lunes, 20 de febrero de 2012

Historia reciente en viñetas

El "cómic" como crónica lúcida de una sociedad en transformación


CARLES SANTAMARIA
Quizá no exista otro medio de expresión artística con la inme­diatez del comic para reflejar todo aquello que sucede en el mundo real. Los historietas se han convertido en unos lúcidos cronistas de una sociedad cam­biante, más allá de los aconteci­mientos puntuales considerados como noticias. Sus autores han desarrollado a veces un gran sen­tido de la anticipación.
El acelerado final de los regí­menes estalinistas, consumidos por el fuego interno de las protes­tas populares en los últimos me­ses, fue predicho en cierta medi­da por Enki Bilal y Pierre Chris­tin en la historieta Partida de caza, que empezó a publicarse en la revista francesa Pilote en 1981. Destacados dirigentes de los paí­ses del Pacto de Varsovia se reú­nen en una villa polaca para par­ticipar en una cacería, convoca­dos por Vassili Alexandrovich Chevchenko, responsable sovié­tico de las relaciones con los paí­ses hermanos.
La acción, situada a princi­pios de los ochenta, plantea la necesidad de modificar las rela­ciones de la URSS con el resto de países socialistas, para acabar con el principio de soberanía limi­tada de la era Breznev. En el transcurso de esta partida de caza se desarrolla una soterrada lucha entre el partidario del con­tinuismo, Serguei Chavanidze, y el reformista Chevchenko, que quiere promocionar a su protegi­do Evgueni Golozov. El triunfo final de éste, a costa de la vida del continuista, es toda una ale­goría sobre la lucha por el poder desarrollada en el seno del PCUS.





Anticipación 

"Yo soy un verdadero internacionalista, como Vassili Alexandro vich, y quiero que las democracias populares puedan elegir si propio camino... si todavía es posible". Estas palabras de Golozov se aproximan bastante a la propuesta que Gorbachov hizo sobre las relaciones con los países socialistas unos años más tarde. Curiosamente, uno de lo personajes de Partida de caza se llama Ion Nicolescu y en este comic se le presenta como el jefe de la temida Securitate rumana Pierre Cristin señaló en una ocasión: "Para el guionista de comics ante todo es recomendable tener ideas, lo cual no es tan fácil".
La intentona golpista española del 23-F no escapó al escarnio de las páginas de El Víbora, que editó un número llamado Especial golpe. Mariscal, Isa Feu, Gilbert Shelton, Max, Martí, Mon­tesol, Miguel Ángel Gallardo y Juan Mediavilla fueron algunos de los que dibujaron una punzan­te visión sobre los sucesos de aquella noche. Especialmente di­vertida resultó la historieta Teje­ro no era Tejero, era Fumanchú, de Onliyú y Martí, en la que se explicaban algunos de los planes secretos del pérfido oriental que había suplantado la personalidad del teniente coronel golpista: "Con el unico fin de que los eu­ropeos no pudieran conciliar el sueño, Fumanchú pensaba poner en funcionamiento todos los tan­ques, metralletas, morteros, ba­zookas y bombas que tuviera bajo su control".
Josep Maria Berenguer, edi­tor de El Víbora, revista que aca­ba de cumplir 10 años, no duda en afirmar: "Nuestra publicación ha desarrollado una actitud críti­ca, con ciertas dosis de cinismo y no exenta de crudeza, sobre la sociedad". El Víbora aglutinó a una serie de dibujantes y guionis­tas que en la segunda mitad de los setenta habían publicado en un sinfín de revistas underground de efímera vida. Personajes como Makoki, Anarcoma o Sarita se han convertido en símbolos de la rebeldía frente al sistema.
El semanario de humor gráfi­co El Jueves constituye un fenó­meno singular. Con una tirada semanal que llega a los 150.000 ejemplares, los dardos envenena­dos de sus dibujantes se han diri­gido a aquellos personajes o he­chos "que han protagonizado la salvajada de la semana", según dice Oscar, una de las firmas más conocidas de la casa. Este dibu­jante afirma que desde esta revis­ta "se desarrolla un tipo de perio­dismo en el que no nos inventa­mos nada, simplemente exagera­mos un poquito las cosas, aun­que en muchas ocasiones no es necesario hacerlo".
Uno de los éxitos de venta de El Jueves son Las historias de laputa mili, obra de Ivá, autor también de Makinavaja, el último chorizo. La clave del éxito de estas historietas, según su autor, "reside en explicar las cosas de una forma directa". El sargento chusqero de estos comics no logra meter en cintura a unos reclutas que simplemente ignoran sus ór­lenes. Otra generación, la que ha pasado de la adolescencia a la madurez en los ochenta, también se puede ver reflejada en las Vidas ejemplares de Montesol, para quien este grupo de españoles `todavía tiene que decir lo suyo".

Tribus y superhéroes 

Max ha reflejado a lo largo de su evolución artística las denominadas tribus urbanas, en unas historietas rebosantes de imaginación. Si empezó a ser conocido gracias a Gustavo, un hippy bastante irascible, la popularidad le llegó con Peter Punk, un personaje con cresta y cadenas que encarna a un particular Peter Pan. "Para mí", dice Max, "ha resulta­do muy interesante hacer historietas que daban muchas claves de la gente de mi edad".
El renacimiento de los superhéroes en Estados Unidos a me­diados de los ochenta no es pre­cisamente fruto de la casualidad. Una vez que la amenaza soviéti­ca parece conjurada en el exte­rior, el enemigo de la sociedad norteamericana vuelve a ser el maleante. La viva polémica que suscitó el caso de Bernard Goetz, conocido como el vengador del Metro de Nueva York, tuvo su reflejo en el comic Watchmen, del guionista Alan Moore y el di­bujante Dave Gibbons. El análi­sis del papel que juegan los justi­cieros de calzón largo, persona­jes que actúan al margen de la ley, ha tenido su máximo ejemplo en el relanzamiento de Batman, con adaptación cinematográfica incluida.


EL Pais, domigo 31 de diciembre de 1989

No hay comentarios: