jueves, 7 de abril de 2011

Fotos que hacen historia

La Guerra del Vietnam/ Eddie Adams, Estados Unidos/ 1968
A sangre fria
Sobrecogió a medio mundo. La frialdad del jefe de policía de Vietnam del Sur, Nguyen Ngoc Loan, disparando a bocajarro a un prisionero del Vietcong, hizo que el debate sobre la guerra del Vietnam se recrudeciera. En 1973, las tropas estadounidenses se retiraron de Vietnam. La guerra se acabo en 1975. Estados Unidos nunca se repuso de esta derrota.

LA MATANZA DE TIANANMEN, PEKiN (CHINA) CHARLIE COLE, ESTADOS UNIDOS / 1989

El Estudiante frenó a los tanques

Las protestas de millones de estudiantes en la plaza de Tiananmen de Pekín pidiendo reformas democráticas fueron aplastadas por los tan­ques del Ejército Popular de Liberación de la República Popular China, pero uno de los manifestantes tuvo el coraje de plantarse ante ellos. En el nuevo siglo, China sigue violando los derechos humanos, pero avanza imparable como una locomotora en crecimiento económico. •



Hace más de un siglo que los seres humanos hemos dejado de ser capaces de concebir nuestra existencia sin la fotografía. ¿Imaginan la propia vida sin imágenes? En nuestros álbumes familiares asoman los rostros severos de los abuelos e, incluso, de los bisabuelos: hombres cir­cunspectos de bigotes puntiagudos, con ca­misas de cuello duro y alfiler de corbata; mujeres seriotas, peinadas con moño alto, ceñidas por corpiños y vistiendo blusas ce­rradas con camafeos bajo un cuello estira­do que recuerda al de las gallinas. Álbumes en los que luego aparecen nuestros padres y al fin nosotros: niños y más tarde jóvenes y después adultos y ya con hijos, y algunos hasta con nietos. Toda una vida unida a mu­chas otras vidas anteriores y posteriores.

Pero esas fotos no bastan, sin embargo, para explicarnos el conjunto de nuestra existencia. Y debemos a los fotógrafos de prensa, sobre todo, las imágenes que com­pletan el paisaje global de nuestro reco­rrido vital, porque lo que ha sucedido al­rededor, en la proximidad o en la lejanía del mundo, condiciona sin pausa nuestraforma de sentir y de pensar, nuestra son­risa del álbum familiar y nuestro gesto de desánimo. De modo que esas cincuenta fo­tografías que completan el catálogo de cin­cuenta años del World Press Photo, el más prestigioso premio de fotografía periodís­tica del mundo, forman en buena medida el paisaje de nuestra existencia particular. No son un imaginario, sino una suerte de pálpito común a los hombres y mujeres de hoy. Todos hemos visto estas fotos, todos sabemos lo que significan, ellas han cami­nado a nuestro lado durante medio siglo y nos han hecho emocionarnos y con fre­cuencia estremecernos. Son historia, sí; pero también la historia particular de cada uno de nosotros.

EL GENOCIDIO DE RUANDA / JAMES NACHTWEY, ESTADOS UNIDOS / 1994

cicatrices de la guerra

Es el rostro de la guerra, de la barbarie. Este hombre fue marcado por la milicia de los hutus sólo por la sospecha de ser simpatizante de los rebeldes tutsis. Él es una víctima más de una guerra, de la violencia en África, la muestra de una operación de limpieza étnica a ma­chetazos y pedradas en Ruanda. El genocidio de los tutsis causó más de 800.000 muertos, el 11% de la población total. •


Vietnam del Sur/ "Nick" Ut Cong Huynh, Vietnam/1972
Quemada por la bomba de Napalm
Es la imagen que encierra el horror de la generación que vivió la guerra de Vietnam. Esta instantánea cambio la percepción que el mundo tenia de aquella guerra. El 8 de Junio de 1972, un avión survietnamita bombardeo con napalm la poblacion de Tran Bang. Kim Phuc tenia nueve años y corrió con su ropa en llamas. Allí estaba con su camara Nick Ut, que vio como la niña gritaba "¡Demasiado calor!" con su vestido ya consumido. Tras pasar 17 operaciones y varios injertos de piel, hoy Kim Phuc ha creado una fundación para ayudar a los niños victimas de la guerra y ha sido embajadora de buena voluntad de la Unesco.

Seguramente, los humanos somos una especie dotada de un unamuniano sentido trágico de la vida. Muy pocas de las fotos de World Press, al menos entre las que apa­recen en estas páginas, nos mueven a la sonrisa. Aquí están retratados los conflic­tos bélicos, el dolor de los civiles pillados en la contienda, la suerte de los adversa­rios tomados prisioneros, los desastres na­turales, las plagas de tintes bíblicos, la mi­seria, la emigración, la desigualdad, el to­talitarismo y la intransigencia religiosa. En el cercano siglo XX y en lo que va del XXI es probable que los seres humanos ha­yan sufrido en la misma medida que su­frieron los siglos anteriores. Pero no esta­ban las imágenes que retrataban el dolor.

Hoy nos sobran. Y aunque ya sean pasado, no por ello dejan de sobrecogernos.

La II Guerra Mundial concluyó en 1945. Fue el fin de un periodo terrible en el que el genocidio cabalgó sobre los lo­mos de Europa, de África y de Asia, y la sangre anegó las tierras y los océanos. Se gritó entonces "¡Nunca más!", y en 1948 fue proclamada con orgullo la Carta Uni­versal de los Derechos Humanos. Poco duró la fiesta. Y tan sólo diez años des­pués, World Press Photo comenzó a retra­tar de nuevo el rostro del espanto.

No encontramos en esta selección muchos de los escenarios del drama: Ulster, Ruanda, muro de Berlín, Chernóbil, 11-S y 11-M, Palestina, Irak..., por poner tan sólo unos pocos ejemplos. O sea, que no están to­das las imágenes que son. Pero sí que son todas las que están. Todas unidas for­marían, ya digo, la biografía de medio siglo.

Esa niña. Phan Thi Kim Phuc, que huye desnuda y mordida por el napalm norteamericano en los aledaños de una al­dea vietnamita, nos mostró algo que ya sabíamos pero que quizá no habíamos sen­tido en toda su hondura: que las guerras de hoy procuran a la estadística una cifra abrumadoramente mayor de víctimas civi­les que la de los muertos uniformados. Y el tiro disparado por el jefe de la policía sur-vietnamita, un tal Nguyen Ngoc, en la sien de un prisionero del Vietcong sin nombre )





4 LA MASACRE DE ARGELIA / HOCINE, ARGELIA / 1997

Desconsuelo por las muerte. inútiles

Desgarrada por el dolor, una mujer llora frente al hospital Zmirli, donde trasladaron a los muertos y heridos de la masacre en el barrio de Bentalha, en Argelia. Los terroristas argelinos asesinaron en 1997 a más de 300 civiles en 12 matanzas. Hocine, el fotógrafo, cuenta que aquel 23 de septiembre vio como algunas mujeres gritaban y "una se deslizaba por la pared, como apunto de desmayarse"

4 KOSOVO (YUGOSLAVIA) / GEORGES MERILLON, FRANCIA / 1990

La matanza de los inocentes

Son la familia y los vecinos de Elshani Nasim, de 27 años, asesinado el 28 de enero de 1990 en las protestas de los nacionalistas al­baneses contra la decisión del Gobierno de Yugoslavia de abolir la autonomía de Kosovo. Fue uno de los detonantes de la guerra en la que tuvieron que intervenir las tropas de la OTAN para frenar la limpieza etnica de Milosevic, hoy juzgado en el Tribunal de La Haya.

ALON REININGER, ESTADOS UNIDOS-ISRAEL / 1986

Plaga del siglo XX

Cuando se tomó esta fotografía (septiem­bre de 1986), la enfermedad del sida era una maldición de la que se hablaba en voz baja. Los muertos se contaban por miles, pero nadie quería confesar públicamente padecer la enfermedad. El estadouniden­se Ken Meeks tuvo el valor de dejar que Alon Reininger retratara su cuerpo marca­do por las lesiones provocadas por el sar­coma de Kaposi. Diecinueve años des­pués, más de 40 millones de personas están infectadas por el virus del sida. •

El golpe de Tejero/ Manuel Perez Barriopedro, España/1981
Todos al suelo
El 23 de Febrero de 1981 se votaba en el Congreso de los Diputados la investidura como presidente del Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo. El teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en el hemiciclo con varios miembros de la Guardia Civil y comenzaron las horas mas trágicas de la joven democracia española. El golpe de Estado se aborto y Tejero fue condenado a 30 años de cárcel. Desde 1996 esta en libertad.

4 MEXICANOS DE TEJAS

LARA JO REGAN, ESTADOS UNIDOS / 2000

Los otros tejanos

Fue una foto perfecta, la más importante de su carrera como fotógrafa. Lara Jo Regan pasó todo un día en la casa de una familia de inmigrantes mexicanos observando cómo vivían. En el modes­to hogar, la madre junto a sus hijos fabricaba piña­tas de cumpleaños para sacar a su familia a flote. Regan afirma que nunca imaginó que estas fotos, publicadas en la revista 'Life', pudieran ganar el World Press Photo. "Fue como un sueño".

4 SEGREGACIÓN RACIAL

DOUGLAS MARTIN, ESTADOS UNIDOS / 1957

Entre los blancos

Aquel día de septiembre de 1957, a Dorothy Counts le cupo el honor de ser una de las prime­ras estudiantes negras en asistir al instituto Harry Harding de Charlotte, en Carolina del Norte. Se acababa de abolir la segregación racial, y Dorothy hubo de aguantar los insultos y las pedradas de los racistas blancos que le gritaban "iVuelve a tu lugar de origen!". Cuatro días después, harta de vejaciones, Dorothy se fue a su casa •

EL GOLPE DE PINOCHET EN CHILE / ANÓNIMO / 1973

Última horas del presidente Allende

Las bombas del ejército golpista caen sobre el Palacio de la Moneda en Santiago de Chile. Es el 11 de septiembre de 1973. El presidente Salvador Allende observa los daños sobre el tejado. Es la última fotografía de Allende vivo. Pocas horas antes, en un emocionado discurso por radio, se despidió de los chilenos. El juez Garzón y el chileno Juan Guzmán han procesado a Pinochet hasta ahora sin resultado. •


nos explicaba con sencillez que las guerras de hoy son cualquier cosa menos heroicas suponiendo que alguna vez lo fueran. Viet nam nos cambió a todos, puso en su sitio a] Séptimo de Caballería y a la gallardía d€ héroes de Hollywood corno Errol Flynn, Muchos estadounidenses quemaron en tonces su propia bandera sin que nadie en el país pidiera su cabeza, algo que ahora mismo, en la América de Bush, sería im pensable, a pesar de Irak y del Katrina.

No es dolor, sino orgullo, lo que nos hizo sentir ese hombre pequeño. entradc en años y tan valeroso como el anónimc fotógrafo que lo retrató. Me refiero a Salvador Allende, en cuya carne todos sufrimos por Chile y cuyo último mensajcnos hizo renovar la fe en el coraje humano. Por eso, como contraste, nos produce cier­ta risa el rostro feroz del payaso Tejero, cuya cobardía vestida de uniforme captó con tanta certeza mi amigo Manolo Ba­rriopedro en nuestro nefando 23-F de 1981.

Me reconcilia con mi humana condi­ción y sonrío al ver a esa chica negra, mar­chando orgullosa junto a su padre, en sep­tiembre de 1957, hacia una high school de un Estado del racista y profundo sur de Es­tados Unidos, Carolina del Norte. Era una de los primeros jóvenes negros que rom­pieron las barreras de la intransigencia ra­cial entrando en las escuelas. La foto re­cuerda su nombre y no el de los jóvenes

blancos que le hacen burla y que, quizá sin comprenderlo bien, se hundían en las ca­vernas del pasado para siempre.

Pero a partir de ahí se esfuman de nue­vo las sonrisas. Al ver la manita tendida del niño ugandés de Karamoja, la mano del hambre sobre los gruesos dedos de un mi­sionero blanco. O ese gesto de impotencia en el enfermo de sida de San Francisco. O el la­mento inconsolable e inútil de la mujer in­dia que ni siquiera parece suplicar la ayuda de un dios, junto al cadáver de una víctima del tsunami, el pasado mes de diciembre.

Un hombre solo, sin chulería, con aire fatalista, desafía a los carros de combate en la plaza de Tiananmen y pensamos en lo inerme del valor individual frente a la fuerza de la tiranía. ¿Por qué ese empeño en seguir gritando libertad? Su gesto nos hace mantener nuestra convicción de que la dignidad humana podrá ser destrozada, asesinada. hecha cenizas..., pero nunca vencida.

Una mujer llora y grita, con el alma he pedazos, a la puerta de un hospital en donde se encuentran los heridos y los muertos de la masacre perpetrada por fundamentalistas argelinos, en la aldea de Bentalha, el año 1997. Aterrar a la población civil fue otro de los grandes descubrimientos estratégicos de los guerreros del siglo pasado: en las matanzas campesinas de Argelia o de Perú, en los genocidios de Bos o de Ruanda, en las desapariciones de Chile o Argentina.

Otra cámara, en el año 2000, retrata la desolación de una familia expatriada, en este caso mexicanos inmigrados a Tejas, cuya única forma de ganarse la vida es fa­bricar piñatas. ¿Ha calculado alguien cuántos millones de seres humanos des­plazados de su tierra natal viven en los países del llamado Primer Mundo?, ¿cuán­tos millones de almas, empujados por la miseria, han debido de huir de sus hogares familiares de África, América del Sur, Asia y el este de Europa?

Y en fin, ese colosal y al tiempo patéti­co retrato de Isabel Muñoz, que fotografía en 2004 a un "niño de la guerra", un chaval etíope de la etnia surma. Desnudo y bello como sólo alcanzan a serlo los niños impú­beres, sosteniendo una ametralladora que le viene grande, pintado ritualmente de los pies a la cabeza, la criatura mira a la cá­mara con un gesto de seguridad y tristeza. ¿Es un ángel o un demonio?

El World Press Photo no nos pinta un paisaje hedonista y positivo del mundo humano, sino más bien desesperanzado y a menudo trágico. Pero pienso que es preferible conocer el mal que ignorarlo. Ésa es la primera manera de intentar combatirlo. •

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El libro 'Las cosas como fueron. Fotoperiodis­mo desde 1955' ha sido editado por Chris Boot y World Press Photo con ocasión de la exposi­ción en Amsterdam (del 8 de octubre al 7 de


"Tsunami" en el sureste asiático/ Arko Datta, India/ 2004
La ola que arraso un continente
El gigantesco maremoto que devasto el sureste asiático en diciembre de 2004 dejo a su paso miles de desaparecidos, un millón de desplazados y cerca de 250.000 muertos. Indonesia, Tailandia, Malaisia, las islas Maldivas, Birmania, Sri Lanka e India fueron los países mas afectados por el "tsunami".

El Pais Semanal numero 1513 Domingo 25 de septiembre de 2005

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