lunes, 28 de febrero de 2011

Platon y sus amigos










Que no les engañe el nombre. Platon no es aquí un filósofo griego, sino el autor de la fotografía más comentada de Clinton, la que Bob Woodward, uno de los periodistas que descubrieron el caso Watergate, bautizó como la "fotografía de la entrepierna". El entonces presidente de Estados Uni­dos apareció en la portada de la revista Esquire sentado en un taburete, abierto de piernas y con el pico de su corbata apuntando directamente a sus genita­les. Una foto polémica que Platon con­virtió en el icono de una época. "Es un retrato contemporáneo de un presiden­te contemporáneo. No es la típica foto estirada y elitista de un presidente".
A otro hombre de la saga política, John Kennedy, el hijo del presidente Kennedy, Platon le debe el empujón ma­yor de su carrera. Gracias a él y a la re­vista George que el fallecido John John creó en 1999, la cámara de Platon (In­glaterra, 1968) ha captado los rostros más importantes del espectáculo y de la política estadounidense, los hombres y mujeres más fascinantes de América bajo el lema de "La fotografía no debe ser aburrida, sino divertida". Con esta filosofía, Platon empezó a comerse el mundo y, de paso, Nueva York.
Platon Antoniou, un hombre de rasgos mediterráneos y fuerte persona­lidad, hijo de un arquitecto griego y una historiadora del arte inglesa, enca­minó sus pasos hacia el diseño gráfico y las bellas artes hasta que uno de sus profesores, el director de arte del Vogue británico, le animó a hacer fotografías para su editorial. Aquel golpe de suerte cristalizó en colaboraciones para revis­tas de culto entre los jóvenes urbanos del Londres de la década de los ochenta (Arena. The Face, ID). "Las fotografías que hacía entonces eran una reacción contra el tipo de fotografía glamurosa que veía en las revistas americanas", dice. Y de ahí arranca el estilo Platon: agresivo y descarado.
Cuenta Platon que fueron esas foto­grafías las que llamaron la atención de Kennedy júnior. "Me convertí en el principal fotógrafo de su revista. Yo, un inglés, fotografiando a leyendas ameri­canas como Pamela Anderson, Kirk Douglas o Martin Scorsese", recuerda. Ahora esas leyendas y otras más las ha reunido en un libro, La República de Platon, 120 retratos tomados en los úl­timos diez años. Un índice de la condi­ción humana.
"Cuando me preguntan por qué mis fotos tienen siempre grandes angulares y contrapicados y por qué enfoco a la gente desde abajo, yo siempre echo mano de mis recuerdos infantiles, cuando mi padre, que era arquitecto, me llevaba a visitar edificios que siem­pre me parecían altísimos vistos desde mi estatura". Y el Platon adulto conti­núa mirando a sus ídolos como monu­mentos. De abajo arriba. "Mi estilo es una combinación de la disciplina de la arquitectura, la idea de un edificio mez­clada con la idea de la personalidad para así extraer el carácter de las per­sonas. Todo eso se une y ése es el tipo de fotografía que hago ahora".
Obsesionado con la televisión, Pla­ton utiliza el símil del zapping para ex­presar su idea de reunir a diferentes personajes de la cultura contemporá­nea. "Yo quería hacer un libro en el que pasas las páginas y te encuentras algo trivial y luego algo serio y profundo". Como además quería contar la historia de cada personaje, su vena de diseña­dor gráfico le impulsó a crear una es­pecie de diario personal. "He querido hacer un álbum de notas, el cuaderno de un fotógrafo de hoy".
Tiene instinto de cazador y, cuan­do observa con la lente de su objetivo a su presa, la atrapa en un instante. "He aprendido que, si puedo atacar rápido, puedo sorprender a la persona a la que miro para que me muestre su persona­lidad en segundos". Esa audacia le vino de perlas cuando tuvo que fotografiar a uno de sus mitos, el actor Al Pacino. "Era una leyenda para mí. El Padrino me la sé de memoria. De hecho, yo solía ir a la peluquería con una foto de él en El precio del poder y pedía que me cor­taran el pelo igual. Así que conocerle fue una experiencia increíble". Platon le puso en situación escenificándole parte de El Padrino. "Cuando empecé a disparar la cámara, se metió en la piel de Michael Corleone. Fue un momento increíble".
En su República tiene un papel des­tacado Pamela Anderson (la actriz de Los vigilantes de la playa), la sex symbol exuberante de las portadas de Playboy. "Pamela es para mí como la coca-cola", asegura.
Platon la fotografió en Los Ánge­les en 1997 y de aquella sesión recuerda una habitación llena de trajes de alta costura: "Yo quería mostrarla como un mito". Rechazó los vestidos de moda y bajó corriendo a comprar una bandera de Estados Unidos. "Cuando ella me preguntó cómo vestirse, le di la bolsa con la bandera. Lo entendió perfecta­mente". Así, envuelta en barras y es­trellas, Pamela Anderson escondió un secreto que ahora Platon revela: "Cuan­do le hice el retrato, Pammy estaba embarazada de cuatro meses y yo cubrí ese estado tan vulnerable".
En el altar mitológico de Platon hay un sitio destacado para Bill Clinton ("No puedes tener un encargo más im­portante que fotografiar al presidente de Estados Unidos"). Posó poco antes de terminar su mandato. "Me citaron en un hotel de Nueva Jersey de 200 ha­bitaciones que cerraron a cal y canto para la sesión. Había miembros del ser­vicio secreto apostados cada diez pasos por los pasillos. Fue como conocer a Elvis, una experiencia religiosa, porque él tiene un carisma que es difícil de ex­plicar. Entró con una sonrisa radiante. Le pedí que se sentara. Coloqué el gran angular y le dije: 'Señor Clinton. ¿po­dría mostrarme su amor?". Así fue como Clinton entró en la República de Platon, y Platon en la historia de la fo­tografia. •
El libro Platon's republic', de Platon, publicado por Phai­don, 2004, sale a la venta en España en los próximos días. Más información en
www.phaidon.es.


El Pais Semanal Número 1445 Domingo 6 de junio de 2004


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