Pintaba en cartas, en reversos de menús o en cuadernos
Joaquín Sorolla (Valencia 1863 – Cercedilla 1923) dibujaba a cada momento. Su espíritu creador y observador le hace plasmar todo cuanto le rodea, en cualquier situación. El Museo Sorolla conserva casi 5.000 de estos dibujos, y ahora se muestran en 'Trazos en la arena' un centenar de ellos sobre el mar, uno de los temas predilectos del pintor valenciano. Pero la temática de sus bosquejos, notas, dibujos y apuntes preparatorios es amplísima. Con un cuaderno y un carboncillo documentaba cada instante de su vida y de la de los que le rodean. Como en esta imagen en la que retrata a su esposa y a su hija mientras cosían. Hay multitud de escenas domésticas tanto en pintura como un dibujo. La importancia que para Sorolla tenía la familia queda reflejada en toda su obra y en sus escritos.
A Clotilde García, su esposa, la retrata en cualquier situación, en este caso con vestido elegante. Está posando para una de sus obras más conocidas 'Clotilde con traje negro'. El uso del color en sus dibujos es excepcional. El trazo rojo de esta imagen es óleo que acompaña al clarión (blanco) y al carboncillo.
RUT DE LAS HERAS BRETÍN
Una libreta, un lápiz y una irrefrenable necesidad de plasmar lo que le rodeaba son los tres ingredientes que conforman la personalidad de dibujante de Joaquín Sorolla y Bastida (Valencia, 1863-Cercedilla, 1923). El artista valenciano, conocido por su faceta de pintor, de gran captador de la luz y de los ambientes al aire libre, tiene un vastísimo número de obras fruto del "dibujar, dibujar, dibujar y dibujar. Eso es todo". Ese era su principio artístico y el que aconsejaba a sus discípulos para "entrenar la mano", como se observa en la correspondencia que les dirigía. A sus más de 4.000 óleos hay que sumarle casi 9.000 dibujos, de los cuales la mayoría están repartidos entre el Museo Sorolla —que fue la casa familiar del pintor— y colecciones particulares —sobre todo de sus descendientes—.En esta fotografía se ve cómo el pintor está dibujando sobre el lienzo el retrato de Clotilde con traje negro. En este caso es un dibujo preparatorio para realizar posteriormente el óleo.
Otro de sus temas característicos son los jardines. El pintor valenciano se inspiró en los de los Reales Alcázares de Sevilla y de la Alhambra de Granada para diseñar los jardines de su casa. Los dibujos están plagados de anotaciones en las que señala las plantas o flores que quiere plantar en cada lugar. Las fuentes, el agua y las acequias como en los jardines andaluces tienen un papel importante en los dibujos de Sorolla.
La representación de escenas al aire libre son un continuo en la carrera de Joaquín Sorolla. Tiene la misma rapidez y soltura con el pincel que con el lápiz y con ambas técnicas plasma la luz y la brisa marina. Esta barca tiene la vela hinchada por el viento, la zona que queda en sombra está marcada con líneas horizontales.
Es fácil imaginarse a Sorolla en mitad de una de esas escenas playeras cotidianas, ya sea en Valencia, con un ambiente distendido, informal y costumbrista, o en las playas del Norte, más elegantes. No importa el lugar, dibujaba de forma compulsiva, en sus cuadernos —de los que se conservan bastantes— o sobre cualquier soporte. Son abundantes las cartas que llevan dibujos y llamativos los que realizaba en los reversos de los menús (hay 24 expuestos en Madrid en la muestra Sorolla y Estados Unidos). El dibujo urbano es un tema recurrente desde sus viajes a París —el primero fue en 1885—. Cuando no está en casa pasa mucho tiempo en cafeterías y allí dibuja lo que ve. Dibuja todo el tiempo. Analiza constantemente lo que le rodea desde un punto de vista estético y formal. Datar estas imágenes es tan sencillo como mirar el anverso del menú en el que ponía la fecha y se puede saber incluso lo que comía durante sus estancias en los hoteles Blackstone de Chicago y Savoy de Nueva York.
Prueba de que era un dibujante compulsivo es la cantidad de menús de restaurantes que hay dibujados por el reverso. Cuando viajaba solo, Sorolla dibujaba lo que veía en las cafeterías donde comía. Aquí se fija en un camarero del hotel Blackstone de Chicago donde estuvo alojado entre el 2 de febrero y el 20 de abril de 1911.
Sorolla dibujaba casi sin mirar el papel. En esta escena de playa en la que se puede observar una mujer vemos como hay trazos sin cortes en los que no parece levantar el lápiz. Dibujaba mientras miraba a su modelo, su ágil mano seguía lo que veían sus ojos.
Dibuja todo lo que ve, hasta a él mismo reflejado en una cafetera, en la mano: un lápiz; al pie del dibujo, un texto: "Dentro de la cafetera".
Trazos en la arena, exposición de dibujos de Sorolla en su casa-museo. General Martínez Campos, 37. Madrid. Hasta febrero de 2015.
Las fechas de los dibujos son totalmente identificables ya que vienen impresas en los menús, en este caso 27 de marzo de 1911. La estancia de Sorolla en Chicago se debía a la preparación de una exposición del pintor en el Art Institute.
Los retratos hechos en cafeterías son un verdadero catálogo dedicado a la moda femenina, especialmente a los sombreros. A Sorolla le gustaba comentar con Clotilde la vestimenta de los comensales, ha quedado muchas pruebas de esto en su correspondencia.
La representación de escenas urbanas es otro de los temas recurrentes del valenciano. Van desde las notas de color de la calle de París que veía desde uno de los hoteles donde se alojaba, hasta este dibujo a tinta de la catedral de Colonia, acompañada de anotaciones. Gracias a los dibujos que realizó en el tren y a las imágenes de las ciudades alemanas se ha podido documentar un viaje de Sorolla a Berlín.
El Pais Babelia 25.10.14
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