domingo, 25 de septiembre de 2011

Taller De Manga DIRIGIDO POR KENNY Ruiz Del 27 al 29 de Septiembre de 2011




Taller De Manga
DIRIGIDO POR KENNY Ruiz
Del 27 al 29 de Septiembre de 2011
El CAC Málaga, Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, presenta el I Taller de Manga, bajo la dirección del artista Kenny Ruiz.
Kenny Ruiz es uno de los máximos exponentes del arte manga en España, galardonado en el año 2005 por su obra Barcelona como autor revelación, mejor guión y obra. Fuera de nuestras fronteras ha sido reconocido en Francia por su trilogía El Cazador de Rayos como mejor autor y dibujo en el año 2007.
Actualmente está trabajando en la serie inspirada en el Universo de Julio Verne, El Misterio de Nemo y ha sido profesor en la Escuela Josso Barcelona y en E.S.D.I.P. Madrid.
El taller está dirigido a estudiantes de Bellas Artes, jóvenes artistas y a todas aquellas personas con conocimientos previos de Manga.
27 de septiembre de 16.30 a 20.30 Diseño. Elegir argumentos y personajes, diseñarlos psicológica y artísticamente para poder desa­rrollarlos en una serie longeva.
28 de septiembre de 16.30 a 20.30. Narrativa. Analizar las virtudes de la narrativa del Manga, sus características principales, y las ma­neras de potenciarlas. Realización del story-board, es decir, de un sencillo guión preestablecido.
29 de septiembre de 16.30 a 20.30. Dibujo. Método y materiales para entintar el estilo Manga, que consiste en el entintado con rotuladores calibrados sobre una página profesional.
Los alumnos deberán ir provistos del material necesario para el desa­rrollo del taller, que deberá incluir como mínimo:
Libreta de bocetos de papel de calidad media de 80 gr. como mínimo
Lápiz HB negro
Portaminas 0,50 mina HB negras y azules
Goma
Regla de 50 cm y cartabón
Rotuladores 01, 02, 04, 08 negro
Rotulador grueso edding 1.200 negro
Regla de elipses
Inscripcion y matricula:
Debe entregarse el impreso de matricula debidamente, cumplimenta­do, junto con la copia de ingreso bancario de 100 euros+, en la recepción del CAC Málaga, antes del próximo día 26 de septiembre. El número de plazas está limitado a 18. La matricula se realizará por riguroso orden de llegada. Los asistentes al taller recibirán un certificado de asistencia.


Centro de Arte Contemporáneo de Málaga
C/ Alemania s/n. 29001. Málaga. www.cacmalaga.org Tfno.: 952 12 00 55 Fax: 952 21 01 77
E-mail: cacmalaga@cacmalaga.org

Imaginamalaga 7.0



El comic, o el manga, hace tiempo dejó de ser un objeto de consumo masivo, pero sigue siendo parte de deseo y de un pastel muy apetecible, y aunque no lo fuese las personas que gustan de su disfrute son apasionadas. Así, uno de nuestros motores gráficos particular, Javier Mena, era uno de los invitados a la reunión anual en Málaga para cualquiera que disfrute con cariño de un universo muy variado y apasionante. Invitados como James O´barr creador de "El Cuervo", y varios autores nacionales de proyección internacional.









Charles Dana Gibson


La disección de la sociedad entera a escala miniaturizada no es nada nuevo en América ni en ningún país que se encuen­tre invadido por los medios de comunicación. La influencia que actualmente ejercen el cine, el teatro y la televisión so­bre el hombre de la calle fue ejercida a principios de la dé­cada por los ilustradores de las grandes revistas que, sin du­da con mayor lentitud que hoy pero con la misma efectivi­dad, llevaban las corrientes de las modas y las costumbres
de un país a otro o de una parte a otra de la misma nación. Ese es el caso de Charles Dana Gibson, un hombre que, a través de su plumilla certera y aguda supo plasmar y retra­tar de modo imborrable toda la realidad social y estética de la América que le tocó vivir.
Gibson nació el 14 de septiembre de 1867, en el seno de una familia unida y feliz pero de medios modestos. Su padre era Charles DeWolf Gibson, un teniente de la guerra civil, y su madre una alegre ama de casa llamada Josephine Elizabeth Lovett.



 El muchacho mostró precozmente sus inclinaciones artísticas, pero curiosamente sus primeros instrumentos no fueron lápices ni, pinceles, sino tijeras. A partir de una li­gera enfermedad que le retuvo algún tiempo en cama, su padre se dedicó a distraerle mostrándole lo que podía obte­nerse tan sólo con unas tijeras y un papel, ayudados por mucha imaginación y una cierta destreza manual. El alum­no superó al maestro, y al poco tiempo el joven Charles era capaz de realizar sorprendentes finuras con esos senil‑
líos medios: hombres, mujeres, árboles, pájaros, peces, cua­drúpedos, dotados de toda la ingenuidad de sus manos in­fantiles pero también de un evidente sentido del humor al que se añadía una gran dosis de observación.
Años más tarde, ya en la escuela superior, el talento artísti­co de Charles se hizo tan evidente que su familia, que por aquel entonces vivía en Flushing, Long Island, le hizo in­gresar en la Liga de Estudiantes de Arte. Charles aprobó el examen de ingreso con altas calificaciones. En aquel tiem­po, la Liga de Estudiantes era una de las mejores escuelas de arte del país, fecuentada por excelentes profesores, y Charles Dana Gibson trabajó intensamente durante dos años en aquella estimulante atmósfera. Tratando de com­probar en la práctica el resultado de aquellos años de tra­bajo, Gibson se hizo a la idea de dedicarse profesionalmente al dibujo y al cabo de cierto tiempo, concretamente en el invierno de 1886, vendió su primer dibujo a la revista Life por cuatro dólares. Ese fue el modesto comienzo de lo que sería toda una vida dedicada al arte.
La aeumilla era el utensilio de dibujo que más le fascinaba. Diariamente observaba y estudiaba la obra de los dibujantes que habían hecho que la ilustración americana fuera. cono­cida en todo el mundo. De una edad aproximada a la suya
era un joven ilustrador, llamado Frederic Remington, que por aquel entonces comenzaba ya a atraer la atención del público y los entendidos. También Remington se había for­mado a su lado, en la Liga de Estudiantes de Arte.





Gibson amplió su campo de estudios y observación y, des­pués de haber analizado la ilustración americana, dedicó su atención a los grandes nombres que atraían la atención de Europa. Dos de los más destacados, y que ejercieron en Gibson una profunda influencia, fueron el español Daniel Vierge, radicado en Paris, y el alemán Adolf Menzel. Tam­bién se sintió atraído por la escuela británica y por nom­bres como George Cruikshank, John Leech y Charles Keene, pero sentía una admiración especial por George du Maurier, cuyas figuras tenían una elegancia y suavidad que bien pronto Gibson trató de trasladar a las suyas.
Poco a poco, Gibson se había hecho un nombre entre el público americano, que comenzaba a reclamar más y más producción del artista. Su popularidad llegó a tal extremo que pronto no hubo prácticamente en toda América ni un solo hogar en que el arte de Charles Dana Gibson no se en­contrara presente de una forma o de otra. Sus dibujos fue­ron trasladados a souvenirs, almohadones, fundas de almohada, manteles, cajas de cerillas, objetos de porcelana,
abanicos, paraguas, sombrillas, cortinas papales para pare­des, ceniceros, platos, vasos, copas...
Un pasatiempo muy en boga en aquell aépoca, la aerografía, animó a muchos de sus admiradores, que se dedicaron a im­primir al fuego reproducciones de los dibujos de Gibson so­bre cueto y madera. Las cabezas de sus famosas muchachas llegaron a ser convertidas en patrones para las jovencitas que comenzaban a bordar sus primeros pañuelos de ado­lescentes...
Muchos de esos objetos se han convertido ahora en joya de coleccionistas y forman parte de la historia del arte y la decoración en varios museos americanos.

Como ilustrador, Gibson fue durante muchos años uno de los más firmes soportes de la revista Life. Sus dibujos fue­ron recoaelados y publicados en una serie de álbumes alar­gados que tuvieron una enorme difusión en todos los esta­dos de la Unión, puesto que los tipos y las escenas que re­presentaban eran comunes a todos y cada uno de ellos. Mendigos, muchachas, ricos opulentos: viejas borrachas, escenas callejeras, todo un mundo que podía verse con sólo abrir la puerta de la proaea casa. En eso residió el éxito a escala nacional de Charles Danta Gibson.

Pero ¿cómo era Gibson en su vida íntima, privada y fami­liar? La respuesta casi es obvia. Basta con echar una ojeada
a su obra para advertir que le interesaba todo aquello que estaba a su alrededor, lo que formaba su vida. América, la sociedad, las anécdotas que esa misma sociedad producía en su .ráaeda y constante evolución...
Charles Dana Gibson hizo honor a esa sociedad y vivió dentro de ella como un miembro más de la comunidad. Su vida fue perfectamente vulgar y gris. Se casó, tuvo hijos, mantuvo a su familia, nunca fue ni demasiado rico ni co­noció necesidades acuciantes... Fue, en definitiva, un arte­sano honesto, consciente y responsable que con su plumilla ágil y acertada supo trazar un retrato directo y fiel de la sociedad de aquella América de principios de siglo.
Manel Domínguez Navarro








galeria de grandes ilustradores aparecido en la revista Ilustración COMIX Internacional numero 5

jueves, 22 de septiembre de 2011