domingo, 12 de febrero de 2012

El pato Donald Clasicos del comic








Ciudadano pato


"Todo empezó con un ratón", le gustaba de decir a Walt Disney para justificar el éxito de su imperio multimedia. Todo empezó con un ratón llamado Mickey, en efecto, pero hay quien duda que el estudio Disney hubiera podido proseguir su larga y fructífe­ra carrera de no ser, además, por un pato. En efecto, Donald, creado en 1934 para el corto animado La gallinita sabia (The Wise Little Hen), perteneciente a la serie Silly Symphonies, se convirtió al instante en un éxito entre el público gracias a su voz chillona, cortesía del actor radiofónico Clarence Nash, y a su previsible mal genio. Mickey, convertido ya entonces en una estrella mundial, acabó siendo víctima de su propia fama; sus fans no le permitían tener defectos, lo que limitaba las posi­bilidades de sus gags y las situaciones cómicas de sus dibujos animados. Quizá por eso Disney dio luz verde a la creación de Donald; el pato era lo que el ratón no podía ser: egoísta, holgazán, vani­doso, malhumorado y otros adjetivos nada agradables. En resumen, el vivo retrato del ciudadano medio, lo que hizo que el público se viera reflejado en su personalidad y lo convirtiera en un per­sonaje casi tan popular como Mickey. Poco después de aparecer como secundario en varios cortos de Mickey, Donald obtuvo su propia serie de cartoons a partir de 1936.







 Fueron los animadores Dick Huemer y Art Babbit los que le dieron su aspecto gráfico inicial, que después perfeccionarían Fred Spencer y Dick Lundy; pero sin duda corresponde a Carl Barks y a Jack Hannah, guionistas del equipo que producía los cortos de Donald habitualmente dirigidos por Jack King, el mérito de haber consilidado su personalidad definitiva.
Tras conquistar el mundo de los dibujos animados, Donald saltaría a la historieta el mismo año de su debut en una adaptación en viñetas de La gallinita sabia.
Después de aparecer como secundario en la tira diaria de Mickey, ilustrada por Floyd Gottfredson, en 1938 obtiene fi­nalmente su propia tira con Bob Karp como guionista y Al Taliaferro como dibujante.


Tanto los dibujos animados como los cómics ayudarán a convertir a Donald en un mito y con la
 aparición de su novia Daisy y sus sobrinos Jorgito, Juanito y Jaimito (Huey, Dewey and Louie), nacerá su "familia".
Aunque en los años treinta ya había protagonizado algunas aventuras largas dibujadas en Italia, es
en 1942 cuando Barks y Hannah realizan la primera historia larga de Donald para el comic-book Four Color, Donald y el oro del pirata (Donald Duck Finds Pirate Gold) –basado en un guión para un proyecto de largometraje que no llegó a ver la luz. Poco des­pués, Barks dejaría el estudio de animación de Disney para emprender, durante más de dos décadas, una prolongada y feliz carrera como dibujante de los co­mic-books protagonizados por Donald, ampliando aún más su familia con nuevos miembros, tal como se describe más adelante en estas mismas páginas. Hannah, por su parte, permanecería en el estudio, llegando a ser, en 1944, director de los cortos de Donald, a los que dotó de una comicidad y un ritmo propios de directores de estudios rivales como Tex Avery, pero poco frecuentes hasta entonces en las producciones Disney. Creo además nuevos contrin­cantes para el pato, como las revoltosas ardillas Chip y Chop (Chip'n' Dale) o el bobalicón oso Humphrey (un antecedente del Yogui de William Hanna –sin ha­che final- y Joe Barbera).










Hasta principios de los sesenta -cuando el cortometraje destinado a los cines dejó de ser rentable‑
Donald protagonizó más de un centenar de cartoons, además de aparecer en varios largometrajes, incluyendo las películas de inspiración latinoamericana Saludos, Amigos y Los tres caballeros. Fue nominado en diez ocasiones al Oscar por otros tantos de sus cortos, ganando en 1943 la estatuilla por Der Führer's Face, cinta realizada en plena II Guerra Mundial donde el pobre Donald sufrer sus propias plumas la vida diaria en la Alemania nazi, en lo que felizmente resulta ser una pesadilla.
Además de Barks y Taliaferro, muchos otros dibujantes de historietas, no sólo norteamericanos sino también europeos y latinomericanos han dado vida a sus aventuras . En los comic-books publicados en EE UU primero por Dell y después por Gold Key, destacan autores como Tony Strobl, Jack Bradbury, Paul Murry, Pete Alvarado, Al Hubbard y Robert Gregory, entre muchos otros. Más recientemente, Don Rosa y William van Horn han recogido la antorcha, creando nuevas aventuras de los patos Disney que continúan con la tradición de aliar aventura y sátira tan sabiamente iniciada por Barks.







En Italia, sin duda el país de mayor producción de historietas Disney si exceptuamos su país natal, decenas de dibujantes – además de crear para él un "otro yo" superheroico llamado Patomas (Paperinik)– han producido miles de historias protagonizadas por Donald y sus amigos, de las que ofrecemos aquí una pequeña muestra. Otros notables duck men europeos incluyen al holandés 
Daan Jippes, el danés Freddy Milton y el alemán Volker Reiche. Entre los españoles, destaca el catalán Miguel  Pujol, que llegó a situar una aventura de Donald, sus sobrinos y el Tío Gilito en Barcelona, donde iban en busca de un cuadro de Picasso. Entre los artistas latinoamericanos, el chileno Vicar (seudónimo de Victor Arriagada Ríos) se ha convertido en uno de los más firmes herederos del "estilo Barks", al igual que el argentino Daniel Branca. A todos los nombres citados se les ha ido incorporando en los últimos años una nueva generación de dibujantes y guionistas dispuestos a conseguir con sus viñetas que estos patos vivan nuevas aventuras.

Hoy día, recién cumplidos sus 7o años, Donald sigue estando de moda y no sólo en los cómics; desde hace un par de décadas ha vuelto a la animación. No sólo comparte aventuras con
Mickey, Goofy y otros héroes Disney en varios mediometrajes y largometrajes editados en vídeo y DVD –incluyendo el reciente Mickey y los Tres Mosqueteros- también aparece en las series televisivas Patoaventuras y Quack Pack y protagoniza en la actualidad nuevos cortos de la serie Mouseworks. A pesar de los años, Donald sigue manteniendo su carácter de siempre; ése es justamente el secreto de su larga vida. Estamos seguros de que seguirá ganándose el afecto de niños y mayores durante los próximos 7o años.










El Estilo

Las tres historias que abren este volumen se deben al inconfundible talento de Carl Barks, el "hombre de los patos" y pertenecen a su período de mayor esplendor creativo; finales de la década de los cuarenta del siglo pasado: Donald y el zombi (Voodoo Hoodoo, publicada originalmente en Estados
Unidos en el número 238 de Four Color, 1949) está inspirada en White Zombie, una película protagonizada por Bela Lugosi, más conocido por su papel en la versión ci­nematográfica original de Drácula. Es también una de las primeras ocasiones en que aparece Tío Gilito –creado dos años atrás- cuyo carácter y modus operandi definitivo estaba cimentando Barks. Donald y el misterio de los Andes (Lost in the Andes, núm. 223 de Four Color, 1949), aventura clásica en la que los patos se dirigen a los Andes en busca de huevos cuadrados, es considerada por mu­chos como la mejor jamás realizada por Barks llegando incluso a inspirar a su sucesor, Don Rosa, para una secuela de finales de los años ochentaen la que la familia de Donald regresaba al mismo escenario, esta vez en compañía de Tío Gilito. Donald y el tesoro vikingo (Luck of the North, núm. 256 de Four Color, 1949) presenta el primer encuentro importante entre Donald y su primo y rival Narciso Bello –creado el año anterior- en el que el primero se atreverá a poner a prueba la casi increíble bue­na suerte del segundo. Dana Coty, redactor deJudge -revista en la que el "hombre de los patos" pu­blicó algunos chistes a principios de los años treinta, antes de incoporarse al estudio Disney- fue el que sugirió a Barks la idea para esta historia.
Las restantes aventuras son un buen ejemplo de la extensa producción italiana de historietas Disney.
Los tres dibujantes aquí presentes son sólo un pequeño ejemplo del rico elenco de artistas de este país que han puesto su lápiz al servicio de Donald, Mickey y su pandilla. Faltan otros, como Luciano Bottaro, Marco Rota, Giovan Battista Carpi, Luciano Gatto y un largo etcétera.
El inagotable Giorgio Cavazzano, autor de la última historia, también es creador de numerosas series no Disney, como la de la pareja de detectives Altan Johnson o el western Peter O' Pencil. En Donald y el in­sólito "remake" rinde un simpático homenaje a una aventura de Mickey realizada por Floyd Gottfredson en tiras diarias, Mickey periodista (Mickey Runs His Own Newspaper), aparecida originalmente en EE UU en 1935.













 Aunque no haya inventado a Donald, Carl Barks es conocido co­mo el "hombre de los patos". Un afectuoso apodo, que deriva del hecho de haber definido para siempre la personalidad del prota­gonista y sus características gráficas. Donald Fauntleroy Duck, o el Pato Donald, tras su debut el 9 de junio de 1934 en el cortometraje animado La gallinita sabia, pasa a los cómics el 16 de septiembre del mismo año gracias a la colaboración de Al Taliaferro, futuro dibujante de las tiras diarias de Donald. El éxito lleva a la Disney a unir a Donald y Mickey; así, en febrero de 1935, Floyd Gottfredson inmortaliza este acontecimiento histórico .






En Italia, en 1937, el periodista Federico Pedrocchi dedica a Donald su primera historieta larga: Donald y el misterio de Marte. Para poder disfrutar de una aventura más larga, los lectores americanos tendrán que esperar hasta 1942, cuando Carl Barks y Jack Hannah enviaron al pato en busca del tesoro del pirata Morgan en Donald y el oro del pirata. Será precisamente Barks, ex-animador de la Disney, nacido el 27 de marzo de 1901 en Merril (Oregón), quien hará de Donald un personaje valorado en los comic-bo­oks, moldeando su carácter y construyendo a la vez un verdadero universo poblado de personajes inolvidables. En 1944 crea la ciudad de Patoburgo y da vida a personajes como el avaro Tío Gilito (Uncle Scrooge, 1947), el afortunado Narciso Bello (Gladstone Gander, 1948), los Jóvenes Castores (Junior Woodchucks, 1951), los Golfos Apandadores (Beagle Boys Inc., 1951), el inventor Ungenio Tarconi (Gyro Gearloose, 1951), la bruja Mágica (Magica de Spell, 1961) y el rival de Gilito John D. Rockerduck (1961).

A partir de los años 5o también en Italia se desarrolla una nueva escuela de autores, con Luciano Bottaro, Giovan Battista Carpi, Romano Scarpa, -- Massimo de Vita y Giorgio Cavazzano. En 1952, en la colección Albi d'Oro, Bottaro se estrena con Donald y la condecoración y dibuja para la revista
Topolino (nombre de Mickey en italiano) Donald y los platillos volantes, historias gracias a las cuales obtiene un récord, ser el dibujan­te que más tiempo ha colaborado con Disney: más de medio siglo.
A Hiovan Battista Carpi se debe la primera "gran comedia", Donald príncipe de Dunimarca (1960), la creación gráfica de Patomas (1969) -identidad se­creta de Donald- y la fundación, a finales de los años 8o, de la Academia Disney, centro donde se formarán los nuevos talentos, confirmando definitivamente una pasión creativa que se había convertido en su verdadera vocación. Su larga carrera le valió, en 1997, el doctorado honoris causa en Ciencias de la Educación de la Universidad de Bolonia.

Romano Scarpa comienza a escribir y dibujar historietas en 1956, con Donaid y los langostinos en salmuera, inaugurando una galería de nuevos personajes que enriquecen el universo patoburgués. La primera es la impetuosa Brigitte (1961). Un año después surge el pícaro negociante Hilofino, y poco después la adolescente Pata Ye-Yé (1966) Massimo de Vita inicia a los dieciocho años un largo aprendizaje en la redacción de Disney.

Después de varios trabajos gráficos, se dedicará a los patos a partir de la historia Tío Gilito contra Mandracchio (1962), inspirada en la línea gráfica de su padre Pier Lorenzo, uno de los grandes de la historieta italiana. Massimo desarrolla un estilo personal e inconfundible, ocupándose frecuentemente de Patomas. Cinco años después, Hiorgio Cavazzano publica su primera historia, Donald y el hipo con martillo, donde junto a Donald aparece su primo Patoso. Fue una señal: una década después, Cavazzano da vida a la novia de Patomas. Más tarde, Carlo Chendi lanzará otros personajes como el cán­dido pato extraterreste O.K. Quack.


Las historias
El éxito de Donald en el cómic se debe por encima de todo a los clásicos de Carl Barks, maestro en combinar humor, emoción y aventura. De la colección de comic-books Four Color proceden las tres primeras historias de este volumen. La primera, Donald y el Zombi (1949), revela al público el
oscuro pasado del Tío Hilito que ocupó y destruyó un terreno africano consagrado a los dioses del vudú. Para vengarse, setenta años más tarde un zombi llegará a Patoburgo tras la pista del magnate. La obra maestra Donald y el misterio de los Andes (1949; originalmente editada en España
como Andes lo que andes, no andes por los Andes) nos lleva a una región de Perú, habitada por des­cendientes de los Incas que hablan nuestro idioma, el cual aprendieron en 1868 gracias a otro in­truso, el profesor Gorgorito. Por último, el escenario de Donald y el tesoro vikingo (1949) es Alaska, donde un atormentado Donald intenta engañar a su primo Narciso Bello para cambiar su conoci­da buena suerte.
Como contraste a las clásicas obras de Barks, publicamos las de un trío italiano. Primero, ¡Donald agente del F.B.I.! es una comedia de enredo de Romano Scarpa, en la que Donald evidencia un ele­mento fundamental de su personalidad: la alienación de la realidad, producto de la inconsciencia. Completan el volumen dos dibujantes de la generación "intermedia", que precede a la nueva hor­nada de la Academia Disney. El primero es Massimo DeVita, con la aventura escrita por Hiorgio
Pezzin Donald y la casa electrónica; el segundo es Cavazzano, que en Donald y el insólito "remake"
"disfraza" a los protagonistas para revivir el look de los años 30, cuando el gran Hottfredson los ha­bía hecho actuar en el clásico de 1935 Mickey periodista, ambientado en una América oprimida por los gángsters de Al Capone.


Donald en España


Donald hizo su primera aparición en los tebeos espa­ñoles en las páginas del semanario Mickey publicado por Editorial Molino en 1935-36, que incluía las páginas dominicales del ratón, en las que
el pato ya aparecía como personaje secundario antes de conseguir su tira propia.
A mediados de los años cua‑renta, Editorial Bruguera publicó la serie de cuadernos apaisados Colección Walt Disney, incluyendo títulos dedicados a Donald, que pueden considerarse como la primera publicación en España de las historietas de Carl Barks. A finales de esa década, Ediciones Recreativas –inicialmente Editorial Fantasía- se hace con la exclu­siva del material Disney, publicándolo en la colección Dumbo, que reproducía el formato de los comic-books americanos, ofrecien­do la mayor parte de la producción de Barks, aunque, lamenta­blemente, presentando sus historietas y las de los demás dibujantes Disney totalmente redibujadas.
En-1965, Ediciones Recreativas inicia una nueva etapa de la co­lección Dumbo, ahora reconvertida en tomos mensuales de 80 páginas, a la vez que crea el semanario Pato Donald, inicial‑
mente en un formato grande similar al de la popular revista francesa LeJoumal de Mickey, pasando luego al formato de bolsillo. En 1974, Masivars Ediciones publicó dos gruesos volúmenes, Yo Pato Donald y Yo Tío Gilito, procedentes de una edición italiana, que incluía en cada uno de ellos una antología de las mejores historias de Barks. -1976 marca un cambio de editorial: el material Disney es ahora publicado por Ediciones Montena en su semanario Don Miki, que imita el formato de la revista italiana del personaje, Topolino, y contiene sobre todo las historietas dibujadas en Italia. Montena publicaría otros títulos Disney: Don Donald, Disneylandia, Yo Donald. una nueva etapa de Dombo y varios títulos especiales, incluyendo una serie de álbumes de tapa dura que publicaban material clásico de Barks.
En 1989, los derechos para España de los cómics Disney van a pa­rar a Editorial Primavera, que publica cerca de una decena de títulos en diversos formatos, incluyendo una serie de álbumes de tapa blan­da que vuelven a incluir historias de Barks.
Ediciones B lanza a mediados de los 90, dentro de la colección Olé Disney, una buena selección de material, incluyendo más historie­tas de Barks y La vida del Tío Gilito, de Don Rosa. También editó los mensuales Top Disney y Minnie, aunque poco tuvieran que ver con el cómic.
Actualmente, es RBA, asociada con el importante grupo paneu­ropeo Egmont, la encargada de editar las nuevas aventuras de Donald y demás personajes Disney en la revista mensual Mickey, además de en una nueva serie de álbumes.






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