miércoles, 22 de febrero de 2012

La fotógrafa más cotizada del mundo


Convencida de que su trabajo le ha otorgado una posición de privilegio y de gran responsabilidad, Annie Leibovitz, de 42 años, confiesa tener otros intereses además de captar la imagen de los triun­fadores y de la "beutiful people' norteamericana. Empezó hace 20 años en la revista 'Rolling Stone', sabe captar en un instante, en una postura o en una mueca las psicologías más complicadas, y se ha he­cho tan famosa como los personajes que retrata.


Texto: Albert Montagut Fotografía: Annie Leibovitz



A. Leibovitz. Esta foto no es suya -no tiene autorretratos-, sino de David Rose.


Su estudio es un enorme loft que representa y refleja Manhattan en todo su esplendor. Tulipa­nes amarillos, sofás cubiertos con sábanas blancas, un Apple Macin­tosh, una bolsa de Barney's, tazas re­pletas de café que nadie beberá, venti­ladores gigantes, enormes cubos de ba­sura, espacio, luz, un The New York Times deshojado y las torres gemelas del World Trade Center asomando por una de las ventanas. Los lapiceros amarillos con goma, las latas de Coca-Cola Light, los teléfonos AT&T Mer­lin de seis lineas, el ascensor montacar­gas, las paredes blancas y los ciclistas-mensajeros entrando y saliendo com­ponen el resto del escenario. También hay fotografías. Hay fotos en las pare­des, sobre las sillas, en los cajones, en las mesas, en el interior de carpetas, en sobres...
El estudio de la fotógrafa norte­americana Annie Leibovitz está situa­do al oeste del Greenwich Village, y desde sus ventanales uno cree poder zambullirse en el río Hudson y tocar la orilla de Nueva Jersey con la mano. Hace unas pocas horas el bailarín Mijaíl Baryshnikov ha posado en la enor­me tarima blanca que domina el cuer­po central del estudio. Sus fotos, en blanco y negro, están desperdigadas por el suelo y Leibovitz las está obser­vando y clasificando con un colabo­rador.
Alta, rubia, con el pelo muy largo, vestida con un suéter azul grueso y unos tejanos desgastados, con la per­sonalidad que caracteriza a las judías famosas y con un parecido asombroso a la actriz Barbra Streissand —"ella es más bajita", puntualiza—, Leibovitz reconoce que necesita unas vacaciones, "aunque sea para no hacer nada por unos días".
Una exposición itinerante, un libro de reciente aparición —Photographs Annie Leibovitz 1970-1990 (Harper Collins Publishers)—, que se ha agota­do en unos pocos días, y una larguísi­ma lista de encargos configuran el per­fil profesional reciente de la fotógrafa más cotizada del mundo. Ella tiene una idea exacta sobre el significado de su trabajo: "La fotografía es natural­mente un arte, es un medio de expre­sión y, por tanto, de arte; una forma de comunicar; tú utilizas herramientas, pero las controlas con tu mente para crear e interpretar diferentes formas, estilos y aproximaciones. Creo que la fotografía es más arte ahora que nun­ca, y, sí, me considero una artista".
Insistiendo en su opinión, Leibovitz se alegra de que fuera un artista-fotó­grafo, Robert Mapplethorpe, fallecido por el sida en marzo de 1989, quien disparara la polémica del arte obsceno con unas fotografías homo-eróticas. "Admiro a Mapplethorpe porque su trabajo fue contemporáneo. Él hizo la contraportada para mi libro de 1980. Su trabajo es el resultado del derecho de cada uno a expresarse como quiera y la demostración de que es un proble­ma del público decidir lo que quiere o no quiere ver". Sobre la polémica, Lei­bovitz declaró que es "bueno pelear en el lado de quien tiene la razón". Sobre el sida, señala: "Mi única opinión es que deberíamos hacer algo para vencer esta enfermedad. Deberíamos luchar, por ejemplo, por que otras ciudades es­tén tan dotadas como Nueva York para atender a los enfermos de sida".
Para cualquiera que hable con ella sobre su trabajo resulta evidente que existe un punto en donde la Leibovitz artista da paso a la profesional. Se tra­ta de un detalle que a ella le puede pa­sar inadvertido, pero que es el ejemplo del conflicto intelectual que se está li­brando en su mente. Sólo así se explica que poco después de hablar de arte de­clare que está muy interesada en "foto­grafiar a la gente que quiere posar para mi; éste es un trabajo que siempre he puesto en la cola, pero que ahora quie­ro llevar adelante. Si hay gente que quiere hacerse fotos, no veo nada malo en hacerlo; también hago publicidad, porque, al fin y al cabo, soy una profe­sional".
No cae, sin embargo, en el error de llevar su mensaje de que la fotografía es un arte a lo universal. Hay miles de reporteros gráficos que no se conside­ran artistas. "Todos / 





Keith Haring.
El dibujante callejero que convirtió el grafismo urbano en una forma ultramoderna de expresión artística, llegó a pintar su cuerpo desnudo para posar ante ella El resultado de aquel trabajo, dos años antes de que Haring muriera de sida, fue la serie de fotografías más increíble que se han hecho
jamás de este artista norteamericano.






Clint Eastwood.
Nadie, absolutamente nadie, ha logrado reflejar una imagen tan ajustada de América y de sus
héroes durante los últimos 20 años como lo ha hecho Leibovitz. Con ella, los personajes se
convierten en iconos. Este retrato del actor Clint Eastwood, el duro de las películas, fue
tomado en 1980.



tienen que hablar por sí mismos; yo supe muy pronto que no quería ser periodista y que esta­ba mucho más cómoda haciendo re­tratos, porque sólo así podía ser inter­pretativa y libre".
Su relación con el periodismo, o su ruptura con el medio, se produjo en Lí­bano. "Fui allí para cubrir la guerra para Rolling Stone en 1982 y vi a mu­chos reporteros montando sus fotos, obligando a cambiar a los soldados de sitio y poniendo los fusiles aquí y allí, estaba claro que eso no era periodis­mo; a mí me interesa ver algo y mos­trarlo de una determinada forma. De hecho, mi trabajo siempre ha estado relacionado con fotografías que refle­jan un punto de Vista personal".
Nadie, absolutamente nadie, ha lo­grado reflejar una imagen tan ajustada de América durante los últimos 20 años como lo ha hecho Leibovitz. Des­de las páginas de la innovadora revista
Rolling Stone, en los años setenta, has ta las actuales, lujosas, satinadas y per fumadas páginas de Vanity Fair, est mujer ha conseguido captar y conver tir en iconos a las personas que han configurado la historia más reciente de Estados Unidos.
Actores, músicos, atletas, políticos cantantes, bailarines y artistas han po sado ante la cámara de Leibovitz dón de y en la forma en la que ella ha queri do. El resultado ha sido una serie






  Whoopi Goldberg.
"Utilizas herramientas, pero las controlas con tu mente para crear diferentes formas y
estilos", afirma Leibovitz. "Creo que la fotografía es más arte ahora que nunca y, sí, me considero una artista". La imagen aquí reproducida pertenece a la actriz de El
color púrpura y Ghost, Whoopi Goldberg.

retratos de gran belleza y oportunidad que contienen tal carga de originalidad que han servido de pauta para miles de profesionales en todo el mundo.
"Las últimas fotos que he tomado han sido del bailarín Mijail Baryshni­kov y un reportaje para una portada de Vanity Fair que no estoy autorizada a revelar, la revista no me autoriza a hablar de los trabajos que estoy ha­ciendo. Pero sí puedo decir que uno de los próximos encargos es fotografiar a
Sigourney Weaver con motivo del es­treno de Alien 3", comenta, mientras uno de sus ayudantes abre una caja con el vestuario que utilizará Weaver para esa sesión.
Su relato sobre el retrato de la ac­triz Demi Moore embarazada de ocho meses explica con claridad su forma de trabajar y de entender el trabajo. "La foto de Demi Moore tardó en hacerse tres años, el tiempo que tardamos en conocernos. Me explico. Primero le hice las fotos de su primer hijo; después, una foto publicitaria para The Gap; más tarde, un reportaje con su es poso, Bruce [Bruce Willis]. Cuando vino al estudio, habíamos trabaja& juntas varias veces e hicimos las foto; en un solo día. Ambas nos sentimos cómodas, la sesión fue el resultado de una larga colaboración. Aquel día tiré 20 rollos, la cantidad dé película siem pre va en relación al tiempo que tengas: si crees que te





 Pelé.
Una de sus mejores fotos es la de Pelé. Admirada por las leyendas deportivas del futbolista brasileño, Leibovitz, austera como nunca,se limitó a fotografiar sus pies. Era en Nueva York, en 1981. Entre sus
últimos trabajos destaca el realizado con otro mito del deporte, el jugador de baloncesto Magic Johnson.





John Lennon,
la foto
No se atreve a decir cuál es su mejor fotografía.Pero existe una que ha marcado su carrera como ninguna: John Lennon desnudo abrazando a su mujer, Yoko Ono.
La foto se tomó en uno de los salones de la casa del ex Beatle, en Manhattan, el 8 de di­ciembre de 1981. Unas horas después de la toma, Lennon fue asesinado. "Le admiraba por la forma en que me trató la prime­ra vez, cuando yo tenía 19 años-,me dio confianza y trató de ayu­darme", comenta Leibovitz. "En los años setenta coloqué dos portadas en Rolling Stone con su imagen, y durante aquellos años llevé a cabo algunos en­cargos que me pidió Yoko para una pelicula".
Tras un largo paréntesis, Leibovitz contactó de nuevo con Lennon a finales de noviembre de 1981. Rolling Stone quería una portada del ex beatle con motivo de un nuevo álbum. Todo se preparó para el 8 de diciem­bre en la casa del compositor. Allí se hizo la foto de Lennon desnudo, en el suelo de su apar­tamento, abrazando a Yoko, vestida con unos tejanos y un suéter negro.
"Me enteré de su muerte po­cas horas después. Me llamó a casa mi jefe de Rolling Stone, John Winner, el editor, y me dijo que alguien con la descripción de Lennon había sido trasladado al Roosevelt Hospital herido de bala. Fui al hospital y estaba lle­no de periodistas y de gente. A las seis de la madrugada salió un médico anunciando que ha­bía muerto. Sólo pude hacer las fotos del médico confirmando la defunción".
La foto en cuestión es una obra de arte. Hace unas sema­nas, a raíz de una exposición de Leibovitz, se puso a la venta en una limitadísima serie de copias firmadas. Se vendieron a 200.000 pesetas y se agotaron.





Michael Jackson.
Para la fotógrafa, "el blanco y negro es muy dramático, muy documental, muy real,
pero el color tiene la cualidad de captar. Yo lo utilizo de una forma muy natural; el color
intimida, pero tiene fuerza". El cantante Michael Jackson, retratado aquí en 1989,
ha dicho de ella: "Annie, eres realmente mágica".



faltará tiempo, faltará‑ paras más por miedo a no captar lo que quieres".
Photographs Annie Leibovitz 1970­1990, su libro más reciente, es un gran éxito. La obra reúne una a una las fo­tografias de la exposición del mismo nombre que está recorriendo Estados Unidos con una gran aceptación y que también se podrá ver en Europa este mismo año.
Las fotos-retrato de personajes como John Lennon, Whoopi Gold­berg, Mijaíl Baryshnikov, Sammy Da-vis, Ella Fitzgerald, Tennessee Wil­liams y Mick Jagger, entre tantos otros, representan, a juicio de Alan Fenr, director de la National Portrait Gallery, de Washington, el "más claro ejemplo de la vitalidad de la cultura ac­tual y, al mismo tiempo, la muestra de uno de los trabajos fotográficos más importantes de este siglo".
"Algunas de sus fotografías, como la de John Belushi y Dan Aykroyd —The Blues Brothers—, contienen tal cantidad de información visual que se han convertido en marcados ejemplos de una época, a la vez que consiguen perpetuar un personaje en la mente del público", ha explicado William Stapp, uno de los responsables de la exposi­ción itinerante sobre el trabajo de la fotógrafa.
Desde el periodo underground desa­rrollado en sus primeras colaboracio­nes en Rolling Stone hasta el suntuoso trabajo desplegado en Vanity Fair, Leibovitz ha forjado un estilo propio, que combina la teatralidad con la inti­midad del personaje de tal forma que consigue presentarlo ante el público tal y como es, sin tapujos ni engaños. Sus fotos son inteligentes y audaces, y su nivel de popularidad es tal que en estos momentos pocos se resistirían a posar para ella con las ropas








Una guerra con apellidos
Uno de los últimos y más alabados trabajos publicados por Leibovitz en Vanity Fair es un extenso
reportaje sobre los protagonistas de la guerra del Golfo, y en el que aparecían, entre otros, los
generales Norman Schwarzkopf y Colin Powell, el portavoz del Pentágono Pete Williams, el
periodista de la CNN Peter Arnett, el ex secretario general de las Naciones Unidas Javier Pérez
de Cuéllar y el bombardero invisible F 117-A. Faltaba el presidente iraquí, Sadam Husein.
"Fue un reportaje muy difícil porque el conflicto había terminado y era necesario explicar
gráficamente quién había estado implicado en la guerra; bueno, en aquella masacre. Mostré a los
personajes uno por uno, tal y como yo los veía".




y la postura que la fotógrafa decidiera. La carrera de Lei­bovitz es fácilmente reconocible si uno hace el esfuerzo de recordar determi­nadas fotografías. Por ejemplo, la ima­gen de Bruce Springsteen saltando so­bre una bandera norteamericana.
Pero la de Springsteen no es la úni­ca. Hay otras muchas instantáneas que los españoles reconocerían de inmedia­to. Fotografías que han ocupado por­tadas de revistas semanales y suple­mentos de periódicos que han servido para captar la atención del público. Muchas de esas fotos se han publicado en El País Semanal y también en Life, Esquire, Vogue, Paris Match, Elle y Stern.
Leibovitz rechaza por completo que esté dedicada única y exclusiva­mente a retratar a la beautiful people o a la América con glamour. Declara con firmeza que no se olvida de la cara os­cura de su país, la imagen de la Améri­ca de los vagabundos, el sida, las mino­rías, la pobreza y la violencia. "Natu­ralmente que me interesa esa otra América, vivo en este país. Trabajo las 24 horas del día, y quiza sí que debería fotografiar más a la gente de la calle. Reconozco que seria más interesante hacer las fotos que me gustan en lugar de las que me encargan; pero éste es mi trabajo y, además, después de 20 años, creo que estoy en una posición privile­giada, pero también de gran responsabi­lidad".







Greg Louganis.
Desde el periodo underground de sus primeras colaboraciones en Rolling Stone hasta el suntuoso trabajo de Vanity Fair, Leibovitz ha forjado un estilo propio que combina la teatralidad con la intimidad del personaje para presentarlo ante el público sin tapujos ni engaños. En este caso, el retratado es el nadador Louganis.



La fotógrafa nació en Connecticut hace 42 años. El trabajo de su padre, coronel de las Fuerzas Aéreas norte­americanas, le permitió visitar desde niña diferentes zonas de Estados Uni­dos e intuir que la diferencia de carac­teres y paisajes configuran un entorno globalmente común que sólo puede ser captado con una cámara.
Su carrera comenzó en los años se­
tenta, cuando inició cursos de pintura y fotografía en el San Francisco Art Institute, poco después de pasar unos meses en un kibutz israelí. "No me gus­ta hablar de política, pero estoy con­tenta de que árabes e israelíes estén tra­tando de arreglar sus diferencias, aun­que sé que es difícil porque se trata de un problema tan antiguo como la his­toria".
Con sólo 19 años de edad y con unos pocos ejemplos impresos de su in­
terés por la fotografía, Leibovitz envió su currículo a Rolling Stone. El editor, Jann Wenner, recibió el material poco antes de abandonar Nueva York para entrevistar a John Lennon y quedó tan impresionado que le pidió que le acompañara para que se encargara de las fotos. Su primer trabajo no pudo ser mejor: portada de la revista. Leibo­vitz explica que "nunca podré olvidar la sensación que representó ver una de mi fotografías en la portada de un Ro­lling Stone colgado en un quiosco de San Francisco". Tres años después, en 1973, era ya la responsable del depar­tamento de fotografía de la publi­cación.
Su asociación con Rolling Stone duró casi una década. Es memorable su exclusiva visión de la gira del con­junto The Rolling Stones por Estados Unidos en 1975. Sus imágenes de Jag­ger, Keith Richards y las demás pie­dras rodantes en moteles, camerinos y on the road configuran, sin duda, unas de las páginas más geniales de su por­tafolio. Elton John, Michael Jackson, Ronald Reagan, Bob Dylan, Joan Báez, David Lynch, Diane Keaton, Miles Davis, Jodie Foster y Magic Johnson son otros ejemplos de la va­riedad de personajes que han pasado a través de sus lentes.
Sus retratos se han convertido tam­bién en las imágenes de carteles y cam­pañas publicitarias, como la desarro­llada para American Express, en la que incluyó a Luciano Pavarotti y Ray Charles.
Todo ello ha hecho que la propia Leibovitz sea tan o más famosa que muchos personajes que posan para ella. La fotógrafa justifica su éxito con su primera experiencia profesional. "Rolling Stone me enseñó", dice, antes de reconocer que sigue evolucionando. "Me gusta mucho lo que estoy hacien­do y quiero seguir adelante, pero me gustaría mucho más elegir lo qué quie­ro hacer. Después de tantos años tra­bajando para revistas de noticias, quie­ras o no, estás tan influenciada por el medio en el que trabajas que los quie­res complacer. Ahora me siento un poco dando vueltas en círculos y por eso quiero volver a complacerme a mí misma".
La famosa retratista inició su carre­ra trabajando con cámaras de 35 milí­metros, pero hoy sus teorías acerca del material que utiliza son sorprendentes. "El blanco y negro es muy dramático, muy documental, muy real, pero el co­lor tiene la cualidad de captar. Yo lo




Paul McCartney.
Basta forzar un poco la memoria para que acudan varias imágenes que han fijado la personalidad de
los retratados. Entre ellas, muchas son del mundo de la música: las célebres de los Rolling Stone, Bruce Springsteen, Bob Dylan, Joan Báez, Michael Jackson y ex beatles como John Lennon y Paul
McCartney.




utilizo de una forma muy natural, el color intimida, pero tiene fuerza. Utilizo toda clase de herramientas, y si tengo que cambiarlas, las cambio. Para mí las cámaras son como computadoras, sirven o no sirven. No tienen nombres ni las idolatro. Uso Cannon, Nikon, Polaroid, Has­selblad, y en cuanto a la película, uti­lizo la que necesito en cada momen­to, dependiendo de la foto que quiero hacer, Kodak, Fuji o Agfa".
Después de haber fotografiado a miles de personas y de haber inmorta­lizado a las caras más famosas de Es­tados Unidos, Leibovitz tiene pen­diente una fotografía: su autorretrato. Ella confiesa que piensa muchas veces en esa foto. "Es un trabajo difícil, na­die más debería estar presente, pero es dificil colocarme al otro lado de la cá­mara para captar mi propia imagen, y si eso ocurre será como hacer una foto en la oscuridad". 



El Pais Semanal año 1991


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