Cave se le trata en cada concierto como una leyenda. Una leyenda aficionada al tebeo, así que cuando recibió la propuesta de Reinhard Kleist para trasladar su vida al cómic, respondió de inmediato que sí. “Él había leído mi álbum sobre Johny Cash y le había gustado”, recordaba el sábado durante una entrevista en la Héroes Comic Con de Valencia el dibujante alemán.

Kleist tiene tres obsesiones como autor: los seres duales, los músicos y los boxeadores. Cave casi cumple las tres (indaguen en sus días juveniles). “Y, al igual que Cash, es un gran narrador que cuenta muchas historias en sus canciones”. Por ahí tiró Kleist. “Tuvimos una conversación después de que yo le enviara un resumen con su biografía, al que había respondido con un simple ‘Está bien’. En esa conversación me dijo que en un cómic podía hacer lo que me diera la gana, llevarlo a la Luna si quería. Y casi lo hice”, ríe el dibujante, que envía a Cave al espacio en una página.

El libro es más una búsqueda de la pulsión artística del australiano y una exploración de los mundos de ficción de sus letras o libros antes que un relato cronológico de su vida. “Me di cuenta pronto de que tenía que dejar a un lado los hechos para contarlo como artista. Mi idea ha sido centrarme en sus personajes, hacerlos revivir y enfrentarlos a su creador. Cuando eres un artista, creas mundos narrativos y personajes que de alguna manera te convierten en una especie de dios. Creo que eso fue lo que le gustó del cómic”, añade. Estructurado en cinco capítulos que llevan el título de canciones o libros, el álbum muestra los diferentes tumbos de Cave cuando aportan pistas sobre su trabajo, como los días de encierro en Berlín mientras escribía en un estado de trance —falta de sueño y exceso de sustancias— su primera novela, Y el asno vio al ángel (Pre-Textos, 2005), que se entremezclan con secuencias imaginarias a partir de canciones como The Mercy Seat o Higgs Boson Blues.



Muerte de su hijo


Reinhard Kleist, el sábado en la Comic-Con de Valencia. JOSÉ JORDÁN

Cave y Kleist mantuvieron una comunicación fluida durante los tres años que el dibujante dedicó a la novela gráfica. En julio de 2015, en pleno trabajo, falleció uno de los mellizos de Cave y de la diseñadora Susie Bick al caer por un acantilado de Brighton después de haber consumido LSD. “Al enterarme me asusté porque no sabía qué haría Nick, si querría seguir colaborando conmigo. Pero tenía claro que no iba a tocar esa tragedia en el cómic, no estaría bien”.

Seis meses después, mientras Cave grababa en Londres Skeleton Tree, donde conjuraba parte del duelo, se reencontraron. El dibujante, nervioso y el músico, amable. “Vio el trabajo, incluso se rio con algunos dibujos. Me preguntó si la muerte de su hijo iba a formar parte del libro y le dije que no. Respondió que eso estaba bien y me dio un abrazo”.


BIENVENIDO EL ENTRETENIMIENTO

La primera edición de la convención Héroes Comic-Con de Valencia se clausuró el domingo. Un éxito de público, a la vista de las colas que se formaron para acceder al recinto de la Fira de Valencia o para lograr una firma —previo pago de 25 euros, según la Cadena SER— de Gatten Matarazzo, el joven actor de Stranger Things, la serie de Netflix, o para asistir a algunas charlas de autores internacionales como Emile Bravo, el dibujante francés de origen español. Los organizadores confirmaron la asistencia de 23.000 personas, la mayoría atraídas por el espíritu de los superhéroes, los videojuegos, las sagas como Star Wars o el tirón de dibujantes internacionales como Hermann o Aimée de Jongh. Algo arrinconado quedó el cómic de autor, con poco público en algunas charlas —algunas tan alejadas de la nave principal y tan poco señalizadas que costaba encontrarlas-, aunque con notable demanda en las colas para conseguir una firma.Las exposiciones estuvieron un tanto relegadas, pese a su interés, como la de Exilio, dedicada a una treintena de intelectuales y políticos desterrados tras la Guerra Civil, dibujados por otros tantos autores. Dicen los organizadores que aspiran a convertir esta feria, inspirada en la Comic Con de San Diego, en el festival de Angulema español, pero lo que triunfó en Valencia está lejos del poso cultural de la cita francesa.

 'NICK CAVE: MERCY ON ME'

 Autor: Kleist Reinhard .

Editorial: ECC Ediciones (2018).

Formato: tapa dura


El Pais


Juan Berrio: “Es difícil no sucumbir al encanto de la tristeza”

El dibujante ilustra un cuento de Dino Buzzati y publica su nuevo cómic 'Siete sitios sin ti'





El dibujante Juan Berrio. SETANTA

Una vulgar crisis sentimental desencadena Siete sitios sin ti (Dibbuks), el último cómic de Juan Berrio (Valladolid, 1964), un especialista en libros nada vulgares que a veces se autoedita. Acaba de ilustrar además Siete plantas (Nórdica), de Dino Buzzati.

Su primer libro triste, dicen en su editorial de Siete sitios sin ti.
Es difícil no sucumbir al encanto de la tristeza. Está presente en muchas de mis historias cortas, pero es la primera vez que es tan visible en una de mis novelas gráficas. La historia empieza cuando la protagonista decide dejar la casa en la que vive con su novio. Es un mal momento, pero no tengo interés en regodearme en esa tristeza, más bien quiero explorar cómo pasa el tiempo, ver cómo son las siguientes decisiones, qué caminos se abren y qué puertas se cierran, observar cómo se relaciona con la gente que la rodea y los espacios más familiares, escuchando esas conversaciones y esos silencios.

Sus libros suelen ser melancolías: amores platónicos, cuadernos de frases encontradas…
Creo que hasta cuando trato temas intrascendentes u organizo un relato en torno a juegos de palabras, incluso cuando intento hacer humor, retrato un mundo pequeño, donde todo funciona, que nos invita a sonreír. Pero probablemente por detrás siempre hay un trasfondo de melancolía.

Y siempre hay caminos. 
Por supuesto, y más en una historia con un principio como este. Del mismo modo que me interesan esos relatos felices con un fondo de nostalgia, cuando retrato malos momentos trato de que haya un camino para la esperanza.

¿Con qué música dibuja? 
En mi estudio siempre suena música. Cuando trabajo en un guión muchas veces hago listas que me sumerjan en el ambiente que quiero recrear, el resto del tiempo me encanta explorar y encontrar temas nuevos. Y cuando me pierdo vuelvo a Cat Power, Mazzy Star y Tom Waits.

Recomiende tres cómics a alguien que desdeñe los tebeos. 
Rosalie Blum de Camille Jourdy, Frances de Joanna Hellgren, Goliat de Tom Gauld.

¿Es más ardua la autoedición o la creación?
Nada es fácil. La creación de una obra unas veces es ardua y otras no. La autoedición la reservo para proyectos personales difíciles de clasificar –nunca me editaría una novela gráfica o un álbum infantil, para eso confío en alguna de las editoriales fantásticas que tenemos–. Y cuando me lanzo a ella tengo que contar con todas mis energías porque es un esfuerzo largo y sostenido.

¿A qué personaje literario le gustaría ilustrar? 
Marcobaldo, de Italo Calvino, o alguno de los personajes de la Santamaría de Onetti.

¿En qué lee al acostarse: libros o pantallas?
Siempre en papel.

 El último libro (cómic o no) que le ha gustado. 
Querido Diego, te abraza Quiela, de Elena Poniatowska.

Si no fuera lo que es, ¿qué le gustaría ser? 
Creo que me hubiera gustado hacer alguna actividad relacionada con el cine. Me atrae ese proceso tan complejo que implica a tantas personas y que tanto contrasta con el trabajo solitario del ilustrador.

¿Qué está socialmente sobrevalorado?
Las propias relaciones sociales unidas al ocio nocturno. Me sorprende el auge de las terrazas: todo el año y en cualquier lugar, incluso en una calle con tráfico o junto a contenedores de basura.

¿Qué encargo no aceptaría jamás?
No aceptaría un trabajo en el que no pudiera implicarme del todo, al que no pudiera dedicarle todo el tiempo que necesitase y que no me ilusionara.

¿A quién le daría el próximo Premio Cervantes?
¡Uy, los Premios! Este año fui jurado del Nacional de Ilustración y lo pasé mal. No sé si da el perfil, pero voy a decir Gonzalo Suárez.


El Pais. Babelia Nº 1.370 Sabado 24 de febrero de 2018

A la carga, mis cobardes

ECC reedita en español casi tres décadas después la etapa en la que Ostrander estuvo al frente de la serie protagonizada por supervillanos

JAVIER FERNÁNDEZ
28 Febrero, 2018



'Escuadrón suicida: Prueba de fuego'. John Ostrander, Luke McDonnell. ECC. 240 páginas. 23 euros.

Casi treinta años después, se reedita al fin en nuestro idioma la estupenda etapa del Escuadrón Suicida realizada por el siempre interesante John Ostrander y un más que cumplidor Luke McDonnell. O al menos se reedita el primer arco argumental de la serie, porque avisa ECC de que la iniciativa seguirá adelante solo si encuentra suficiente apoyo por parte de los lectores (lo mismo se aplica al rescate de otra de las joyas del periodo, la Liga de la Justicia de J. M. DeMatteis, Keith Giffen, Kevin Maguire y compañía). Cruzo los dedos por que así sea, y es que la única edición disponible, la de Zinco, se truncó antes de lo previsto y rabio por poder leer la obra en su totalidad.

Este primer volumen se titula Escuadrón Suicida: Prueba de fuego y reúne los números 1 a 8 de Suicide Squad (1987), más el número 14 de Secret Origins (1987), un episodio previo que narra la creación del supergrupo por parte de la administración Reagan, hilando con maestría elementos clásicos de hasta tres décadas de historietas. Resumiendo, el Esquadrón Suicida es el último eslabón de una cadena de fuerzas especiales del gobierno de los Estados Unidos que se remonta a los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Dirigidos por la persuasiva e implacable funcionaria Amanda Waller (seguramente el personaje más fascinante de la serie), los integrantes del Escuadrón Suicida son supervillanos encarcelados a los que se ofrece la oportunidad de conmutar su tiempo de condena participando en operaciones encubiertas a las órdenes del coronel Rick Flag o, dicho de otro modo, de hacer el trabajo sucio y jugarse la vida neutralizando amenazas contra la seguridad nacional. Para asegurar que ninguno se dé a la fuga, los miembros de tan particular supergrupo llevan brazaletes explosivos en sus muñecas, preparados para estallar si se alejan más de la cuenta.

El elenco propuesto por Ostrander es de lo más variopinto. El guionista desempolva el fondo de armario del universo DC y rescata un puñado de villanos de segunda fila como Deadshot, el Capitán Bumerán, Tigre de Bronce o Mindboggler, a los que se suman algunos personajes de nueva creación. Al contar con tipos poco o nada conocidos, Ostrander puede jugar con ellos a su antojo, sin miramientos y, de hecho, en la primera misión ya muere uno de los miembros del Escuadrón, lo que aporta cierto grado de sorpresa a la lectura. Otra de las cualidades de la serie, quizá la principal, es la inversión en el punto de vista: los protagonistas aquí no son héroes, sino villanos de dudosas motivaciones, un grupo disfuncional compuesto por verdaderos inadaptados sociales, lo que genera una dinámica insólita y un sinfín de tensiones entre los supuestos colegas de armas. A lo largo de su dilatada carrera, Ostrander nos ha regalado varios títulos sobresalientes: Grimjack, El Espectro, El Detective Marciano, pero Escuadrón Suicida permanece como su obra más emblemática e influyente, el germen de todo un subgénero que ha dado luego otros frutos notables como Thunderbolts o Los Seis Secretos.

Malaga Hoy


Historias desde el agua

JAVIER FERNÁNDEZ
28 Febrero, 2018


'Aquaman: Las crónicas de Atlantis'. Peter David, Esteban Maroto. Panini. 344 pág. 32,50 euros.

Aquaman: Las crónicas de Atlantis recopila los siete números de la fenomenal miniserie The Atlantis Chronicles (1990), escrita por Peter David y dibujada por el español Esteban Maroto. Con un tono épico y de fantasía, el libro desarrolla una extensa saga generacional que va desde el hundimiento de Atlantis en la antigüedad hasta el propio nacimiento de Aquaman, estableciéndose así un nuevo origen y un nuevo entorno para el personaje en la continuidad del universo DC posterior a Crisis en Tierras Infinitas. El guión de David es imaginativo, y Maroto le aporta una textura deliciosa y un tono sofisticado, bien diferente del típico tebeo de superhéroes. En resumen, una lectura excitante y absorbente que ha envejecido muy bien.


Malaga Hoy


Los orígenes del Murciélago

JAVIER FERNÁNDEZ
28 Febrero, 2018



'Batman: Año uno - Edición 30 aniversario'. Frank Miller, David Mazzucchelli. ECC. 128 pág. 14,95 euros.

Justo después de revolucionar el medio con Batman: El regreso del Caballero Oscuro (1986), Frank Miller se alió con el dibujante David Mazzucchelli para narrar el origen del Hombre Murciélago en el proverbial Batman: Año Uno (1987). La edición especial de ECC celebra el 30 aniversario de esta obra maestra del cómic de superhéroes, uno de los tebeos más influyentes de la historia, de tono noir y auténtica perfección visual. Con un precio asequible y un diseño minimalista, el volumen se completa con una selección de extras que incluye dos prólogos, de Denny O'Neil y el propio Miller, fechados en 1988, los correos de los lectores de la época, bocetos, diseños promocionales, cubiertas, ejemplos del coloreado, un cómic reciente de dos páginas sobre el Dúo Dinámico realizado por Mazzucchelli y un fragmento del primer tebeo del artista, dibujado allá por 1966.


Malaga Hoy


Una tormenta creativa

JAVIER FERNÁNDEZ
28 Febrero, 2018

'Wildstorm: Especial 25 aniversario'. VV.AA. ECC. 240 páginas. 23 euros.

El estudio WildStorm, uno de los integrantes iniciales de la editorial Image, fue fundado en 1992 por Jim Lee y Brandon Choi. Más tarde, en 1999, se separó de la compañía madre y se convirtió en un sello de la editorial DC, bajo cuyo paraguas acabó publicando algunos de los títulos más sobresalientes de los primeros años del presente siglo. Hoy por hoy, WildStorm ha perdido la frescura y el descaro de antaño, aunque el relanzamiento de su línea en 2017, con la cabecera The Wild Storm, de Warren Ellis y John Davis-Hunt, augura nuevas y excitantes posibilidades.


He dicho que WildStorm publicó algunos de los títulos más sobresalientes de comienzos de siglo, y es que supo reunir a un puñado de creadores excepcionales y le dio plena libertad. Vean, si no, la siguiente selección de títulos de su catálogo: Astro City, de Kurt Busiek y Brent Anderson; The Authority, de Ellis y Brian Hitch, y su posterior continuación por parte de Mark Millar y Frank Quitely; Planetary, de Ellis y John Cassaday; Wildcats, de Joe Casey y Sean Philips, Wildcats Version 3.0, de Casey y Nguyen, Automatic Kafka, de Casey y Ashley Wood; Sleeper, de Ed Brubaker y Philips; Ex Machina, de Brian K. Vaughan y Tony Harris; o la línea America's Best Comics, en la que Alan Moore, con artistas de primera fila, desarrolló conceptos tan brillantes como La Liga de los Hombres Extraordinarios, Promethea, Tom Strong o Top Ten. Casi nada.


WildStorm: Especial 25 aniversario rememora la trayectoria de este sello imprescindible con un contenido excepcional. El libro se abre con la reproducción en blanco y negro del primer número del WildC.A.T.s del propio Lee, y presenta ilustraciones inéditas y bocetos de las principales franquicias de la editorial, así como historietas realizadas ex profeso (como una nueva aventura de The Authority, por Ellis y Hitch, y otra de Gen13, por J. Scott Campbell), o material poco conocido, como el tebeo de Wildcats que firmaron en 2006 Grant Morrison y Lee, al que acompaña el guión inédito de la continuación que nunca se hizo.


Malaga Hoy


El mejor en su trabajo

El personaje de Lobezno se abre hueco en el universo Marvel tras una primera aparición en la última viñeta de Hulk

Protagoniza una miniserie y Hugh Jackman le da vida en el cine



GERARDO MACÍAS
28 Febrero, 2018



'Colección Frank Miller. Lobezno: Honor'. Guion: Chris Claremont. Dibujos: Frank Miller. Panini Cómics, 2017.

Lobezno es un superhéroe de Marvel Comics creado por Len Wein, Herb Trimpe y John Romita. Su nombre en inglés es Wolverine, en referencia al carcayú, también llamado glotón, un mamífero carnívoro que habita en Norteamérica y en el norte de Asia, famoso por su fuerza y fiereza, así como por su prodigioso sentido del olfato.

Su primera aparición la realizó en la última viñeta de The Incredible Hulk nº 180 (octubre de 1974), aunque su presentación fue en el número siguiente, donde se revela que se trata de un agente del Gobierno de Canadá, enviado a Quebec para detener a Hulk, que llega hasta allí buscando un lugar donde no le molesten los humanos, y a su adversario, el Wendigo, una bestia de la mitología canadiense.

Un factor de curación de alcance desconocido, un entrenamiento militar de élite, un esqueleto de adamantium (indestructible metal ficticio, recurrente en el Universo Marvel), y unas poderosas garras, son las señas de identidad del superhéroe mutante más salvaje y con más carisma de Marvel.

Wolverine se unió a los X-Men en 1975, formando parte del grupo de mutantes, desde Giant-Size X-Men nº 1, por Len Wein y Dave Cockrum. El personaje fue desarrollado desde ese momento por Chris Claremont, Dave Cockrum y John Byrne a partir de The Uncanny X-Men nº 93. Byrne le puso especial interés, pues el autor es canadiense como el personaje.

En The Uncanny X-Men nº 118, Wolverine viajó a Japón. Allí conoció a Mariko Yashida, hija de Lord Shingen Harada, líder del poderoso Clan Yashida. Wolverine y Mariko terminaron enamorándose. Cuando la joven fue forzada por su padre a aceptar un matrimonio arreglado, Wolverine intervino y derrotó a Lord Shingen, que acabó cediéndole la mano de su hija.

Chris Claremont y Frank Miller, otro genio de las viñetas, decidieron que Lobezno merecía ser más que un tipo primitivo y descontrolado. Así nació en el año 1982 Lobezno: Honor, una miniserie que es la primera cabecera protagonizada en solitario por Wolverine. En la primera página debuta la frase que instantáneamente se convertiría en el leitmotiv de Lobezno: "Soy el mejor en mi trabajo, pero mi trabajo no es agradable".

Frank Miller había sido el responsable de transformar a Daredevil de la versión de baratillo de Spider-Man a uno de los grandes héroes urbanos de Marvel, y en Lobezno: Honor se vuelve a proponer una trama urbanita, desarrollada en este caso en el Japón de los años ochenta, mezclando escenarios de las más altas clases japonesas y de los barrios más bajos.

Las primeras páginas de la miniserie Lobezno: Honor sitúan al personaje en Canadá, para enviarlo rápidamente a Japón en busca de su amada Mariko, que inexplicablemente ha dejado de responder a sus cartas. Allí, se encontrará con las férreas tradiciones niponas, que han abocado a Mariko Yashida a aceptar nuevamente un matrimonio forzado, a la despiadada Yakuza japonesa, que trata de desbaratar los planes de Lobezno, y a La Mano, un culto de ninjas místicos fuertemente involucrados en el crimen organizado, que había debutado en Daredevil nº 168 (enero de 1981), escrito y dibujado por el propio Frank Miller.

La Mano se ha hecho popular por sus apariciones en teleseries Marvel de Netflix, como Daredevil, Iron Fist y Los Defensores.

El relato lleva implícito de por sí un gran peso emocional, por lo que el lápiz de Frank Miller no hace más que dotar a esta historia de una mayor envergadura. La miniserie plasma con soltura la violencia del personaje, pero no olvida esos momentos en los que predominan los pensamientos de Lobezno. La narrativa fluye sin mayor problema, con unas coreografías perfectamente bien estudiadas. Viñetas cuadradas y planos imposibles dan paso a panorámicas cinematográficas, permitiendo fluir katanas y garras en todas las direcciones.

El cómic Lobezno: Honor, de Chris Claremont y Frank Miller, inspiró en 2013 el largometraje Lobezno Inmortal, protagonizado por Hugh Jackman y dirigido por James Mangold.

El misterioso origen de Lobezno, su lado animal pero también su vertiente más afable, hicieron que se convirtiera en el miembro más valorado de la Patrulla-X, y el éxito de esta miniserie fue el espaldarazo para que el personaje consiguiese pronto su propia serie abierta mensual.


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